–
¿No les parece que están actuando de una forma bastante cobarde?, tres a uno...
y contra una mujer.
Milo recriminó la manera de
actuar de los tres sujetos mientras bajaba su brazo, el cual estaba levantado
hacia un costado luego de haber cortado los hilos mágicos.
El sujeto que empuñaba la
espada de inmediato lo abarcó con una pregunta y posterior amenaza.
– ¿Quién se supone que eres
tú?, no te entrometas en esto que para nada te incumbe, con mucho gusto te
mataremos después.
– Oh no, se equivocan, esto
si me incumbe... ¿acaso no averiguaron bien?, la organización no ha sido
disuelta... solo ha sufrido unos pequeños cambios.
– ¿De qué estás hablando?
– Soy un nuevo miembro, y
ella – decía indicando con la cabeza hacia atrás –... es la nueva líder.
– ¿¿Qué?? – se
sorprendieron los tres sujetos.
– Se metieron con la cabeza
de la orden delante de uno de sus miembros, y pagarán caro por ello...
Aunque no lo parezca,
aquellas palabras emocionaron mucho a Hana.
Milo habló entonces en voz
baja para que solo ella lo escuchara.
– Los pensabas matar ¿cierto?
– S-Sí pero...
Cuando Hana respondía
aquello, Milo comenzó a avanzar sin dejarla terminar.
– Si quieren conocer su
verdadero poder – decía mientras se les acercaba – tendrán primero que acabar
conmigo...
– O-Oye – dijo Hana
nerviosa –, ¿qué crees que haces?, deja de provocarlos, ellos son miembros de
una de las organizaciones más reconocidas del reino, competían con nosotros por
subir de categoría, enfrentarte con los tres sería demasiado para ti, mejor
preparémonos para...
– Retrocede y no hagas
nada, yo me encargaré de esto.
– Jajaja qué idiota, ¿crees
que podrás con nosotros? – dijo entre risas el mago.
Pero a Milo no parecía
importarle lo que le decían y solo seguía avanzando.
– Les diré algo, ella es
aún más poderosa que yo, así que después de todo lo que dijeron supongo que no
les costará nada deshacerse de mí.
– Ya me cansé de oír tus
estupideces.
El sujeto que tenía esos
extraños hilos se enfadó y comenzó a realizar movimientos con sus manos con los
que sus hilos mágicos se dirigieron contra Milo.
Una gran cantidad de hilos
que incluso parecían tener la fuerza para perforar cualquier objeto que se les
ponga en frente, llegaban a tratar de atravesar el cuerpo de Milo, pero él
comenzó a esquivarlos sin mayor dificultad, sus movimientos eran tan rápidos
que a Hana le era casi imposible poder verlo.
Solo podía oír el sonido
que estos hilos hacían al impactar contra el suelo una y otra vez.
– N-No es posible... puede
esquivar mis ataques a pesar de esta oscuridad...
Sucedió lo mismo con los
otros dos sujetos que se lanzaron también a atacarlo.
Ahora Milo comenzaba a
evadir y bloquear los ataques combinados como si no le costara trabajo. Y
aquello era bastante impresionante para Hana, sobre todo por el hecho de que
todo estaba sucediendo bajo la oscuridad de la noche solo iluminada en parte
por la luz de la luna casi cubierta por las nubes.
No
había imaginado que fuese aún más rápido... y más aun considerando que está
luchando a oscuras.
Pronto un ligero brillo en
el suelo hizo que Hana se percatara de que los hilos se habían esparcido por
todo el lugar. Al parecer aquel sujeto no había perdido el tiempo y había
preparado su maravillosa jugada.
– ¡Milo cuidado!
Hana solo atinó a gritar
tratando de poner a Milo sobre alerta, pero para cuando lo hizo los dos sujetos
ya habían saltado hacia atrás y el joven fue atrapado por aquellos hilos
mágicos, quedando inmovilizado.
– Jajajaja te tengo, a
pesar que la otra tuvo ese gran descuido no te preocupaste porque te vuelva a
pasar lo mismo y ahora morirás por ello.
Luego de haber atrapado a
Milo, el sujeto juntó más los dedos y los hilos comenzaron a apretar con más
fuerza a Milo. Pero a pesar de ello, él se veía muy tranquilo.
– Antes de que mueras
dejaré que veas cómo matamos a tu líder... ¡mátenla!
Ante la sorpresa y
nerviosismo de Hana, el sujeto ordenó a sus compañeros que vayan por ella.
– No es posible... cómo
fuiste a dejarte atrapar tan fácil Milo – refirió Hana preparándose para
pelear.
