Las Joyas del Mundo: Capítulo 8 - El gran árbol

Después de un mes sin traeros nada u-u llega por fin el octavo capitulo de Las Joyas del Mundo, con esto damos finalizado los eventos de Toru Eressia.

Espero lo disfruten y compartan su opinión ;3


CAPÍTULO 8: EL GRAN ÁRBOL



Parte 1


Rokkaa, Kushi y Kenrou habían sido derrotados y se encontraban fuera de combate, Hotaru y Hogo se encontraban en la misma situación, ninguno de los dos estaba en condiciones de seguir luchando, Ouku, el jefe de los onis que atacaba la isla sin ningún motivo aparente había saltado hacia una rama del gigantesco árbol que había caído dejando un raro camino hacia su copa, pero algo de tiempo antes de que eso pasara Iohei y Erunalvórima se encontraban bajo las raíces de Yggdrasil, y de la nada la chica elfo de largas orejas comenzó a gritar.
                - Oye, ¿Qué es lo que te pasa, porque gritas de repente?- Preguntó el confundido joven.
La chica estaba perdida en sus recuerdos, haciendo memoria, Iohei había sido arrastrado hacia la isla de la misma forma que el tipo que conoció hace 13 años, el mismo color de pelo, los mismos ojos y ambos eran mercenarios, pero ella no podía escapar, estaban atrapados en un camino donde solo se podía ir hacia adelante, el mercenario se aproximó hacia la chica, pero ella comenzó a llorar más fuerte.
                - Aléjate, por favor no me quites a nadie más-
Ella había perdido el control, ya no hablaba con Iohei, lo que ella veía era al joven náufrago con el que pasó el último mes y que luego la traiciono quitándole la vida a su madre frente a sus ojos.
                - ¡Eru, debemos salir de aquí lo más rápido posible!, ¿Acaso olvidaste que estamos siendo atacados?- Le grito el joven de negro haciéndole recordar que estaban bajo ataque por más de 50 onis.
La chica lo miro con ojos perdidos, pero volvió en si al escuchar una fuerte explosión que aparentemente provenía de la superficie.
                - Debe ser el estúpido caballero - Dijo el mercenario mirando hacia arriba. - No sé qué te ocurrió pero no podemos perder el tiempo en este lugar -
Ella había olvidado que debía proteger al gran árbol Yggdrasil aunque perdiese su vida en el intento, ella volvió a invocar su magia de luz y rápidamente corrió hacia la supuesta salida, el chico la siguió sin perder tiempo.
Ambos corrían rápidamente, pero el camino se volvió más pesado, era como si estuviesen corriendo cuesta arriba, para Iohei no había problema, él seguía corriendo como si el camino fuese recto y sin obstáculos, pero en cambio la chica que en un principio iba adelante comenzó a quedarse atrás, pero no era que ella fuese lenta o de poca resistencia, el camino era prácticamente tierra, huecos, piedras, desniveles, eso era suficiente para cansar a cualquiera, pero ella seguía corriendo, hasta que de la nada chocó con la espada que colgaba en la espalda del joven mercenario.
Ella con dolor en su rostro le dijo.
                - ¿Por qué te detienes de ese modo? - Le preguntó un poco molesta.
                - Mira - Él apunto hacia arriba.
El camino por el que habían estado transitando llegaba hasta aquí, lo que estaba delante de ellos era una pared de piedra, miraron hacia arriba pero no veían una salida cerca, solo habían rocas que sobre salían de la pared, pero estaban muy separadas para usarlas como escalones.
El chico quitó su espada que colgaba en su espalda y se la entregó a la chica.
                - ¿Q-que haces?- Titubeo ella a la rara acción del joven.
                - Debes ponerla firmemente en tu espalda, hay un límite de distancia para que Crux venga por si solo hacia donde estoy yo, y por lo que veo esta pared es mucho más alta que ese límite, por cierto ten cuidado, es bastante pesada-
La chica tomó el arma del mercenario, pero para su sorpresa esta espada era extremadamente pesada lo que hizo que esta fuese impactada con el suelo, luego con mucha dificultad la ató a su espalda recordándose no dejar de hacer fuerza para que no se cayese hacia atrás.
Luego de haber solucionado lo de la pesada espada con forma de cruz la muchacha de cabello celeste seguía sin entender para que necesitaba poner la espada en su espalda, pero comprendió todo cuando el chico se agachó un poco y puso sus manos hacia atrás diciéndole que subiese en su espalda.
                - Vamos, rápido, sube - Le dijo él.
                - ¿Ehhh…?- Dijo ella sorprendida. - O-o-olvídalo, no subiré en tu espalda -
                 - Ya veo entonces te veo arriba - Dijo él con una sonrisa.
                 - … Po-por favor llévame ha-hasta arriba - Dijo ella sin opciones.
La chica tímidamente subió a la espalda del mercenario, entonces él comenzó a saltar como si pesaran lo mismo que una pluma, de roca en roca empezaron a subir y subir, como si la gran pared de piedra no tuviese fin, ella se sorprendió que el chico no se cansara por todos los saltos que tuvo que dar cargándola, sin darse cuenta las paredes ya no eran de piedra, lo que los rodeaba era madera, cortezas para ser exactos, hasta que por fin vieron luz, después de haber subido por casi media hora sin parar llegaron hasta la salida.
                - Lle-llegamos - Dijo la chica sorprendida por la gran fuerza que debe tener en las piernas para haberla llevado todo el camino.
                - S-si - Dijo Iohei sudando por el gran esfuerzo.
El chico se quitó su abrigo y volvió a poner su espada en su espalda, y ambos caminaron hacia la salida que desprendía una brillante luz.


