Tatsukishi-san
Prólogo
Cualquier otra
persona encontraría agradable la vista que se le ofrecía a través de la ventana
que daba hasta el jardín.
Se podría decir
que su personalidad era algo apática.
Su cabello era
largo de color negro.
Sin pensarlo dos
veces desvío su mirada hacia la patética clase de historia que dictaba una
sensei de mediana edad.
<< Que
manera tan estúpida de perder el tiempo... es culpa de Tatsukichi- san>>
Cuando esas
palabras cruzaron su mente no pudo evitar pensar en él.
Se había
atrevido a echarla de su propia casa y le prohibió regresar hasta que no cumpliese
con su horario de clases, (cosa que no le importaba ni un poco.)
[¡Lárgate! ¡No
quiero ver tu cara por aquí hasta que terminen las clases de hoy!]
Esas fueron sus
palabras al echarla a la calle como un trasto viejo.
Dejando de
prestarle atención a la clase en una hoja de su libreta de apuntes comenzó a
trazar el contorno de un tierno zorro estilo anime.
Era un zorro con
dos colas.
La expresión de
la joven fue neutra al con esas orejas y colas.
Podría decirse
que le resultaron poco agradables.
¿Cómo fue capaz
de hacerle eso?
Ella sabía que hacía
ya mucho tiempo que no usaba su alma, pero eso no justificaba que la tratase de
esa manera. Incluso ese Tatsukichi-san estaba al pendiente de que comiera tres
veces al día (solo comida sana como vegetales.)
"¡Qué
asco!"
Fueron sus
palabras cuando Tatsukichi-san le sirvió el almuerzo ese día.
A pesar de todos
sus reproches seguía al pie de la letra lo que Tatsukichi-san le pedía. (Nadie sabía
de qué era capaz ese espíritu si no lo hacía.)
Realmente era
una situación desesperante para ella.
¿A alguien más
le ha pasado?
¿Porque no se
largaba y la dejaba en paz de una vez por todas?
… Quizás la
respuesta era demasiado obvia.
… Ella fue quien
invocó a ese espiritual Zorro de Dos Colas.
… Ella fue quien
invocó a Tatsukichi-san.
¿En que estaba
pensando cuando lo hizo?
Ahora debía
soportar a tan molesta presencia.
Ahora
Tatsukichi-san siempre la regañaba con tono fuerte…
"¡Esta
chica idiota!"
De esa forma.
-Deberías de
saber mejor que yo cuanto se han esforzado tus padres para que logres estudiar.
No midió el tono
que uso aunque para ella fue como un rugido de un león salvaje.
De vuelta al
salón de clases.
La sensei le
entrego un examen de matemáticas que había presentado hacía dos días atrás.
Otros ojos en
lugar de los suyos hubiesen puesto otra expresión, peros su mirada simplemente
se mantuvo inexpresiva. (Como siempre.)
"F"
La calificación más
baja que se le pueda dar a un estudiante de segundo año.
… Vaya que era
una mala calificación.
Hoshikawa
Masami.
Ese era su
nombre.
Esta Masami era
verdaderamente apática. Con una expresión neutra guardo el examen en su
mochila. De pronto una pregunta recorrió todo su cerebro. ¿Qué haría cuando
Tatsukichi-san se enterara?
¿Debería de
mudarse a otra ciudad o algo por el estilo?
… ¿Huir no era
una forma muy adecuada de solucionar los problemas, verdad?
Aunque en esta
época del año los boletos de avión ofrecían buenas ofertas.
El sonido del
timbre la saco de sus pensamientos para avisarle que ya las clases habían
terminado por el día de hoy.
La expresión en
su rostro no lo demostraba, pero estaba realmente aliviada porque las clases ya
habían culminado… aunque por otro lado ese alivio se disolvió en un instante al
recordar que al día siguiente debía volver a este " infierno "
educativo llamado Instituto Ichinotani. Uno de los mejores institutos de la
ciudad y Japón.
Pero, eso
realmente no le importaba ni un poco. ("¡Realmente no le importaba ni un
poco!")
Cuando ya
cruzaba el pasillo que daba a la salida…
-Hoshikawa-san!
La voz provenía
de un chico alto de cuarto año.
Kazuhiro Kato.
Cuando Masami lo
miro él le sonrió de forma cortés.
-…Eh.
-Disculpa por
molestarte Hoshikawa-san…
Su manera de
hablar estaba repleta de educación y amabilidad.
De la mochila
que colgaba de su hombro derecho saco un libro y se lo extendió a ella con una
inclinación profunda.
-…Pero, he
olvidado regresarte el manga que me has prestado la semana pasada.
-¿Manga...?
-Sí, ¿no lo
recuerdas?
La miró al
recuperar su postura recta. Masami tomó el manga que Kato le ofrecía.
-... Ah, sí lo
había olvidado.
Kato sonrió
mientras rascaba su cabeza.
-¿Eso era todo?
-¿Eh...?
-Si era todo
entonces deja de sonreír como un simple idiota.
La expresión de
Kato quedó congelada con esas palabras.
-¿Si-simple
idiota?
Sin importarle
lo que Kato decía con voz temblorosa, Masami continuó caminando.
Para cuando
logro recuperar su voz ya era demasiado tarde Masami ya había cruzado la puerta
que daba hasta el exterior del instituto. No había cambiado ni un poco...
...Hoshikawa
Masami era la misma chica que conoció hacía ya tres años atrás. Su personalidad
no había cambiado ni un poco seguía igual de apática.
Pero, en cambio
Kato parecía haber madurado (solo un poco), desde ese dia. Hace tres años atrás
todo su ser era 100% otaku, pero en la actualidad solo era un 90% otaku.
...Masami ni
siquiera había cambiado su estilo de vestir, el cual era un poco gótico, al
igual que nunca había cambiado su corte de cabello, solo lo dejaba crecer. Lo único
nuevo que le había escuchado decir a Masami fue "Un zorro molesto siempre
anda rondando mi casa últimamente". Durante tres años lo único nuevo en su
vida era un zorro molesto. ¿Era posible siquiera? Sus amistades también eran las mismas de
siempre... bueno, Kato era su único amigo en el instituto. Realmente era su único
amigo. Para ser sincero a Masami no le molestaba ni un poco ese tipo de cosas.
Eran alrededor
de las 5:56 pm.
Al final de la
acera ya se podía ver su casa. Vivía en un templo ya que la familia Hoshikawa
lo cuidaba desde hacía ya más de cuatro generaciones hasta la actualidad. Ahora
ella debía cuidarlo y no era una tarea que le agradase mucho. Debía de ser la única
estudiante del Instituto Ichinotani que vivía bajo una estructura tan
tradicional como esa.
Se quitó las
zapatillas al estar frente a la puerta. Cuando su mano toco la manija esas
orejas de zorro blanco aparecieron frente a ella.
Era
Tatsukichi-san quien la había recibido.
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