Astra: Capítulo 7

El enfrentamiento que protagonizaron Milo y Hana terminó de una manera bastante favorable a las pretensiones de la maga, con un nuevo miembro para su orden continuará su camino... Disfruten la lectura :3



Parte 1

Al interior de la mansión Neo Génesis, el ruido producido por tacones que usaba la joven llamada Jayla, podían oírse golpeando el suelo mientras caminaba por uno de los amplios pasillos del lugar, cruzada de brazos y con una expresión de duda.
– Renegar... renegar... renegar... ¿a qué se refería?
Tras pasar de largo por una de las puertas de las habitaciones, una figura femenina se dejó ver saliendo de allí, cabello corto, celeste, y una figura esbelta se asomó detrás de Jayla.
– Oí que regresarías, pero no pensé que tan pronto... parece ser que la señora perfecta no pudo aguantar más y decidió salir corriendo de allá – dijo aquella mujer apostada sobre el marco de la puerta, cruzada de brazos y con una risa burlesca.
Aquel tono de voz hizo que la joven de cabello rosa detenga su andar.
Así que a esto es a lo que te referías... hermanito
Luego de haberse dado cuenta sobre a qué hacía referencia su hermano, Jayla mostraba una sonrisa disforzada, y sin reparos respondió a aquel comentario aún de espaldas.
– ¿Qué raro? De pronto el ambiente comenzó a apestar... huele como a... zorra.
Luego de decir estas palabras en voz alta, Jayla volteó para quedar frente a la mujer recostada sobre el marco de la puerta.

– ¡Ah!, debí suponerlo, estabas aquí... Jane.
Ambas jóvenes cruzaron miradas con sonrisas amargas, quedando en evidencia la mala relación que tenían entre sí, un aire intenso comenzaba a sentirse en el lugar.
– Tan vulgar como siempre – refirió la joven de cabellera corta.
– Disculpa por no ser tan refinada como tú – respondió Jayla con tono sarcástico.
Jane se separó del marco de la puerta y comenzó a caminar hacia Jayla, daba la impresión que trataba de no tomar en cuenta sus respuestas provocadoras; por el contrario, trataba de responder con el mismo tono.
– Lo sé, tal vez debería enseñarte modales...
La mirada desafiante que tenía Jane fue respondida de la misma manera por Jayla, quien no dudó en contestar.
– Claro, ven inténtalo...
Cuando la situación parecía que se pondría más tensa entre ambas jóvenes, una tercera persona se acercaba por detrás.
– Oigan ustedes dos – aquella voz se oyó en el pasillo –, ya dejen de estar comportándose como niñas.
Romeu Vitalis, uno de los magos de la organización, había estado observando desde unos momentos antes el altercado verbal de ambas jóvenes.
Ellas se detuvieron y Jane volteó de inmediato quedando las dos frente a Romeu.
Jane de inmediato reaccionó para evitar una reprimida mayor.
– ¿De qué hablas?, si nos estamos llevando de lo mejor, como siempre ¿verdad?
Con estas palabras volteó a ver a Jayla.
– Sí claro, nos estamos llevando de maravilla jeje.
Romeu cerró los ojos, por supuesto no creía una sola palabra de sus aclaraciones pobres.
Estas chicas no tienen solución, me haré viejo esperando el día en que comiencen a madurar.
El mago se lamentó como al parecer solía hacerlo con frecuencia, luego se dio vuelta para comenzar a caminar.
– Sí lo que digan... habrá una reunión, Kai nos quiere a todos en la sala principal, muévanse.
