Parte
1
Al interior de la mansión
Neo Génesis, el ruido producido por tacones que usaba la joven llamada Jayla,
podían oírse golpeando el suelo mientras caminaba por uno de los amplios
pasillos del lugar, cruzada de brazos y con una expresión de duda.
– Renegar... renegar...
renegar... ¿a qué se refería?
Tras pasar de largo por una
de las puertas de las habitaciones, una figura femenina se dejó ver saliendo de
allí, cabello corto, celeste, y una figura esbelta se asomó detrás de Jayla.
– Oí que regresarías, pero
no pensé que tan pronto... parece ser que la señora perfecta no pudo aguantar
más y decidió salir corriendo de allá – dijo aquella mujer apostada sobre el
marco de la puerta, cruzada de brazos y con una risa burlesca.
Aquel tono de voz hizo que
la joven de cabello rosa detenga su andar.
Así
que a esto es a lo que te referías... hermanito
Luego de haberse dado
cuenta sobre a qué hacía referencia su hermano, Jayla mostraba una sonrisa
disforzada, y sin reparos respondió a aquel comentario aún de espaldas.
– ¿Qué raro? De pronto el
ambiente comenzó a apestar... huele como a... zorra.
Luego de decir estas
palabras en voz alta, Jayla volteó para quedar frente a la mujer recostada
sobre el marco de la puerta.
– ¡Ah!, debí suponerlo,
estabas aquí... Jane.
Ambas
jóvenes cruzaron miradas con sonrisas amargas, quedando en evidencia la mala
relación que tenían entre sí, un aire intenso comenzaba a sentirse en el lugar.
– Tan vulgar como siempre –
refirió la joven de cabellera corta.
– Disculpa por no ser tan
refinada como tú – respondió Jayla con tono sarcástico.
Jane se separó del marco de
la puerta y comenzó a caminar hacia Jayla, daba la impresión que trataba de no
tomar en cuenta sus respuestas provocadoras; por el contrario, trataba de
responder con el mismo tono.
– Lo sé, tal vez debería
enseñarte modales...
La mirada desafiante que
tenía Jane fue respondida de la misma manera por Jayla, quien no dudó en
contestar.
– Claro, ven inténtalo...
Cuando la situación parecía
que se pondría más tensa entre ambas jóvenes, una tercera persona se acercaba
por detrás.
– Oigan ustedes dos –
aquella voz se oyó en el pasillo –, ya dejen de estar comportándose como niñas.
Romeu Vitalis, uno de los
magos de la organización, había estado observando desde unos momentos antes el
altercado verbal de ambas jóvenes.
Ellas se detuvieron y Jane
volteó de inmediato quedando las dos frente a Romeu.
Jane de inmediato reaccionó
para evitar una reprimida mayor.
– ¿De qué hablas?, si nos
estamos llevando de lo mejor, como siempre ¿verdad?
Con estas palabras volteó a
ver a Jayla.
– Sí claro, nos estamos
llevando de maravilla jeje.
Romeu cerró los ojos, por
supuesto no creía una sola palabra de sus aclaraciones pobres.
Estas
chicas no tienen solución, me haré viejo esperando el día en que comiencen a
madurar.
El mago se lamentó como al
parecer solía hacerlo con frecuencia, luego se dio vuelta para comenzar a
caminar.
– Sí lo que digan... habrá
una reunión, Kai nos quiere a todos en la sala principal, muévanse.
Jayla y Jane comenzaron a
seguir a Romeu, evitando claro, verse una a la otra.
Aún se mantenía la tensión
en el pasillo en el que caminaban los tres magos, un silencio como raras veces
había entre los miembros de la élite. Jayla de brazos cruzados mirando a través
de las ventanas que daban hacia uno de los jardines de la mansión, y Jane con
la vista bien puesta al frente.
Romeu solía ser una persona
a la que le importaba mucho las apariencias, que todos vean con respeto a la
orden, no solo por su poder sino por su clase y comportamiento, la actitud que
tenían Jayla y Jane no pasó desapercibida, así que optó por hablar para romper
ese frío ambiente.
– Oí por Feraldus que se
encontraron con Alexei en la entrada.
– Así es – contestó Jayla.
– Supongo que ya debes de
saber que dejará la facción Jaeger... no te parece algo... ¿desatinado?
– ¿...?
La pregunta de Romeu no
solo llamó la atención de Jayla sino también la de Jane, que de inmediato vio
de reojos a Jayla esperando oír su respuesta. La joven de cabello rosa desvió
la mirada hacia la ventana mientras mostraba una sonrisa.
– Pues... quizá tengas
razón, pero... ¿acaso eso no lo hace divertido?
– Parece que aún no tomas
con seriedad tu trabajo, acostumbras a tomarlo todo como un juego.
