Espers Libro 1. Camelia. Capítulo 4.


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Nueva portada: Akim Sauz.


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Espers Libro 1. Camelia. 

Capítulo 4.





Camelia estaba dentro de la tienda de 24 horas, observando a joven que la había rescatado. Él estaba afuera llamando por teléfono y caminó hacia el estacionamiento. Se asustó cuando lo vio acercarse a un Porsche Cayenne de color negro y se acercó a hablarle al conductor. Le dio mala espina. Tomó a su hijo y salió de la tienda. Tenía planeado huir de ahí.

Iba a unos metros de la salida, cuando el joven la tomó del brazo. Ella volteó a verlo a los ojos y le miró suplicante. "No me lleves de regreso, por favor. Al menos, deja que ponga a salvo a mi hijo". Sollozó Camelia.

"¿Por qué estás tan débil? Ni siquiera puedes proteger la presencia de tu hijo de mí. Eres una esper de nivel superior, ¿no?". Susurró el joven, un poco molesto.

"¿De quién es ese coche?". Esquivó su pregunta. "Es un esper de nivel bajo el que está dentro".

"Él vino a ayudarnos". Respondió más tranquilo. "Él es mi compañero de cuarto. No tengas miedo, yo te esconderé.. sin embargo, tendrás que hacer algo con la presencia de tu hijo, él traerá problemas".

"No puedo ocultar su presencia, sólo pude hacerlo cuando salimos de la mansión, pero me debilité mucho". Comenzó a caminar Camelia hacia el coche y Stefano la siguió.

"Yo lo haré por ti. Me refiero a ocultar su presencia. Dámelo". Stefano estiró sus brazos hacia ella.

"Lo siento, pero no confío en ti No te conozco". Camelia negó con la cabeza y abrazó fuertemente a su hijo.

"Quieres escapar, ¿no?". Susurró Stefano molesto. "Dame al bebé, apresúrate, puedo sentir la presencia de esos sirvientes a unas cuadras y si se dirigen para acá, quiere decir que alguien de nivel superior está sintiendo la presencia de tu hijo".

Stefano y Camelia llegaron al coche. Stefano abrió la puerta de atrás y ayudó a subir a Camelia y a su hijo. Después subió él.

"Dámelo aquí, es más seguro para ti, ¿no?"

Camelia asintió con la cabeza y le entregó a su hijo.

"Vámonos Ray, llévame al apartamento".

"No me trates como tu maldito chofer" Contestó Ray molesto.

"Ellos se acercan, ya oculté su presencia, pero ellos están cerca y tu coche no es nada discreto".

"De nada". Respondió sarcásticamente Ray y aceleró el coche a toda velocidad.

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Ray manejó un poco más de media hora hasta que llegaron a unos apartamentos de lujo. Se estacionaron en el estacionamiento privado del lugar y subieron a los apartamentos que estaban en el segundo piso. Stefano aun cargaba al bebé de Camelia y ella iba a su lado. Ray abrió el departamento y prendió las luces. Todos entraron.

"Adelante, el apartamento es nuestro". Dijo Stefano.

Camelia caminó hacia la sala y se sentó. "Gracias por ayudarme a escapar".

"Kiva se veía desesperada porque escaparas, así que hice lo que me pidió". Stefano le entregó al bebé a Camelia. Él y Ray se sentaron en otro mueble, frente a ella".

"Escuché que te llamabas Stefano". Dijo Camelia vacilante. "Kiva me habló de ti y de tu familia".

"Soy Stefano Morata, Kiva es mi tía, aunque me lleva poco años. Él es Raymundo Yunar, vive conmigo en este departamento".

"Mucho gusto. ¿Cuál es tu nombre?" Preguntó Ray. "¿Y cómo se llama el bebé?"

"Soy Camelia Magallanes" Respondió Camelia. "Él es mi hijo, Baran".

"¿Magallanes?" Preguntó Ray. ¿Eres de la familia Magallanes...?

"Ray..." Stefano negó con la cabeza.

"Lo siento" Respondió Ray.

