Sin más que decir tengan una buena lectura.
CAPÍTULO 7: HUMANO
Parte 1
Hace mucho tiempo, exactamente hace 13 años ocurrió un
suceso que cambiaría para siempre a Toru Eressea.
Una niña de 8 años corría por el bosque, no había
nadie más a su alrededor, la niña corría y corría hasta que llegó a un pequeño
prado donde crecía una hermosa flor roja, ella se puso de rodillas y contemplo
la hermosa flor, hay estuvo por casi 2 horas, hasta que una hermosa voz resonó
en el inhabitado bosque.
- Hija mía ¿Dónde estás?-
La niña de largas orejas oyó la voz que la llamaba y
corrió en dirección a la mujer que le habló.
- Mamá, mamá, aquí estoy -Grito la pequeña.
La niña abrazó las piernas de la hermosa mujer, ella
tenía cabello verde que llegaba hasta sus hombros y dos largas orejas a cada
lado, su cara demostraba que era una mujer muy calmada y comprensiva.
Ella era la madre de la pequeña niña.
- Ya te he dicho que no puedes entrar tan adentro en
el bosque, Erunalvórima-chan- Dijo ella.
- Pero- Debatió la pequeña.
El nombre de la pequeña niña de 8 años era Erunalvórima,
una pequeña de cabello celeste y que a esta edad estaba llena de energía.
- Mira- Apunto Erunalvórima en la dirección donde se
encontraba la flor. - ¿No es linda?-
Pero de pronto un pequeño conejo saltó desde un
arbusto a la desprotegida flor, el aterrizó sobre la flor y esta se cortó de su
frágil tallo.
La niña corrió hacia su preciada flor.
- ¿Por qué?...- Le preguntó al aire.
La madre de Erunalvórima caminó hacia aquel pequeño
prado.
- La "Flor Lórein" es una planta que solo
crece en esta isla, es muy raro encontrarse con una- Dijo la madre mientras
tomaba la flor.
- ¿Volverá a crecer?- Preguntó inocentemente la
pequeña.
- Claro que lo hará pero le tomará mucho tiempo el ser
como hace un momento-
La niña se puso triste, ella quería mucho aquella
flor, por lo único que venía a aquel bosque era para poder ver la majestuosidad
de aquella planta.
Pero su madre la interrumpió.
- No estés triste- La madre tomo la planta y la puso
entre el pelo de la chica de largas orejas - Tú puedes ser capaz de salvar a
nuestra pequeña amiga-
- ¿...?- La niña se preguntaba a qué se refería.
- Ya lo sabes ¿Cierto? a muy temprana edad fuiste
capaz de utilizar magia curativa-
- Si- Respondió Erunalvórima con su cabeza.
La flor que ya comenzaba a notarse su debilitamiento
nuevamente volvió a tener su hermosura, la misma hermosura que la niña
admiraba.
Erunalvórima no podía verla en su cabeza, pero sentía
una energía fluyendo por aquella flor.
- Tú eres especial, tu don es curar todo lo que te
rodea, tú puedes devolverle la sonrisa a cualquier persona que está herida-
Eso fue lo que ocurrió, la magia de Erunalvórima
estaba alimentando a la bella flor, esta estaba sana y salva en su cabello.
La niña volvió a abrazar a su madre, ella estaba muy
feliz.
- Gracias- Dijo la pequeña.
La madre le sonrió y ambas tomaron el camino de
regreso.
La niña comenzó a cansarse a medio camino por lo que
la madre tuvo que cargarla en su espalda, al dormirse ella tubo un sueño, los
mares, las montañas las praderas, ella soñaba con ver cada rincón del mundo con
sus propios ojos, cada día desde que recuerda a soñado con salir de aventura y
recorrer por todos los países e islas que le fueran posible.
- Buaaa- Bostezó Eru.
- Ya despertaste Erunalvórima-chan- Le dice la madre a
la somnolienta niña.
La pequeña niña abrazó su espalda con fuerza.
