CAPITULO 1: LA PRINCESA, EL CABALLERO Y EL MERCENARIO.
Parte 1
Midgard, un reino próspero y pacífico,
donde todos sus ciudadanos podían vivir tranquilos sin preocuparse por el
hambre y la pobreza, en el centro del reino se encontraba una gran pared de piedra,
esta pared protegía el majestuoso Palacio de Midgard, lugar donde vivía el XIX
Rey de tal nación, las puertas que daban acceso al Palacio siempre estaban
cerradas, solo un selecto grupo de personas tenían permitido el libre acceso.
Pero hoy era un día especial, las
puertas que siempre estaban cerradas estaban abiertas para todo el reino, la
princesa del Palacio celebraba su transición de niña a mujer.
Todos los ciudadanos de Midgard
estaban invitados, sean niños, adultos o ancianos, nada importaba, todos eran
bienvenidos a semejante evento.
En el interior del Palacio el ambiente
era el de una fiesta, niños jugando, los adultos comiendo y bebiendo, parejas
bailando, todo era perfecto.
Todas las personas que estaban en el
interior llevaban en sus rostros antifaces, esto daba cierto aire de misterio
al evento, no era como si se impusieran pero la mayoría encontraba divertido el
ocultar sus identidades mientras disfrutaban de la lujosa fiesta.
El anfitrión de la fiesta era el Rey
Gustaph, un hombre justo y honesto que siempre pensaba en la forma de servir a
su pueblo, él era el tipo de Rey que daría todos sus tesoros si eso salvaba la
vida de sus residentes, ese era el tipo de persona que era.
Mientras todos pasaban un buen rato en
el palacio no habían rastros de la princesa, ella estaba siendo vestida por sus
sirvientas en su habitación, rodeada de cuatro mujeres con ropa de mucamas se
encontraba solo en ropa interior mientras le hacían su peinado, la chica tenía
un hermoso cabello violeta, su piel era tan blanca como la nieve, sus hermosos
ojos reflejaban un indescriptible brillo y su altura era de 1,60
aproximadamente.
Cuando por fin terminaron su peinado
continuaron poniendo su vestido y sus zapatos, sus guantes, prosiguieron con
sus accesorios y terminaron poniendo una tiara en su cabeza.
La princesa estaba lista, las
sirvientas estaban maravilladas con el trabajo que habían hecho.
Un firme toc toc interrumpió el alegre
y satisfactorio momento.
Una de ellas se acercó y abrió la
puerta, al otro lado se encontraba el guardia encargado de vigilar que nadie
intentase entrar a la recamara en la que la chica estaba siendo vestida, pero
la persona que quería entrar era el mismísimo rey y padre de la muchacha por lo
que no se resistieron y lo dejaron entrar, las mucamas hicieron una reverencia
al unísono y se retiraron de la sala dejando a padre e hija a solas.
La apariencia del Rey demostraba mucha
sabiduría, tenía una espesa barba y su cabello canoso le llegaba cerca de las
manos, su rostro estaba arrugado por la edad, tenía una mirada fija y sus ojos
de color violeta tenían un raro brillo que le daba cierta majestuosidad, su
traje era bastante simple, este carecía de joyas pero no dejaba de ser idóneo
para él, su presencia era suficiente para que todos a su alrededor guardasen
silencio.
-
Estas preciosa- Dijo el Rey impresionado por la belleza de su hija. - Eres
igual de hermosa que tu madre-
-
Me hubiese gustado que ella estuviera viva para celebrar los tres juntos- Dijo
cabizbajo la chica.
Ambos permanecieron en silencio por un
momento, tal vez lo hicieron por respeto a su difunta madre, la cual murió al
nacer la princesa, el Rey lentamente se sentó al lado de su hija.
- Cariño, el día
de hoy serás una adulta, como única princesa deberás aprender a llevar este
reino por buen camino-
La chica puso una cara de poco
interés, era obvio que ella no estaba interesada en cosas como la diplomacia o
las reuniones con los altos mando del reino, pero cambio su cara y le
respondió.
-
No te preocupes, todo estará bien-
El padre le sonrió, puso su mano en su
bolsillo y saco un collar, el collar era de oro puro, por como lucia se podía
calcular que tenía un alto precio, pero lo que en verdad tenía un precio
incalculable era la joya que se encontraba en centro, una hermosa amatista.