Parte 2

Al salir de la supuesta cueva ambos se sorprendieron, ellos ya no estaban en tierra firme, ellos se encontraban en las ramas del inmenso árbol Yggdrasil, ambos subieron al árbol por su interior, pero la cantidad de kilómetros que subieron era impresionante.
Pero su calma se interrumpió, aquel que comandaba las fuerzas que invadían la isla estaba flotando frente a ellos, Ouku había llegado al mismo lugar de un solo salto.
Las miradas de Iohei y Ouku se cruzaron.
                - Pero mira a quien tenemos aquí, ¿Si no es el pequeño humano que me encontré en el mar? - Dijo el oni mientras ponía ambos pies en la extensa rama.
                - La mocosa y el idiota tenían razón, ustedes dan asco - Le reclamó el mercenario.
Ninguno de ellos se movía pero Eru notaba que el ambiente había cambiado completamente, una hoja del árbol caía suavemente desde la copa, cuando esta toco la rama en la cual estaban parados las tres personas de diferentes razas el oni a máxima velocidad apareció frente a Iohei con su puño hacia adelante, pero el chico a la misma velocidad desenvainó su espada y la puso al frente para detener el ataque del rápido monstruo.
                - Para ser así de gordo eres muy rápido - Se burló el mercenario.
                - Al parecer no me equivoqué contigo mocoso, ¿Quieres unirte a mi ejército?-
                - ¿Acaso crees que me uniría a alguien cono tú? - Le escupió Iohei.
El mercenario movió su espada y repelió hacia tras al gran oni, pero él sin dejar que Iohei se repusiera lanzo una patada a una increíble velocidad, esta vez le fue imposible detenerla, el joven espadachín salió disparado hacia otra de las ramas del árbol, pero Iohei no logró pararse en la rama y cayo, la chica cerro sus ojos pensando que aquel humano caería desde la rama al lejano suelo pero, el chico logro afirmarse con su mano derecha al borde de la rama a la que había sido lanzado.
                - Jajaja, justo a tiempo - Se mofó el oni.
                - Eso estuvo cerca, estuve a punto de morir- Dijo el chico burlándose de sí mismo.
El muchacho uso la fuerza de su brazo derecho para impulsarse y salir disparado hasta la rama donde estaban el oni y la chica elfo.
No tuvo problemas para impulsarse, pero el problema estaba en el aterrizaje, Iohei no se percató que sus piernas estaban exhaustas por la maratónica escalada que hizo cargando a la chica de largas orejas, cuando tocó el piso ambas piernas comenzaron a temblar, ya no podía esquivar más golpes, a la distancia Eru noto lo que acomplejaba al humano mientras el oni volvió a lanzar más golpes hacia el chico.
A cada segundo que pasaba las fuerzas de la parte inferior del chico se agotaban, el solo podía bloquear los golpes del fuerte enemigo con su espada y de vez en cuando lanzar un ataque.
Pero no era suficiente para acabar con el monstruoso oni que podía liberar el 100% de su fuerza muscular. Poco a poco Iohei se quedaba sin energías, después de todo cuando entraron al mar ya estaban cansados, luego fueron atacados por un invocador provocando que naufragaran y para más remate fueron encarcelados por los residentes de esta isla, no habían tenido tiempo para comer y relajarse, su cuerpo ya no resistía más, estaba acabado, pero aun así no bajaba su espada.
              - Eres increíble, mocoso - Lo adulaba el oni mientras seguía lanzando sus ataques.
              - … - Iohei no podía responder.
              - Incluso los onis más fuertes no son capaces de resistir a tres de mis golpes, únete a mí y me detendré, definitivamente necesito a alguien como tú para llevar a cabo mi pequeño plan-
        - ¡CÁLLATE!, ¡¿CUANTAS VECES DEBO DECÍRTELO?! ¡NUNCA ME UNIRÉ A ALGUIEN QUE ATACA A PERSONAS INOCENTES SOLO PARA LLEVAR A CABO SUS PLANES!-
El oni se sorprendió y dejó de atacar por un momento, nadie nunca le había alzado la voz de ese modo, de cierto modo admiraba el coraje del mercenario, pero no podía dejar que alguien se burlara de él de ese modo.
Había alguien que estaba aún más sorprendida por tal declaraciones, Eru no podía creer lo que estaba escuchando, claramente el joven de negro estaba perdiendo la pelea, cualquiera en su condición haría lo posible para escapar de ese lugar, era aún más estúpido insultar a la persona que estaba por acabar con él.
Pero lo que más le impactaba era el hecho de que la persona que estaba diciendo eso era un humano, los humanos solo piensan en ellos y sus ganancias que puedan traerles sus acciones, pero este humano estaba furioso porque el pueblo estaba siendo atacado indiscriminadamente, la chica por un momento pensó que el chico estaba fingiendo y que a la mínima oportunidad escaparía, pero luego cambió de opinión, la mirada del mercenario tenía un brillo extraño, era completamente diferente a la mirada que tenía Gin, él estaba listo para morir defendiendo sus ideales.
        - Tu puedes - Dijo la chica sin que nadie la escuchara.
La mirada de Iohei se puso completamente seria, el bajo su espada por el cansancio, sus piernas ya no resistirían más, pero aun así su determinación no se extinguía.
                - Yo… ¡¡¡PREFIERO MORIR AQUÍ MISMO QUE SER ALIADO TUYO!!!-
                - Entonces concederé tu deseo- Dijo completamente furioso el oni.
Ouku se lanzó con todo su poder, el poder del oni más poderoso con el 100% de su fuerza muscular concentrados en su puño, impactó de seco en el estómago del tambaleante mercenario, Iohei, como si fuera un cohete que despegaba a toda velocidad salió disparado hacia el enorme tronco de Yggdrasil, el chico dejo su marca al impactar en el árbol, Iohei había sido completamente derrotado.