Jayla y Jane comenzaron a seguir a Romeu, evitando claro, verse una a la otra.
Aún se mantenía la tensión en el pasillo en el que caminaban los tres magos, un silencio como raras veces había entre los miembros de la élite. Jayla de brazos cruzados mirando a través de las ventanas que daban hacia uno de los jardines de la mansión, y Jane con la vista bien puesta al frente.
Romeu solía ser una persona a la que le importaba mucho las apariencias, que todos vean con respeto a la orden, no solo por su poder sino por su clase y comportamiento, la actitud que tenían Jayla y Jane no pasó desapercibida, así que optó por hablar para romper ese frío ambiente.
– Oí por Feraldus que se encontraron con Alexei en la entrada.
– Así es – contestó Jayla.
– Supongo que ya debes de saber que dejará la facción Jaeger... no te parece algo... ¿desatinado?
– ¿...?
La pregunta de Romeu no solo llamó la atención de Jayla sino también la de Jane, que de inmediato vio de reojos a Jayla esperando oír su respuesta. La joven de cabello rosa desvió la mirada hacia la ventana mientras mostraba una sonrisa.
– Pues... quizá tengas razón, pero... ¿acaso eso no lo hace divertido?
– Parece que aún no tomas con seriedad tu trabajo, acostumbras a tomarlo todo como un juego.
El comentario hizo referencia al carácter inmaduro pero divertido de Jayla, una joven de diecisiete años con una belleza fresca y jovial, ella solía ser a menudo muy divertida incluso en situaciones serias.
– Pero si estamos hablando de los Van Ewen, ya los conoces – expresó con ironía la no menos atractiva joven a su costado mientras ponía las manos sobre sus caderas.
– A ti nadie te ha pedido que opines... perrita.
– ¡¿Haah?!... ¡¡¿A quién le llamas perrita?!!
– ¡¡Es obvio que a ti!!
– ¡¡Ya me tienes cansada de lo mismo!! ¡¡¿Acaso no sabes decir otra cosa?!! Claro, ¿qué se puede esperar de una inmadura sin educación?
– ¿Sin educación? Jajaja... ¡¡para tu información mi familia ha tenido una mejor educación que la tuya!!
– ¡¿Ah sí?! ¡Pues solo has demostrado lo contrario! ¡Inmadura!
– ¡¡Mujerzuela!!
– ¡¡Loca!!
Ambas jóvenes comenzaron nuevamente a reñir olvidando que venían con Romeu, lo que habían olvidado además, para variar, era que este no acostumbraba a tolerar malas conductas, y de manera intempestiva se detuvo.
– Oigan ustedes – habló aparentemente tranquilo, y ambas, que ya estaban a punto de pasarse de la discusión verbal, se detuvieron y voltearon sus caras hacia él –, parece que no entienden las cosas de buena manera... ¿acaso quieren que sea a la mala?
Cuando oyeron esta pregunta, la expresión de fastidio que tenían las dos cambió de forma repentina, de pronto se sintieron intimidadas por la mala vibra que salía de su compañero.
Romeu seguía de pie sin voltear a verlas, con sus manos tomadas hacia atrás; ellas al instante se vieron entre sí por el rabillo del ojo y haciendo un gesto de fastidio giraron sus cuerpos quedando de espaldas y cruzadas de brazos una con la otra.
– N-No es necesario – afirmó Jane algo asustada y avergonzada por el pequeño número que había mostrado –, creo que me exalté un poco, pero eso ya no volverá a suceder.
– S-Sí, es cierto... no es necesario llegar a extremos – Jayla apoyó la respuesta de Jane.
– Pues bien, me alegra oír eso... ahora, sigamos.
Romeu comenzó a caminar nuevamente seguido por las jóvenes.

