Sin más que decir, feliz lectura <3
CAPÍTULO 9: FESTIVAL
Parte 1
Iohei, Hotaru, Hogo y Erunalvórima navegaban por aquel mar
acompañados de 20 elfos que tripulaban la embarcación que les había
proporcionado la reina de Toru Eressea, el día recién comenzaba por lo que todo
estaba bastante calmado.
En la proa las dos chicas miraban el mar mientras hablaban, ambas
llevaban ropas que daban un aire de ser muy refrescante.
- ¿La cabaña que se encontraba en el
bosque era tu casa?- Preguntó la princesa.
- Si, ¿Acaso fueron a aquel bosque?-
Respondió la chica de largas orejas. - Por eso se me hacía familiar tus ropas-
- Jeje- Rio la chica que llevaba un
listón naranjo para amarrar su cabello. - Eru-chan tiene muy buen gusto, estas
ropas también son muy lindas-
- Aunque no tienes lo necesario para
llenar esas ropas- Interrumpió una voz masculina.
El chico que vestía con una playera color negra se acercó a las
chicas mientras miraba el pequeño pecho de Hotaru.
- Iohei-san-
- Iohei-kun-
- Buenos días, Eru, mocosa- Dijo
mientras saludaba con su mano-
- Iohei-san...- Dijo la chica de
largas orejas. - ¿Por qué tratas de esa forma a Hotaru-san?-
- ¿De esa forma?, no entiendo-
- Siempre la llamas
"mocosa"-
La cara de Iohei no expresaba sentirse culpable por llamarla de
ese modo mientras que Hotaru tampoco le molestaba, Eru no entendía que tipo de
relación tenían ellos dos como para que la tratara de ese modo.
- Pero si te molesta que la llame
así... Entonces te llamare de otro modo-
Los ojos de la chica de 17 años se iluminaron como si estas fueran
dos grandes estrellas, ella se sonrojó y dijo con todas sus fuerzas la manera
en que quería que la llamara.
- Hotaru-chan, dime Hotaru-chan desde
ahora-
- Hime, te diré así desde ahora,
¿Algún problema?-
A pesar de que su sugerencia fue rechazada la cara de Hotaru tenía
una sonrisa que demostraba que estaba completamente a gusto con su nuevo apodo.
-
Iohei-san, ¿Cómo se encuentra Hogo-san?- Preguntó la chica de largas
orejas.
- Aquel idiota ni siquiera puede
soportar el movimiento del mar- Dijo Iohei mientras se burlaba.
Luego de que apareciera la serpiente y fuera cortada por los dos
jóvenes Hogo comenzó a sentirse mareado, por lo que estuvo todo el día anterior
recostado.
- ¿Tal vez debería usar mi magia para
curar sus mareos?-
- Solo déjalo, además mira-
El chico de ojos carmesí apuntó hacia el frente, entonces Eru y
Hotaru miraron hacia donde apuntaba y notaron su siguiente destino.
- ¡¡¡Tierra a la vista!!!- Gritó uno
de los elfos.
- Por fin llegamos, Iohei-kun, ¿Este
es el reino de Duusara?- Pregunto muy emocionada la princesa.
- Si, ya estamos en el Reino de
Duusara, la ciudad en la que desembarcaremos es la ciudad de Duru-
- ¿Duru?- Pregunto la chica de largas
orejas emocionada por poder cumplir su sueño de ver el mundo exterior con sus
propios ojos.
- Bien creo
que iré a despertar a Hogo- Dijo la princesa mientras se dirigía rápidamente
donde su protector.
Los cuatro jóvenes desembarcaron en la costa de la ciudad, las dos
chicas estaban bastantes emocionadas mientras que el muchacho de cabello rubio
que cargaba con todos los tesoros que les habían dado se veía un poco cansado,
el chico que vestía su capucha negra estaba agradeciéndole a los elfos que los
habían traído hasta el continente nuevamente.
-
Agradézcanle a la reina de mi parte y díganle que cuidaremos a Eru- Dijo el
chico que llevaba su espada con forma de cruz en su espalda.
- Gracias-
Gritaba Hotaru mientras agitaba su brazo despidiéndose.
- Prometo que
volveré, hasta pronto- Gritaba la sobrina de la reina de los elfos.
Los cuatro chicos permanecieron en la costa hasta que la
embarcación dejo de ser visible y se perdió en el horizonte, luego de eso
comenzaron a caminar hacia la ciudad de Duru, todos estaban llenos de energía a
excepción del caballero que se veía un poco pálido.
- Ese viaje fue
de lo peor- Se quejó Hogo.
- Oye Hime,
tu perro no soporta los viajes largos, haz algo- Dijo el mercenario mientras se
aguantaba la risa.
Pero la chica no defendió a su protector, ella estaba
completamente perdida al ser llamada “Hime” por el mercenario que vestía
completamente de negro.
- ¿Hogo-san,
acaso no soportas el movimiento del mar?- Preguntó preocupada Eru.
- No, ya
había viajado antes en barcos y nunca me había pasado eso-
- Tal vez fue
porque comiste demasiado en la fiesta que hicieron- Dijo la princesa que ya
había salido de su mundo de fantasías.
- Pero estuvo
increíble- Exclamó el caballero rubio con cara de no estar arrepentido.
Los cuatro caminaron por un rato más hasta que llegaron a la
entrada de la ciudad, la chica de largas orejas no podía creer lo que veía,
mucha gente iba y venía de todas partes, la mayoría de las tiendas se veían
completamente repletas y las calles estaban llenas de vida.
- Iohei-san,
¿Esto es una ciudad humana?, todos parecen muy felices-
- Si, todos
se ven muy felices, aunque normalmente no es así- Le respondió el chico de
negro.