Parte 3

Todos los onis que atacaban la bahía habían sido derrotados, los elfos que podían moverse luego de atar a todos los onis los dejaron en su barco, sin antes desabastecerlos de la comida, armas y la vela de su enorme mástil, luego comenzaron a tratar a los heridos y le llevaron la noticia a los pueblerinos y a la Reina Erentari, los responsables de la victoria se dirigían a las distintas raíces de Yggdrasil, el más pequeño Finwe, estaba en el lugar donde Rokkaa el oni que utilizaba su guitarra estaba amarrado a un árbol cerca de la raíz destruida,  este se acercó al gran agujero que había en el suelo, puso su mano en su larga oreja y empezó a hablar por telepatía.
                - Elwe-san, ¿Me escuchas?, encontré a uno de los onis atado a un árbol, aparentemente alguien lo derrotó-
Al otro lado de la señal telepática estaban la chica de la enorme hacha y el líder de la armada real, Orome y Elwe.
                - Por aquí también hay una mujer oni, está atada de su pierna, ¿Y tiene un enorme chichón?- Acotó la que parecía ser una frágil chica, pero cargaba su enorme arma.
                - En este lugar pasa lo mismo, un enorme oni esta tirado en el suelo, esta inconsciente- Dijo Elwe. - Como sea, por ahora reunámonos en la raíz que resta-
                 - Si- Dijeron sus subordinados sincronizadamenté.
Al rato los tres se reunieron en la última raíz que faltaba por examinar, en ese lugar había una chica que lloraba mientras sujetaba la cabeza de un joven terriblemente herido.
La chica noto la presencia de los tres guardias reales.
                - … Por favor no le hagan daño a Hogo- Dijo Hotaru con lágrimas en sus ojos.
Orome dejó su hacha en el suelo y se acercó gentilmente hacia donde estaba la chica.
                - ¿Te puedo hacer una pregunta?- Dijo ella.
La princesa asintió con su cabeza a la pregunta de la chica.
                - ¿Acaso ustedes fueron los que derrotaron a los onis en las distintas raíces de Yggdrasil?-
Hotaru volvió a asentir a lo que Orome le pregunto.
                - En estos momentos… - Hotaru se limpió la cara con su manga. - El tipo que le hizo esto a Hogo esta allá arriba-
Hotaru apuntó hacia la rama que formaba un camino, los tres guardias reales miraron hacia arriba y notaron que algo extraño ocurría en las ramas de su majestuoso árbol.
                - Algo está pasando arriba- Dijo el más joven de los guardias reales.
Pero Elwe se veía algo desconfiado, él no podía olvidar que hace 13 años un humano los había engañado para luego secuestrar a la Reina de aquel entonces.
                - ¿Le creerás a esta humana?-
                - Yo creo lo que dice - Interrumpió Orome. - No noto la más mínima intención de engañarnos, además mira a su compañero, está completamente herido, es obvio que estuvo luchando contra los onis -
                - ¿Pero cómo subiremos?- Dijo Finwe.
Los tres se quedaron en silencio, en toda la historia el gigante árbol Yggdrasil nunca había mostrado signos de que sus ramas se cayeran, pero ahora estaban en presencia de semejante acto, además de que con su capacidad les resultaría muy agotador llegar hasta allá arriba, incluso si llegaran estarían completamente exhaustos para pelear con el enemigo, pero la chica que estaba de rodillas sosteniendo a su protector interrumpió sus pensamientos.
                - No estoy segura por qué pero…- Alzo su vista hacia arriba. - Estoy segura que Iohei-kun se encargara de ese tipo-
Los tres sin entender quién era el tipo a la que la chica le tenía tanta fe, ellos solo podían depositar su confianza a aquel hombre que según la chica estaría defendiendo a toda la isla de la amenaza que traían los onis.