- Mamá, tú espalda es muy cálida, me gusta ir en ella-
La mujer al escuchar lo que su pequeña hija le decía
sonrió gentilmente y le dijo.
- Me alegra que te guste ser cargada por tu madre-
- Jiji- Rió ella. - Mamá, ¿Sabes qué? Volví a soñar
con los paisajes del mundo-
- Te deben gustar mucho esos lugares, siempre sueñas
con ello- Le respondió su madre.
- Si, me gustan mucho-
- Entonces deberías salir y verlos con tus propios
ojos- Le sugirió la mujer. - No existe mayor placer que salir y vivir tus
propias experiencias, conocer personas, algunos se convertirán en preciados
amigos de quienes no te querrás separar jamás- La mujer tomo una pequeña pausa
y continúo. - Incluso puede que conozcas al hombre con el que vivirás el resto
de tu vida-
- Ehhh...- Se quejó la niña. - Yo quiero ver el mundo,
no quiero conocer a ese hombre-
- Jajaja, aun eres muy pequeña para comprender la
importancia del amor-
El árbol Yggdrasil era visible desde cualquier parte
de la isla, al norte del gigante árbol se encontraba el Palacio de Menegroth, madre e hija ya se aproximaban al majestuoso palacio.
Un niño se acercaba él tenía aproximadamente 12 años,
en su cintura llevaba una espada, él corría desesperadamente hacia la mujer y
la niña.
- ¿Pero dónde se encontraba, Aranel-sama?- Preguntó
muy preocupado el niño.
- Oh, Elwe-kun, eres tu- Respondió la mujer con mucha
calma.
- ¿Qué quiere decir con Oh, Elwe-kun, eres tú?- Dijo
el joven de la espada imitándola. - No sabe todo lo que la he buscado-
- Vamos, cálmate, solo salí a buscar a
Erunalvórima-chan-
- ¿E-Erunalvórima? ¡¿Erunalvórima-sama volvió a
escapar?!- Grito el niño.
- Si- Respondió Eru, levantando su mano como saludo.
- Nada de "si", estaba muy preocupado,
maldición- Se alejó el joven reclamando al cielo.
- Onee-sama, no deberían escapar de esa forma, ya sabes
que Elwe se pone muy nervioso cuando abandonan el palacio-
Dijo una joven que tenía unos 15 años, ella era la
princesa de Toru Eressea, Erentari.
- Vamos, vamos, no es para tanto- Respondió la mujer.
La hermosa mujer, era la madre de Erunalvórima y
también era la actual Reina de Toru Eressea, luego de hacer un viaje al mundo
exterior ella heredo la corona de su padre.
Por ende la chica de largas orejas, Erunalvórima, es
la princesa y futura heredera al trono.
- Vamos- Tomó la Reina de la mano a su hija.
- Si- Respondió la niña que estaba jugando con su
joven tía.
Parte 2
Al otro día por la mañana Erunalvórima volvió a salir
del palacio, ella conocía una salida secreta que se construyó en caso de un
ataque enemigo, era una salida de emergencia.
La entrada al castillo no está desprotegida, a esa
hora en la mañana era un elfo de aproximadamente 20 años, pero el guardia a
diario dejaba escapar a la pequeña niña.
- Buenos días- Saludo amistosamente la niña.
- ¿Cómo ha amanecido, Erunalvórima-sama?- Respondió el
guardia. - ¿Volverá a salir?-
- Si, por favor no le digas a nadie- Le pide la chica.
- No se preocupe-
- Gracias, adiós- Se va la niña luego de agradecerle.
El elfo que estaba siendo el guardia en el futuro
sería muy conocido, su nombre es Melkor.
La niña que aún tenía la flor roja en su cabello
siempre recorría el mismo camino, ella empezaba caminando por la bahía y
luego se adentraba al bosque.
Como siempre se dirigió a la bahía, ella jugaba con la
arena y de vez en cuando subía los árboles que crecían en la zona, ella por lo
general se sentaba en la arena y contemplaba el horizonte imaginando el mundo
más allá del mar.