Parte 2

Ambos jóvenes se encontraban frente a aquella extraña presencia, Milo dejó de emitir aquella extraña aura mientras sostenía aún su arco.
La mala espina que le daba a Hana aquel ser hizo que por aquello que denominan instinto de supervivencia diera unos pasos atrás.
De pronto el silencio se vio interrumpido por una gruesa y áspera voz que provino de aquel sujeto.
– Sabía que se les ocurriría algo como esto.
La mente de Hana comenzó a instalar en ella pequeñas dosis de preocupación, sabía que las cosas ya no podían simplemente quedar allí.
– ¿Supiste entonces que te seguíamos?
– Supe que venían, pero no que intentarían meterse en problemas – contestó aquel extraño sujeto.
¿Supo que veníamos?
– Pude sentir sus presencias desde antes que llegaran, pero imaginé que pasarían de largo al no ver nada extraño. Y veo que me equivoqué; de cualquier modo no van a poder pasar.
El sujeto aquel comenzó a soltar unas pequeñas risas. Pero detrás de él se dejó ver la pequeña ardilla y se puso a correr alejándose de ellos.
Cuando Milo vio a aquel pequeño animal, Hana sintió que este por fin había tomado interés en lo que estaba sucediendo, y pudo hacerlo por la ligera sonrisa que él mostró.
– ¡Hana! ¡Ve tras ella!
Milo apuntó con el dedo detrás del sujeto mostrándole a Hana el pequeño roedor.
¡La ardilla!... tenemos que alcanzarla...
– Pero... – dijo Hana viendo al sujeto apostado delante de ellos.
– Ya se los dije, no van a pasar
– ¡Ve! – exclamó Milo –, yo me haré cargo aquí.
Cadenas negras comenzaron a caer bajo las mangas del sujeto, pareciendo tener vida propia. Hana dudaba de si hacerlo o centrarse en derrotar a aquel sujeto.
Hana temía que Milo tal vez podría pasarla muy mal si solo se iba dejándolo.
No puedo simplemente echar a correr, no sabemos qué tan fuerte pueda ser este sujeto, si me voy quizá...
Mientras trataba de pensar, Hana volteó a ver a Milo y se dio cuenta de la seriedad y concentración que este tenía.
Más que eso, parecía como si no estuviese dispuesto a ceder este enfrentamiento a nadie.
Hana sintió entonces que él realmente podría encargarse, quiso creer que así sería... y echando una sonrisa de confianza asintió con la cabeza.
Milo llevó su mano a la parte posterior para coger una flecha de su aljaba, se puso en posición de tiro teniendo como objetivo la cabeza del extraño sujeto.
– ¡Ahora!
Milo disparó la flecha y al mismo tiempo Hana salió corriendo tras la pequeña ardilla.
Aquellas cadenas negras bloquearon la flecha de Milo sin mucho problema ante el cuerpo estático del sujeto.
Más cadenas bajaron por las mangas de su traje y se dirigieron con gran velocidad y fuerza en la dirección de la joven.
Al ver cómo era perseguida por aquellas cadenas, Milo levantó su brazo también en la misma dirección y su mano generó una especie de círculo mágico, al instante una esfera de aire se formó alrededor de Hana y la rodeó mientras corría.
Cuando las cadenas llegaron, impactaron con gran fuerza sobre esta barrera torciéndose todas, de esa manera Hana pudo seguir su camino.
El sujeto ni siquiera había volteado a ver lo que había pasado, parecía bastante desinteresado en el escape de Hana.
Mientras tanto Milo, con su espada desenfundada, se había lanzado ya contra él.
– ¡Aquí estoy!
Milo trató de golpear a aquel sujeto, pero la gran cantidad de cadenas que se desprendían desde el interior sus prendas bloquearon el golpe.
Ahora estas cadenas habían rodeado al sujeto como una barrera defensiva girando a su alrededor.
Al instante estas se expandieron golpeando a Milo y echándolo hacia atrás.
Milo quedó impresionado con la gran reacción que tuvieron aquellas decenas de cadenas negras.
– Hiciste que perdiera una de mis presas, nadie puede escapar de las manos del gran Fazhir, primero me encargaré de ti y luego iré por ella... aunque quizá ya no sea necesario.
Aquel sujeto proclamó ser quien obtendría la victoria en la batalla, pero además agregó unas palabras adicionales que preocuparon a Milo.
¿Que ya no será necesario?
– Eso habrá que averiguarlo
Milo dejó ver una sonrisa oscura mientras volvía a tomar su postura de ataque.
Mientras de ese lado se preparaba un enfrentamiento, varios metros más adelante Hana seguía corriendo a través de los pedregales moviendo la cabeza de un lado a otro mientras buscaba con la mirada en todas las direcciones a aquella pequeña ardilla.
– ¿Dónde se ha metido?
Después de haber avanzado algunos metros más, Hana se detuvo cuando vio delante una enorme cueva al pie de una montaña rocosa.
La forma tétrica que esta tenía hizo que Hana sintiera un poco de escalofríos.
– ¿Q-Qué es esto?
La pequeña ardilla volvió a aparecer viendo a Hana desde la entrada de aquella cueva y de inmediato se puso a correr hacia el interior.
– ¡Oye espera!
Cuando ella corría pensando en entrar, pudo sentir algo que hizo que se detuviera intempestivamente.
Hana lo sintió llegando desde la parte superior, así que alzó la vista al cielo.
¿Huh? ¡Algo se acerca!
Se percató entonces que aquello que sentía llegaba desde lo alto, y con la cabeza levantada pudo ver un destello llegando a gran velocidad hacia donde se encontraba.
¡¿Qué es eso?!
No iba a esperar que impactara contra ella, su reacción inmediata fue saltar para alejarse de ese lugar, y casi de inmediato aquel destello impactó contra el suelo ocasionando un gran estruendo que levantó a su vez una gran cantidad de polvo.
Hana se cubrió con los brazos, cruzándolos sobre su rostro.
Apenas podía ver dentro de aquella cortina de polvo que aún no terminaba de caer cuando alcanzó a oír una voz, parecía como si alguien hablara a través de una armadura.
– Mmmm... el ingreso a esta zona es prohibido... acabaré contigo por esto mmm....
El polvo comenzó a desaparecer y una gran silueta comenzó a quedar frente a sus ojos.
Una armadura de gran volumen se encontraba de pie frente a Hana, extrañamente estaba cubierto de púas por todos lados y además traía cuernos laterales en el casco.
El interior no podía distinguirlo en absoluto, la criatura medía aproximadamente unos siete metros de estatura; bastante aterrador para la vista de una persona cualquiera, pero Hana no precisamente era una persona cualquiera.
– ¿Matarme?
Hana desenfundó la espada de gran tamaño que traía en la espalda y sostuvo el mango con ambas manos mientras apuntaba directamente contra su enemigo.
– No sé quién seas, pero estás a punto de meterte en problemas... pedazo de lata – finalizó sonriendo ligeramente y con una mirada retadora.


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