Parte 4

Iohei estaba en el suelo, él había sido lanzado fuertemente hacia el tronco del imponente árbol Yggdrasil, él era incapaz de volverse a poner de pie y defender a los elfos de aquel monstruoso enemigo, a su lado estaba la chica que tenía un enorme miedo y resentimiento hacia los humanos, ella estaba de rodillas a su lado sin moverse, pero de pronto dejo escapar algo que ella se preguntaba desde que la rescato de aquel oni que tenía apariencia de roquero.
                - ¿Por qué?, ¿Por qué me ayudaste incluso cuando nadie te lo pidió?, ¿Por qué peleas para defender a personas a las que nunca habías visto antes?, ¿Por qué defiendes a personas que te encerraron y trataron de matarte?-
Pero él no le dio respuesta, ella sabía que el chico era incapaz de decir nada, pero algo tomo su mano, el mercenario quien debía ser incapaz de moverse tenía su mano izquierda sobre la mano de Eru, la chica se sorprendió, él debería ser incapaz de moverse, mucho menos de hablar, pero el lastimado chico abrió su boca y dijo.
                - ¿Acaso necesito…?- Se detuvo un momento por el dolor. - ¿Una razón para ayudar a alguien?-
La chica simplemente no podía dejar de sorprenderse de este humano, ella nunca espero respuestas a sus preguntas, mucho menos la que acaba de escuchar, Erunalvórima, la chica elfo que fue engañada por un humano, la que juro nunca más volver a confiar en uno, pudo verlo, pudo ver que este chico era completamente diferente al humano que conoció hace 13 años.
                - Io-Iohei-san… En el caso de que tu energía volviese… ¿Serias capaz de derrotar al oni?- Pregunto tímidamente.
                - Si-
                - Pero él se fue muy rápido hacia la copa de Yggdrasil, ¿Lo alcanzaras?-
                - Si-
                - ¿Podrás volver a traer paz a Toru Eressea?-
                - Si- Volvió a responder de inmediato.
Según la madre de Erunalvórima ella nació con un don que nadie más tiene en esta isla, ella nació con grandes cualidades para usar magia curativa, y esta era la ocasión para que utilizara su gran don, ella puso ambas manos sobre el malherido humano y utilizó su poder.


Parte 5

El jefe de los onis subía a toda velocidad por la rama, directo hacia la copa del inmenso árbol, el oni sabía que si rompían la raíz correcta el árbol Yggdrasil bajaría una de sus ramas y mostraría el camino correcto hacia su copa, esa era la razón de que se separara de sus aliados, pero eso ya no importaba, ahora todo lo que estaba en su mente era lo que andaba buscando, aquel objeto por el que había venido a esta isla, si lo que ese tipo le dijo era verdad, lo que busca debería estar esperándolo en la rama más alta del árbol.
Pero algo lo tomo de la cabeza y estrello su rostro en la astillosa rama por la que corría, él no entendía que raro fenómeno acababa de ocurrir, al mirar hacia atrás lo vio, aquel chico que había aplastado hace un momento, él debía estar muerto o con mucha suerte agonizando, pero estaba de pie justo frente a él cargando su espada, el oni se levantó furioso, no entendía lo que estaba pasando pero debía encargarse del fastidioso humano que se interponía en su camino.
                - … -
El chico sin decir ninguna palabra abanicó su espada y un enorme dragón negro se lanzó hacia el oni, Ouku recibió al dragón y retrocedió casi 3 metros, se repuso y se lanzó hacia el joven.
Iohei bloqueo el puño de su enemigo con su espada y de una patada en el estómago lo volvió a lanzar hacia atrás, el mercenario lo siguió y le dio con la empuñadura de la espada en el pecho, que fue herido en la batalla anterior.
El oni cayo, su rodilla toco el suelo, el monstruo que usaba el 100% de su poder por fin mostraba señales de dolor.
El sol comenzaba a ponerse, la oscuridad se comía la luz poco a poco, la luna se alzaba en el cielo echando al cansado sol.
Iohei, el chico que vestía de negro estaba de pie frente al oni que seguía en el suelo, la noche había llegado, Ouku debía forzar sus ojos para distinguir al enemigo vestido de negro, lo único que se lograba distinguir con claridad eran sus ojos carmesí, estos brillaban con tal intensidad que intimidaría a cualquiera, pero este no era el caso, el oni paso por mucho para encontrar esta isla, no retrocedería solo porque un mocoso se había puesto de pie.
                - Tú mocoso, ¿Qué fue lo que hiciste para volver a poner te dé pie? - Grito el furioso oni.
Sin responder el mercenario sujetó la espada con ambas manos y corrió a toda marcha hasta el oni, pero él levantó su puño y golpeo la cara del mercenario.
Ninguno se movió, Iohei había sido golpeado en la mejilla izquierda pero no salió disparado como las veces anteriores.
El tiempo se sintió como si se hubiese detenido.
Ouku no podía entender que ocurría, los brillantes ojos carmesí del chico no dejaban de mirarlo, una gota de sudor bajo por la cara del oni, Iohei mostró una enorme sonrisa.
                - Kokuryu [Dragón negro]-
El chico incrusto su espada en la herida que tenía en el pecho, un enorme dragón negro se comió al oni, el monstruo verde fue arrastrado por el ataque del mercenario y  comenzó a caer del árbol.
Cayo a una velocidad tremenda impactando con la rama que estaba caída a unos metros de la chica elfo, su herida estaba abierta, la insignificante herida que le había hecho Hogo en su pelea fue crucial para dejar al oni en ese estado, la chica se puso de pie, no podía creer lo que veía, él cumplió su promesa, él lo alcanzó y lo lanzó hacia abajo, pero no terminaba ahí, Eru alzó su mirada hacia arriba, algo caía desde el cielo, el chico en el que depositó su esperanza caía a toda velocidad hacia el oni.
Iohei, con su espada apuntando directo al oni, la velocidad a la que bajaba era sorprendente, una caída de casi 80 metros de altura, se debía estar loco para lanzarse de esa altura, pero hay venia la esperanza de todos los residentes de Toru Eressea.
El mercenario lleno sus pulmones de aire, él estaba listo para acabar con esto.
                - ¡¡¡DORAGON TAORETA!!! [Dragón caído]-
El grito del chico resonó en toda la isla, la chica de cabello violeta que estaba custodiando la salud de su protector mostró una enorme sonrisa.
                - Iohei-kun-
                - Que... escandaloso eres, estúpido lagarto-
La pequeña niña que le pidió ayuda en el pueblo miraba fijamente a Yggdrasil.
                - Tu puedes, onii-chan-
Erunalvórima estaba inmóvil mientras veía al chico caer, su mente estaba confusa, solo pensaba en los últimos momentos de la vida de su madre.
La chica sonrió.
                - Madre, por fin lo entiendo... -
Un enorme dragón negro envolvió el cuerpo del mercenario, el magnífico ser milenario caía majestuosamente a toda velocidad.
El dragón impactó de lleno con el oni que estaba inconsciente, una gran ráfaga impactó con la enorme rama del majestuoso árbol, llamas negras salieron del ataque y el dragón desapareció dejando solo al chico con su espada incrustada en el cuerpo del oni.
El chico quitó su espada del oni y la cargó en su hombro.
El muchacho miró a la chica de largas orejas, levanto su pulgar y le mostró una sonrisa, eso fue todo lo que necesito para demostrarle que todo había acabado, ella le respondió con una hermosa sonrisa.
Iohei el mercenario se quedó sin fuerzas y cayó al suelo, Eru corrió hacia él para ayudarlo.
Erunalvórima puso la cabeza del chico en sus piernas, ella lo miro mientras parecía que estaba inconsciente pero el abrió la boca y le dijo:
                - Tal... como te prometí... lo derroté-
                - Si, tal y como lo prometiste - Lagrimas comenzaron a salir por sus ojos. - Gracias, Iohei -san-