Pero hoy era diferente, algo llamo la atención de la
niña, algo había sido arrastrado por las olas, algo que ella solo había
escuchado por historias que le contaba su madre.
Un humano.
- Oye- Grito le Erunalvórima mientras se acercaba. -
Oye ¿Acaso no me escuchas?-
El humano estaba tendido boca abajo, la niña se
percató que el humano estaba inconsciente y lo giro hacia arriba, su ropa
estaba mojada y algo rasgada.
Erunalvórima no tenía conocimientos sobre técnicas de reanimación
cardiopulmonar, lo único que se le ocurrió fue golpear el estómago del
náufrago.
- Despierta, despierta- Decía Erunalvórima mientras
con ambas manos empujaba hacia abajo el estómago del joven.
- No está funcionando-
La chica se puso de pie, dio unos pasos atrás, tomo
aire y corrió hacia el joven, saltó y con ambos pies cayo en el estómago del
náufrago.
- ¡¡¡Despierta!!!-
El joven que estaba inconsciente abrió sus ojos, fue
como si estos se salieran y mucha agua salió por su boca, la niña vio que él
despertó y comenzó a girar con los brazos abiertas mientras cantaba.
- Abrió los ojos, despertó, por fin despertó-
El joven, tenía un aspecto raro para la chica,
empezando por sus orejas, estas eran pequeñas y redondas, su cabello era negro
muy diferente al cabello verde que tiene la mayoría de los elfos, él tenía los
ojos rojos, pero no se veía malvado, su expresión era bastante suave.
El joven que aparentaba unos 20 años estaba de pie con
los brazos extendido y dijo:
- ¡¿Dónde estoy?! ¡¿Quién eres?!... -
El joven se desplomó y volvió a caer.
Cuando abrió sus ojos sentía que alguien lo miraba,
una pequeña niña de cabello celeste con una flor roja en él lo miraba
fijamente, ella estaba a su lado de rodillas, casi sin pestañar no apartaba su
mirada.
- ¿Buenos días?- Dijo él.
- Buenos días-
- ¿Quién eres?- Preguntó mientras ponía una cara de
preocupación.
- Erunalvórima- Volvió a responder mientras sus
enormes ojos seguían clavados en su cara.
- Por favor... deja de mirarme- Dijo él.
El joven se levantó con mucha dificultad y caminó
tambaleante hacia un árbol cercano, hay cargó su espalda al tronco y se sentó,
la chica lo seguía en todo momento.
- Mmmm... ¿Cómo dijiste que era tu nombre?- Le
pregunto él mientras la niña volvía a sentarse a su lado de rodillas.
- Mi nombre es Erunalvórima-
- Erun... Emuru...- Dijo de brazos cruzados el confuso
joven.
- E - ru - nal - vó - ri - ma- Pronuncio la chica.
- Eru-
- ¿E-Eru?- Se preguntó ella.
- Si, es mucho más fácil de recordar- Dijo el joven
apuntando con su dedo índice.
La pequeña estaba molesta, su nombre era muy
importante para ella, ella decidió preguntarle su nombre y cambiarlo por otro
más corto, Eru se puso de pie y le pregunto.
- ¡¿Cuál es tu nombre?!-
- Gin- Dijo riendo como si supiera el plan de la
pequeña niña.
Un silencio apareció por casi 10 segundos, la chica
inflo sus cachetes y volvió a sentarse de rodillas.
- Juajuajua- Rió él. Eres muy divertida, me caes bien-
- Fffmmm-
- Juajuajua, ¿Que es ese ruido?- Se siguió riendo él.
La niña siguió mirándolo con curiosidad.
- ¿Eres un humano, cierto?-
- Claro, ¿Y tú eres una elfo?-
- Si, dime, dime- Dijo la chica con una enorme
sonrisa. - ¿Gin-san, bienes de más allá del mar?-
- ¿Tienes curiosidad?
Desde el vasto bosque la voz de la madre se escuchó.
- Erunalvórima-chan, Erunalvórima-chan, ¿Estas por
ahí?-
- Es mi mamá-
- ¿Entonces ya debes irte?- Ladeo la cabeza el joven.
