La Furia de los Mutantes: Capítulo 8 - El prisionero

Lamentamos el retraso, pero aquí les dejo el capítulo octavo de La Furia de los Mutantes, gracias a Daniel Cura, disfruten la lectura :)


EL PRISIONERO

Desmond Geiserfield

Tomo la dirección contraria a Claire. Lo último que querría en estos momentos es que me viera... Debe estar confundida tras enterarse de todo lo sucedido en Ánester... Voy caminando sin rumbo, evidentemente el campo de entrenamiento que utilicé en el observatorio está descartado. Mientras avanzo, logro encontrar un letrero enorme casi intacto a comparación de toda la ciudad... Decía el nombre de dos ciudades "Saliendo de Lastaror. Bienvenido a Clostorn". Entonces... ¿a qué ciudad voy y de que ciudad vengo? Es momento de averiguarlo.

Mientras camino en lo que parece ser un desierto, aunque sin el fuerte sol que lo caracteriza, solo hay arena alrededor, curioso... Veo como dejo la ciudad atrás, ya no puedo regresar y preferiría no cambiar el rumbo para evitar confundirme. Sigo camino recto esperando encontrar algo pronto.

A lo lejos logro ver una ciudad, es un alivio, después de tanto caminar me vendría bien llegar y descansar un poco. Antes de la ciudad había una especie de puesto de vigilancia, cuatro hombres con una especie de armadura azul oscura ajustada se acercan a mí.

- Buenas tardes, señor. - dice uno de ellos amablemente.
- Buenas tardes. - respondo confundido, no estoy acostumbrado a la formalidad.
- Espero no molestar, no tenemos muchos forasteros humanos por aquí, no es usted un mutante ¿cierto?
- ¿Parezco un mutante? - respondo convencido.
- Le sorprendería la cantidad de mutantes que hemos visto, y le sorprendería más saber que algunos no parecen serlo. Los mutantes no son bienvenidos en Clostorn. - Saca un aparato extraño de su cinturón, es como una especie de escáner - Tendré que registrarte antes de dejarte pasar.

Pone esa cosa en mi cuello y siento un piquete rápido, revisa el escáner y me mira con seriedad.

- Sabes que no te puedo dejar pasar ¿verdad?
- De acuerdo, no busco problemas. - retrocedo lentamente - ¿Conocen alguna ciudad cercana donde pueda hospedarme?
- Después de hoy no necesitarás hospedaje.

Me apuntan los cuatro con rifles, como si las armas normales me dañaran, disparan sin pensarlo dos veces, no me hacen daño al parecer, corro hacia uno de ellos y lo golpeo fuertemente en el rostro, para mi sorpresa solo se tambalea un poco, entonces uno de ellos me golpea en la nuca con su rifle, caigo de cara al suelo y al voltearme un soldado se acerca con lo que parece ser otro escáner, pero la inyección de este me hace perder la conciencia.
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Jane

Espero que este sea el camino correcto...

Cuando conocí a Desmond recuerdo que mencionó dos direcciones de la ciudad que le faltaban explorar, nos dirigimos a una de ellas y dimos con Alan, quien nos llevó al observatorio, entonces quedó pendiente explorar una dirección que ni en misiones exploramos, iré hacia allá... espero no equivocarme.

Llevo caminando un par de días, cazando animales para sobrevivir... es agotador, logro ver el final de esta ciudad y hay más destrucción por delante, pero a lo lejos, logro ver casas... como hechas a la antigua, avanzo y siento como si hubiera viajado a otra parte del mundo, hogares simples, un solo piso, hechas de madera, parece un lugar demasiado tranquilo, camino entre el pueblo y encuentro una especie de templo. Parecería un pueblo de monjes, curioso, decido entrar y se veía un montón de gente entrenando artes marciales, algunos con armas de entrenamiento, otros desarmados, era mi punto débil y aquí podría entrenarlo y fortalecerlo, mi puntería ya es excepcional, debo entrenar mi combate a corta distancia.