Con la ayuda de una enorme hoja que estaba en la rama bajaron suavemente hasta el suelo donde estaban los guardias reales y los dos humanos, la chica elfo les contó todo lo que había sucedido y en el estado que se encontraba el mercenario.



Parte 6

Luego de subir a todos los onis en la enorme embarcación que había sido desabastecida completamente, fue lanzado a la deriva con magia que haría navegar el enorme barco sin rumbo fijo, en ese momento oficialmente la isla estaba libre de cualquier peligro, la calma volvió a la isla.
O eso era lo que todos creían.
Hermosa música, muchas luces, los elfos estaban en plena fiesta, comida por montones, hermosas bailarinas, el ambiente era perfecto para celebrar la victoria que habían tenido este día.
Hogo el caballero estaba cubierto de heridas pero no era impedimento para que comiera desesperadamente todo lo que estaba en su camino, a su lado la princesa a la que había jurado proteger, ella lo miraba enojada.
                - ¿Ogude ago ogojama? (¿Ocurre algo, Ojou-sama?)-
                - ¿Por qué utilizaste esa técnica?, ¿Acaso querías morir?- Dijo ella regañándolo por usar esa técnica suicida.
Gyoumatsu, es una técnica que usa como fuente de poder la vida del usuario, es considerada la técnica maestra, es impensable usarla y pensar en sobrevivir, pero es increíble que alguien que la allá usado dos veces prácticamente una tras otra este comiendo con tal energía.
El caballero tragó lo que tenía en la boca y le dijo.
                - Yo, estoy preparado para morir si eso la salva del peligro, esa es la razón de mi existencia, sería una deshonra como caballero el dejar que la hieran mientras yo este con vida-
                - Sé que siempre dices que morirías por mí pero... - Hotaru le dio una mordida a una manzana que tenía en su mano. - No estaría nada feliz si murieras por mi culpa -
Los dos chico se miraron, esa mirada era suficiente para que ambos se entendieran, una mirada cómplice, sin dejar de mirarse ambos sonrieron y comenzaron a reírse.
                - Por cierto, ¿Dónde está Iohei-kun?- Dijo la chica mientras miraba por todas partes.
                - Ni idea, aunque no me importa si decide quedarse y dejarnos solos- Le contestó el caballero mientras se echaba una pata gigante de pollo a la boca.
La princesa caminaba entre los elfos que celebraban en la animada fiesta mientras buscada al mercenario.

Parte 7

Eru había abandonado la fiesta, ella se dirigía a la bahía, este era el lugar donde conoció a Gin, donde su madre perdió la vida y donde encontró a Iohei.
Ella se sentó en la suave arena y miro la enorme luna que iluminaba el oscuro cielo.
                - Madre, deberías ver como celebran, todos están muy contentos por la llegada de los humanos-
Ella siguió mirando la luna y luego exclamo.
                - Ahora comprendo porque me pediste que no los odiara -
                - Sí, no deberías odiarnos-
La voz provenía de su lado, el chico que viste completo de negro estaba recostado a su lado, junto a él un enorme plato lleno con comida, la chica abrió sus ojos avergonzada por el chico que había escuchado su homologo.
                - ¿Qu-que estás haciendo aquí?-
                - ¿De qué hablas?- Dijo mientras masticaba un trozo de carne. - Yo llegue hace mucho, tú fuiste la que se sentó a mi lado-
La chica no noto al joven que vestía completamente de negro, ella se calmó y continúo.
                - Gracias por todo- Le dijo ella.
                - No lo hice para que me lo agradecieras -
Ella solo lo miro, le contó su sueño.
                - Sabes, Iohei-san, me he decidido a salir al mundo exterior y verlo con mis propios ojos-
                - Eso es bueno, siempre es genial hacer lo que quieres-

Ambos permanecieron en la arena hablando hasta que al chico se le acabó la comida.