-
¿Eso es?- Preguntó la sorprendida chica.
-
Si, este es el mismo collar que tu abuela le dio a tu madre cuando nos casamos
y es el mismo que ella debía darte cuando tú encontráras a la persona con la
que pasarías el resto de tu vida… - El amable hombre tomo una pausa, como si
recordara a su difunta esposa y luego prosiguió. - Pero ya es tiempo de que
esta reliquia te pertenezca, ahora que eres adulta eres capaz de llevar con
orgullo esta joya-
La chica tomó el preciado accesorio y
se lo puso en su cuello, la joya que iba en el centro del collar, combinaba muy
bien con los brillantes ojos color violeta de la princesa.
-
Yo, cuidare muy bien este collar-
-
Bien ya es hora de que la persona más importante de esta fiesta haga su
esperada aparición ¿No te parece? - Le preguntó el hombre poniendo una sonrisa
en su rostro.
En respuesta la hermosa princesa le
correspondió su sonrisa.
Parte 2
No importaba si era de este reino o
viniese de alguna ciudad vecina, todos estaban invitados, por lo que una gran
cantidad de personas aprovecharon la oportunidad para comer y beber cosas que
normalmente no podían.
Y entre ellos se encontraba cierto
joven.
Este vestía un elegante atuendo, su
cabello era completamente negro y estaba desordenado, casi como si nunca en su
vida se hubiese peinado, su piel tenia cierto tono moreno y sus ojos estaban
cubiertos por un antifaz.
-
Esto…-
Dijo para sí mismo el solitario chico mientras
se dirigía raudo hacia una de las largas mesas que tenían una gran variedad de
fina comida.
-
“Eso” puede esperar un momento ¿Cierto?-
Y sin más demora comenzó a comer a
toda velocidad, todos a su alrededor comenzaron a ver al chico que comía como
si no lo hubiese hecho en días, pero a él no parecía importarle en absoluto,
solo estaba concentrado en comer toda la comida que fuera posible.
El sonido de una trompeta se escuchó
en toda la sala, los invitados dejaron de comer, bailar y hablar, la música que
llenaba el salón dejó de escucharse, todos prestaron atención hacia donde había
sonado el instrumento.
Los guardias que esperaban en la
puerta central de la sala comenzaron a ponerse en fila haciendo un pequeño
pasaje, el que parecía ser el de mayor rango levantó su lanza y todos los demás
lo siguieron creando una imagen increíble, el mismo guardia que tocó la
trompeta lo volvió a hacer y con una fuerte voz dijo.
-
Con ustedes la princesa del reino de Midgard, hija del Rey Gustaph,
Hotaru-sama-
Todos los presentes comenzaron a
aplaudir, pero no eran aplausos que hicieran por obligación, ellos estaban
admirados por la belleza de la chica.
La princesa Hotaru, tenía una
cabellera violeta atada con un hermoso lazo color naranjo, su vestido era color
morado, con un escote que acentuaba sus pequeños pechos, en su cintura un lazo que
caía por la parte posterior del vestido, la tela terminaba cerca de sus caderas
continuando con unas blondas violetas y terminando con telas blancas que caían
hasta el piso cubriendo sus pies demás de una simple pero radiante tiara sobre
su cabello.
Pero lo que más destacaba su hermosura
era el bello collar dorado con la brillante joya violeta que traía en su
cuello.
El chico de traje que tenía su boca
llena de comida tragó rápido y se acercó a donde estaba la multitud.
La princesa bajó tres escalones, que separaban
la pista de baile de la puerta por donde había salido e hizo una reverencia
como agradecimiento a todos los presentes.
El Rey apareció de un balcón que se
encontraba incluso más arriba que el segundo piso, él levantó sus manos y dijo
fuertemente.
- ¡¡¡Que continúe
la fiesta!!!-
El ambiente de la fiesta regresó,
todos reanudaron lo que hacían cuando los interrumpieron.
La chica estaba un poco nerviosa,
después de todo esta fiesta era para ella y no estaba tan segura de lo que
debía hacer.
Eso hasta que un joven se paró frente
a ella, el chico de cabello negro hizo una reverencia y extendió su mano hacia
la sorprendida princesa, ella le respondió con otra reverencia y tomó su mano,
ambos comenzaron a bailar.
