Las Joyas del Mundo: Capítulo 4 - Hacia el Oeste

Muy buenas compañeros lectores.

Primero me gustaría agradecer a todos los que han llegado hasta aquí y comunicarles que este capítulo es más corto y por eso lo publique a la semana después del anterior, pero desde ahora comenzara la verdadera historia ya que para mi esto concluye lo que seria el prologo de Las Joyas del Mundo. Por ende con el cuarto cap se termina el primer arco y/o volumen el cual yo llamo "Midgard", así que por favor disfrútenlo y dejen algún comentario ;).

Y con eso concluyo este pequeño comunicado y los dejo con el cuarto cap de mi historia.

Feliz lectura.



CAPÍTULO 3: HACIA EL OESTE



Parte 1

Iohei estaba acostado en el césped completamente perdido en el mundo de los sueños, Hogo estaba sentado cargado en un árbol de brazos y piernas cruzadas, ambos estaban en un oscuro bosque, daba la impresión que habían decidido pasar la noche en aquel lugar.
Pero no era así.
La princesa Hotaru de vez en cuando corría de un lado a otro, pero era raro, ella corría al norte y aparecía del sur, si iba al este volvía por el oeste, no importaba a donde corriera ella volvía a donde estaban el mercenario y el caballero.
Pero se preguntarán como llegaron a este escenario, todo comenzó hace tres horas.
Los tres jóvenes se dirigían al oeste como lo había sugerido Astrid la vidente, caminaron hasta que se encontraron con Meiro Forest, este bosque era conocido por dejar atrapados a todo aquel que entrara en su interior, pero Iohei y compañía no tenían conocimiento sobre eso, así que sin dudarlo entraron al oscuro bosque.
                - Lalalalala- Cantaba la chica que iba brincando unos metros por delante de los dos muchachos.
                - ¿Qué le pasa ahora?- Preguntó el mercenario.
                - Está así desde que nos despedimos de Astrid-chan- Respondió el chico rubio sin saber la verdadera razón.
Con ese ritmo los tres continuaron adentrándose al bosque, hasta que cierto animal apareció.
En la rama de un árbol fuera del alcance de los tres viajeros se encontraba un mapache, era igual a un mapache normal pero lo que lo diferenciaba del resto era que este poseía dos colas, el animal los miraba fijamente, como si estuviese a punto de lanzarse hacia ellos, pero la princesa se percató de su presencia y se acercó hacia él.
- Mapache-chan, ven a jugar- Decía la princesa mientras trataba de tocar al animal.
- Tenga cuidado, Ojou-sama-
- Ese animal... tiene dos colas- Dijo Iohei mientras trataba de recordar algo.
El animal miraba a fijamente a la chica de cabello violeta, parecía que el mapache tenia curiosidad ya que bajo a unas ramas que estaban más cerca del suelo.
- Ven aquí, mapache-chan-
Pero Iohei recordó lo que lo molestaba, hace un tiempo escuchó cierto rumor sobre un animal que le gustaba jugarles bromas a los viajeros, este animal de dos colas atrapaba a sus víctimas en un raro bosque y solo unos pocos eran capaces de salir de ahí.
                - ¡¡¡Espera un momento, mocosa!!!- Dijo Iohei tratando de detener a la chica.
Pero no lo logró a tiempo, la chica toco una de las colas del mapache, entonces una cegadora luz envolvió a los tres jóvenes haciendo que estos cayeran al suelo, cuando abrieron los ojos seguían en el mismo bosque, los tres chicos miraron a su alrededor, lo único diferente era que el mapache ya no estaba.
                - ¿Qué fue eso?- Preguntó el chico rubio.
                - Yo… no lo sé- Le respondió la chica.
Iohei no podía entender que pasaba, él estaba casi seguro que ahora deberían estar en una especie de laberinto.
                - Tal parece que solo era un rumor- Dijo algo más relajado.
Pero la calma no les duro demasiado.
El animal que estaba hace un momento en una rama se encontraba en el suelo, pero eso no era lo que llamaba la atención, el mapache de dos colas se encontraba parado en sus patas traseras, estaba erguido, casi como si fuese un humano, el caminó hacia la chica y se sentó en su cabeza.
                - Ahora me entretendrán un poco ¿Si?- Dijo el mapache con tono de soberbia.
Los tres chicos no dijeron nada provocando un fuerte silencio en el espeso bosque, cuando comprendieron lo que escuchaban los tres abrieron unos enormes ojos.
                - ¡¡¡EL MAPACHE HABLO!!!- Dijeron los tres como si lo hubiesen tenido preparado.
              - Vamos, vamos, tampoco es para tanto- Dijo el mapache mientras metía su dedo en su oreja.
                - Ojou-sama, aléjese de ese monstruo- Dijo el caballero.
                - No es bueno llamar monstruo a algo solo porque es diferente- Dijo el mapache algo molesto. - Además no les haré daño, solo quiero divertirme-
El animal de dos colas saltó nuevamente y aterrizo en el suelo.
                - Bienvenidos a Meiro Forest, este lugar es mi patio de juegos así que estarán atrapados en este laberinto sin poder salir-
Las caras de los tres chicos estaban completamente congeladas.
                - Mi nombre es Tanu y el día de hoy serán mis preciados invitados-
El mapache se comenzó a volver transparente hasta que se volvió completamente invisible, el mercenario se puso de pie y puso su mano en su cara.
Tres horas han pasado.
Iohei estaba durmiendo en el césped, Hogo estaba recargado en un árbol de brazos y piernas cruzadas, mientras que la princesa corría sin parar por el bosque volviendo al punto de inicio sin importar hacia donde se dirigía.
                - Ojou-sama, por favor deje de correr por un momento-
                - Pero no puedo estar sentada sin hacer nada-
La chica que había dejado de prestar atención hacia donde corría tropezó con una rama y cayó encima del joven durmiente provocando que despertara.
                - ¡¡¡Ya deja de molestar!!!- Le gritó el chico de negro a la princesa. -¡¿De quién crees que es la culpa?!-
                - No estoy molestando- Dijo mientras movía sus brazos de arriba a abajo.
El caballero solo suspiró, no estaba de ánimos como para reclamarle al mercenario por su falta de respeto, así que solo lo ignoró y comenzó a hablar.
                - ¿Qué haremos para salir de aquí?-
                - ¿Y cómo quieres que lo sepa?- Le vuelve a preguntar mientras zamarreaba levemente a la chica que había causado este problema.
La muchacha algo mareada comenzó a dar vueltas y volvió a caer encima del mercenario, el chico de negro algo disgustado la hizo a un lado y comenzó a gritarle al travieso animal.
                - ¡¡¡Maldito mapache, muéstrate de una vez y dinos como salir de aquí!!!-
                - Vamos, vamos, no es necesario que grites tanto- Dijo el mapache sentado en la cabeza del chico.
                - Tú…- Dijo el mercenario.
                - La única forma en la que pueden salir de aquí es tomando una de mis colas- Añadió el mapache.
                - ¿Así que es solo eso?- Dijo el caballero mientras se paraba.
                - Si- Le respondió el mapache que se hacía llamar Tanu.
El caballero tomó su lanza y con todas sus fuerzas le lanzó un ataque con la parte sin filo, pero el pequeño animal logró esquivarlo y el ataque golpeo de lleno al chico de negro provocando que este cayese al suelo.
                - Oh, se escapó-
                - ¡¡¡NADA DE “Oh, se escapó”, LO HICISTE A PROPÓSITO!!!-
                - Ya te vi, no volverás a escapar- Dijo el caballero mientras ignoraba al chico que estaba en el suelo.
Hogo comenzó a perseguir al escurridizo animal que saltaba de rama en rama, el mapache reía a carcajadas mientras se burlaba del rubio perseguidor, de vez en cuando saltaba a su cabeza y volvía a las ramas.
                - Maldito animal, deja de burlarte de mí-
                - Jiajajaja- Reía el animal mientras seguía burlando al caballero.
El mapache seguía escapando y el caballero seguía persiguiendo, pero ambos notaron algo raro, una gran presencia asesina, justo frente a ellos una sombra negra de ojos carmesí apunto de atacarlos se hizo visible.
