Aquí me encuentro nuevamente luego de algunos días de ausencia, y con las disculpas del caso vengo a dejar el capítulo número ocho y último de esta mini saga inicial, con el siguiente capítulo comenzará una nueva aventura :3
La
noche había caído luego de aquel enfrentamiento entre ambos jóvenes. Tras haber
aceptado formar parte de Liberty, Milo y Hana se encontraban en la cabaña donde
había iniciado su conflicto.
– Entonces, ¿es cierto que
eres de Thrin Theras?
Preguntó Hana mientras
trataban de conseguir al interior de la cabaña algo para que puedan tapar la
parte de la puerta que ella había destruido.
– Sí, pero yo en ningún
momento había pensado salir, digamos que fue algo no previsto.
Milo había cogido una tela
de regular tamaño ubicada entre algunas cajas que estaban ubicadas en lo que
parecía ser un pequeño cuarto de estudio.
– Eh... ya veo, pero no me
has dicho qué fue lo que te pasó, o sea por qué venías tan malherido.
Mientras Hana le hacía
aquella pregunta, Milo avanzó con la tela hacia la puerta y comenzó a cubrir la
zona destruida como si fuera una especie de cortina.
– Fue un accidente, ya
después quizá te cuente sobre eso.
Definitivamente eso no
podía ser un simple accidente, Hana estaba segura que había algo más grande
detrás de sus palabras, pero no podía saberlo.
– Listo – Milo había
terminado de acomodar la tela –, espero que el dueño de este lugar no se enoje
por esto.
Él no dudo en ver a la
joven con una expresión acusadora, y la verdad es que tenía razón en hacerlo,
ya que ella había sido la responsable de aquello.
– Sí... sí bueno jeje,
tienes razón – Hana respondió sonriendo y algo avergonzada.
Debido a la hora y al
cansancio después de un día bastante agitado, Hana comenzó a sentir un sueño
que pocas veces había tenido, y es que nunca antes se había desgastado tanto en
un solo día.
Comenzó a caminar mientras
bostezaba acercándose a la cama.
– El sueño me vence,
deberíamos descansar.
Dijo viendo la cama con
muchas ganas de recostarse y poder dormir.
Pero había un pequeño gran
detalle, luego de unos segundos de quedarse viendo la cama en silencio, Hana se
percató de algo, solo había una en toda la cabaña...
– ¿Hmm? ¿Te pasa algo?
Milo parecía no haberse
dado cuenta, o tal vez eso aparentaba.
– Eh... s-solo hay una
cama...
D-Diablos
cómo no me di cuenta antes, ¿qué voy a hacer?
Una situación como esa era
demasiado para Hana, de hecho nunca antes había tenido que compartir una
habitación con alguien, así que ella se encontraba avergonzada y bastante nerviosa
pensando en qué podría hacer.
– Acuéstate, por mí no te
preocupes, no se me da bien dormir en lugares tan cómodos, es más, saldré a
caminar un poco en lo que me entra el sueño.
Milo salió de la cabaña
levantando la tela de la puerta y dejando sola a Hana en la habitación,
afortunadamente fue la mejor decisión a su favor.
Hana dio un gran suspiro y
se dejó caer a la cama, muestra de su gran desgaste del día.
– ¿En verdad estará bien
así?
La joven había sido vencida
por el cansancio y cayó dormida casi al instante de haberse recostado.
Habían transcurrido un par
de horas desde entonces y Milo se encontraba apoyado sobre la pared exterior de
la cabaña, cruzado de brazos y los ojos cerrados.
La tranquilidad de la noche
parecía calmar sus pensamientos, mientras daba la impresión de haberse quedado
dormido en esa misma posición.
Sin embargo, repentinamente
abrió los ojos evidenciando lo contrario, giró su cabeza hacia un lado viendo
fijamente hacia lo profundo del bosque donde lo único que podía verse era la absoluta
y tenebrosa oscuridad.