- ¿Qué
quieres decir?- Preguntó el caballero.
- Solo mira a
tu alrededor, este es el día en el que rinden un festival para agradecer por el
buen año que pasó-
- ¿Eso quiere
decir?- Pregunto Hotaru sin ocultar su emoción.
- Si, hoy se
celebra un festival-
Las chicas miraron nuevamente hacia las personas que llenaban de
vida la ciudad, era cierto, por todas partes habían afiches donde anunciaban
que hoy era el día del festival en honor al buen año que tuvo la ciudad, en
este día muchos viajeros venían para unirse a la fiesta y los residentes de
Duru les abrían las puertas y junto a ellos celebraban con todo.
Hotaru corrió rápidamente de tienda en tienda mirando lo que
ofrecían.
- Oye Hime,
no te vayas a meter en problemas nuevamente- Le grito el mercenario.
- Espérame,
Hotaru-san- Dijo Eru mientras corría tras ella.
- Espera un
momento-
Iohei detuvo a la chica que llamaba la atención por esas largas
orejas que salían de los lados, ella volvió con los chicos preguntándose qué
ocurría.
- Ponte esto-
El chico de negro le puso un sombrero hecho de paja, este sombrero
era lo suficientemente grande para ocultar sus orejas, de ese modo podría ir
por ahí sin preocuparse de cazadores humanos y esas cosas, después de todo los
elfos son criaturas que se supone no existen.
- Es cierto,
no puedo ir por ahí mostrando mis orejas- Dijo la chica al entender la razón
por la que fue detenida.
- Solo no
hagan nada estúpido- Le dijo el mercenario.
Eru que ahora llevaba un sombrero de paja que era bastante lindo
corría hacia su amiga que ya estaba mirando las diferentes tiendas.
- Entonces
dejo a las chicas en tu cuidado- Dijo el caballero mientras caminaba.
- ¿A dónde
vas?-
- Buscare un
lugar donde pasar la noche, tenemos dinero de sobra así que no hay problema,
adiós- Dijo Hogo mientras se alejaba del mercenario.
El chico de negro lo miró con cara de “has lo que quieras” a la
vez que se alejaba, luego siguió a las chicas que estaban en una tienda de
dulces que tenían muestras de sus productos.
Mientras Iohei caminaba por la calle llena de gente chocó su
hombro con un hombre que caminaba frente a él.
- Lo siento-
Se disculpó el mercenario mientras seguía su paso.
- No te
preocupes- Le respondió el hombre mientras también seguía su camino.
Entre escena 1
Una sala llenas de pequeños monitores estaba completamente oscura,
esta solo era iluminada por las decenas de imágenes que proyectaban las
pequeñas pantallas, al frente un gran monitor ocupaba la pared completa, el
centro una silla y una mujer sentada en ella, la mujer se veía completamente
amenazante, una corta polera que estaba rasgada como si un animal la hubiese
atacado que dejaba al descubierto su ombligo, en la parte inferior un pantalón
que tenía su pierna izquierda desprendida, su cabello corto era de color
celeste y tenía unos ojos que mostraban su falta de misericordia hacia el
enemigo, pero ella no estaba sola, parado a su lado había un niño que vestía un
traje parecido a los de un marinero, su cabello era rubio y estaba
completamente desordenado, su mirada infantil reflejaba que aún no perdía su
inocencia pero lo que más llamaba la atención era la tabla de casi tres metros
de alto que llevaba en su espalda amarrada con una cuerda a su pecho.
- Ya han
llegado- Dijo el niño mientras miraba uno de los monitores.
La mujer rápidamente volteo la silla mientras miraba por la
pantalla que señalaba el chico que estaba de pie.
- Por fin
aparecen - Una sonrisa macabra apareció en su rostro.
Parte 2
Mientras Iohei, Hotaru y Eru recorrían la ciudad divirtiéndose
Hogo buscaba un lugar donde pudiesen pasar la noche, luego de encontrar un
lugar adecuado pagó dos habitaciones, naturalmente Hotaru y Eru estarían en una
habitación mientras que él y el chico de cabello negro estarían en la otra,
luego dejó sus pertenencias en su habitación, tomo su preciada lanza y se encaminó a reunirse con sus compañeros.
- Ahora hacia
donde debería ir- Dijo mientras se preguntaba donde estarían Ojou-sama y los
demás. - Empezare buscando desde donde nos separamos-
Entonces el chico comenzó a caminar hacia dicho lugar, luego de
andar por un rato siente una rara presencia, sin esperar empuñó su lanza y se
prepara para atacar, pero su instinto de pelea se apagó al ver a la persona que
estaba frente a él.
- Eres tú, no
me asustes de ese modo-
Frente a él se encontraba el chico que vestía completamente de
negro, su compañero de viaje Iohei, él estaba solo y en su mano derecha llevada
una espada, pero esta no era su Crux, era una espada común y corriente la cual
estaba algo desgastada.
- ¿Dónde
están Ojou-sama y Eru-chan?, te dije que las cuidaras- Dijo el caballero
mientras se acercaba al mercenario. - ¿No me digas que cambiaras tu espada por
esa cos…-
El caballero fue abruptamente interrumpido, sus ojos estaban
completamente abiertos, él no entendía que estaba pasando pero su lanza en su
mano derecha estaba preparada para luchar, pero su instinto de pelea no llegó a
tiempo, su pecho estaba cubierto de sangre y la hoja de su arma había sido
cortada por la mitad, cuando vio al frente comprendió que había ocurrido, la
espada que el mercenario llevaba en su mano estaba cubierta de su sangre, Iohei
había lanzado un ataque hacia él.
- Tú… ¿Por
qué?...-
Eso fue lo único que pudo decir antes de caer inconsciente al
suelo, Iohei lanzó la ensangrentada espada junto al caballero y le dio la
espalda mientras se alejaba.
- Buenas
noches, Hogo-
Hogo estaba completamente inmóvil, mientras un charco de sangre se
expandía por el suelo.
Parte 3
Hotaru y Eru estaban descansando sentadas en una banca bajo un
árbol, el día era hermoso no había ningún rastro de nubes por lo que el calor
que hacía era mayor de lo normal, ambas chicas estaban sudando por correr por
todas las tiendas que podían, a su lado una gran cantidad de bolsas con todas
las cosas que habían comprado.
- Ya estoy de
vuelta-
El chico que ya no llevaba consigo su calurosa capucha caminó hacia
las chicas con unas bolsas en sus manos, se sentó entre ellas y sacó dos latas
heladas de refresco y le entregó una a cada una.
- No entiendo
como esta gente puede estar tan energética con este calor- Reclamó el chico
mientras abría otra lata de refresco y la ponía en su boca.
- Debe ser
porque están muy felices por el festival- Dijo la inocente chica de cabello
violeta.
- Pero esta
temperatura no es normal, por lo menos nunca había visto esta temperatura en
Toru Eressea-
- Descuida,
acá en Duru la temperatura sube mucho en esta época del año, toda esta gente ya
está acostumbrada- El mercenario sacó tres sándwiches de la bolsa y se los
entregó a las dos muchachas a cada lado, luego le dio un mordisco al de él y
continuo. - Los únicos que sufrimos somos los extranjeros-
Los tres continuaron comiendo, luego terminaron sus refrescos y
pusieron todo en la bolsa, continuaron hablando hasta que una cara conocida
apareció frente a ellos, el chico que los acompañaba estaba parado frente a
ellos.
- Por fin
llegas, Hogo- Grito la princesa mientras lo saludaba.
- Perdón por
dejarte todo el trabajo a ti- Se disculpó Erunalvórima.
- Sí que
tardaste, ya estábamos pensando en irnos y dejarte en esta ciudad- Exclamo el
mercenario mientras se levantaba de la banca.
El caballero solo se rió del comentario del chico y exclamo.
- Eso es muy
cruel, Iohei-
Algo molesto a Iohei, el miro a la princesa y a la chica de largas
orejas para verificar si lo habían notado, Hotaru seguía hablando con Hogo así
que el chico enseguida la descartó, pero Eru tenía una mirada seria en su
rostro.
La chica de ojos violetas tomo de la mano al caballero y lo
arrastró hacia el sector donde estaban las tiendas.
- Vamos Hogo,
aun nos faltan muchas tiendas por las que pasar-
- ¡¡¡Eh!!!...
Espera, ya voy, ya voy- Exclamó el chico mientras era arrastrado.
La chica de cabello celeste se levantó mientras el joven de negro
se ponía a su lado.
- Iré a dar
una vuelta, enseguida vuelvo-
- Descuida,
yo me encargo de este lado, por favor cuídate, Iohei-san-
El muchacho que cargaba una espada con forma de cruz en su espalda
se alejó de la chica rápidamente mientras ella corría hacia donde habían ido
sus amigos.
Iohei caminó y caminó sin un rumbo fijo, él buscaba algo, pero no
sabía que es lo que era, pero algo lo molestaba, hasta que por fin vio algo que
llamó su atención.
- Esa es…- El
chico se acercó al hacia los objetos que se encontraban en el suelo. - ¿Su
arma?-
Lo que llamó la atención de Iohei era la mitad de la lanza que
siempre cargaba el caballero, a su lado una espada oxidada cubierta de sangre,
el chico se quedó inmóvil por un momento mientras una gota de sudor frio bajo
por su frente, pero de repente sus ojos se clavaron en lo que parecía ser
sangre, un charco de sangre cubría el suelo de la calle y como si hubiese sido
puesto a propósito un rastro de manchas rojas era visible.
El chico levantó lo que quedaba del arma del caballero y comenzó a
seguir el rastro de sangre que había sido dejado en el suelo, atravesó la calle
por la que nadie transitaba hacia un callejón, hasta que llego a una zona donde
habían algunas casas, pero este lugar estaba completamente vacío, lo más
probable es que todos estén en el centro de la ciudad por el festival.
- …-
El chico miro hacia la casa en la que terminaba el rastro de
sangre que estuvo siguiendo todo este tiempo, miro hacia todos lados para ver
si había alguien sospechoso pero ninguna presencia se podía sentir, cuando por
fin se decidió a ir a aquella casa una pequeña niña apareció por un lado de la
calle, llevaba tras cajas apiladas por lo que era incapaz de mirar al frente
correctamente, Iohei se ocultó tras un árbol que había en una de las casas, la
chica que llevaba las cajas que se notaban que pesaban como para que alguien de
su tamaño las llevara caminaba zigzagueando mientras mantenía el equilibrio,
pero al ser incapaz de ver tropezó con una piedra que había en el camino, la
chica no pudo evitar soltar las cajas mientras caía pero ninguna logró tocar el
piso.
- No deberías
llevar esto tú sola-
La chica que llevaba anteojos que ocultaban sus ojos miro al chico
sorprendida.
Iohei y la pequeña niña entraron a su casa donde terminaba el
rastro de sangre , el chico de negro puso las cajas sobre una mesa y enseguida
la pequeña niña sacó lo que pareciese ser unas vendas de una de ellas, la
pequeña que llevaba anteojos vestía un vestido color azul que tenía un
estampado de un durazno, bajo el vestido llevaba una polera color naranjo, su
cabello era color naranja intenso y sus grandes ojos eran claros como el mar, el
mercenario echo un ojo dentro de las cajas para comprobar su contenido mientras
hablaba con la niña.
- ¿Cuál es tu
nombre?-
- Mi nombre
es Momo- Respondió la pequeña mientras seguía sacando cosas de las cajas.
- Eres
bastante pequeña para cargar todo esto tú sola-
- Momo no es
pequeña, Momo ya tiene ocho años-
La chica miro al mercenario y corrió por el pasillo de su casa
pasando por unas cortinas que simulaban la puerta, el chico curioso siguió a la
niña y vio lo que temía desde que comenzó a seguir el rastro de sangre.
- …-
Había una persona recostada en una cama, esta persona tenía su
pecho lleno de vendas que se notaban habían sido puestas por alguien que nunca
lo había hecho, las vendas mal puestas estaban cubiertas de sangre por lo que
debían cambiarse pronto, la persona inconsciente en la cama era el caballero
guardián de la princesa de Midgard, Hogo.
La pequeña notó la cara de sorpresa del chico que estaba en la
entrada de la habitación.
- ¿Acaso lo
conoces, Onii-chan?-
- S-Si- Iohei
respondió mientras miraba a la niña que cambiaba los vendajes del caballero. -
¿Qué fue lo que pasó?-
- Momo no lo
sabe, solo estaba tirado en el suelo-
- Ya veo- El
mercenario se aproximó a Hogo y le arrojó lo que antes era su arma a su lado. -
¿Momo, serias tan amable de seguir cuidando de él?-
La chica miro al joven que estaba a su lado y mientras lo miraba
con sus enormes ojos azules asintió sin ningún tipo de duda.
- Luego
vendré por él, tengo algo que hacer-
- Si, Momo lo
cuidará-
El chico salió de la casa y rápidamente volvió por el camino que
había tomado, debía llegar lo antes posible donde se encontraban las dos
chicas, nuevamente una gota de sudor bajo por su frente.
- Hime y Eru
están en peligro-
Entre escena 2
La mujer que se encontraba sentada de brazos cruzados en la oscura
sala miraba uno de los monitores que mostraban imágenes de lo que ocurría en
Duru, la imagen mostraba a cierto chico corriendo a toda velocidad por los
callejones de la ciudad.
- ¿Ya lo
habrá notado?- Preguntó el chico con traje de marinero que llevaba una tabla
atada a su pecho.
- Lo descubrió
antes de lo planeado- Le respondió la mujer sin dejar de mirar la pantalla.
- Aún quedan
30 minutos, ¿Lo logrará?- Volvió a preguntar.
La mujer no respondió, en su lugar una enorme sonrisa apareció en
su rostro.
Parte 4
Iohei corría lo más rápido posible, ya había pasado casi una hora
desde que él se separó de las chicas por lo que estaba completamente
preocupado, “aquel chico” rubio que estaba con ellas no era Hogo.
- ¿Dónde
demonios se metieron?-
El chico de ropa color negro miraba a todos lados pero no lograba
encontrar el paradero de las dos mujeres que lo acompañaban.
Hasta que por fin logro ver a su camarada elfo.
- Oye, Eru-
- Iohei-san-
Él corrió hacia donde estaba la chica, ella estaba sana y salva
por lo que por fin pudo relajarse un poco, la muchacha notó como los hombros
del mercenario se relajaban.
- ¿Qué hay de
Hime?-
- Míralo tú
mismo-
La chica apuntó hacia donde había mucha gente reunida, la razón
del gran tumulto de gente era por una especie de rebaja que tenían todas las prendas
femeninas, entre la gran cantidad de personas se lograba ver a una chica de
cabello violeta arrastrando a “aquel chico” que estaba cargado de bolsas,
Hotaru y él estaban corriendo hacia otra tienda.
Iohei solo suspiro al ver a la chica completamente despreocupada.
- ¿No ha
ocurrido nada raro?- Le preguntó el chico a su compañera de largas orejas.
- Nada, él
corre de un lado a otro tras Hotaru-san-
El muchacho sacó un papel de su bolsillo y se lo entregó a Eru.
- ¿Qué es
esto?- Preguntó la chica mientras abría el papel. - ¿Un mapa?- Se cuestionó la
chica mientras veía el papel mal dibujado.
- Esta
herido, ese idiota fue atacado- Le respondió con una expresión seria en su
rostro. - Lo más probable es que haiga sido él-
- Entendido,
solo debo curarlo lo más rápido posible para que te ayude a derrotarlo, por
favor cuida de Hotaru-san-
La muchacha de raza elfo la cual había captado rápidamente lo que
el mercenario quería comunicarle se fue siguiendo el mapa que parecía haber
sido dibujado por un niño, el chico de ojos carmesí se acercó hacia donde
estaba la princesa y aquel impostor.
- ¿Aún siguen
haciendo compras?, es imposible que carguemos con todo eso en nuestro viaje-
- Iohei-kun,
mira la linda ropa que compré- La chica sacó un vertido de una de las bolsas
que cargaba “aquel chico” y se lo mostró al mercenario.
- ¿Me estas
escuchando?-
La chica hizo un berrinche, pero la mirada de Iohei estaba clavada
en “aquel chico” a su lado, él había dejado la excesiva cantidad de bolsas a un
lado para poder descansar un poco.
- ¿Por qué me
miras tanto, Iohei?-
- ¿Qué
ocurrió con la lanza que siempre llevabas contigo?-
- Es cierto,
lo acabo de notar, esa lanza te fue entregada cuando comenzaste a protegerme,
¿Acaso la perdiste?- Exclamó la chica al notar la ausencia de aquella arma.
- Jejeje- Se rió “aquel chico”. - Descuiden no
la perdí ni nada, solo la deje en el lugar que encontré para pasar la noche-
- Ya veo-
Exclamo la chica.
- Como sea
ese no es asunto mío, encontré una tienda increíble, ¿Me acompañan?-
- Pero aún
hay cosas que quiero comprar- Exclamo la chica.
- Pffff…-
Suspiro el mercenario, luego la tomó de un brazo y le susurró. - Solo sígueme
la corriente-
- S-si- Dijo
la chica al ser sorprendida.
El joven de cabello rubio tomó las bolsas que Hotaru había
obtenido en su recorrido por todas las tiendas y los comenzó a seguir.
- ¿Cuánto
falta?- Exclamó “aquel chico”. - Estas bolsas están muy pesadas-
El mercenario que llevaba un colgante que parecía ser la mitad de
un corazón volvió a tomar a la chica de cabello violeta poniéndola a su
espalda.
- ¿Acaso ya llegamos?- Preguntó “aquel
chico”-
Parte 5
Erunalvórima llegó hacia el lugar que indicaba el mapa mal
dibujado, si hubiese dependido solo del papel que le habían entregado ella no
habría llegado, pero por suerte luego de caminar un poco encontró unas manchas
que parecían ser de sangre por lo que se hizo una idea de que pertenecían a
Hogo.
Finalmente llegó a una casa donde terminaba la marca de sangre,
ella golpeó la puerta.
- ...-
La chica estaba nerviosa, ella sabía que este era el lugar pero
como debía preguntar por su amigo herido, además ella no sabía qué tipo de persona
era la que lo estaba cuidando, luego de esperar un rato la puerta por fin se
abrió.
- Perdón por tardar pero Momo está muy
ocupada en este momento-
La cara que tenía Eru era indescriptible, ella esperaba cualquier
tipo de persona pero lo que tenía al frente era algo completamente inesperado,
ella se puso de cunclillas y miro a la pequeña niña de ocho años.
- Mmmm, ¿Momo-chan?, escuche que mi
amigo había sido herido y tú lo estabas cuidando-
- Si, Momo está cuidando de
Hogo-oniichan-
La pequeña permitió que Eru entrara a su casa.
- ¿Momo-chan, acaso tú fuiste la que
dibujo este mapa?- Preguntó la chica de largas orejas mientras mostraba el
papel mal dibujado.
- No, Momo no dibujo eso, fue
Idiota-oniichan- Le respondió la pequeña
mientras se dirigían a la habitación donde estaba el chico rubio.
- Ya veo- Eru estaba impresionada por
la forma en que Iohei dibujaba. - ¡¿Ehhh?! ¿Acaso dijiste Idiota-oniichan?-
Al entrar a la habitación la chica que llevaba una flor roja en su
cabello vio a su amigo rubio tendido en una cama utilizando ambos brazos como
almohada, su pecho estaba vendado pero la sangre traspasaba las vendas por lo
que debía ser atendido inmediatamente.
Epígrafe 1
Yo no entendía nada de lo que estaba ocurriendo, Iohei-kun me
había tomado del brazo abruptamente por lo que no entendí inmediatamente, pero
en el mismo momento que había hecho eso su espada ya se encontraba en su mano
izquierda, listo para cortar por la mitad a Hogo, él ya se encontraba camino a
mi guardia que por años había dado la vida para protegerme.
Iohei-kun alzó su arma y la abanicó elegantemente como si esta
fuera parte de su cuerpo, la espada dejó ver unos hermosos colores negros como
si este fuera la estela que dejaba al pasar, el objetivo era el pecho de mi
amigo.
Por otra parte Hogo iba cargado con todas las bolsas que llevaban
todo lo que había comprado en las tiendas de esta alegre ciudad, el ataque que Iohei-kun
había lanzado destruyó por completo todo por lo que había caminado en este día,
la verdad no me importo mucho pero estoy segura que más tarde le haré un
berrinche tan grande que él mismo ira conmigo de la mano y juntos volveremos a
comprar todo.
Pero el ataque de Iohei-kun no corto a Hogo, el ataque fue
detenido por una daga que aparentemente él ocultaba, la verdad yo encontré eso
demasiado raro, en todos estos años él nunca había mostrado interés en las
dagas, su única arma siempre ha sido la lanza que siempre llevaba con sigo, eso
me recuerda que hoy dejó su arma en la posada que había encontrado, eso sí fue
muy raro, pero eso no importaba ahora, ¿Iohei-kun quería matar a Hogo? ¿Acaso
sus peleas pasaron a ese nivel?, Hogo había estado muy amigable este día, no
entiendo por qué estaban peleando.
Simplemente no entiendo nada de lo que está ocurriendo.
Pensó Hotaru.
Parte 6
Las bolsas cargadas de ropa estaban esparcidas por todo el lugar,
la chica de cabello violeta estaba a un lado preguntándose qué estaba pasando,
y en el centro una daga y la espada con forma de cruz estaban pegadas una a
otra, Iohei y "aquel chico” estaban luchando.
- ¿Así que lo notaste?- Le dijo
"aquel chico”.
- ¿Quién eres?- Lo encaró el
mercenario.
- Quien sabe- Le contestó con una
sonrisa burlona.
Iohei retrocedió dándole una patada al piso volviendo al lado de
la chica que aún no comprendía lo que ocurría.
- Hime, vete de aquí- Le dijo el chico
de negro sin dejar de mirar a su enemigo.
