Espers Libro 1. Camelia. Capítulo 3.


Capítulo 3.

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Espers Libro 1. Camelia. 

Capítulo 3.


Era cerca de la media noche. Stefano estaba fuera de la mansión Sauz arriba de un árbol muy alto en las afueras de la propiedad. Desde ahí pudo ver que las luces de la mansión estaban apagadas. Él esperaba, al menos, ver de lejos la figura de Yuridia, aunque sabía perfectamente que ella no estaba en ese lugar.

Suspiró pesadamente. Saltó del árbol donde estaba a uno que se encontraba dentro de la propiedad. Observó tranquilamente y cuando se dispuso a acercarse a la mansión sintió una presencia familiar. Observó a lo lejos y vio dos siluetas a unos treinta metros de la barda de la propiedad, se notaba desde donde él estaba el color de cabello de ambas. La presencia que él sintió familiar provenía de una mujer de cabello negro azabache. La otra silueta era de una mujer que tenía el cabello de color castaño oscuro.

La nieve era espesa y las ráfagas de viento eran fuertes. Él se extrañó de que ellas estuvieran caminando a esas horas de la noche, pero se percató de una presencia poderosa, proveniente de la chica de cabello castaño. No era la presencia de ella, era de algo cercano a ella. Cuando miró más de cerca, sintió como su corazón se detuvo. Era el bebé del que le habló Yuridia... aunque no sabía si era el de ella o el de la otra mujer de Akim.

Detrás de ellas logró sentir unas presencias lejanas, dando vueltas alrededor de la propiedad. Eran espers de nivel medio y al parecer las estaban buscando.

Camelia estaba a menos de veinte metros de la barda de la propiedad, cuando sintió que los sirvientes se acercaban, Kiva volteó hacia atrás y se dio cuenta que ya las habían visto y que corrían rápidamente hacia ellas.

"¡Camelia. ahí vienen!" Exclamó Kiva asustada.

"Lo sé". Lágrimas de frustración salieron de los ojos de Camelia, mientras arropaba con sus brazos a su hijo.

Ambas miraron arriba de la barda, Camelia estaba a punto de hacerlas levitar a las dos, cuando la figura de un hombre encapuchado saltó desde afuera hasta frente de ellas. Kiva lo miró por un momento y después sonrió.

"¿Stefano? ¿Eres Stefano Morata?" Se acercó a él, tomo sus brazos con ambas manos y miró hacia arriba, ya que él medía como treinta centímetros más que ella. "Soy Kiva".

El hombre se bajó la gorra de la parka negra y se quitó los lentes para la nieve, revelando el mismo color negro azabache en su cabello y los mismos ojos color jade que Kiva.

"¿Eres Kiva, la hermana de mi madre?" Preguntó el hombre.

"Sí, soy yo Stefano" Le dio un abrazo fuerte y él la abrazó fuertemente también.

"¿Qué estás haciendo aquí? ¿Quién es ella?" Preguntó Stefano señalando a Camelia.

"Eso no importa ahora" Respondió apurada Kiva, soltando a Stefano. "Llévatela de aquí".

"¿Llévatela?" Él negó con la cabeza. "No sin ti".

Camelia se acercó a ambos. Le llamó mucho la atención el joven, no sólo por lo extraño de su visita a la mansión a media noche, sino por su atractivo. No había escuchado lo que habían dicho por las ráfagas de viento.

"¿Quién es él?" Susurró Camelia a Kiva.

"Yo los entretengo, ¡llévatela!" Kiva la ignoró y corrió rápidamente hacia los sirvientes.

"¡Espera! ¡Kiva!" Camelia corrió tras ella, vio a un sirviente acercarse y extendió una mano a esa dirección, mientras con la otra sostenía a su hijo. Apretó su mano con mucha fuerza. Con su poder, a lo lejos se observaba al sirviente flotando en el aire ahogándose de la nada. Sin embargo, era Camelia quien lo estaba ahogando. El sirviente cayó, pero Kiva siguió corriendo hacia adelante.

"¡Kiva!" Gritó Stefano.

"¡Vayansé!" Se escuchó Kiva a lo lejos, ya había alcanzado cierta distancia a lo lejos.

Stefano vio a lo lejos como dos de los sirvientes atraparon a Kiva. Corrió para ir por ella, pero vio a Camelia caer al piso llorando y gritando el nombre de Kiva con su hijo en brazos. Soltó una maldición y la cargó en sus brazos. "Vámonos",

"No, ellos tienen a Kiva" Comenzó a retorcerse en sus brazos. "Suéltame"

"Piensa en el bebé, maldición" Stefano comenzó a correr hacia la barda y la atravesó de un brinco, llegando al otro lado. "Tomaré cierta distancia a pie, pero es conveniente abrigar al niño".

"Regresa por Kiva, por favor". Le susurró Camelia sollozando. "Haré lo que tú quieras, pero, por favor".

Stefano la miró con atención. Su piel blanca y suave que se asomaba solamente en su rostro y esos ojos azules suplicantes. Él pareció considerar por un momento su petición.

<"Me hace falta tener sexo, si estoy llevando su petición hacia esa dirección">. Pensó Stefano.

"Seguiremos adelante unas cuadras, pediré ayuda". La miró fijamente y tragó gordo, era muy hermosa. "No podemos volver ahora. Yo podría contra todos ellos, pero pondría en riesgo a ti y a el bebé. Haré una llamada".

Caminaron hasta una tienda de 24 horas. Ambos entraron y Stefano compró dos cafés calientes. Se acercó a Camelia y le susurró mientras le dejaba el café a un lado . "Haré la llamada, espera aquí".

"Gracias..." Asintió con la cabeza Camelia, mientras sostenía a su bebé.

Stefano caminó hacia afuera de la tienda y llamó por teléfono a Ray.

"¿Stefano?" Preguntó Ray.

"Ven por mi" Susurró Stefano.

"¿Estas en problemas?" Sonó la voz frustrada de Ray.

"Con la mierda hasta el cuello". Contestó Stefano.

"Mierda" Respondió Ray. "Dime dónde estás".



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