- Así parece- Dijo ella un poco triste por tener que
dejar a su nuevo amigo. - Gin-san,
¿Estarás aquí mañana?-
- Cuando camine hasta este árbol me dio un gran dolor
en la pierna, mira-
El joven levantó la parte derecha de su pantalón, su
pierna estaba completamente morada, lo más probable es que tenga roto algún
hueso.
- En mi condición no podré ir a ningún lado, te estaré
esperando ansioso- Le dijo con una gran sonrisa.
La chica corrió hacia donde se escuchaba la voz de su
madre, pero antes de entrar al bosque dio media vuelta y le dijo al joven en
voz baja para que su madre no la oyera.
- Nos vemos mañana-
La niña entró al bosque y su figura se perdió.
El joven seguía mirando al bosque, con una sonrisa en
su cara.
- Un árbol gigante, un vasto bosque, elfos, Eru.
Parece que llegue a un buen lugar-
El chico se recostó en la suave arena y se durmió.
Parte 3
Antes de que amaneciese la pequeña chica de largas
orejas se preparaba para salir, ella llevaba un gran bolso, algo que nunca
había pasado antes, Eru caminaba por el palacio rápidamente pero en completo
silencio.
- ¿A dónde vas?-
- Kyaaaaa- grito la niña sorprendida.
La jovencita que hizo la pregunta era la hermana de su
madre, su tía, ella estaba con sus manos en la cintura, ella tenía puesto un
vestido color blanco semitransparente, si un hombre la viera lo más probables
es que su mirada quedaría clavada al erótico traje.
- O-Onee-chan, ve-veras- la niña no podía encontrar
una excusa.
- ¿Vas nuevamente al prado donde estaba aquella flor?-
- ¿El prado? Si, voy al prado que esta al norte del
bosque-
Eru salió corriendo, ella en realidad iba a ver a su
amigo Gin en la bahía, ella no quería que nadie lo viera, si eso pasara los
pueblerinos lo llevarían a un lugar más cómodo y ella no podría acercarse a él
y hacerle preguntas del mundo exterior.
Ella sabía que era muy egoísta, pero su curiosidad era
muy grande.
- Gin-san, Gin-san, buenos días- Corría gritando la
niña. - ¿Gin-san?-
El joven de cabello negro roncaba fuertemente, él
seguía en la misma posición en la que lo dejó ayer, estaba sentado con ambas
manos en su cabeza, Eru dejo su bolso en la fría arena y se puso al lado del
durmiente joven.
- Despierta-
La pequeña niña tomo las pequeñas orejas del humano y
las estiró con fuerza, el chico despertó y puso una cara malhumorada.
- Ya estoy despierto, Eru-
- Buenos días, Gin-san- Se puso frente a él con una
enorme sonrisa. - Anoche no pude dejar de pensar en ti-
- Lo siento Eru, pero no estoy interesado en pequeñas
como tú- Dijo con tono de burla. - Las prefiero más creciditas-
- ¿De qué hablas, Gin-san?-
- Solo eres una niña, luego comprenderás- Dijo Gin
desilusionado de que su broma no haya resultado.
- ¿Estas lista para que te cuente historias del mundo
de afuera?- Dijo el joven.
- Si- Respondió Eru con un aura de máxima curiosidad.
- Pero antes- Abrió su bolso y sacó una pequeña caja. - Debes tener hambre-
Gin dejó caer un poco de saliva, la niña abrió la caja
y un decorado almuerzo despidió un olor que lo atraía a probar el contenido de
la caja.
- ¿E-es para mí?-
- Si, creí que como no podías moverte no serias capaz
de buscar alimento por tu cuenta- Le dijo ella.
El muchacho probó la comida, su boca estaba llena con
la comida que le había traído la niña, sus ojos se llenaron de lágrimas,
lágrimas de felicidad.
