EL PRISIONERO
Desmond
Geiserfield
Tomo la
dirección contraria a Claire. Lo último que querría en estos momentos es que me
viera... Debe estar confundida tras enterarse de todo lo sucedido en Ánester...
Voy caminando sin rumbo, evidentemente el campo de entrenamiento que utilicé en
el observatorio está descartado. Mientras avanzo, logro encontrar un letrero
enorme casi intacto a comparación de toda la ciudad... Decía el nombre de dos
ciudades "Saliendo de Lastaror. Bienvenido a Clostorn". Entonces...
¿a qué ciudad voy y de que ciudad vengo? Es momento de averiguarlo.
Mientras camino
en lo que parece ser un desierto, aunque sin el fuerte sol que lo caracteriza,
solo hay arena alrededor, curioso... Veo como dejo la ciudad atrás, ya no puedo
regresar y preferiría no cambiar el rumbo para evitar confundirme. Sigo camino
recto esperando encontrar algo pronto.
A lo lejos logro
ver una ciudad, es un alivio, después de tanto caminar me vendría bien llegar y
descansar un poco. Antes de la ciudad había una especie de puesto de
vigilancia, cuatro hombres con una especie de armadura azul oscura ajustada se
acercan a mí.
- Buenas tardes,
señor. - dice uno de ellos amablemente.
- Buenas tardes.
- respondo confundido, no estoy acostumbrado a la formalidad.
- Espero no
molestar, no tenemos muchos forasteros humanos por aquí, no es usted un mutante
¿cierto?
- ¿Parezco un mutante?
- respondo convencido.
- Le
sorprendería la cantidad de mutantes que hemos visto, y le sorprendería más
saber que algunos no parecen serlo. Los mutantes no son bienvenidos en
Clostorn. - Saca un aparato extraño de su cinturón, es como una especie de
escáner - Tendré que registrarte antes de dejarte pasar.
Pone esa cosa en
mi cuello y siento un piquete rápido, revisa el escáner y me mira con seriedad.
- Sabes que no
te puedo dejar pasar ¿verdad?
- De acuerdo, no
busco problemas. - retrocedo lentamente - ¿Conocen alguna ciudad cercana donde
pueda hospedarme?
- Después de hoy
no necesitarás hospedaje.
Me apuntan los
cuatro con rifles, como si las armas normales me dañaran, disparan sin pensarlo
dos veces, no me hacen daño al parecer, corro hacia uno de ellos y lo golpeo
fuertemente en el rostro, para mi sorpresa solo se tambalea un poco, entonces
uno de ellos me golpea en la nuca con su rifle, caigo de cara al suelo y al
voltearme un soldado se acerca con lo que parece ser otro escáner, pero la inyección
de este me hace perder la conciencia.
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Jane
Espero que este
sea el camino correcto...
Cuando conocí a
Desmond recuerdo que mencionó dos direcciones de la ciudad que le faltaban
explorar, nos dirigimos a una de ellas y dimos con Alan, quien nos llevó al
observatorio, entonces quedó pendiente explorar una dirección que ni en
misiones exploramos, iré hacia allá... espero no equivocarme.
Llevo caminando
un par de días, cazando animales para sobrevivir... es agotador, logro ver el
final de esta ciudad y hay más destrucción por delante, pero a lo lejos, logro
ver casas... como hechas a la antigua, avanzo y siento como si hubiera viajado
a otra parte del mundo, hogares simples, un solo piso, hechas de madera, parece
un lugar demasiado tranquilo, camino entre el pueblo y encuentro una especie de
templo. Parecería un pueblo de monjes, curioso, decido entrar y se veía un
montón de gente entrenando artes marciales, algunos con armas de entrenamiento,
otros desarmados, era mi punto débil y aquí podría entrenarlo y fortalecerlo,
mi puntería ya es excepcional, debo entrenar mi combate a corta distancia.
- No eres de por
aquí. - aparece un joven monje sin cabello de quizás unos 17 años - Pareces
interesada en este templo.
- Si. - respondo
con entusiasmo - Necesito entrenar y dominar combate cuerpo a cuerpo.