Cuando los otros dos se
lanzaron contra ella, Milo soltó una pequeña risa.
Aquella risa hizo que los
sujetos se detuvieran y vean al igual que Hana, con cierto desconcierto a Milo.
Al sujeto que manejaba esos
hilos le enfadó aquella provocación y a consecuencia de eso apretó más fuerte
su puño haciendo que sus hilos presionaran con mucha más fuerza el cuerpo de
Milo.
Hana, por más que quería,
en ese momento no tenía la reacción necesaria para tratar de evitar aquello.
– Umbrae
Hana alcanzó a oír aquella
palabra poco antes que Milo desaparezca cayendo los hilos al suelo.
– ¡¡IMPOSIBLE!! – gritó el
mago.
Hana no entendía qué había
pasado, todo había sido muy extraño y rápido, antes de que pudiera darse cuenta
Milo apareció como si desde las sombras hubiera surgido, detrás de aquel mago.
Ni siquiera aquel sujeto
había podido notar ello y Milo lo atravesó con su espada a la altura del pecho,
el mago por unos instantes trató de moverse pero no resistió más y murió.
Luego Milo simplemente
arrojó su cuerpo al suelo.
– Lo... mató... – uno de
los sujetos estaba aturdido por aquello.
Aún quedaban dos, pero no
parecían haberse amedrentado por lo que había visto, por el contrario, Hana
sintió que eso los había impulsado aún más.
– Se confió, es un
estúpido... tu velocidad es muy buena pero...
El sujeto que empuñaba su
espada desapareció frente a los ojos de Hana. Ella solo pudo ver como Milo en
ese preciso instante agitó su espada con fuerza hacia un costado suyo y cortó
el cuello de alguien que acababa de aparecer en ese lugar.
Era él, ese sujeto de la
espada, el cual cayó desangrándose.
Ahora solo quedaba uno de
pie, aquel que tenía las cuchillas comenzó a temblar mientras su compañero se
retorcía de dolor tomándose el cuello al costado de Milo.
Una vez más Milo volvió a
desaparecer, aunque esta vez sin pronunciar palabra alguna, definitivamente no
de la misma manera que lo hizo ante el primer sujeto.
Apareció detrás del sujeto
dándole la espalda, en aquel momento Hana pudo ver como este comenzó a
desangrarse por distintos puntos de su cuerpo que habían sido cortados.
– Im...posible
Ante la absorta mirada de
la joven, los tres miembros de Dragón Negro habían sido derrotados en cuestión
de segundos. Milo enfundó su espada y se acercó a ella, quien aún no podía
salir de su asombro
– ¿Q-Quién eres realmente?
– le preguntó como única reacción.
Milo no le contestó sino
hasta estar pasando por su costado luego de haber comenzado a caminar en
dirección de la cabaña.
– Hay uno que aún está
vivo...
Hana vio al sujeto que
había peleado con una espada aún agonizando en el suelo, el corte en el cuello
había sido certero, aquel sujeto no tenía forma de sobrevivir, aunque tampoco
es como si ella hubiera tenido alguna intención de salvarlo.
Hana estiró su brazo contra
este sin siquiera titubear, hizo un pequeño movimiento con su mano y el lugar donde
este se encontraba estalló matándolo al instante.
Después de haber acabado
con la vida de aquel sujeto, la joven se dirigió de inmediato también hacia la
cabaña.
Momentos después, una
pequeña ardilla llegó de entre los árboles y corriendo se metió a la cabaña.
Habían pasado unos minutos,
ambos jóvenes se encontraban en la habitación de la cabaña, aún más cansados
por lo que había ocurrido hasta hace poco.
– Ahora sí supongo que
podremos dormir tranquilos.
Milo se había dado cuenta
que Hana lo veía como si esperase que hiciera algo.
– ¿Te pasa algo?
– Pues verás, ya quisiera
acostarme... y como has de saber, no puedo hacerlo con este traje.
– Dale pues, cámbiate.
– ¡¡¿...?!!
La fresca manera en que
Milo lo dijo hizo que Hana lo malinterprete, y de inmediato le regaló una
cachetada que retumbó por toda la cabaña y a las afueras de esta, incluso
algunas aves que reposaban el techo del lugar salieron espantados por ello.
– ¡Pervertido! ¿Acaso
planeas verme desnuda?
– ¿Hah? ¿De qué estás
hablando? – Milo se tomaba la cara confundido.
– ¡Voy a cambiarme, así que
sal de aquí!