Iohei empuñaba su espada listo para acabar con todo.
                - Ustedes dos… Dejen de burlarse de mí-
El ataque de la espada provocó una ráfaga de aire tan fuerte que algunos árboles alrededor fueron talados, Hogo logró agacharse a tiempo, pero quedo completamente sorprendido por el ataque.
                - Maldito lagarto…-
                - ¿Qué te pasa ahora?- Le pregunto Iohei al caballero que tenía su mirada clavada en su espada.
                - Oye tu chico de negro- Dijo la voz del animal. - No es bueno que cortes los arboles de ese modo-
Ambos miraron hacia dónde provenía la voz, Tanu el mapache estaba sentado en la espada del mercenario, los dos chicos no podían creer como había sido capaz de esquivar su ataque y luego sentarse en el arma sin que su dueño se diera cuenta.
                - Nos vemos- Prosiguió el mapache mientras volvía a escapar del alcance de los dos chicos.
                - ¡¡¡Espera, maldito mapache!!!- Dijeron al unísono mientras seguían al animal.
Los tres comenzaron a corretear por el bosque, pero el pequeño animal era demasiado rápido y astuto, no importaba el esfuerzo que le ponían el mapache escapaba como si nada mientras reía.
                - Oye ¿no crees que es hora de ponerse serio?- Dijo el mercenario mientras volvía a empuñar su espada.
                - Si, opino igual a ti- Le respondía Hogo mientras tomaba su lanza.
Ambos se pusieron en posición de ataque, la espada de Iohei dejaba escapar fuego negro mientras que la lanza de Hogo desprendía un imperceptible resplandor color blanco, el mapache se detuvo mientras miraba a los dos iracundos jóvenes, no pudo evitar ponerse nervioso.
                - ¡¡¡DÉJATE ATRAPAR DE UNA VEZ!!!- Gritaron mientras lanzaban sus ataques hacia donde se encontraba el mapache.
El animal solo podía escapar, si recibía aquel ataque estaría acabado así que saltó con todas sus fuerzas tratando de esquivar aquel mortífero agravio, pero cuando estaba en el aire el ataque combinado de ambos chicos se desvaneció, el mapache estaba en medio del aire listo para aterrizar y volver a escapar, pero el animal no logro ver a través de la estrategia de los jóvenes humanos.
                - Te tengo-
La voz provenía de la chica que acompañaba a los dos perseguidores, él había caído en su trampa, ellos lanzaron ese ataque para que él saltara y cuando estuviese en el aire sin poder alterar su rumbo solo debían anular su ataque y esperar que cayera en los brazos de la chica.
                - Te atrapé, así que debes volver el bosque a la normalidad ¿Sí, Tanu-chan?- Dijo la chica mientras sonreía amablemente y tocaba una de sus colas.
                - He sido engañado por ustedes- Exclamó y enseguida una luz envolvió todo el bosque.
Los tres chicos y el mapache volvieron a donde había comenzado todo este lío.
                - Si, ya todo volvió a cómo debería ser- Dijo el mapache que se encontraba muy cómodo en los brazos de la princesa.
                - Ahora…-
Dijo el mercenario mientras se acercaba hacia la princesa y el mapache.
- ¿Por qué hiciste todo esto?-
                - Si, yo también quiero saber- Acotó el caballero.
El mapache de dos colas parecía sorprendido, entonces miró a la princesa y le dijo.
                - Ella dijo que quería jugar-
Los tres chicos se quedaron en silencio.
                - Sabia que no era buena idea traer a esta mocosa- Dijo el mercenario mientras dejaba caer sus hombros. - Nos vemos, hasta aquí llegamos juntos-
                - ¡¡¡Ehhh…!!!- Exclamó la chica mientras dejaba al mapache en el suelo y seguía al espadachín.
Ambos se alejaron hacia el oeste, el caballero miro al mapache y alzó su mano despidiéndose.
                - Nos vemos, Tanu-
Solo quedo el mapache en medio del silencioso bosque, entonces el mapache toco su nariz con su mano izquierda y una explosión lo rodeo levantando polvo, solo una silueta se podía distinguir, la silueta de un humano.
                - Nos vemos, jóvenes-