- Has venido al
lugar correcto, pero no es tan fácil como crees, si lo que quieres es entrenar
aquí, te recomiendo despedirte de familiares y amigos por lo menos durante un
año. En este tiempo entregarás máxima devoción al entrenamiento y al templo,
todo con el fin de que las distracciones sean las mínimas posibles.
- En eso voy un
paso adelante, mis amigos y yo decidimos entrenar de forma individual durante
tres años, así que es muy probable que me quede más tiempo.
- ¡Excelente
respuesta! - exclama -Sígueme entonces.
Nos adentramos
en el templo para no regresar al exterior en un tiempo... y la verdad... ¡no
quería regresar! No hasta ser más poderosa, demostrar que puedo defenderme
contra todo.
- Mi nombre es
Arton Álamos. - dice el chico mientras caminamos - Puede que mi apariencia
joven lo despiste, pero soy uno de los maestros de este templo.
- ¿De verdad?
Y... ¿puedes entrenarme para ser una maestra del combate?
- Claro, sólo
necesitas disciplina, eso se arregla aquí.
- ¡Excelente! Mi
nombre es Jane, por cierto.
Aquí comienza mi
entrenamiento... ¡La dificultad que pasé en Ánester contra Killer Shot no se
repetirá jamás! Ahora estaré preparada.
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Alan Razor
Confío en que
Strax me ayudará a ser más poderoso, pero... ¿por qué evita tanto que sepa algo
sobre él?
Llego al mismo
sitio al que me había citado anteriormente, espero un poco y entonces llega él,
aparece haciendo una entrada asombrosa, volando como un ave cubierto en llamas,
parece una especie de vuelo de fénix, realmente sorprendente, ¿me enseñará a
hacer eso?
- Me alegra que
hayas venido Alan, tu ambición de poder será lo que te hará más poderoso que
cualquier otro.
- ¿Por qué
sigues cubriendo tu rostro? - le pregunto desafiante.
- ¡Ya veo! -
exclama intrigado - Tienes curiosidad sobre mi identidad ¿cierto?
- Si voy a
entrenar contigo durante tres años, por lo menos debo saber quién eres.
- Sé lo que te
digo, entre menos sepas de mí, mejor. Pero por otro lado... te mostraré lo que
me sucedió por no ser lo suficientemente poderoso. - se quita la máscara blanca
que lleva puesta, mostrando así su verdadero rostro, si este tipo es humano...
su rostro está irreconocible... la mayor parte de su rostro no tiene piel, las
partes con piel tienen cicatrices enormes y horripilantes, parece sacado de una
película de terror - Hay peligros allá afuera que podrían acabar con tu vida en
segundos... es por eso que he decidido entrenarte, tú estás a tiempo de ser
incluso más poderoso que yo, puedes hasta perfeccionar las técnicas que estoy
por enseñarte. Ahora dime, ¿Quieres ser más fuerte?
Cuando hace esa
pregunta, todos mis pensamientos coordinan para pasar por mi mente en orden y
en tan solo un segundo, puedo ver a mi equipo burlándose de mí como vi en la
ilusión que tuve en Ánester, puedo ver a Strax derrotándome sin esfuerzo
alguno. Puedo ver a Desmond... acabando con la bestia de la séptima habitación
sin problema alguno, mientras nosotros estábamos atados por no poder vencerle,
todo eso pasa por mi mente en el momento justo para que yo sin titubear, mirar
a Strax y a su horrible rostro destrozado y decir...
- ¡Por supuesto
que quiero ser más fuerte!
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Desmond
Geiserfield
¿Cuánto tiempo
llevo inconsciente?...
Lo último que
recuerdo fue... ¡Mis poderes! ¿Acaso los perdí? Estoy en una especie de cámara
de contención, tengo las muñecas y tobillos siendo apretados por lo que parecen
ser esposas de metal reforzadas, hago fuerza para romperlas y no puedo... ¿Cómo
es esto posible?... Hay un enorme cristal frente a mí, como si fuera una
especie de animal en un zoológico, hay un hombre de cabello oscuro con una cola
de caballo mirándome impaciente, está vestido como los otros soldados, pero él
tiene unas placas y hombreras en su armadura. Presiona un botón cercano al
cristal y comienzo a percibir el sonido de la habitación, fuera del cristal.