- No eres de por aquí. - aparece un joven monje sin cabello de quizás unos 17 años - Pareces interesada en este templo.
- Si. - respondo con entusiasmo - Necesito entrenar y dominar combate cuerpo a cuerpo.
- Has venido al lugar correcto, pero no es tan fácil como crees, si lo que quieres es entrenar aquí, te recomiendo despedirte de familiares y amigos por lo menos durante un año. En este tiempo entregarás máxima devoción al entrenamiento y al templo, todo con el fin de que las distracciones sean las mínimas posibles.
- En eso voy un paso adelante, mis amigos y yo decidimos entrenar de forma individual durante tres años, así que es muy probable que me quede más tiempo.
- ¡Excelente respuesta! - exclama -Sígueme entonces.

Nos adentramos en el templo para no regresar al exterior en un tiempo... y la verdad... ¡no quería regresar! No hasta ser más poderosa, demostrar que puedo defenderme contra todo.

- Mi nombre es Arton Álamos. - dice el chico mientras caminamos - Puede que mi apariencia joven lo despiste, pero soy uno de los maestros de este templo.
- ¿De verdad? Y... ¿puedes entrenarme para ser una maestra del combate?
- Claro, sólo necesitas disciplina, eso se arregla aquí.
- ¡Excelente! Mi nombre es Jane, por cierto.

Aquí comienza mi entrenamiento... ¡La dificultad que pasé en Ánester contra Killer Shot no se repetirá jamás! Ahora estaré preparada.
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Alan Razor

Confío en que Strax me ayudará a ser más poderoso, pero... ¿por qué evita tanto que sepa algo sobre él?
Llego al mismo sitio al que me había citado anteriormente, espero un poco y entonces llega él, aparece haciendo una entrada asombrosa, volando como un ave cubierto en llamas, parece una especie de vuelo de fénix, realmente sorprendente, ¿me enseñará a hacer eso?

- Me alegra que hayas venido Alan, tu ambición de poder será lo que te hará más poderoso que cualquier otro.
- ¿Por qué sigues cubriendo tu rostro? - le pregunto desafiante.
- ¡Ya veo! - exclama intrigado - Tienes curiosidad sobre mi identidad ¿cierto?
- Si voy a entrenar contigo durante tres años, por lo menos debo saber quién eres.
- Sé lo que te digo, entre menos sepas de mí, mejor. Pero por otro lado... te mostraré lo que me sucedió por no ser lo suficientemente poderoso. - se quita la máscara blanca que lleva puesta, mostrando así su verdadero rostro, si este tipo es humano... su rostro está irreconocible... la mayor parte de su rostro no tiene piel, las partes con piel tienen cicatrices enormes y horripilantes, parece sacado de una película de terror - Hay peligros allá afuera que podrían acabar con tu vida en segundos... es por eso que he decidido entrenarte, tú estás a tiempo de ser incluso más poderoso que yo, puedes hasta perfeccionar las técnicas que estoy por enseñarte. Ahora dime, ¿Quieres ser más fuerte?

Cuando hace esa pregunta, todos mis pensamientos coordinan para pasar por mi mente en orden y en tan solo un segundo, puedo ver a mi equipo burlándose de mí como vi en la ilusión que tuve en Ánester, puedo ver a Strax derrotándome sin esfuerzo alguno. Puedo ver a Desmond... acabando con la bestia de la séptima habitación sin problema alguno, mientras nosotros estábamos atados por no poder vencerle, todo eso pasa por mi mente en el momento justo para que yo sin titubear, mirar a Strax y a su horrible rostro destrozado y decir...

- ¡Por supuesto que quiero ser más fuerte!
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Desmond Geiserfield

¿Cuánto tiempo llevo inconsciente?...

Lo último que recuerdo fue... ¡Mis poderes! ¿Acaso los perdí? Estoy en una especie de cámara de contención, tengo las muñecas y tobillos siendo apretados por lo que parecen ser esposas de metal reforzadas, hago fuerza para romperlas y no puedo... ¿Cómo es esto posible?... Hay un enorme cristal frente a mí, como si fuera una especie de animal en un zoológico, hay un hombre de cabello oscuro con una cola de caballo mirándome impaciente, está vestido como los otros soldados, pero él tiene unas placas y hombreras en su armadura. Presiona un botón cercano al cristal y comienzo a percibir el sonido de la habitación, fuera del cristal.