El comentario hizo
referencia al carácter inmaduro pero divertido de Jayla, una joven de
diecisiete años con una belleza fresca y jovial, ella solía ser a menudo muy
divertida incluso en situaciones serias.
– Pero si estamos hablando
de los Van Ewen, ya los conoces – expresó con ironía la no menos atractiva
joven a su costado mientras ponía las manos sobre sus caderas.
– A ti nadie te ha pedido
que opines... perrita.
– ¡¿Haah?!... ¡¡¿A quién le
llamas perrita?!!
– ¡¡Es obvio que a ti!!
– ¡¡Ya me tienes cansada de
lo mismo!! ¡¡¿Acaso no sabes decir otra cosa?!! Claro, ¿qué se puede esperar de
una inmadura sin educación?
– ¿Sin educación? Jajaja...
¡¡para tu información mi familia ha tenido una mejor educación que la tuya!!
– ¡¿Ah sí?! ¡Pues solo has
demostrado lo contrario! ¡Inmadura!
– ¡¡Mujerzuela!!
– ¡¡Loca!!
Ambas jóvenes comenzaron
nuevamente a reñir olvidando que venían con Romeu, lo que habían olvidado
además, para variar, era que este no acostumbraba a tolerar malas conductas, y
de manera intempestiva se detuvo.
– Oigan ustedes – habló
aparentemente tranquilo, y ambas, que ya estaban a punto de pasarse de la
discusión verbal, se detuvieron y voltearon sus caras hacia él –, parece que no
entienden las cosas de buena manera... ¿acaso quieren que sea a la mala?
Cuando oyeron esta
pregunta, la expresión de fastidio que tenían las dos cambió de forma
repentina, de pronto se sintieron intimidadas por la mala vibra que salía de su
compañero.
Romeu seguía de pie sin
voltear a verlas, con sus manos tomadas hacia atrás; ellas al instante se
vieron entre sí por el rabillo del ojo y haciendo un gesto de fastidio giraron
sus cuerpos quedando de espaldas y cruzadas de brazos una con la otra.
– N-No es necesario –
afirmó Jane algo asustada y avergonzada por el pequeño número que había
mostrado –, creo que me exalté un poco, pero eso ya no volverá a suceder.
– S-Sí, es cierto... no es
necesario llegar a extremos – Jayla apoyó la respuesta de Jane.
– Pues bien, me alegra oír
eso... ahora, sigamos.
Romeu comenzó a caminar
nuevamente seguido por las jóvenes.
Parte
2
Ambos jóvenes se
encontraban frente a aquella extraña presencia, Milo dejó de emitir aquella
extraña aura mientras sostenía aún su arco.
La mala espina que le daba
a Hana aquel ser hizo que por aquello que denominan instinto de supervivencia
diera unos pasos atrás.
De pronto el silencio se
vio interrumpido por una gruesa y áspera voz que provino de aquel sujeto.
– Sabía que se les
ocurriría algo como esto.
La mente de Hana comenzó a
instalar en ella pequeñas dosis de preocupación, sabía que las cosas ya no
podían simplemente quedar allí.
– ¿Supiste entonces que te
seguíamos?
– Supe que venían, pero no
que intentarían meterse en problemas – contestó aquel extraño sujeto.
¿Supo
que veníamos?
– Pude sentir sus
presencias desde antes que llegaran, pero imaginé que pasarían de largo al no
ver nada extraño. Y veo que me equivoqué; de cualquier modo no van a poder
pasar.
El sujeto aquel comenzó a
soltar unas pequeñas risas. Pero detrás de él se dejó ver la pequeña ardilla y
se puso a correr alejándose de ellos.
Cuando Milo vio a aquel
pequeño animal, Hana sintió que este por fin había tomado interés en lo que
estaba sucediendo, y pudo hacerlo por la ligera sonrisa que él mostró.
– ¡Hana! ¡Ve tras ella!
Milo apuntó con el dedo
detrás del sujeto mostrándole a Hana el pequeño roedor.
¡La
ardilla!... tenemos que alcanzarla...
– Pero... – dijo Hana
viendo al sujeto apostado delante de ellos.
– Ya se los dije, no van a
pasar
– ¡Ve! – exclamó Milo –, yo
me haré cargo aquí.
Cadenas negras comenzaron a
caer bajo las mangas del sujeto, pareciendo tener vida propia. Hana dudaba de
si hacerlo o centrarse en derrotar a aquel sujeto.
Hana temía que Milo tal vez
podría pasarla muy mal si solo se iba dejándolo.
No
puedo simplemente echar a correr, no sabemos qué tan fuerte pueda ser este
sujeto, si me voy quizá...
Mientras trataba de pensar,
Hana volteó a ver a Milo y se dio cuenta de la seriedad y concentración que este
tenía.
Más que eso, parecía como
si no estuviese dispuesto a ceder este enfrentamiento a nadie.