- ¿Iohei-kun, porque atacas a Hogo?-
- Olvídalo, solo no te metas en mi
camino-
El mercenario se lanzó nuevamente hacia "aquel chico”, esta
vez con la intensión de terminar con esto.
- ¡Kokuryu!- Grito el espadachín de
negro.
Unas llamas color negras salieron de la espada al ser abanicada,
las llamas simulaban ser un dragón que iba directo a "aquel chico”.
- Increíble- Interrumpió el hombre que
luchaba con una daga.
Un solo movimiento hacia arriba le bastó para desintegrar las
llamas que iban dirigidas a él.
- Y pensar que podría ver esta técnica
con mis propios ojos- Murmuró. - Aunque estoy un poco decepcionado.
Una gota sudor frio bajo por la frente de Iohei, su técnica
Kokuryu era una de las más fuertes que tenía, esta era la segunda vez que
alguien deshacía sus ataques tan fácilmente, sin duda la imagen de aquel
espadachín que expulsaba fuego por su espada apareció en su mente.
- ¿Qué ocurre?- Se burló "aquel
chico".
- ... -
El mercenario no respondió, en su lugar ocho cabezas de dragones
fueron enviadas al enemigo al instante de mover su arma, pero igual a la vez
anterior un solo movimiento de aquella daga acabo reduciendo su ataque a nada.
Iohei estaba perdiendo la paciencia.
- Jajaja- Se rió el portador de la
daga. - Tus ataques no servirán de nad...-
"Aquel chico" fue interrumpido, Iohei corrió a toda
velocidad y antes de que pudiese terminar aquella frase el mercenario ya había
impactado su arma a la daga del hombre que tenía al frente.
- ¿Ho-Hogo?- Dijo la princesa mientras
miraba a su amigo.
- ...-
Nuevamente Iohei quedo sin palabras, al igual que sus ataques con
esas llamas negras sus ataques físicos también parecían que eran reducidos a
nada, algo raro tenía esa daga.
- Me gustaría seguir jugando contigo-
Los pensamientos de Iohei fueron interrumpidos. - Pero no me queda mucho
tiempo-
El pie de "aquel chico" golpeo el abdomen de Iohei
lanzándolo hacia atrás, el chico de negro perdió el equilibrio y cayó al piso,
inmediatamente la daga fue dirigida a toda velocidad hacia la cara del
mercenario, el arma de "aquel chico" estuvo a centímetros de tocar la
piel del espadachín pero su espada logro llegar a tiempo e impactarla evitando
que esta perforara su rostro.
La fuerza con la que Iohei hizo que ambas armas chocaran fue
reducida a cero.
- Eso fue impresionante, Kokuryu-
La extraña daga que detenía todos sus movimientos estaba al
alcance de la vista de Iohei, él fue capaz de notar algo en esa arma.
- ¿Qué clase de daga es esa?- Pregunto
el mercenario al notar que llevaba algo escrito en un idioma que no comprendía.
- ¿Estas interesado?- Dijo "aquel
chico". - Te lo contaría pero... ¡YA ESTAS MUERTO!-
La daga nuevamente volvió a moverse e igual a la vez anterior fue
dirigida al rostro el sorprendido chico.
Iohei no vio venir eso, la daga ya estaba demasiado cerca de su
rostro, él no tenía tiempo para volver a bloquearla con su espada, aun así
movió su espada a máxima velocidad para salvarse de semejante ataque, pero era
inútil el ya no tenía tiempo para defenderse, Iohei solo pudo cerrar sus ojos.
Pasaron cinco segundos y nada pasó, el chico que estaba sentado en
el suelo esperando el mortal ataque abrió sus ojos lentamente, lo que estaba
ocurriendo frente a él nunca había pasado por su mente, la rara daga de
"aquel chico" estaba tirada cerca de su pie derecho mientras que con
ambas manos se tocaba su ojo, Iohei no entendía que pasaba, "aquel
chico" bajo ambas manos y tomo la daga que estaba a sus pies, él solo
miraba con un ojo pero ese expresaba un odio infinito hacia la chica de cabello
violeta.
- Maldita- dijo entre dientes
"aquel chico".
Iohei aprovechó y retrocedió hacia donde estaba Hotaru.
- Estas bien, Iohei-kun- Pregunto la
chica.
- Si- El chico que acababa de salvarse
de la muerte miro a la chica y le pregunto. - ¿Qué fue lo que hiciste?-
- Tal vez no me creas pero... ese
chico no es Hogo-
La cara que tenía Iohei al escuchar a Hotaru fue de "enserio
lo acabaste de notar, idiota" pero no le dijo nada ya que no tenía tiempo
para decirle eso.
- Yo tome una piedra y se la lancé en
su ojo, él no pudo atacarte luego de eso- Prosiguió la chica.
Iohei abrió los ojos por la sorpresa, él nunca había imaginado que
sería salvado por la "princesa inútil" así que no sabía exactamente
que decirle, el chico empuñó su espada y dio un paso adelante dándole la
espalda a la chica.
- Te dije que no te metieras en mi
camino-
La chica solo lo miro.
- Gracias- Dijo el chico sin mirarla.
Ella le respondió con una sonrisa.
Iohei se puso serio y encaro a "aquel chico".
- ...-
Un recuerdo leve vino a la mente del mercenario.
- ¿Shadar?-
Le pregunto Iohei.
La chica tras el joven de negro miro algo confundida,
en cambio "aquel chico" que ya había vuelto a abrir su ojo comenzó a
reírse.