Los guardias reales del Palacio de
Midgard eran excelentes peleadores, espadas, lanzas o simplemente con sus
puños, todos eran muy buenos con sus respectivas armas, en el salón habían
aproximadamente 50 caballeros, algunos en las puertas, otros rodeando el
perímetro, estos tenían una armadura plateada que protegía todo su cuerpo y en
sus cabezas un casco que solo mostraba los ojos de los hombres, pero en el
salón habían tres guardias que destacaban sobre los otros.
Los encargados de la seguridad
personal de la familia real, estos eran los caballeros más habilidosos de todo
el reino y habían sido escogidos para que lucharan a muerte por ella, dos de
ellos eran los protectores del Rey y se diferenciaban por tener una bufanda
roja que caía por su espalda, el tercer caballero estaba destinado para la
protección de la joven princesa, este se diferenciaba por tener una bufanda
color azul.
El caballero de bufanda azul miraba
fijamente a la princesa mientras un tipo estiraba su mano y la muchacha le
respondía poniendo sus dedos sobre esta.
El misterioso joven tomó a la princesa
y comenzó a girar siguiendo el ritmo de la música que había de fondo, 1, 2, 3,
1, 2, 3, decía la princesa en su mente para no perder el ritmo de sus pies, el
chico que tenía su mano en su cintura la miraba fijamente, o eso era lo que
creía la princesa, ya que sus ojos estaban ocultos por el antifaz, pero aún
estaba interesada en él.
Cuando se calmó un poco comenzó a
hablar.
- Creo que nunca
había visto a alguien como tú por aquí-
El chico levantó su mano y le dio una elegante vuelta
para luego responderle.
- Eso es porque
no soy de estas tierras, solo tenía curiosidad por lo que pasaba aquí adentro-
La respuesta del joven despertó aún
más el interés de la princesa, lo que más quería en este momento era ver la
cara del hombre con el que estaba bailando.
- Entonces que te
pareció....-
Ella fue interrumpida por un abrupto
apagón, toda la sala quedo en tinieblas, la multitud de personas comenzó poco a
poco a perder la calma, mientras que los caballeros estaban en guardia, incluso
en la oscuridad estaban listos para acabar con el enemigo.
Atroces gritos comenzaron a escucharse
en la negra oscuridad, uno a uno los gritos se hacían más intensos.
La princesa Hotaru incapaz de ver lo
que había frente a ella comenzó a desesperarse, pero el chico a su lado la
acercó a él y le dijo calmadamente.
- No te alejes de
mí-
La chica asintió tímidamente, aun
sabiendo que el joven a su lado no sería capaz de verla, entonces el misterioso
joven decidió entrar en acción levantando su mano izquierda e infló sus
pulmones a su máxima capacidad.
- ¡¡¡CRUX!!!-
Gritó con toda su fuerza.
La chica no entendía que sentido tenia
gritar ese raro nombre, entonces la luz en todo el salón volvió, muchos de los
invitados y guardias estaban en el suelo, todos acompañados de charcos de
sangre, la princesa no pudo evitar llevar sus manos a su boca, cuando miró a su
alrededor ella y el calmado joven estaban completamente rodeados por casi 30
hombres, todos ellos con armas ensangrentadas en sus manos, todos tenían
sonrisas en sus rostros, ellos habían asesinado a todos los que se encontraban
en el suelo.
- Oye, mocoso,
suelta a la niña y no te ocurrirá nada-
Dijo uno de los asesinos.
- Si nos la das
tal vez no terminemos con tu vida-
Dijo otro.
El joven de negro no reaccionó,
parecía que los miraba fijamente, los asesinos comenzaban a perder la paciencia
y todos a la vez se lanzaron hacia el joven y la princesa.
Pero algo completamente raro estaba
ocurriendo, las puertas del palacio que habían sido cerradas por los asesinos
habían volado de su posición normal y estaban en el suelo, una gran espada con
forma de cruz volaba a toda velocidad desde fuera del palacio hasta donde
estaba el grupo de asesinos.
- ¿Una espada?-
Exclamó la princesa que aún estaba siendo tomada por el misterioso joven.
El joven levantó su brazo izquierdo y
la espada se detuvo en su mano.
La chica miró asombrada a la espada,
el joven levantó aún más su arma y la abanicó hacia abajo.
Una ráfaga color negro envolvió a los
dos jóvenes y esta se expandió, provocando que los tipos que los rodeaban
fuesen arrojados hacia atrás impactando con las gruesas paredes del palacio,
incluso cuando la misteriosa ráfaga que emitía leves llamas color negras
impacto con la pared no desapareció, los asesinos que se encontraban entre las
paredes y la ráfaga fueron golpeados tan ferozmente que ninguno volvió a
ponerse de pie.
-
In-increíble- Dijo boquiabierta la princesa.
El joven la miró con cara rara y notó
que más asesinos se dirigían hacia ellos, puso su espada en su espalda y tomó a
la princesa en brazos.
-
¿Ehh… que haces?- Dijo la chica sorprendida mientras movía sus brazos y
piernas.
-
Solo quédate quieta- Le respondió el joven de elegante traje.
Él dio un salto, ese salto parecía
tener mucha fuerza, por la velocidad en la que iban el antifaz del joven se
desprendió de su rostro, lo que dejó ver sus ojos, la joven princesa quedó
deslumbrada por lo que vio, unos ojos carmesí que brillaban intensamente
haciendo que el alrededor se volviese incoloro.
Parte 3
-
¡Hotaru!, ¡Hotaru!-
Gritaba desesperadamente el rey desde
su balcón en el tercer piso.
La habitación en la que estaba siempre
era custodiada por cinco guardias además de los dos que siempre estaban con él,
por lo que se podía decir que estaba seguro, pero era incapaz de saber si su
única y preciada hija corría su misma suerte.
-
¡¿Hotaru, donde estás?!- Volvía a gritar.
Hasta que por fin la vio, su hija
estaba en los brazos de un misterioso hombre de traje negro, este hombre
llevaba una espada en su espalda y había repelido a una horda de asesinos, al
parecer él estaba protegiendo a su hija.
El color volvió a su cara y sus
hombros se relajaron.
-
Menos mal- Suspiro el Rey.
Pero su tranquilidad desapareció
enseguida, los civiles a los que había invitado para la fiesta de su preciada
hija estaban siendo asesinados uno a uno, los guardias que estaban luchando
contra los asesinos eran fuertes, pero los asesinos los superaban en número, la
puerta que había sido rota por una rara espada dejaba entrar a más de esos
asesinos, actualmente su número sobrepasa los 100 hombres mientras que los
guardias no eran más de 50.
Desde fuera de la habitación del rey
se escuchaba mucho ruido, pero él no le prestaba atención, hasta que por fin la
puerta que lo separaba de los asesinos fue abierta, un grupo de 10 estaban
entrando, a sus pies los cinco guardias más sus dos protectores personales
estaban completamente imposibilitados para protegerlo.
Ellos estaban muertos.
Uno de los asesinos se adelantó a los demás y
le hablo al distraído Rey.
-
Rey, podríamos evitar todo esto si me entrega la Joya de Naaga-
Pero el Rey no estaba escuchando lo
que decía, él tenía clavada la mirada en lo que ocurría en el balcón del
segundo piso.
El despiadado asesino se acercó más al
rey y lo apuntó con su arma cubierta de sangre.
Parte 4
El misterioso joven de ojos carmesí
aun cargaba a la princesa, Hotaru estaba completamente perdida, pero su mirada
volvió en sí, pero no miraba al joven, tampoco a los asesinos que corrían hacia
donde estaba ella, su mirada estaba clavada en el balcón de su padre en el
tercer piso, el viejo Rey estaba viéndola con cara de preocupación, atrás suyo
un hombre de aspecto maltrecho estaba sosteniendo una especie de machete
cubierta de sangre.
La chica se bajó de los brazos del
joven de negro, corrió al barandal del balcón e intentó acercarse lo más
posible a su padre.
Parecía como si en cualquier momento
se caería, pero a ella no le interesaba, ella le advirtió al rey.
-
¡¡Padre!! ¡¡Atrás tuyo!!- Gritó desesperadamente.
Pero fue demasiado tarde, el tipo
incrustó su filosa arma en la espalda del rey, los 10 asesinos reían a
carcajadas, el Rey cayó por el balcón del tercer piso impactando en la fría
loza de la primera planta, él murió al instante.
El tipo que había cometido tal crimen
se asomó por el balcón y les dio una orden a todos sus subordinados.
-
¡El viejo no tenía la joya! ¡Busquen a la princesa! ¡No me importa si la matan,
solo tráiganme la joya!-
Esas palabras fueron suficientes para
levantar la moral de todos los asesinos, el rey ya estaba muerto, los civiles
invitados ya se encontraban en el suelo sin vida, solo unos 20 guardias podían
pelear, todo estaba a favor de los asesinos.
La chica cayó en sus rodillas y con
una mirada perdida comienza a llorar, su única familia estaba tendida en el
suelo sin vida, ella no pudo hacer nada para que esto no ocurriera.
El misterioso hombre que estaba tras
ella solo la miraba.
El muchacho miró como iba todo en la
primera planta, la mayoría de los presentes estaban muertos, los guardias
morían poco a poco, en el balcón del segundo piso solo estaban ellos dos y los
asesinos que venían por sus vidas, el joven de ojos carmesí puso su mano en la
cabeza de la chica y le dijo.
-
No llores…- Luego negó con su cabeza. - No, llora, pero no te quedes sentada
sin hacer nada esperando que todo se solucione por si solo-
La chica levantó su cara llena de
lágrimas y miró al joven que la animaba.
-
Si tienes tiempo para estar de rodillas, puedes buscar al responsable de este
ataque y preguntarle cara a cara porque ha hecho esto-
La chica no podía evitar sentirse
interesada por aquel joven, alguien a quien no conocía la había salvado de ser
asesinada y ahora le daba ánimos para que no cayese en desesperación, pero eso
no era suficiente para calmar su corazón el cual había perdido a su padre, pero
aún así ella le agradeció como es debido.
-
Muchas graci…-
La princesa no pudo terminar de
agradecer al joven.
Un centenar de asesinos los rodeaban,
la chica estaba sorprendida, el joven de negro la había tomado fuertemente y la
puso frente a él cargando la espalda de la frágil chica al pecho del fuerte
joven.
Entonces sacó su espada y la puso
frente a la muchacha.
-
No permitiré que nadie le toque un pelo a esta chica-
La espada estaba de tal forma que
impedía que los hombres lanzaran flechas o algún objeto e impactaran en la
chica, pero desde otra perspectiva se podría interpretar como si el muchacho
del elegante traje estuviese a punto de cortar el delicado cuerpo de la
princesa.
Los asesinos estaban comenzando a
perder la paciencia.
La idea original era robar la joya de
la Familia Real, no importaba si la chica moría, pero el orgullo de los
asesinos estaba siendo manchado por el muchacho que aparentaba los 20 años,
ellos querían gozar con la muerte de la joven princesa.
-
Maldito mocoso, no juegues con nosotros- Dijo uno de los asesinos.
La multitud de hombres se abalanzó
hacia los dos jóvenes, la intención era matarlos a ambos, pero antes de que
pudieran hacer nada una ráfaga de viento impactó con ellos y los mandó a volar
hacia todas direcciones derrotándolos a todos, lo único que se pudo notar
claramente era un casco de metal que estaba rodando en el suelo, mientras que
la espada del joven chico era impactada por una filosa lanza provocando enormes
chispas.
La princesa cayó al suelo de frente
por el impacto de ambas armas, ella abrió sus ojos y lo que vio fue a su rubio
protector que estaba frente a frente al misterioso joven de ojos carmesí.
Su protector personal era un chico de
19 años, él era bastante alto, y su cuerpo parecía bastante trabajado, el muchacho
había sido el guardián personal de la princesa desde que ella tenía 5 años, a
los 7 años ya era bastante habilidoso y digno de proteger a la princesa del
reino, y a medida que pasaron los años
fue perfeccionando su técnica y mantuvo su título de guardia de la familia
real.
-
H-Hogo-
Titubeó la sorprendida princesa.
-
Como te atreves a tocar a Ojou-sama con tus sucias manos-
Dijo el furioso guardia.
-
Esto no es asunto tuyo-
Le contestó el joven espadachín.