- Esto... esta increíblemente bueno- Decía mientras
comía desesperadamente. - No puedo parar de comer-
- ¿Enserio te gustó? Me alegro, me levante muy
temprano para prepararlo sin que nadie lo notara- Dijo la niña con una sonrisa.
- ¿Tú cocinaste esto?- Preguntó sorprendido mirando el
plato que ella preparo, luego miro su cara y continuó. - Retiro lo dicho, si
pudiera comer esto a diario ¿Porque no te casas conmigo?-
- No- Negó una gran sonrisa.
- Duele ser rechazado por una niña- Decía mientras
lloraba.
La niña saco unas vendas y unas tablas, ella sabía que
debía inmovilizar la pierna de su extraño amigo.
La pequeña no tenía conocimientos médicos pero con la
ayuda de Gin pudo poner las tablas de forma correcta para que él pudiese
recuperarse relativamente rápido.
- ¿Gin-san, que clase de monstruo te hizo esto?- Pregunto Eru
preocupada.
- ¿Monstruo?-
- ¿Vienes del mar, cierto? Debiste haber visto a un
par de ellos-
- No sé de qué hablas-
- Los adultos siempre dice que más allá del mar hay
muchos monstruos que nos comerían si llegamos a salir de la isla- Exclamo la
pequeña niña.
- Pffff...- Se rió de ella. - Eso suena como un cuento
que le dirías a un niño para que no salga de casa- Se burló.
- Yo no soy una niña- Dijo haciendo un berrinche.
- La causa de mi estado, la balsa en la que viajaba
quedo atrapada en una tormenta, no sé como pero termine naufragando en este
lugar- Ignoro el acto infantil de la pequeña.
- ¿Pero por qué alguien como tu viaja solo en una
pequeña balsa?- Le preguntó ella sin poder esconder su curiosidad.
- Jiji- Rió él. - Es porque soy un mercenario, es mi
trabajo-
- ¿Mercenario?-
- Mmmm… ¿Cómo te lo explico?, un mercenario es aquel
que hace misiones por dinero, como por ejemplo, cazar un dragón, atrapar
bandidos y ese tipo de cosas-
- Ya veo- Dijo ella con su cara radiante por las cosas
que aprendería de su nuevo amigo.
- Pero no debemos perder el tiempo hablando de mí, ¿De
qué debería hablarte?-
- Montañas, háblame de las montañas- Dijo ella con sus
ojos llenos de brillo.
- Tal vez te hable sobre las montañas donde viven las
mujeres más fuertes del mundo-
Así el joven comenzó a contarle muchas historias del
mundo exterior, ambos se reunían desde que salía el sol hasta que se ponía en
el horizonte, por casi un mes estuvieron viéndose a diario, hasta que un día
Gin ya era capaz de ponerse de pie y caminar normalmente.
Parte 4
Ya había amanecido y la chica cada día se preguntaba
cómo estaba su amigo, ella se dirigía a la bahía donde habían pasado juntos este
mes, cuando llego vio al joven naufrago de pie saltando con su pierna ya
recuperada.
Gin notó que su pequeña amiga lo observaba.
- Mira Eru, ya estoy bien- Le dijo con una sonrisa.
Pero la pequeña no reflejaba felicidad, ella estaba
con su cabeza abajo, solo pudo asentir.
- M-me alegro mucho-
- ¿Qué te pasa?-
Eru lo miro, era la primera vez que lo veía de pie, el
joven era demasiado alto comparado con la niña de 8 años.
- Gin-san... ¿Acaso... ya te vas?- Preguntó angustiada
la pequeña niña.
- Si, debo seguir mi viaje- Respondió serio el joven.
Por un rato estuvieron en completo silencio.
- ¿Por qué no vienes conmigo?- Interrumpió Gin.
La pequeña niña elfo abrió sus ojos por la sorpresa de
la pregunta, ella nunca espero esa proposición, ella mostró una gran sonrisa y
desde lo más profundo de su pecho respondió mientras se lanzaba a los brazos de
su amigo.