Hana sintió entonces que él
realmente podría encargarse, quiso creer que así sería... y echando una sonrisa
de confianza asintió con la cabeza.
Milo llevó su mano a la
parte posterior para coger una flecha de su aljaba, se puso en posición de tiro
teniendo como objetivo la cabeza del extraño sujeto.
– ¡Ahora!
Milo disparó la flecha y al
mismo tiempo Hana salió corriendo tras la pequeña ardilla.
Aquellas cadenas negras
bloquearon la flecha de Milo sin mucho problema ante el cuerpo estático del
sujeto.
Más cadenas bajaron por las
mangas de su traje y se dirigieron con gran velocidad y fuerza en la dirección
de la joven.
Al ver cómo era perseguida
por aquellas cadenas, Milo levantó su brazo también en la misma dirección y su
mano generó una especie de círculo mágico, al instante una esfera de aire se
formó alrededor de Hana y la rodeó mientras corría.
Cuando las cadenas
llegaron, impactaron con gran fuerza sobre esta barrera torciéndose todas, de
esa manera Hana pudo seguir su camino.
El sujeto ni siquiera había
volteado a ver lo que había pasado, parecía bastante desinteresado en el escape
de Hana.
Mientras tanto Milo, con su
espada desenfundada, se había lanzado ya contra él.
– ¡Aquí estoy!
Milo trató de golpear a
aquel sujeto, pero la gran cantidad de cadenas que se desprendían desde el
interior sus prendas bloquearon el golpe.
Ahora estas cadenas habían
rodeado al sujeto como una barrera defensiva girando a su alrededor.
Al instante estas se
expandieron golpeando a Milo y echándolo hacia atrás.
Milo quedó impresionado con
la gran reacción que tuvieron aquellas decenas de cadenas negras.
– Hiciste que perdiera una
de mis presas, nadie puede escapar de las manos del gran Fazhir, primero me
encargaré de ti y luego iré por ella... aunque quizá ya no sea necesario.
Aquel sujeto proclamó ser
quien obtendría la victoria en la batalla, pero además agregó unas palabras
adicionales que preocuparon a Milo.
¿Que
ya no será necesario?
– Eso habrá que averiguarlo
Milo dejó ver una sonrisa
oscura mientras volvía a tomar su postura de ataque.
Mientras de ese lado se
preparaba un enfrentamiento, varios metros más adelante Hana seguía corriendo a
través de los pedregales moviendo la cabeza de un lado a otro mientras buscaba
con la mirada en todas las direcciones a aquella pequeña ardilla.
– ¿Dónde se ha metido?
Después de haber avanzado
algunos metros más, Hana se detuvo cuando vio delante una enorme cueva al pie
de una montaña rocosa.
La forma tétrica que esta
tenía hizo que Hana sintiera un poco de escalofríos.
– ¿Q-Qué es esto?
La pequeña ardilla volvió a
aparecer viendo a Hana desde la entrada de aquella cueva y de inmediato se puso
a correr hacia el interior.
– ¡Oye espera!
Cuando ella corría pensando
en entrar, pudo sentir algo que hizo que se detuviera intempestivamente.
Hana lo sintió llegando
desde la parte superior, así que alzó la vista al cielo.
¿Huh?
¡Algo se acerca!
Se
percató entonces que aquello que sentía llegaba desde lo alto, y con la cabeza
levantada pudo ver un destello llegando a gran velocidad hacia donde se
encontraba.
¡¿Qué
es eso?!
No iba a esperar que
impactara contra ella, su reacción inmediata fue saltar para alejarse de ese
lugar, y casi de inmediato aquel destello impactó contra el suelo ocasionando
un gran estruendo que levantó a su vez una gran cantidad de polvo.
Hana se cubrió con los
brazos, cruzándolos sobre su rostro.
Apenas podía ver dentro de
aquella cortina de polvo que aún no terminaba de caer cuando alcanzó a oír una
voz, parecía como si alguien hablara a través de una armadura.
– Mmmm... el ingreso a esta
zona es prohibido... acabaré contigo por esto mmm....
El polvo comenzó a
desaparecer y una gran silueta comenzó a quedar frente a sus ojos.
Una armadura de gran
volumen se encontraba de pie frente a Hana, extrañamente estaba cubierto de
púas por todos lados y además traía cuernos laterales en el casco.
El interior no podía
distinguirlo en absoluto, la criatura medía aproximadamente unos siete metros
de estatura; bastante aterrador para la vista de una persona cualquiera, pero
Hana no precisamente era una persona cualquiera.
– ¿Matarme?
Hana desenfundó la espada
de gran tamaño que traía en la espalda y sostuvo el mango con ambas manos
mientras apuntaba directamente contra su enemigo.
– No sé quién seas, pero
estás a punto de meterte en problemas... pedazo de lata – finalizó sonriendo
ligeramente y con una mirada retadora.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario