La Furia de los Mutantes: Capítulo 9 - Consecuencias

Bueno les dejamos el capítulo 9. Ahora disfruten con la lectura :3



CONSECUENCIAS

Jane

Ha pasado un año desde que me separé de mis amigos; los monjes son duros, estrictos, pero toda esta disciplina da sus frutos. Hoy no será un día normal, al parecer olvidé que día es hoy... 7 de agosto... Eso significa que hoy es mi prueba final, no sé de qué va. Me acerco a la arena de combate, ahí está mi maestro Arton.

- ¿Estás preparada para tu prueba final? - me pregunta con entusiasmo.
- ¡Por supuesto que estoy lista! - respondo igual de entusiasta - ¿a quién me enfrentaré?
- Se supone que es una sorpresa, espéralo y verás.

Entonces el fundador del templo sube a la plataforma y llama nuestra atención, el silencio es tanto que no necesita alzar la voz.

- El día de hoy es la prueba final de la última persona que entró en este templo a entrenar. Llegó mucho después de que la explosión de Lastaror, ciudad vecina, dejara gente peligrosa, con poderes que la mayoría de ellos usaba para el mal, ocasionando que el templo se llenara con gente que quería ser capaz de defenderse o defender a su familia de estas personas malvadas. Sabemos que no todos los mutantes son iguales, y como prueba de ello nuestra más reciente discípula, Jane, nos ha mostrado un sorprendente cambio de disciplina, una enorme dedicación, pero sobre todo, un enorme corazón. El día de hoy probará sus habilidades en combate contra su propio maestro, el joven Arton Álamos.

Entonces volteo a ver a mi maestro, el asiente con una sonrisa llena de orgullo, subo a la plataforma y después de mi sube él, el fundador del templo baja y quedamos sólo él y yo, listos para el combate. Hacemos una reverencia mutua y nos ponemos en posición de combate. Espero a que él haga el primer movimiento... es paciente. Doy un paso rápido hacia adelante y Arton se mueve hacia atrás, aún reacciona, doy un paso rápido hacia atrás provocándolo a atacar, sonríe levemente y ataca.

Estira su brazo derecho para golpear mi pecho con la palma de su mano, retrocedo a buen tiempo para esquivarlo y contrataco con un golpe similar al rostro que es detenido por su brazo, contrataca con un golpe recto a mi vientre y absorbo el golpe para después asestar un codazo en el pómulo derecho, se tambalea y pateo su pecho con la planta de mi pie derecho, retrocede en una voltereta y salta hacia mí con una patada voladora, lo esquivo para seguir intercambiando golpes, ataques y contraataques, demostrándole que estoy a su nivel. Tras varios minutos de combate y un intercambio feroz de golpes y patadas nos detenemos un momento.

Estamos agotados, pero podemos seguir peleando, el primero en cansarse por completo o cometer un error será quien reciba el golpe final. Sabiendo esto me lanzo al ataque, golpeo su abdomen en varias ocasiones, para debilitarlo y agotarlo más, se defiende algunas veces y aprovecho para golpear su pecho y su rostro, entonces me empuja con sus brazos haciendo una equis y entonces gira para dar una patada de talón, es mi oportunidad, giro en dirección contraria y salto dando una patada giratoria que asesta de lleno en su rostro y cae al suelo. He derrotado a mi maestro. Mi entrenamiento está completo.
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Desmond Geiserfield

¿Cuánto tiempo ha pasado?...

Me despierto esposado... en la cámara de siempre... viendo mi reflejo en el cristal.

Me encuentro con el torso desnudo, mis pantalones están hechos pedazos... Tengo el cabello largo hasta el punto de inicio de mi espalda baja... Mi barba ha crecido como la de un vagabundo... estoy lleno de cicatrices... piernas, torso, espalda, brazos, cuello... cada parte tiene al menos diez cicatrices... en mi rostro tengo una enorme cicatriz que atraviesa mi ojo izquierdo desde la frente hasta casi llegar a la altura de mis labios, a lado de mi ojo derecho tengo una cicatriz doble... ambas de cinco centímetros.

La cámara no ha cambiado mucho... excepto porque estoy rodeado con bolsas llenas de mi propio excremento... es repugnante. He perdido demasiada sangre... y toda esa sangre está seca en el piso, el cristal, las armas y las paredes de la cámara. Estoy deshidratado... no he comido en no sé cuantos meses... he visto como por lo menos 2 veces por semana, los soldados traen a un nuevo mutante... quizá bueno, quizá malo. Sin importar eso, la historia es la misma. Los torturan igual que a mí y no sobreviven ni una hora aquí... no poder morir y ser un prisionero de soldados sanguinarios... es la peor tortura posible.

Me torturan de tres a cuatro veces por día, son doce soldados en este grupo anti-mutante que no parece crecer... menos mal. Pero entonces... ¿Cuánto tardarán en encontrar a mis amigos? O peor aún, ¿cuánto tardarán en acabar con todos los mutantes del mundo? Mi señal de emergencia nunca fue recibida, creo que mi chip rastreador estaba defectuoso. Estaba implantado en mi brazo izquierdo, duró solo un par de días antes de que me arrancaran ese pedazo de piel.

No sé qué día es... ni cuánto tiempo ha pasado... no tengo ni idea de que hora es. Debe pasar de medianoche... a estas horas solo se quedan un par de soldados "haciendo guardia". El tiempo es eterno aquí atrapado, es curioso que no me estén torturando, aunque a decir verdad me da igual. Me acostumbro al dolor.

Entonces escucho gritos de dolor y desesperación, muy parecidos a los que he dado durante todos estos meses, siento curiosidad, pero no puedo hacer más que esperar. Tras aproximadamente un minuto veo una silueta metálica saliendo de la puerta de metal, no tiene forma exacta, y de repente se transforma en un hombre cuya piel es de metal, es alto y de complexión musculosa... o bueno... musculoso de metal... Es calvo sin duda y lleva puestos unos jeans azules, botas industriales y una playera de tirantes negra... Empieza a buscar al rededor, me muevo para que vea que estoy vivo, entonces pulsa el botón cercano al cristal, supongo que esperaba que eso me liberara, entonces aprovecho para hablar con él.

- ¡Oye! ¿Hay más soldados allá afuera?
- No. - responde seriamente con voz grave y brusca - ¿quién eres... y cuánto tiempo... llevas aquí?
- Eso depende... ¿qué día es hoy?
- Martes. - responde con demasiada seriedad... parece que va en serio con su respuesta. Lo miro unos diez segundos con cara de "hablas en serio" y el sostiene su mirada de "sí, es en serio"
- ¿Sabes la fecha exacta? - pregunto con tono desesperado.
- Es 29 de julio del 2053.
- ¡Mierda! - respondo sorprendido y me retuerzo queriendo liberarme, como si no lo hubiese intentado antes - ¡Llevo atrapado un año en este maldito lugar!
- No estás muerto. - responde con la misma seriedad.
- No, yo no puedo morir. - respondo mientras me sigo retorciendo.
- ¿Cómo es posible eso?
- No lo sé. - le respondo y me detengo un momento.
- Te liberaré, ayúdame a matar a esos soldados, ellos mataron a mis compañeros mutantes.
- ¿Cuántos habían contigo?
- Éramos cuatro. Fueron secuestrándolos uno a uno, logré seguir su rastro, pero atacar a todos solo era un suicidio, esperé tres días, vi que a esta hora eran menos, los conté al salir y entrar, maté a dos, quedan diez.
- Ya veo... ¡Tengo un plan! ¿Estás conmigo?
- Si, cuéntame tu plan.
- Bien, ellos nunca salen con sus armas anti-mutantes, siempre las dejan aquí. Sabotéalas y luego vete, pero primero... Puedes crear objetos de metal, ¿cierto?
- Crear, destruir y fusionarme con ellos.
- ¡Perfecto! Necesito que entres aquí y destruyas estás esposas, están hechas con material anti-mutante y neutralizan mis poderes, pero quiero que hagas unas réplicas primero, luego me esposas de nuevo, cuando entren a torturarme se llevarán una sorpresa.
- Yo también quiero acabar con ellos.
-Sí, bien... tú te quedarás a distancia, donde espiabas este lugar, llamarán refuerzos al ver a los dos que mataste, cuando veas que todos entraron, acércate a la entrada y acaba con cualquiera que quiera salir. Sólo una cosa... no mates al capitán... tengo asuntos que arreglar con él.
- ¿Cómo reconozco al jefe?
- El único de cabello largo, ese es el jefe.
- Lo he visto, sé quién es... no lo mataré.
- Muy bien, ahora antes de sabotear las armas libérame.

Se acerca a la puerta metálica de mi derecha y se fusiona con ella para entrar, crea una réplica de las esposas y rompe las reales sin ningún problema.

- Espero que no te moleste el olor, no he podido limpiar últimamente.
- No puedo oler. - responde el hombre, es extremadamente serio.
- Que oportuno. - respondo mientras me estiro - ¿Cuál es tu nombre?
- Kurt.
- ¿Sólo Kurt?
- Kurt.
- De acuerdo... Mi nombre es Desmond Geiserfield, sólo llámame Desmond.
- Desmond... Te esposaré, pero primero muéstrame que puedes liberarte. - dice mientras me esposa, ahora con las réplicas.
- De acuerdo. - rompo fácilmente las esposas replicas - Se siente tan bien poder moverme.
- ¿Seguro que quieres que te vuelva a esposar?
- ¡Si! - exclamo sin titubear - Si ya soporté casi un año, puedo soportar un día más.
- Entendido. - vuelve a esposarme y ahora me quedo a esperar paciente.
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Alan Razor

Estoy dominando mis poderes...

Llevo un año entrenando con Strax, he dominado gran parte de mis poderes y he aprendido mejores formas de usarlo. Incluso Desmond sería un debilucho comparado conmigo... claro, en caso de que estuviera vivo. Su señal de emergencia dejó de sonar tras dos días de tanta insistencia, o se dio por vencido o lo mataron... No me preocupa para nada, ahora yo soy quien salvará a mis compañeros cuando estén en problemas. Salgo al campo de entrenamiento y encuentro a Strax, mirando hacia el horizonte, demasiado serio... ¿podré averiguar algo de él?

- Has llegado hasta el punto en el que yo me encuentro, a diferencia de que tienes más tiempo del que yo tenía. - dice Strax sin voltear - Te he enseñado todo lo necesitas saber, es tu turno de entrenar por tu cuenta, de dominar por completo tus poderes y descubrir nuevas formas de usarlos.
- Entonces ¿te vas?
- Así es, pero este mundo ya no es para mí Alan, como prueba final... tienes que matarme.
- ¿Hablas en serio? - pregunto mirándolo sorprendido - Lo siento, pero si quieres morir, busca otra forma. No soy un asesino.
- ¡Excelente! - exclama satisfecho - Eres un héroe Alan, los héroes no matamos gente. Sigue con esa mentalidad y serás el héroe de este mundo, no destruyas vidas para salvar otras.

Entonces las llamas lo rodean, se vuelve un ave de fuego y se va volando. Espero algún día volver a verlo, que vea en lo que me convertiré en dos años más. ¡Estoy motivado! ¡Me convertiré en el héroe definitivo! ¡Seré invencible!
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Elizabeth Claire

Hace casi un año que llegué a la ciudad de Blestern, los héroes que habitan y entrenan aquí son asombrosos, me han enseñado a manejar mis poderes. He entrenado duro, he hecho buenas amistades, todos se han marchado, son enviados a distintas ciudades a proteger a la gente de los mutantes malvados. Le demuestran al mundo que no todos somos mutantes, que muchos somos héroes.

Ha sido un día duro de entrenamiento, a lo lejos veo entrenando Noa, una de mis amigas más cercanas, es una chica de 23 años, asiática, de mi estatura, tiene un cuerpo  envidiable, su piel es blanca y su cabello es largo e inmensamente negro, sus ojos son de color azul claro, es muy simpática, viene de un pueblo donde, debido a la explosión, todos adoptaron poderes de hielo, ella se fue del pueblo porque quería entrenarse para ser útil en algún equipo, lamentablemente en su pueblo la veían como una persona más, así que emprendió un viaje y llegó a Blestern sin problemas. En muchas ocasiones le conté sobre el equipo con el que me reuniría en dos años más, ella insiste en que quiere venir conmigo.

La espero sentada mientras termina su entrenamiento. Siento nostalgia... a pesar de que los últimos días no fueron los mejores, extraño a mis amigos... me pregunto cómo estarán. Hasta hoy el comunicador no ha sonado, no han habido emergencias ni cambios de planes... debo despreocuparme, todo va bien.

- ¡Hola Claire! - se acerca Noa tras terminar su entrenamiento - Estás algo distraída el día de hoy.
- Si. - respondo pensativa - En cinco días se cumplirá un año desde que nos separamos para entrenar.
- ¡En dos años y cinco días volverán a verse! ¿Crees que pueda unirme a ustedes?
- No lo sé, creo que tendré que preguntarlo a los demás.
- Seguro se sentirán mejor si tienen un miembro más en el equipo... ¿no crees?
- Eso quiero creer. - digo mientras le sonrío.

Seguimos intercambiando historias por un rato, me siento feliz de tener una amiga, incluso ahora que creí estar sola, no me importa lo que piensen los demás, ella será parte del equipo. Y si no la quieren en el equipo... ¡Yo formaré un equipo junto a ella!
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Kurt

Me fusiono con la puerta de la base donde capturaron a Desmond, no me verán y yo sabré cuando entran todos los soldados. Espero dos horas y llegan tres de ellos, al entrar se asustan al ver los cadáveres, se niegan a entrar a la sala de torturas porque saben que Desmond es fuerte y creen que está suelto. No tardan en llamar refuerzos, en 20 minutos llegan los otros siete, entre ellos está el jefe, no debo matarlo a él. Tras hablar en claves que no comprendí, entraron siete de ellos, tres se quedaron de guardia.

Tras unos minutos, dos de los hombres que hacían guardia salen y estando afuera me aparto de la puerta y los ataco, convierto mi brazo en una espada de metal y corto a uno de ellos en dos, de abajo hacia arriba, al otro lo decapito mientras corría. Entierro los cuerpos aprovechando el exceso de arena y vuelvo a mi posición. Tan pronto como regreso salen tres hombres de la sala de torturas, corren y le dicen al soldado guardia que corra, salen los cuatro y aparezco en frente, decapitando a uno de ellos, me disparan, pero sus armas no me hacen nada, son replicas que hice para despistarlos.


Corto el brazo izquierdo y la pierna derecha de uno de ellos, otro intenta correr y le corto ambas piernas, el jefe se adelanta, corro hacia él y lo alcanzo fácilmente. Lo derribo y lo esposo en el suelo como ellos hicieron con Desmond. Espero un par de minutos y sale Desmond de la base, bañado en sangre, con una mirada llena de odio. En sus ojos puedo ver que su objetivo es hacer que este hombre pague. No lo culpo... su cuerpo lleno de cicatrices demuestra que ha sufrido demasiado.





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