"Sí... soy de la famosa familia Magallanes que fue aniquilada. Primero fueron mis abuelos y tíos y después de un año mataron a mis padres. Yo sobreviví porque me escondí en un pasadizo en la casa donde vivía con mis padres" Respondió Camelia sombría.

"¿Donde estuviste todo este tiempo? ¿Con la familia Sauz?". Preguntó Stefano.

"Sí. El consejo esper llegó por mí, pero yo huí. Yo tenía sospechas de que ellos habían sido responsables por la muerte de mis padres". Contestó molesta. "Después estuve vagando unas semanas, hasta que el consejo me encontró y me llevó con Koldo Sauz. Me fue entregada una carta donde mi padre le pedía que cuidara de mí en caso de que algo sucediera. Como era el puño y letra de mi padre yo terminé aceptando por ser la voluntad de mi padre. El Señor Koldo me alojó en su casa y estuve ahí... hasta hoy".

"¿Cómo te encontraron los líderes?" Preguntó Stefano.

"No lo sé" Respondió Camelia.

"Eres bienvenida de quedarte el tiempo que quieras". Interrumpió Ray. "Stefano, ven conmigo un momento. Permítenos, vamos a mi habitación un momento."

Ray se dirigió a su cuarto y Stefano le siguió. Ambos entraron en la habitación y Ray cerró la puerta. Se sentó en su cama mientras Stefano permanecía de pie frente a él.

"¿La trajiste porque esa mujer te lo pidió?" Ray miró molesto a Stefano. "Dime que esa no es la razón por la cual ella está aquí. No puedo creer que hicieras esto Stefano".

"Espera un maldito momento" Susurró Stefano. "Yo no la traje porque Yuridia me lo pidió. Cuando llegué a la mansión ella ya estaba afuera tratando de escapar de ahí, yo solamente la ayudé. Fue Kiva, la hermana de mi madre, quien me lo pidió".

"¿Kiva? ¿Tu tía desaparecida? ¿Estaba ella ahí?"

"Sí. Ella estaba ayudándola a escapar. Ellos la atraparon y se la llevaron de regreso. Yo cumplí su voluntad y me traje a la chica y al bebé".

"¿Por qué no peleaste? ¿No podías con ellos?"

"Por supuesto que sí podía, pero Kiva me dijo que la sacara de ahí y no quería poner en riesgo a la chica y menos al bebé".

"Te metiste en una mierda muy grande Stefano".

"Si. Si ella estaba ahí por causa del consejo y el bebé es de Akim... ellos lograron su cometido".

"Ellos te lo habían pedido a tí, ¿no?"

"Fui su primera opción, pero yo no acepté". Soltó un suspiro ruidoso. "Ellos querían que procreara a un bebé esper con una chica de nivel superior. Si ellos me hubieran convencido, yo sería el padre de ese niño".

"Pero te negaste... lástima".

"¿Qué quieres decir con eso? Por supuesto que no iba a aceptar y estoy seguro que su familia no hubiera aceptado.... Y si las cosas son como las imagino... ella no está viva por casualidad"

"¿Eliminaron a toda una familia por procrear un bebé?"

"Ese bebé no es ordinario y ella tampoco. Ella está prácticamente a punto de morir por causa de ese niño. Él le absorbe la energía y sin Akim para ayudarla... ella probablemente no dure mucho".

"No entiendo"

"Los bebés necesitan el poder de ambos padres y más un niño poderoso como él; ella se separó de Akim y si él y ella no han tenido relaciones...entonces el bebé le absorberá la energía hasta que perezca. Si tuviera la ayuda de Akim, él le daría de su energía a ella y ella no perdería solo la suya. Nosotros recuperamos energías al dormir y ella parece no tener descanso. Yo le transmití mi energía hace un momento al niño por medio del contacto, pero no es suficiente... Ella es absorbida por la lactancia supongo".

"¿Contacto?"

"Entre más íntimo mejor".

"Yo me ofrezco con gusto" Sonrió Ray.

Stefano le lanzó una mirada amenazante. "Eres de nivel bajo. Estarías muerto si lo intentaras".