Una serie de golpes comenzó, el sonido
de ambas armas era estruendoso, las luces provocadas por las chispas eran
suficientes para notar la gran fuerza que tenían ambos jóvenes, ninguno de los
asesinos consientes quería acercarse a tales monstruos, las ondas expansivas
que provocaban los golpes destruían los alrededores del palacio.
-
Ya me cansé de ti- Dijo el joven mientras agitaba su gran espada. -
¡¡¡Kokuryu!!! [Dragón negro]- Gritó el espadachín.
Un enorme dragón que desprendía llamas
color negro salió de la larga espada con forma de cruz, este milenario ser iba
dirigido al guardia que estaba sorprendido por el raro ataque, él no tenía
ninguna técnica que pudiese usar para contrarrestarla así que solo podía
esquivar la monstruosa manifestación de llamas negras.
Todos quedaron impactados por
semejante poder, la princesa estaba boquiabierta, el caballero encargado de la protección
de la princesa estaba en el suelo sin entender como alguien era capaz de usar
semejante técnica, mientras uno de los asesinos que había sido derrotado levantó
su dedo apuntando al joven espadachín.
-
Un hombre de cabello negro, una espada con forma de cruz capaz de invocar
dragones negros, él es... el mercenario Kokuryu-
-
¿Mercenario?- Se preguntó la princesa.
El mismo asesino que había hablado
puso una macabra sonrisa en su rostro, acompañado de una pequeña pero malvada
risa.
-
Espera a que Zefiro-sama se entere de que aun estas con vida-
Los brillantes ojos carmesí se
volvieron aún más intensos, el joven que se dedicaba a hacer trabajos como
mercenario se aproximó al asesino que había dicho esas palabras, lo sujetó de
su ropa y lo levantó hasta ponerlo a la altura de sus ojos.
-
¿Dónde está ese maldito de Zefiro?- Dijo el joven que estaba completamente
enojado.
El asesino solo le respondía con la
misma sonrisa malvada acompañado de un jejeje.
El chico lanzó al asesino con todas
sus fuerzas contra un pilar del palacio, el pilar al ser impactado por tal
fuerza se desmorona y el hombre quedó enterrado bajo los escombros, una vez más
el joven levantó su espada, la abanicó hacia abajo.
-
Ryutai- [Fluido del dragón].
Muchos pequeños dragones comenzaron a
salir de la espada del misterioso joven de negro, cada dragón no media más de
50 centímetros y todos comenzaron a dirigirse hacia todos los asesinos, los que
estaban consientes e inconscientes, los dragones se metían en sus cuerpos, y
los asesinos comenzaron a caer uno tras otro sin conciencia.
El joven mercenario volvió a poner su
espada en su espalda y abandonó el Palacio.
Los únicos que quedaban de pie fueron
la princesa y el caballero.
Parte 5
Ya fuera del palacio el mercenario se quitó
el elegante traje que había quedado maltrecho en el intercambio de golpes que
tuvo con el caballero, su vestimenta actual solo contaba con una playera, unos
jeans y un largo abrigo que llegaba hasta sus rodillas, toda su ropa era completamente
negra y en su cuello un colgante color blanco que tenía cierto parecido a la
mitad de un corazón.
Pero justo cuando se disponía a irse
un sonido llamo su atención y despertó sus reflejos, pero se calmó al ver salir
de unos arbustos a la princesa Hotaru y a su guardia Hogo.
-
¿Qué hacen aquí?- Preguntó molesto el joven de negro.
La chica que había cambiado sus ropas
por otras menos elegantes y más cómodas le preguntó al mercenario.
- ¿Qué harás
desde ahora? ¿Cuál es tu nombre?-
El chico de la lanza, Hogo, el cual ya
no contaba con su pesada armadura interrumpió a la chica.
- Ojou-sama
¿Acaso olvida que este tipo estuvo a punto de matarla?-
- ¿Matarme, de
que hablas?- Dijo ella.
El chico encargado de la protección de
la princesa le contó lo que había presenciado mientras la muchacha negaba todo
y le relataba lo que había ocurrido realmente.
-
...-
Entonces los dos miraron al chico de
negro, por un lado la miraba tierna de la princesa y por el otro la mirada
asesina del rubio caballero.
- ¿Cuál es tu
nombre?- Volvió a preguntar la chica.