Entre escena 1

Mientras tanto dentro del Bosque Lórien un elfo corría sin rumbo, era el mismo que había encarado a Iohei y compañía, Melkor.
                - Esos inútiles onis, no fueron capaces de robar la Esmeralda-
Él siguió corriendo hasta que una presencia hizo que se detuviese.
Una chica estaba sentada en una roca con sus piernas cruzadas, ella tenía cabello negro y ojos como la noche, su piel era blanca como la nieve, ella imponía temor, su figura era perfecta, cintura pequeña y grandes pechos, su cabello estaba atado con un lazo blanco cargado a la izquierda.
                - Tú debes ser Melkor- Dijo la voz femenina. - Me gusta como haces las cosas desde las sombras -
                - ¿Qué quieres de mí?- Le preguntó un poco asustado por la presencia de la mujer.
                - Necesito tu ayuda para sacudir el mundo- Ella estiro su mano hacia el elfo. - ¿Me ayudaras?-
                - Esto... - Sonrió. - Es lo que he estado esperando desde hace mucho tiempo - El elfo de cabello largo, hizo una reverencia y continúo. - Será un honor ayudarle en lo que necesite-

La chica sentada en la roca sonrió.



Parte 8

Al otro día por la mañana todos estaban reunidos en la bahía, como recompensa por haber derrotado a los onis la Reina les había proporcionado un enorme barco tripulado por 20 elfos que los llevarían sanos y salvos hasta el continente humano, también les dieron provisiones y oro para que no pasen dificultades, todo les había llegado de manos de un elfo que hacia como intermediario, al principio Hogo se molestó por no haber recibido el regalo personalmente pero era comprensible que ella se mantuviera alejada de los humanos.
Pero al poco rato su atención de desvió a cierto hombre que no dejaba de gritar.
                - Por fin - Grito al cielo el mercenario. - Ya no somos pobres-
                - Iohei-kun -
                - ¿Qué ocurre, mocosa?-
                - ¿A qué fue que viajábamos al oeste? - Interrumpió el caballero.
                - Se supone que algo preciado estaba en esta dirección, pero ya llegamos al extremo del mundo, esas montañas no nos dejaran seguir más allá - Explico la princesa.
                - ¿Acaso no lo ven?, lo que buscábamos era el oro -
                - ¿Ehhh...? - Exclamaron sincronizadamenté el caballero y la princesa.
Erunalvórima se acercó a los ruidosos humanos.
                - Me alegra que ya tengan energía para gritar de ese modo -
                - Eru, mira todo el oro que tenemos - Dijo el feliz joven.
                - Iohei-kun, no creo que Astrid-chan se refiriera al oro - Decía Hotaru.
                - Estúpido lagarto, solo piensas en el oro - Le reclamo el caballero.
                - Jejeje - Rió Eru. - No sé de qué hablan, pero quería decirles algo antes de que se fueran-
Los tres miraron a la chica y ella llena de valor les dijo a los humanos.
                - Quería darles las gracias por todo lo que hicieron por mí y los habitantes de la isla, yo partiré en unas semanas para prepararme pero... - La chica se detuvo, ella estaba sonrojada, pero no era vergüenza, ella pensaba que tal vez no los volvería a ver. - Espero que volvamos a vernos cuando estemos en el mundo exterior-
Los tres humanos sonrieron, la princesa tomo el brazo de la chica y el caballero se puso al otro lado de Eru, Iohei sonrió de manera graciosa, y los humanos al lado de Eru sonrieron de la misma forma.
                - No debemos encontrarnos nuevamente, porque vendrás con nosotros - Le dijo Iohei.
La muchacha de largas orejas se emocionó por lo que acababa de decir el mercenario.
                - ¿Qué es lo que acabas de decir?- Preguntó ella.
                - Te vienes con nosotros- Le repitió, luego él le cerro un ojo y le pregunto. - ¿Quieres venir?-
La chica estaba feliz, ella comenzó a llorar, y sin pensarlo su respuesta fue clara.
                - Si -
                - Por todo el movimiento no me había presentado - Dijo el caballero con su cara sonrojada mientras veía a la linda chica elfo. – Mi nombre es Ho…
                - Yo soy Hotaru, mucho gusto - Le dijo mientras desplazaba con su mano al chico rubio.
Todos estaban muy felices hasta que el ambiente cambió, la Reina de Toru Eressea se acercó a los tres humanos y a la chica elfo acompañada de sus tres guardias personales, los tres guardias se arrodillaron frente a Eru y la Reina se puso frente a ella.
                - Onee-sama- Dijo la chica que llevaba una flor roja en su cabello.
                - ¿Onee-sama?- Dijeron los tres humanos al unísono.