- Eres el
mutante más interesante con el que hemos experimentado. - lo miro con rabia al
saber que él es el responsable de esto - Te quedaste ahí dormido mientras te
sacaron, ¡el maldito corazón! Pero tú seguías mostrando signos vitales...
¿¡cómo demonios es eso posible!? - golpea el cristal al preguntar - Tus heridas
continúan en tu cuerpo, pero tu corazón creció tras ser removido... ¿!cómo
explicas eso!?
- No tengo nada
que explicarte.
- Ya veo...
parece ser parte de tus poderes, las esposas los neutralizan, pero sigues sin
poder morir... Debió ser alguna fusión de la explosión con tu asquerosa
genética de mutante...
- ¡Llámame mutante
una vez más y te arranco la cabeza!
- Que amenazante
te vez estando detrás de ese cristal. - se ríe con descaro y malicia -
¿Sabes?... No puedes escapar, estás atrapado y no hay manera de que te salves
de esto.
- ¡Libérame y
pelea como hombre! - forcejeo de nuevo contra las esposas - ¡Si es que tienes
testículos bajo ese estúpido traje!
- ¡Suficiente! -
golpea el cristal una vez más, parece resistente - No sé cuánto tiempo puedas
sobrevivir sin comida, sin agua, sufriendo torturas continuas - hace una pausa
por un par de segundos - ¡Así que hay que averiguarlo! - vuelve a reír con más
intensidad - ¡Eres un mutante, prisionero de soldados humanos, no puedes contra
la tecnología anti-mutante! Quizá seamos pocos, pero este laboratorio es único,
tiene lo que a nadie se le había ocurrido, métodos para derrotarlos a ustedes,
¡Mutantes repugnantes!
- ¡VOY A
ROMPERTE EL CUELLO, MALDITO! - exploto de ira, pero sin poder hacer nada.
- Suerte con
eso, anormal. - da media vuelta y camina hacia la puerta - Tengo cosas más
importantes que hacer. Mis hombres se encargarán de ti.
El hombre se va
y tres soldados entran en la habitación, uno de ellos tiene una enorme llave
inglesa roja en su mano, cargando un mazo en la espalda y dos cuchillos en su
cinturón, el segundo tiene en su mano un hacha y en su cinturón una especie de
bastón eléctrico, el tercero tiene una cámara de vídeo en su mano... ¿van a
grabar esto los malditos enfermos? Entran en la cámara en la que estoy atado...
Al parecer no puedo morir... Pero el dolor... Eso sí lo puedo sentir...
Necesito ayuda... ¡Entonces lo recuerdo! ¡El chip! Miro al soldado frente a mí
y disimulo para decir la frase de reconocimiento del chip.
- ¡VOY A SACARTE
LA MIERDA A PATADAS! - listo, el chip se activó, entonces el soldado me mira y
ríe.
- ¿Y exactamente
como piensas hacerlo? - pregunta en tono burlesco.
- Me las
arreglaré...
- ¡No esperaba
más de un mutante!
Toma su hacha y
la clava en mi pierna sin piedad. Grito de dolor, es insoportable, esta tortura
durará solo hasta que reciba refuerzos... puedo soportarlo.
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Alan Razor
Cuatro días de
entrenamiento con Strax y ya puedo notar los resultados. ¡En tres años seré
invencible! Estamos viviendo en una choza, en una ciudad cercana a Lastaror. Parece
ser la casa de Strax, es acogedora si lo comparamos con el resto de la ciudad,
aunque el observatorio era mucho mejor. La vista es asombrosa, ya que estamos
situados en un valle lleno de montañas. Escucho el aparato rastreador y me
levanto en seguida de la cama, me dirijo hacia mi mochila, saco el aparato y
veo un mensaje un tanto inesperado... "Emergencia: Desmond Geiserfield
está en peligro"
No lo podía
creer... quien parecía ser el más fuerte de los cinco... está en peligro. Miro
fijamente hacia el comunicador que dejé en la mesa... Vuelvo a la cama sin
más... Un mutante asesino como él no merece vivir.
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