- Enserio eres increíble,
y pensar que conocías el nombre de mi daga- "Aquel chico" tomo un respiro
y prosiguió. - La daga maldita que reduce todo a nada, Shadar-
Iohei se preocupó, él ya había escuchado rumores sobre la daga que
tenía escrito hechizos en un raro idioma.
- No importa con que me ataques,
Shadar es capaz de cortar a través de la magia y neutralizar todos los ataques
realizados con armas- "Aquel chico" levantó su arma a la altura de
sus ojos y continúo. - No importa lo que hagas... alguien como tú está perdido
contra mi daga-
Lo que "aquel chico" acababa de decir era cierto.
Parte 7
Hogo había sido herido por una espada que había cortado su pecho
en forma diagonal, el caballero había quedado inconsciente pero una chica de
ocho años llamada Momo lo había llevado a su casa y había vendado sus heridas,
el rubio de ojos verdes recupero la conciencia dos horas después de ser atacado
pero seguía estando muy lastimado como para ponerse de pie, la pequeña de
tiernos ojos le conto que un chico que vestía completamente de negro estuvo
aquí, así que Hogo comprendió más o menos lo que había pasado, al poco rato el
chico comenzó a sentirse mal y optó por dormir un poco para luego buscar a las
dos chicas con las que viajaba.
Erunalvórima siguiendo el mapa mal dibujado que le entrego Iohei
había llegado a la casa de Momo y había visto por si misma el estado de su
amigo.
- ¡Hogo-san!- Grito la chica de largas
orejas.
Erunalvórima corrió hacia donde estaba su amigo, las vendas que lo
cubrían comenzaban a teñirse con su sangre así que sin demora comenzó a
quitarlas para limpiar la herida, en tanto hacia eso la pequeña que la miraba
corrió a traer agua y un poco de alcohol para desinfectar el corte que tenía en
su pecho.
- Gracias-
Exclamó la madura chica de cabello celeste.
- Descuida,
Momo quiere ayudar lo más que pueda- Le respondió la pequeña.
Ambas se concentraron para que la herida fuese limpiada
correctamente hasta que por fin la habían desinfectado por completo.
- Momo traerá
más vendas-
- Eso no es
necesario-
La pequeña que se ocultaba tras esas gafas no entendió por qué la
desarrollada chica le había dicho que no serían necesarios los vendajes, Eru
puso ambas manos casi tocando el sector donde estaba la herida y su magia
sanadora comenzó a hacer su trabajo.
- …-
La niña que aún no tenía los nueve años abrió muy grandes sus ojos
al ver que una luz color celeste rodeo las manos de la chica emanando una suave
brisa que era perceptible en toda la sala, la niña miro fijamente la luz, ella
supo que aquel brillo estaba sanando al chico en la cama al ver su cara que ya
no tenía ese aire de estar sufriendo, Hogo estaba recuperándose poco a poco.
Parte 8
Cuando Iohei era niño le gustaba leer libros de armas, él podía
pasar todo el día leyendo de donde provenían, quienes las utilizaron y como
obtuvieron la fama para aparecer en aquellas ilustraciones, un día leyó cierta
información de una daga, La daga maldita Shadar, este arma era extremadamente
rara ya que estaba embuida de una poderosa magia que transformaba la fuerza del
oponente en solo aire y la magia en nada, cualquiera que utilizase esta daga
tendría un poder increíble, pero el costo de portarla era una “maldición” que
te seguiría de por vida, todos los portadores que aparecían en aquel libro
habían muerto de maneras extremadamente dolorosas y extrañas, solo se tiene
conocimiento de un hombre que pudo librarse de la maldición, él tuvo que
amputarse su brazo derecho que era con la que utilizaba esta poderosa daga para
posteriormente ocultar esa rara arma en algún lugar donde nadie pudiese
encontrarla, según aquel libro este hombre fue el último portador de la daga de
Shadar.
Iohei estaba en presencia de aquella arma que anularía cualquier
ataque que utilizase.
- No importa lo que
hagas... alguien como tú está perdido contra mi daga- Se burló "aquel
chico".
"Aquel chico" que era completamente igual a Hogo tenía
razón, alguien como Iohei que basa sus ataques en su espada Crux no tenía
oportunidad de acabar con esa daga.
- Jajaja, ¿Que te ocurre?, estas
pálido- Seguía burlándose.
- Iohei-kun- Murmuro Hotaru.
Iohei estaba en aprietos, debía buscar la manera de que sus
ataques sean más rápidos que el movimiento de esa daga, pero simplemente no
sabía cómo hacerlo, "aquel chico" se lanzó al ataque interrumpiendo
los pensamientos del espadachín.
La daga que tantos problemas le estaba causando venia directo hacia
él, pero no podía escapar.
Con su espada hacia abajo corrió hacia "aquel chico" y
abanico a Crux, el potente movimiento dejó escapar sutiles llamas negras pero
fueron interceptadas por la daga Shadar, en ese mismo instante "aquel
chico" movió su arma rápidamente rozando la mejilla del mercenario pero
este logro evadirlo, solo un minúsculo corte apareció en su rostro, Iohei no se
rindió y comenzó a realizar ataques de espada uno tras otro, de manera
horizontal, vertical, cada ataque que hacía era más rápido y diferente que el
anterior, pero "aquel chico" no mostraba signo de cansancio.
Cada ataque que recibía terminaba en nada.
- ¿Qué es lo que debo hacer?-
Pensó Iohei mientras seguía blandiendo su espada.
Él simplemente no sabía qué hacer.
Entre escena 3
- ¿Cuánto tiempo queda?- Pregunto el
niño que llevaba una excesivamente larga tabla atada a su pecho.
La mujer sentada a su lado algo impaciente le respondió.