La chica y la Reina fueron a un lugar apartado mientras los guardias se quedaron con los humanos.
                - Así que la Reina es la tía de Eru - Dijo Iohei al terminar de escuchar la explicación de la chica con la enorme hacha en su espalda.
                - Eru-chan es parte de la realeza, debo protegerla de este lagarto falta de respeto - Acotó el caballero.
                - Eru-chan es sorprendente- Dijo la princesa emocionada.
Los tres guardianes se plantaron frente a los humanos y pusieron su mano en su pecho en forma de respeto, entonces el líder de ellos, Elwe comenzó a hablar.
                - Les damos las gracias en nombre de todos, no sé cómo les devolveremos el favor -
                - No hicimos nada por lo que deban agradecernos - Dijo la princesa avergonzada.
                - Pero salvaron a Erunalvórima-sama y se encargaron de los onis -
                - Solo salve a Eru por que aquella niña me lo pidió, lo mismo paso con los onis, Eru me pidió que derrotara a su jefe, aceptare esos dos pedidos como trabajo, por eso me llevo este oro-
La princesa miraba al chico de negro con admiración mientras que Hogo y los guardias lo miraban fijamente, entonces Iohei termino con una sonrisa mientras decía.
                - Después de todo soy un mercenario-
Erunalvórima y la Reina Erentari habían ido a un lugar alejado para hablar a solas, la Reina comenzó a hablar mientras miraba el horizonte.
                - ¿Así que iras con esos humanos? -
                 - Si, ellos me invitaron -
                 - Sabes que será muy peligroso y no podremos darte nuestra ayuda -
                - Lo sé - La chica que llevaba una flor en su cabello se detuvo por un momento pero prosiguió con convicción. - Pero ellos me ayudaran y yo los ayudare en lo que pueda, eso hacen los amigos -
La Reina volteo a ver la cara de su sobrina, no era la misma Erunalvórima que temía a todo y lloraba cuando algo le ocurría, ella reflejaba la misma mirada que tenía antes de que su madre muriera.
                - Parece que el mensaje de Aranel por fin te llegó -
                - Si -
La chica se acercó a su tía y la abrazó con todas sus fuerzas, ambas se quedaron así por unos minutos.
Ya todo estaba listo para partir, los cuatro estaban a bordo del barco y la chica de largas orejas se despedía de todos los que la habían venido a despedir, muchos gritos podían escucharse pero poco a poco se dejaban de escuchar.
                - No te preocupes algún día volveremos - Le dijo el mercenario mientras se acercaba a su lado.
Mientras decía eso su mirada se clavó la tía de Eru la cual ya casi no era visible, ella movió sus labios como si estuviese dándole un mensaje, el no escucho lo que ella le decía pero algo en su interior le dijo lo que quería expresarle.
“Por favor cuida de Erunalvórima-chan”
El mercenario levanto su dedo pulgar hacia arriba y con una sonrisa le respondió a la Reina.
“No te preocupes”
La chica a su lado no comprendía lo que estaba ocurriendo pero de la nada recordó algo importante.
                - ¿No aparecerá ningún monstruo marino, cierto?- Dijo Eru recordando la historias que les contaban los adultos cuando ella era niña.
                - ¿Monstruos marinos?- Preguntó Hotaru mientras se acercaba.
                - Esas cosas no existen- Le respondió Hogo.
                - ¿Qué clase de idiota se creería ese cuento?- Se burló Iohei.
                - Tienen raz…-
Y como si le quisiera llevar la contra una enorme serpiente apareció desde el fondo del mar, la misma criatura que había sido traída por aquel invocador y los había hecho naufragar, esta se lanzó directamente al barco en el que viajaban.
                - ¡¡¡Kyaaaaa!!!- Grito fuertemente la chica elfo mientras corría desesperadamente por el barco.
Los tres humanos estaban en silencio, Iohei y Hogo se pararon en la proa del barco, los elfos que dirigían la embarcación comenzaron a desesperarse mientras trataban de cambiar el curso de la nave pero fueron detenidos por la princesa, los dos jóvenes desenfundaron sus armas.
                - ¡¡¡MUERE DE UNA MALDITA VEZ!!!- Dijeron los dos al unísono mientras cortaban a la enorme serpiente en dos.
El corte en vertical acabó con el monstruo que había sido traído por el hombrecito haciendo que cada mitad cayera a los lados del barco.
Los elfos quedaron completamente boquiabiertos mientras que Eru sentía que su corazón estaba a punto de estallar, la princesa le tendió su mano y le sonrió gentilmente.

Ya nada los detendría mientras su próxima aventura estaba esperándolos en el horizonte.


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