Parte 2

Hotaru, Iohei y Hogo habían salido de Meiro Forest siguiendo su rumbo hacia el oeste, ellos no sabían que tan lejos debían ir así que decidieron llegar lo más lejos posible, ahora su ubicación era un pequeño pueblo pesquero llamado Bandara, en este pueblo se hacían todo tipo de negocios, embarques, pescas, viajes submarinos, había mucha variedad de entretenciones marítimas.
Pero los tres jóvenes no venían a este lugar con la intención de divertirse, su objetivo actual era conseguir un barco e ir al mar siguiendo la dirección que les había dado la vidente de Rest, pero había alguien en el grupo que no pensaba igual.
                - Mira, mira Iohei-kun, mira por aquí Hogo- Gritaba la chica mientras corría de un lado a otro mirando las distintas tiendas.
                - Si, Ojou-sama- Le respondía el caballero mientras le seguía la corriente.
Pero había alguien que no estaba de muy buen humor, el chico de negro el cual ya estaba aburrido de la actitud de la “inútil princesa”, él la tomo del cuello de su ropa y la puso frente a él.
                - Escúchame bien, espero que esta vez no nos metas en problemas-
                - ¿Pro-problemas?- Dijo la chica un poco sonrojada por estar tan cerca del chico que le gustaba.
                - Primero nos metes en peleas innecesarias, pierdes nuestro oro y haces que nos perdamos en un bosque, ¿Necesitas que lo repita?-
                - Esta vez no daré problemas, así Iohei-kun estará feliz- Respondió subiendo su mano a su frente como si estuviese recibiendo una orden de un general.
                - Deja de tratarla como si fuese una idiota- Los interrumpió el caballero.
                - A los idiotas se les trata como idiotas, estúpido perro faldero-
                - ¿Qué?-
La chica por la que había comenzado esta discusión tenía su mirada en una pequeña tienda, esta tenía muchos recuerdos hechos con muchos tipos de conchas diferentes, la princesa no podía dejar de mirar las pequeñas obras de arte.
                - ¿Te interesa alguna Nee-chan?-
La chica miró a la persona que le había hecho esa pregunta, era un muchacho que estaba al fondo de la estantería haciendo más de esos pequeños recuerdos.
                - Si quieres algo mis precios son muy convenientes-
                - Lo siento pero no tengo nada con que pagarte- Dijo Hotaru con una sonrisa.
El pequeño niño se acercó a la princesa y le dijo con un tono muy serio.
                - ¿Y si me pagas con ese hermoso collar que tienes ahí?-
La mirada del chico cambio completamente, era una mirada siniestra y llena de rencor, la chica nunca había visto a alguien con aquella mirada en sus ojos o eso era lo que la princesa sentía.
                - Deja de asustar a tus clientes, idiota-
Quien había interrumpido al niño fue un anciano, este se veía de muy buena salud y se notaba que era muy energético, el viejo golpeo al niño con su puño y se dirigió hacia la princesa.
                - Perdona a este niño, es algo codicioso por lo que se pone muy serio cuando ve algo de valor- Se disculpó mientras bajaba su cabeza y la del niño con su mano.
El niño tenía una mirada que decía que no estaba arrepentido de nada, la princesa movió sus manos en señal de que no era necesario todo esto.
                - ¿Qué hiciste ahora?- Dijo el mercenario mientras se acercaba a la princesa.
                - ¿Ocurre algo?- Preguntó el caballero.
El anciano les contó lo que pasaba mientras el niño volvía a su mesa a hacer sus artes con las conchas.