-¡¡¡Sí!!!-
- Juajuajua, esto será muy divertido-
Ambos siguieron hablando de lo genial que sería su
viaje, la chica saco la comida que llevaba en su bolso, ambos jugaron en el
mar, tomaron una siesta, se divirtieron hasta que la noche llegó y la chica
debía volver al palacio.
- Bien, es hora de visitar a tu madre- Dijo el joven
mientras miraba a su amiga.
- ¿Ir a ver... a mamá?- Respondió ella sin entender
para qué.
- Por supuesto, debo ir a pedirle su permiso para
llevarte conmigo-
La chica aun recordaba la propuesta de su amigo, pero
al rato de que él dijera que irían juntos ella pensó que solo lo menciono para
que no estuviese triste.
- ¿Por qué pones esa cara? ¿Acaso pensabas irte sin
despedirte de tu familia?-
Él hablaba en serio, ella de verdad saldría al mundo
exterior.
- Vamos-
Eru lo tomó de la mano y lo llevó camino al palacio,
para salir utilizaba la salida de emergencia pero en la noche el guardia que
custodiaba la salida era otro y este le contaría de inmediato a los guardias
reales, ya le había pasado un par de veces, así que ella debía usar magia para
que la luz se reflejase en un manto que aparece entre ella y la persona de la
que se quiere pasar desapercibido, aunque esta es la primera vez que la usaría
en dos personas.
- Increíble, ¿Acaso no nos puede ver?...-
El chico fue interrumpido por las manos de la chica,
ambos miraron al guardia del camino secreto, él no percibió el ruido y ambos
pudieron llegar a la habitación de Eru.
- Eso fue increíble, nunca terminas de sorprenderme-
Dijo admirado el joven.
Pero la chica lo miraba con una cara seria.
- Gin-san- Dijo furiosa. - ¡¿Qué pasa si nos hubiesen
descubierto hace rato?!- Grito ella.
- ¿Ehhh...?- Dijo el joven.
- Idiota, idiota, idiota- Dijo la chica mientras
golpeaba infantilmente el estómago de Gin.
Luego del cómico acto ambos decidieron ir hacia donde
se encontraba la Reina.
En el camino hacia la sala del trono el joven de
desechas ropas se notaba muy incómodo, todas las miradas de los elfos con los
que se cruzaban se clavaban en él.
Hasta que por fin llegaron al lugar donde se encontraba
la madre y Reina del Palacio de Menegroth.
Parte 5
La Reina Aranel, la princesa Erentari, Los guardias
reales Elwe y Orome, ellos eran los que se encontraban en la sala, todos ellos
miraron desconcertados por la presencia del humano.
El chico de la espada y la chica de la enorme hacha se
pusieron en guardia.
- Esperen, él es mi amigo, no lo ataquen- Interfirió
la pequeña niña elfo.
- ¿Que está pasando aquí, Erunalvórima-chan?- Preguntó
su madre sin perder su majestuosidad.
- Veras… Él es Gin-san- Lo presentó la niña. - Él dijo
que yo…-
Ella se detuvo, Eru presentía que su madre no la
dejaría salir al mundo exterior, ella no tenía el valor para hacerle la
pregunta a su madre, pero su amigo interferido.
- Increíble, nunca paro de asombrarme de este lugar-
El joven comenzó a caminar hacia la Reina, frente a
ella bajo su rodilla y tomo su mano.
- Usted debe ser la madre de Eru- La miró a los ojos
con una sonrisa. - Mi nombre es Gin, su hija me ayudó cuando fui víctima de una
tormenta y terminé naufragando en esta isla- Le contó el joven. - Increíble,
nunca había visto una mujer más hermosa que usted-
El chico de ropa rasgada se puso de pie, sin soltar la
mano de la Reina se alejó un poco y estiró su mano hacia donde se encontraba su
pequeña amiga.
- Esto me pone en un gran aprieto- Exclamo Gin.
Al decir esa frase algo raro comenzó a pasar, la
amable y compasiva expresión que siempre llevaba dejó de estar ahí, sus ojos
rojos expresaban maldad, su mirada se tornó completamente siniestra.