- Eres el mutante más interesante con el que hemos experimentado. - lo miro con rabia al saber que él es el responsable de esto - Te quedaste ahí dormido mientras te sacaron, ¡el maldito corazón! Pero tú seguías mostrando signos vitales... ¿¡cómo demonios es eso posible!? - golpea el cristal al preguntar - Tus heridas continúan en tu cuerpo, pero tu corazón creció tras ser removido... ¿!cómo explicas eso!?
- No tengo nada que explicarte.
- Ya veo... parece ser parte de tus poderes, las esposas los neutralizan, pero sigues sin poder morir... Debió ser alguna fusión de la explosión con tu asquerosa genética de mutante...
- ¡Llámame mutante una vez más y te arranco la cabeza!
- Que amenazante te vez estando detrás de ese cristal. - se ríe con descaro y malicia - ¿Sabes?... No puedes escapar, estás atrapado y no hay manera de que te salves de esto.
- ¡Libérame y pelea como hombre! - forcejeo de nuevo contra las esposas - ¡Si es que tienes testículos bajo ese estúpido traje!
- ¡Suficiente! - golpea el cristal una vez más, parece resistente - No sé cuánto tiempo puedas sobrevivir sin comida, sin agua, sufriendo torturas continuas - hace una pausa por un par de segundos - ¡Así que hay que averiguarlo! - vuelve a reír con más intensidad - ¡Eres un mutante, prisionero de soldados humanos, no puedes contra la tecnología anti-mutante! Quizá seamos pocos, pero este laboratorio es único, tiene lo que a nadie se le había ocurrido, métodos para derrotarlos a ustedes, ¡Mutantes repugnantes!
- ¡VOY A ROMPERTE EL CUELLO, MALDITO! - exploto de ira, pero sin poder hacer nada.
- Suerte con eso, anormal. - da media vuelta y camina hacia la puerta - Tengo cosas más importantes que hacer. Mis hombres se encargarán de ti.

El hombre se va y tres soldados entran en la habitación, uno de ellos tiene una enorme llave inglesa roja en su mano, cargando un mazo en la espalda y dos cuchillos en su cinturón, el segundo tiene en su mano un hacha y en su cinturón una especie de bastón eléctrico, el tercero tiene una cámara de vídeo en su mano... ¿van a grabar esto los malditos enfermos? Entran en la cámara en la que estoy atado... Al parecer no puedo morir... Pero el dolor... Eso sí lo puedo sentir... Necesito ayuda... ¡Entonces lo recuerdo! ¡El chip! Miro al soldado frente a mí y disimulo para decir la frase de reconocimiento del chip.

- ¡VOY A SACARTE LA MIERDA A PATADAS! - listo, el chip se activó, entonces el soldado me mira y ríe.
- ¿Y exactamente como piensas hacerlo? - pregunta en tono burlesco.
- Me las arreglaré...
- ¡No esperaba más de un mutante!

Toma su hacha y la clava en mi pierna sin piedad. Grito de dolor, es insoportable, esta tortura durará solo hasta que reciba refuerzos... puedo soportarlo.
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Alan Razor

Cuatro días de entrenamiento con Strax y ya puedo notar los resultados. ¡En tres años seré invencible! Estamos viviendo en una choza, en una ciudad cercana a Lastaror. Parece ser la casa de Strax, es acogedora si lo comparamos con el resto de la ciudad, aunque el observatorio era mucho mejor. La vista es asombrosa, ya que estamos situados en un valle lleno de montañas. Escucho el aparato rastreador y me levanto en seguida de la cama, me dirijo hacia mi mochila, saco el aparato y veo un mensaje un tanto inesperado... "Emergencia: Desmond Geiserfield está en peligro"


No lo podía creer... quien parecía ser el más fuerte de los cinco... está en peligro. Miro fijamente hacia el comunicador que dejé en la mesa... Vuelvo a la cama sin más... Un mutante asesino como él no merece vivir.






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