– ¿Y no simplemente pudiste
haber dicho eso desde un inicio?
– Nnnñññ....
Hana levantó la mano dispuesta
a emparejar el color del rostro de Milo, pero este al instante se puso de pie
para salir del lugar.
– No es necesario, ya me
estoy yendo.
Cuando Milo salió de la
cabaña, Hana solo atinó a suspirar para tranquilizarse y poderse cambiar.
Luego de ese pequeño
exabrupto, algunos momentos después, Hana se encontraba recostada en la cama y
Milo sentado en el suelo, apoyado en la parte inferior de esta.
La pequeña ardilla que poco
antes había entrado se detuvo frente a Milo y este se quedó viéndola por un instante.
A pesar que el sueño era
cada vez más fuerte, Hana no quería dormir sin antes despejar todas sus dudas
con aquel misterioso joven.
– Oye – comenzó a hablar
Hana –, en verdad no puedo creer que hayas podido derrotarlos sin ninguna
dificultad, ¿en serio no eres de alguna organización o algo?
Milo no contestaba nada, la
joven sintió que había sido inapropiada su pregunta y comenzó a taparse el
rostro con la sábana.
– ¿En verdad piensas
enfrentarte al rey de Delior?
Antes de que llegara a
cubrirse el rostro, Milo hizo aquella pregunta rompiendo el ambiente de
silencio mientras comenzaba a acariciar a la pequeña ardilla que ya había
estado unos minutos antes en el lugar.
Luego de haberse detenido a
causa de aquella pregunta, Hana contestó de inmediato.
– Por supuesto... aunque
parezca algo descabellado, pero eso es lo que deseo, no solo enfrentarme sino
matarlo.
Lo que Hana obtuvo a cambio
fue una respuesta que podría tomarse como desalentadora.
– Esa es una meta
imposible, estamos hablando de uno de los tres reyes magos de Belifas... no hay
forma de derrotarlo aun consiguiendo un numeroso ejército.
Mientras él le daba aquella
respuesta que no habría querido escuchar, su mano continuaba jugueteando con
aquel pequeño roedor.
Hana se sentó de inmediato
luego de oír su respuesta, por supuesto que no le había gustado.
– ¿Cómo puedes decir esa
clase de tonterías, no se supone que me ayudarías?, ¿así es como piensas
hacerlo?
Estando sentada, con parte
de la sábana todavía cubriendo la parte inferior de su cuerpo, ella pudo
percatarse de la pequeña ardilla que se encontraba jugando con la mano de Milo.
Pudo esto tal vez haberla sorprendido un poco, aunque trató de no prestarle
atención.
Milo vio de reojos por unos
instantes a Hana y luego regresó su vista al pequeño animal con quien seguía
jugando.
– Es verdad, no existen los
imposibles... ¿estarías dispuesta a hacer cualquier sacrificio por conseguir
esa meta?
Esta vez su pregunta
implicaba mucho peso para poder ser respondida con ligereza, pero la
inquebrantable determinación de la joven le hizo responder casi al instante.
– Sí... no importa lo que
me cueste, quiero cumplir esa promesa que me hice a mí misma.
Aunque la siguiente
pregunta sería aún más comprometedora...
– ¿Sacrificarías incluso tu
propia vida para ello?
Hana quedó inmóvil por un
instante, ella no es de las personas que pueden cambiar de decisión una vez la
hayan tomado, pero era una pregunta que implicaba mucho.
De todas formas, sabía lo
que tenía que responder, aunque para ello, por un instante llegó a titubear...
– Lo...lo haría... si
tendría que pagar su muerte con mi vida, lo haría.
Milo al oír su respuesta
volvió a ver de reojos a la joven, e hizo un comentario...
– Hay una forma de que puedas
hacerle frente con posibilidades de ganar... consiguiendo una de las llaves del
Tártaro.
– ¿Qué?, ¿una de las llaves
del Tártaro?, ¿acaso sabes de lo que estás hablando?
Una pequeña pausa se dio en
el lugar, la pequeña ardilla ignoraba lo que sucedía y continuaba jugando con
Milo, y este comenzó a hablar.
– Las tres llaves del
Tártaro, los tres elementos de la destrucción final...
Dijo mientras la pequeña
ardilla subía ahora por su brazo hasta llegar a pararse sobre su cabeza viendo
a Hana.
Como es sabido, desde el
inicio de los tiempos, el Tártaro, el mundo de los demonios, siempre ha sido el
causal de las fases Ragnarok.