– ¿Hmm?
Bajó sus brazos y
retrocedió un poco hasta quedar bajo la sombra del cobertizo de la cabaña.
Iba perdiéndose entre la
sombra del lugar, mientras más retrocedía, más parecía mezclarse con la
oscuridad del lugar y precisamente como una sombra terminó por desaparecer.
Aquella noche tranquila de
pronto se vio interrumpida cuando comenzaron a oírse pasos llegando al lugar,
tres siluetas se habían parado frente a la cabaña.
Con una seña, una de esas
presencias, cubiertas con desgastadas gabardinas negras, ordenó que otra se
acerque.
Haciendo caso a aquella
orden, un sujeto caminó hasta quedar frente a la ventana de la cabaña, se asomó
con cuidado para ver a través de esta.
Pasado unos segundos,
aquella persona regresó con sus dos acompañantes.
– Está durmiendo.
– Perfecto, así será mucho
más fácil y no habrá necesidad de que actuemos los tres.
– Entonces déjamelo a mí.
Uno de los sujetos comenzó
a avanzar hacia la cabaña mientras desenfundaba de su espalda una espada.
Aquel sujeto se acercó
sigilosamente hasta la entrada de la cabaña. Levantando con cuidado la tela que
cubría la entrada, avanzó al interior mientras los otros dos solo se limitaban
a observar.
Luego de unos segundos, un
fuerte ruido se escuchó al interior de la cabaña.
– Está consumado – dijo uno
de los extraños sujetos después de haber soltado una risa siniestra.
Pero en ese preciso
instante un segundo estruendo sacudió las bases de la cabaña y el sujeto que
momentos antes había entrado salió despedido, rompiendo parte de la
construcción, hasta impactar contra un árbol.
Los dos sujetos que se
encontraban fuera se sorprendieron mientras Hana salía del interior cargando su
gran espada y bastante fastidiada.
– ¿Otra vez mercenarios?
Hana salió de muy mal
humor, pero al fijarse por el rabillo del ojo en el brazo del tipo que se ponía
de pie en el árbol, vio una marca que al instante reconoció.
– ¿Dragón Negro?
– Parece que se dio cuenta
– refirió uno de los sujetos –, bueno... los planes regresan a ser como al
inicio.
Aquel mismo sujeto comenzó
a caminar acercándose hacia Hana, iba desenfundado un par de cuchillas de
mediano tamaño desde el interior de su gabardina.
Los pasos se apresuraron
cada vez más, ahora ella podía verlo corriendo tan rápido como le era posible,
por un momento casi haciendo parecer que desapareciera.
De pronto, su presencia se
situaba justo detrás de Hana, aquel sujeto pensó acabar con ella de un solo
golpe, pero la joven ya había anticipado todo ello.
Una rápida reacción de su
parte hizo que bloquee aquel golpe. Pero los otros dos sujetos desde luego no
podían quedarse quietos, así que en cuanto el impacto de las espadas llegó a
sus oídos, uno de ellos ya había abandonado su posición con el objetivo de
ayudar a su compañero.
Los rápidos reflejos
hicieron que Hana logre detener el golpe del segundo atacante, pero el primero
también hacía su parte, y aprovechando la distracción que le había ocasionado
su compañero logró pegarle una fuerte patada en el estómago a la joven.
El golpe fue tan fuerte que
la hizo caer algunos metros más allá.
Hana trataba de ponerse de
pie, sin duda había sentido ese golpe, aún tosía a causa de ello.
– Esto es malo, tres
enemigos a la vez... ¿dónde está Milo justo cuando lo necesito?
Luego de murmurar aquello,
ella supo que no tenía otra opción más que demorar el tiempo esperando que Milo
apareciera. Así que hizo una pregunta dirigida a los tres sujetos que tenía en
frente.
– ¿Qué es lo que hacen
tratando de matarme? ¿Son militares o asesinos?