- 10 minutos-
Parte 9
- ¡¿Me pregunto
por cuanto tiempo podrás seguir este ritmo?!-
Esas fueron las palabras que grito “aquel chico” mientras seguía
neutralizando los ataques de Iohei, el mercenario seguía blandiendo su espada
sin detenerse esperando el momento que su enemigo baje el ritmo y poder asestar
un golpe directo, pero eso no ocurría, sin importar por donde lo atacara “aquel
chico” lo interceptaba con aquella daga maldita, antes de que Iohei lo notara
el enemigo que tenía al frente había comenzado a hablar sin dejar de cruzar su
daga con la espada con forma de cruz del mercenario.
- Creo que te
diré algo interesante- Se detuvo por un momento y luego prosiguió hablando. -
Shadar, la maldición de esta daga no tiene ningún tipo de efecto en mí-
Eso fue todo lo que dijo, el solo se limitó a sonreír de tal
manera que dejaba claro que no estaba mintiendo, la daga que aparecía en aquel
libro de armas que Iohei leyó cuando niño decía claramente que la daga maldita
Shadar provocaba que su portador muriese trágicamente y que era imposible
escapar de aquella maldición, pero el mismo libro decía que el ultimo portador
logro librarse de aquella, aunque fue a costa de su brazo imposibilitándolo de
volver a pelear nuevamente, él se preguntaba cuál era el método que utilizaba
“aquel chico” para salir airoso de los efectos de esta arma. Pero nuevamente
sus pensamientos fueron detenidos, Iohei no logro entender como había pasado,
“aquel chico” había recibido uno de sus ataques.
Epígrafe 2
Por fin comprendí la razón por la que Iohei-kun se lanzó al ataque
de aquel impostor, Iohei-kun estaba haciendo todo lo posible para derrotarlo,
pero él estaba ocupando una extraña daga, no importa como atacara Iohei-kun, al
parecer este pequeño cuchillo podía interceptar todos sus ataques y reducirlos
a cero, creo que escuché que era la daga maldita de Shadar, creo… Shadar es un
nombre raro, me recuerda a… no, no, no, eso no importa en estos momentos, debo
buscar la manera para que Iohei-kun pueda golpear a ese chico que se hace pasar
por Hogo, pero que puedo hacer, ¿Tal vez deba lanzarle otra piedra? No, estoy
segura que no servirá de nada, ambos están moviéndose demasiado rápido, una
piedra no llegará a ellos, por lo menos no llegaría ilesa, debo buscar una
manera de atacarlo, pero no tengo ningún arma… ¿Qué puedo hacer? Además escuche
que esa cosa “reduce todo a nada”, ¿”Reduce todo a nada”? ¿Qué significa eso?
¿Acaso si lo golpeo con una roca él no lo sentirá? ¿Si le disparo una flecha no
le atinará? ¿Si le arrojó agua… no se mojará? Mmmm… ¿Acaso es invensi…? Espera
Hotaru, que fue lo que acabas de pensar, ¿A qué te refieres, a lo del agua?, no
seas tonta, ¡¡¡La roca!!! ¿Acaso si lo golpeo con una roca él no lo sentirá?
Esa es la clave, estoy 100% segura que cuando le lance esa pequeña piedra en su
ojo él la sintió, no, fue más que eso, en ese momento él dejo de atacar a Iohei-kun,
a él le dolió, ¿Entonces debo lanzarle otra piedra? Ok, creo que he vuelto al
principio, vamos Hotaru debes apresurarte, no creo que Iohei-kun pueda mantener
ese ritmo por mucho tiempo, ¿Y si la piedra no es la respuesta?... ¿Entonces
que fue?, ¿Cómo puedo hacer que deje de luchar el tiempo suficiente para que Iohei-kun
aseste un golpe? Bien Hotaru, cálmate y vuelve a repasar todo, los ataques de
espada de Iohei-kun no sirven, pasa lo mismo con esos ataques con forma de
dragón negro, pero la pequeña piedra si le hizo daño, espera, espera, espera,
acaso ese chico no dijo “Alguien como tú está perdido
contra mi daga”, ¿Alguien como Iohei-kun? ¿Cómo es alguien como Iohei-kun?
¿Guapo? No, no, Iohei-kun es guapo pero no creo que ese chico piense igual,
¿Puede que sea en su forma de luchar? Iohei-kun solo lucha con su espada,
¡¡¡Sí!!! Alguien como Iohei-kun son las personas que utilizan espadas, no,
mejor dicho son personas que utilizan armas, todos los ataques dirigidos desde
un arma serán reducidos a cero, por eso la piedra que arroje si lo dañó, solo
debo buscar la forma de que mi ataque no provenga de un arma, ¿Pero cómo
atacare sin un arma? Esta vez poner trampas no me funcionara… Bien, ya me
decidí ahora caminare silenciosamente, un paso tras otro, un poco más,
lentamente…
¡¡¡AHORA!!!
Entre escena 4
La sala llena de monitores que en un principio
mostraban diferentes partes de Duru actualmente tenían las pantallas con una
imagen roja que parpadeaba incansablemente, a un lado estaba el chico que
llevaba atado la larga tabla al pecho, el niño se acercó a la mujer que estaba
sentada en la silla principal mirando la pantalla que tenía al frente.
-
Al parecer no lo logro a tiempo-
-
Fue un completo fracaso- Comento la mujer.
Ella se acercó al tablero que tenía al frente y apretó
un botón que habilitaba un micrófono en el cual comenzó a hablar.
-
Fracasó, repito, fracasó, prepárense para atacar, llegaremos en cualquier
momento-
---- CAPÍTULO 10: INVASIÓN ----
No hay comentarios.:
Publicar un comentario