"Moriría feliz.... ¿ya viste el tamaño de sus pechos?"

"Vete a la mierda señor comprometido"

"Estoy bromeando. No me gustan las complicaciones. Ser ésper es complicado".

"Sí".

"¿Y qué harás? ¿La vas a llevar con tu abuelo?"

Stefano lo meditó un momento. "No. Mi abuelo es el líder y presidente del consejo esper. Es mi abuelo, pero no sé si tuvo que ver en lo que le sucedió a ella".

"¿Por qué no la llevas con tu padre? ¿Él es médico, no? Y mejor aún, es el esper más poderoso del país.

"Le haré una llamada mañana. Le diré a ella, a ver si está de acuerdo, después de todo, mi papá no pertenece al consejo".

"Espera". Abrió un cajón y sacó una pijama de dos piezas de color crema. "Es de Reina, dáselo para dormir".

"Gracias. Disculpa por meterte en este lío".

"No hay problema". Se levantó y caminó a un lado de Stefano hasta la puerta. "Vamos, ella debe estar esperando".

Soltó un suspiro ruidoso. "Ella tuvo suerte de que yo estuviera ahí".

Ambos salieron de la habitación.

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"Puedes utilizar nuestro cuarto de huéspedes". Ray se caminó desde la puerta de su cuarto y se dirigió a la salida. "Stefano, dale la ropa de Reina"

"¿No vas a dormir aquí? Lo siento, ¿es por mi?". Preguntó Camelia,

"No, no es por ti". Respondió Ray. "Le dije a mi prometida que iba a dormir con ella hoy".

"¿Se enojó contigo? ¿Interrumpí algo?" Preguntó Stefano.

Ray soltó una risa. "Ella quería salir a cenar y llamaste cuando iba por ella. Tuve que cancelar. Le tuve que prometer un regalo y una visita a su departamento esta noche".

"Entiendo, disculpa y gracias por ayudarme". Dijo Stefano.

"Me debes una". Susurró Ray a Stefano. "Aunque de una manera que no esperábamos, hiciste lo que esa mujer quería que hicieras". Susurró Ray.

"Lo sé". Respondió Stefano molesto. "Le di el gusto. Sólo espero que no piense que lo hice por ella".

Ray subió el tono de voz y de dirigió a Camelia. "Mucho gusto, Camelia. Nos vemos mañana". Salió de la habitación.

Camelia estaba nerviosa por quedarse a solas con Stefano. No lo conocía, aunque hasta ahora le había demostrado ser buena persona. Lo miró con recelo un poco, hasta que él se dio cuenta que lo miraba.

"Lo siento". Desvió Camelia la mirada.

"Te traje la ropa. Hay agua caliente en el baño. Tu bebé aún duerme. ¿Tienes pañales o ropa para tu hijo?".

"No, sólo traje conmigo un poco de dinero y un cambio de ropa para Baran". Lagrimas escurrieron de los ojos de Camelia. "Yo sólo quería irme de ahí, no pensé en nada más, soy una estúpida". Miró a su hijo. "Lo siento Baran". Lo abrazó con fuerza.

Stefano miró a Camelia detenidamente. "Mandaré a uno de los empleados de los apartamentos por pañales". Le dijo. "Mañana mandaré por un poco de ropa y el resto la podemos pedir por internet".

Camelia asintió con la cabeza. "Muchas gracias".

"No llores por favor, no sé qué hacer cuando una mujer llora" Dijo Stefano con voz frustrada. "Voy por tu ropa. Toma un baño caliente. Yo cuidaré a Baran por ti".

Sorpresivamente Camelia le sonrió. Stefano se puso nervioso, le entregó la ropa que le indicó Ray y fue por una toalla y regresó a donde estaba Camelia. "Dame a tu hijo... a Baran. Toma el baño deprisa, el baño es el que está al fondo del pasillo. Me ponen un poco nervioso los bebés tan pequeños".

"Gracias" Huyó Camelia de la sala.

"Mierda, en que me he metido". Susurró Stefano, mientras miraba el rostro dormido de Baran.

CAPÍTULO 3                                                   CAPÍTULO 5

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