- Prometí llevarme a Eru, pero creo que una hermosa
elfo adulta resultaría más rentable para mí-
Nadie comprendía a que se debió ese comentario, Gin
tomó a la Reina de la cintura y se puso por atrás de ella, saco unas navajas de
su bolsillo trasero, tres cuchillas que usaba entre sus dedos fueron dirigidas
al cuello de la sorprendida madre.
Eru no entendía que le ocurría a su amable amigo, ella
no lo reconocía, nunca hubiese imaginado lo que ocurría frente a sus ojos, la
princesa Erentari y los dos guardias reales no sabían cómo reaccionar, Elwe dio
un paso hacia el atacante pero este fue detenido por el joven.
-Tú, da un paso y la cabeza de esta puta saldrá
volando-
No había nada que hacer, ellos no podían sacrificar la
vida de la Reina de Toru Eressea.
- No se preocupen- Dijo calmadamente la voz de la
valiente Reina. - Quiten esas expresiones amargas de sus caras, mientras
ustedes estén bien es suficiente para mí-
- Juajuajua- Se burló Gin. - Que conmovedoras
palabras- Él la empujó hacia la gran puerta de la sala. - Vamos-
Eru no podía moverse, a su alrededor todos se
alteraron, ella escuchaba la voz de los guardias preguntando qué hacer en esta
situación, pero Eru no podía reaccionar, su amigo, con el que pasó un mes contando
historias, comiendo juntos, el mismo que le contó interesantes historias
acababa de secuestrar a su madre y la única culpable era ella.
El joven caminaba por el pasillo del palacio con la
Reina, era raro, en el suelo los cuerpos de los guardias estaban tirados en
charcos de sangre, pero no había sido él quien había hecho esto, por lo que no
tuvo que enfrentar a nadie en todo el
trayecto hacia la salida, hasta que por fin un guardia se acercó hacia él, era
una cara familiar.
- Tú, ¿Acaso tú fuiste el que me despejo el camino?-
Dijo con una sonrisa malvada.
- Apresúrate, si escapas ahora podrás salir sin causar
muchos problemas-
La Reina reconoció al elfo que estaba traicionando a
su raza, ella lo miro y pronuncio su nombre.
- Melkor-kun, ¿Por qué?- Le pregunto ella sin recibir
respuesta.
- Gracias Melkor-san, te debo una- Dijo Gin mientras
se alejaba con su brazo hacia arriba despidiéndose de su cómplice.
Él humano de cabello negro y ojos rojos corría a toda
velocidad arrastrando a la Reina de su cabello, el entró a un par de casas
matando a sus residentes y robando provisiones y algo de ropa para soportar el
largo viaje en mar que debía hacer para regresar a sus tierras, hasta que por
fin llego a la bahía por la que había llegado, al parecer su amigo Melkor había
preparado un pequeño barco para su escape.
- Este tipo piensa en todo-
Pero algo se interpuso entre él y su transporte era la
chica que lo había, día tras día, ella estaba llorando, nunca había llorado
tanto en su vida, ella solo pudo hacer una pregunta.
-¿Por qué? ¿Por qué haces esto?-
- Juajuajua- Se burló de la pequeña niña. - Acaso no
te lo dije antes, soy un mercenario, trabajo por dinero, si alguien me paga por
matar yo lo haré- Arrojó a la mujer al suelo de una patada. - Me pagaron mucho
dinero por secuestrar a un elfo, una mujer con esta belleza sería una buena
esclava, imagina cuanto me pagará por el hecho de que sea una mujer joven,
¿Acaso lo sabes?- Escupió Gin con una sonrisa que le daba una apariencia de
desquiciado.
- Pe-pero… somos ami-amigos- Titubeo la niña al decir
eso.
- ¿Amigos? ¿Acaso eres idiota? Al principio solo
secuestraria a cualquier mujer de este pueblo, pero cuando apareciste y luego
me contaste que eras una princesa, solo debía encontrar el momento indicado
para que me llevases al palacio-
La pequeña estaba destrozada, ella siempre confió en
todo el mundo, nunca se debió preocupar por que alguien le mintiera, él tenía
razón, ella era idiota, confió en alguien a quien no conocía.