- Espere,
Ojou-sama-
Ambos ignoraron al caballero.
-
Solo vine aquí porque escuché un rumor de que Zefiro atacaría el palacio, pero
ese maldito ni siquiera vino en persona, ya me voy, nos vemos-
-
Espera-
Lo detuvo la princesa y luego prosiguió.
-
Yo te quiero dar las gracias, la vida de mi padre y mi gente fueron tomadas y
yo... tal vez ahora estaría llorando o en el peor de los casos estaría muerta-
Hotaru bajó su mirada unos segundos
pero se armó de valor y enfocó su mirada a los ojos carmesí del chico que
estaba frente a ella.
-
Gracias por salvarme y por no dejar que me hundiera en la desesperación, ehh...
¿Tu nombre?-
Era la tercera vez que le hacia esa
pregunta.
- Mi nombre es Iohei
y me estoy en búsqueda de Zefiro-
- Yo soy Hotaru,
Iohei-kun-
La mirada de la muchacha tenía cierto
brillo inexplicable.
-
Nosotros iremos contigo en búsqueda de Zefiro-
Ni el mercenario ni el caballero
dijeron nada.
- ¿A qué te
refieres con "nosotros"?-
- Debemos atrapar
a Zefiro- Dijo como si la pregunta que le hicieron fuera rara. - Tú dijiste que
debía hacer algo por mí misma-
Lo recuerda, el pequeño momento en el
que le dijo esas palabras aparecieron en la mente del mercenario.
- Olvídalo, no
pienso cargar con ustedes- Se quejó el mercenario.
- Es cierto
Ojou-sama, nosotros dos somos suficientes-
Reclamó el caballero.
- Pero Iohei-kun
es muy fuerte, si somos tres será más fácil-
Volvió a mencionar la chica.
Iohei no necesitaba compañeros, él llevaba
viajando solo un par de años por lo que la idea de tener acompañantes no era
muy llamativa.
Pero de repente su expresión cambió.
Ella es la princesa del Reino de
Midgard, ósea que debe de tener mucho dinero, si tiene dinero significa que
puede pagar por hospedaje, comida... si viaja con ella podrá derrotar a su
mayor enemigo en este viaje.
La pobreza.
- Acepto que
vengas conmigo- Se detuvo un momento. - ¿Puedes defenderte sola?-
- No- Dijo la
chica como si fuese normal que fuera así.
El mercenario suspiró fuertemente
preguntándose si su decisión fue la correcta.
- Descuida, yo
protegeré a Ojou-sama, no dejare que ningún estúpido lagarto le ponga una mano
encima-
- ¿Qué dijiste?-
Lo encaró el mercenario. - ¿Quién querría ponerle la mano encima a ella?-
La princesa se puso en medio de ambos
tratando de detenerlos y dio un pequeño grito.
-
¡Vamos! ¡Debemos encontrar a Zefiro!-
Entonces con Iohei como líder dieron
su primer paso del que sería el comienzo de una gran aventura.
Oye me gusta, me gusta.. sobre todo Ojou-sama
ResponderBorrarcuando vi que tenia 1 comentario me puse mas nervioso que para mi graduación :'D, gracias por comentar
Borrarlol... vamos a ver que tal se desarrolla ese triangulo :3
Borrarwow que bakan la historia quiero la parte 5 ahora estaba super interesante ,sobre todo quiero saber que pasara con hotaru sama , k lata me paso como cuando sigues un anime en emisión y lo alcansas al dias y tienes k esperar otra semana para saber k pasara nooo quiero saber k pasara envia la parte 5 y sere un fanboy de las joyas del mundo pero le falta mas trama pero cache k era de pelea y se me paso ajjajaja te ganaste su merecido like buen hombre xd
ResponderBorrarya se quien eres "anónimo" :v
Borrarnose si me conoceras solo se k soy un fan de lo k es bueno asique te has ganado mi comentario es un honor asique sientete realizado como mangaka novelista solo soy un simple anonimo
BorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
Borrarborraron mi comentario :(
BorrarMuy buen primer capítulo, me gusta la narrativa en tercera persona, para este tipo de historias es lo mejor de lo mejor, jejejeje. Seguiré el desarrollo, pero hasta ahora, muy bien :D
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