– Militares por supuesto –
respondió quien no había hecho ningún movimiento hasta ese momento –, solo que
tenemos asuntos que saldar con todos ustedes...
– ¿Asuntos que saldar
con... nosotros?
– Liberty... ¿acaso me vas
a decir que nunca se dieron cuenta que se ganaron el desprecio de todo el
reino?... y por supuesto, muchas de las organizaciones, entre ellos nosotros,
querían las cabezas de los miembros principales... y tú serás la primera en
nuestra lista.
– ¿Desprecio?, ¿por qué
tendría que ser cierto eso?, no entiendo, de todas formas están incurriendo en
un acto desleal al tratar de matar a gente que no lo merece y eso los convierte
en criminales desde mi punto de vista...
– ¿Gente que no lo merece?
Jajajaja.... bien... bien, supongo que tratarás de asesinarnos por esto
¿verdad?
Aquellos dos sujetos con
los que había luchado, volvieron a atacarla, esta vez ella debía ser más
cuidadosa para evitar recibir algún daño como el anterior, con mucha más
concentración podía leer el movimiento de ambos contrincantes y esta vez no
cedía ante ninguno de sus ataques.
Durante unos segundos más
se produjo un intercambio de golpes, pero todos eran bloqueados tanto de su
parte como la de Hana.
Sin embargo, un nuevo
descuido aunque mínimo, ocasionó que vuelva a recibir una fuerte patada en el
brazo que la hizo perder el equilibrio hasta caer al suelo.
Esta vez ella logró
levantarse más rápido, sin duda el enfrentamiento directo la ponía en
desventaja ante sus enemigos. Solo había una opción para poder vencerlos,
agarró firme su espada y en ella comenzó a centrar todo su poder mágico.
La espada comenzó a verse
rodeada de una especie de viento arremolinado que parecía extraer toda la
energía del lugar, y esta cada vez aumentaba más su intensidad.
– En nombre de la orden
Liberty, serán absueltos enemigos del reino.
Estaba dispuesta a acabar
con ellos, el poder concentrado en la espada parecía ser suficiente, pero en
aquel momento dejó de moverse, soltó la espada dejando que esta dejara escapar
toda la energía que había acumulado.
No podía moverse, tenía los
brazos pegados a su cuerpo, como si hubiese algo que la atara tan fuerte que
hasta casi parecía sufrir para poder respirar.
– ¿Q-Qué... qué es esto?
Alcanzó a ver entonces a
aquel sujeto, el que no se había movido hasta ese momento. Sonreía de una
manera siniestra mientras levantaba su mano, mostrándole lo que salía desde
ella.
– Fuiste muy descuidada
para no darte cuenta, no entiendo cómo es que Liberty nos superaba en rango
teniendo gente como tú.
Entonces lo pudo ver, una
especie de hilos casi imperceptibles salían de sus dedos y eran los que la
tenían aprisionada. El sujeto cerró la mano ligeramente en puño y los hilos
mágicos comenzaron a apretar el cuerpo de Hana poco a poco con más fuerza.
– Aa...aaarrghh
Hana comenzó a sentir los
dolores de la fuerte presión ejercida por los hilos mágicos.
– Ahora... acábenla.
Cuando los sujetos se
lanzaron a atacar ante la orden de su compañero y cuando Hana creía que al
final iba a morir, en aquel momento, los hilos que la inmovilizaban fueron
cortados.
Los dos sujetos que estaban
a un paso de ejecutar sus golpes se detuvieron, observando a quien tenían en
frente.
– ¿Q-Quién eres? –
Preguntaban
Hana, aún con el susto del
momento, no sabía cómo reaccionar al tener a Milo delante suyo, cara a cara con
los tres sujetos.
Aquella persona que tenía
aprisionada a Hana veía a Milo con sorpresa, y es que la velocidad con la que
había aparecido había sido imperceptible para todos.
– M-Milo
"No puedo negar que en
aquel momento sentí alivio por tenerlo a mi lado."
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