Cada vez que las puertas a
esta dimensión eran abiertas y los demonios eran liberados, los dioses tenían
la obligación de intervenir para evitar la total destrucción de la existencia.
Cuando por fin los demonios
eran derrotados, los dioses se encargaban de sellar la puerta del Tártaro
regresándolos de nuevo a su largo sueño.
Sin embargo, uno de los
dioses, a quién le gustaba entretenerse con las guerras entre naciones decidió
dejar en el mundo tres elementos demoniacos que eran capaces de otorgar un
poder tan o incluso más destructivo que un Astra, pero que eran capaces a su
vez de liberar en conjunto el sello que mantenía cerrada la puerta del Tártaro.
Su propósito era ver cómo
las grandes naciones, a través de generaciones, luchaban entre sí para hacerse
con el poder de aquellos elementos. Pero no esperaba que estas idearan un modo
más "pacifista" de apoderarse de dichos elementos.
Haber escuchado esas
palabras de Milo, de inmediato hizo sospechar a Hana que este sabía información
que solo las grandes organizaciones militares conocen.
– Entonces estaba en lo
correcto, tú perteneces a una organización o fuiste parte de alguna.
– De alguna forma podría
decirse que sí, pero entonces... ¿sabes de lo que estoy hablando?
– Tengo conocimiento,
aunque no mucho, las tres llaves del Tártaro, los tres elementos de la
destrucción final: "El cuerno de Bahamut", "La sangre de
Tarrasque" y "La escama de Leviatán", con forma de elixires y
selladas en algún lugar entre los mundos, al poseer las tres llaves hay la
posibilidad de abrir el Tártaro, sé que pueden ser conseguidas liberando sus
sellos con sesenta cristales negros... pero el hecho que alguien pueda hacerse
con las tres llaves es algo utópico... los cinco mundos: Antares, Belifas,
Cilerna, Derment y Edana; ponen en juego cinco cristales una vez cada tres años
en un evento denominado "El torneo de la Séptima Luna" o simplemente
conocido como "La Séptima" que se desarrolla precisamente en aquel
lugar donde se encuentran las llaves, cada mundo envía diez de los más
poderosos guerreros sobre su territorio y son conocidos como "Los Diez
Generales", haciendo un total de cincuenta guerreros que luchan por ganar
el derecho a poseer los cinco cristales, y como debes de saber nunca uno de los
mundos ha podido ganar el evento dos veces consecutivas, así que no hay forma
de que...
– De hecho sí...
Milo interrumpió su
explicación, mientras la pequeña ardilla había subido a la cama y llegado a
posarse sobre las piernas de la bella joven.
– Esa situación ya se ha
dado muchas veces, al parecer no estabas bien enterada de eso...
– No es posible...
– Lo demás de tu
información es correcto, pero no es completo... ese lugar entre los mundos que
mencionas es la llamada Isla Lufferson que está ubicada exactamente en medio de
los cinco mundos, y se dice que ahí se encuentra el mismo Tártaro, el portal
que conecta este mundo con el núcleo de los trece infiernos que es donde
habitan los trece demonios dimensionales, y si ese portal es abierto, uno de
ellos, Baal, quien tiene destinado el dominio de esta dimensión la atravesará
para acabar con toda la existencia... si Baal llega a materializarse será el
fin; con respecto a lo que mencionabas, dos de las llaves ya tienen propietario
y la tercera podría caer también en manos de cualquiera en la próxima
Séptima...
Se había oído mucho que esa
posibilidad era de un cero por ciento, pero Milo ahora le acababa de decir que
probablemente esté más cerca del cien por ciento.
– Tienes que estar
bromeando, quieres decir que después de la próxima Séptima ¿podría ser abierto
el Tártaro?
– Por lo pronto eso no
sucederá, ya que las dos llaves se encuentran en distintos mundos... y supongo
que debes de saber que una de ellas está aquí.
– ¡¿Qué dices?! – Hana
quedó perpleja al oír aquello.
– ¿No lo sabías?... parece
que tu reina no tiene interés en dar a conocer este tipo de cosas.
– Sí sabía que la última
Séptima la habíamos ganado, pero no que con eso se había conseguido liberar una
llave.
– Pues así es... y debes de
saber también que si bien son necesarias tener juntas las tres llaves para
poder abrir el Tártaro, solo una de ellas es capaz de dar un gran poder
inimaginable a quien la tenga consigo.
– Espera... ¿a qué quieres
llegar?
– ¿No es obvio?... la
robaremos.
"Sé que los niveles a
los que puede llegar la locura pueden ser impresionantes, pero lo de Milo era
ya un caso especial."
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