- Pero creo que fui un poco cruel contigo-
- Después de todo, te prometí que te llevaría conmigo-
Gin comenzó
caminar hacia la chica, pero Aranel lo empujó.
- Aléjate… aléjate de Erunalvórima-chan- Dijo la madre
con una mirada que decía que lo mataría si tocaba a su hija.
Ella uso una embestida para empujar al malvado hombre
fuera del alcance de su pequeña, pero él contraatacó con sus cuchillas, la
mujer uso su brazo izquierdo para proteger su cara, pero el náufrago era un
luchador experimentado, tomó a la mujer de su cabello y le dio con su rodilla
en el estómago, la Reina perdió todas sus fuerzas para resistirse.
- Ahora que lo pienso mejor- Dirigió su mirada a Eru.
- Una niña a la que puedes educar para ser esclava se vendería mejor que una
vieja que no podrán doblegar-
El joven sujeto las cuchillas y le dijo a su pequeña
amiga.
- Creo que será más fácil si te llevo a ti después de
todo-
- Ma-Mamá- Dijo Eru mientras lloraba.
- Juajuajua- Reía Gin.
Pero la mujer sin rendirse miro a su pequeña hija y
con dificultad le dijo.
- Erunalvórima-chan, no llores- La niña la miro. - No
te sientas culpable por lo que ocurrió, tu puro corazón que ayuda a cualquier
persona incluso si no lo conoces, es tu mayor virtud, hija mía-
La niña la miraba con lágrimas en sus ojos, mientras
el hombre la miraba con una malvada sonrisa, como si gozara con las palabras que
decía la mujer.
- Esa flor en tu cabeza… todo lo que está a tu
alrededor es curado por tu hermoso corazón, no debes llorar, debes sonreír, tu
sonrisa es suficiente para sanar hasta el más oscuro de los corazones-
Ella se detuvo un momento, ella le mostro a su hija
una hermosa sonrisa.
- Te amo, tú eres… mi tesoro más importante al que
siempre voy a amar-
El joven secuestrador alzo su mano, las cuchillas
cortaban el aire mientras se acercaban al corazón de la mujer, no antes de que
ella lograra decir sus últimas palabras.
- Por favor… no odies… a los humanos-
Las tres cuchillas se incrustaron en el corazón de la
valiente mujer, ella cerro sus ojos, y aun colgando de su cabello la mujer que
conservo su hermosa sonrisa fue asesinada por el tipo que aparentaba ser amigo
de la pequeña.
- ¡¡¡Juajuajua!!!- Río a carcajadas mientras lanzaba
el cuerpo inerte al suelo. - Quien pensaría que moriría diciendo esas inútiles
pala…-
No pudo terminar de hablar, una sombra se aproximó
hasta Eru, Orome la chica de la enorme hacha abrazó a la pequeña impidiendo que
ella pudiese mirar, ella no tenía la voluntad para resistirse, mientras otra
sombra, el que se convertiría en el líder de la armada real, Elwe, con su
espada corto el cuello del cruel humano, la cabeza voló y toco el suelo,
dejando un charco de sangre.
El responsable de todo este dolor había muerto.
La cantidad de vidas que se perdieron esa noche fueron
un total de 37, desde ese día si un humano lograba llegar a la isla seria
encarcelado y posteriormente decapitado.
13 años han pasado y las heridas de aquel fatídico día
aún no se han sanado.
---- CAPÍTULO 8: EL GRAN ÁRBOL ----
Buen capítulo, ahora entiendo por qué la reacción de la princesa con lo de mercenario :( es triste lo que le ocurrió, y pensar que terminaría siendo traicionada de esa forma, lo de Gin de verdad no me lo imaginaba hasta la parte donde dijo "que estaba en aprietos", ahi dije esto va mal xd.... Parece que es la semana de las traiciones xd menos mal mataron a ese Gin aunque la reina.. u.u
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