                - Mi nombre es Orgo, soy el abuelo de este mocoso, tú preséntate como se debe-
                - Me llamo Kuuno- Respondió el niño sin dejar de armar su mercancía.
                - Perdónenle, desde hace un tiempo está obsesionado con reunir mucho dinero-
                - No es necesario que se disculpe, él no me hizo nada- Le dijo la princesa.
                - ¿Pero por qué un niño quiere tanto dinero?- Dijo el caballero.
El hombre caminó hasta la puerta de su tienda y se dio media vuelta hacia los jóvenes, se detuvo algunos segundos pero decidido le hablo a los chicos.
                - Por favor síganme-
El niño solo los miró.
Los tres jóvenes siguieron al anciano hacia su tienda que también era su casa, caminaron por un largo pasillo hasta que llegaron a una habitación, al entrar vieron a una mujer recostada en una cama completamente dormida.
                - ¿Por qué nos traes aquí?- Preguntó el mercenario mientras veía a la mujer.
La mujer recostada en la cama parecía estar dormida pero al mirar con más detalle era como si ella estuviese en un estado mucho peor.
Tímidamente la princesa se acercó a la mujer, se arrodilló a su lado y puso su mano sobre la mejilla de la silenciosa mujer.
- Ella... ¿Qué le ha pasado?-
- Su nombre es Kaho, ella es la hermana de Kuuno- El anciano se detuvo un momento y se sentó en la silla que estaba al lado de la cama de su nieta. - Hace dos meses unos hombres vinieron y saquearon todo el pueblo, nosotros nos opusimos, en este lugar se necesita mucha fuerza para salir al mar y no morir en el intento por lo que les dimos mucha pelea...-
El chico que vestía de negro estaba muy atento a lo que decía el anciano, el caballero estaba preocupado por el rumbo que llevaba la historia.
- Ellos simplemente eran demasiados, muchos de nuestros compañeros perdieron la vida, entre ellos los padres de estos chicos, un par de días después de que decidiéramos pelear los soldados del reino vecino vinieron y atraparon a los tipos que atacaron al pueblo- El anciano se detuvo nuevamente tomó aire y prosiguió. - Desde pequeña Kaho ha tenido cierta afinidad al ámbito mágico, cuando ella supo de la muerte de sus padres... un hechizo de letargo se activó aunque ignoramos si fue intencional o perdió el control de su poder-
- ¿Magia de letargo?- Preguntó Hogo.
- Hace un mes vino un hechicero que vio a Kaho y nos dijo su estado- Respondió el viejo.
- ¿Despertará?- Pregunto con pequeñas lágrimas la chica.
- Si, el hechicero dijo que él era capaz de romper ese hechizo, pero... debemos pagar por ese "servicio"-
- Entonces es por eso que Kuuno-kun...- Dijo Hotaru.
En silencio el chico espadachín salió de la habitación, el anciano y sus compañeros miraron al joven mientras se iba.
Afuera de la casa en la tienda el chico seguía armando su mercancía, el mercenario miro al chico se quitó su abrigo y dejo su espada a un lado.
- Oye chico-
El muchacho no lo miró, concentrado prosiguió su trabajo.
Iohei caminó fuera de la tienda.
- ¿Así que no estas interesado en lo que tengo que decir?- Exclamo el joven con un tono sugerente. - Y yo que te iba a hablar del tesoro que se encuentra oculto en el mar-
El chico mostró signo de interés.
- Tal vez deba ir a buscarlo- Volvió a hablar el mercenario.
- Cuéntame más- Grito el niño mientras corría frente al joven.
- Entonces presta atención- Iohei se puso en cunclillas para estar a la altura del chico que lo miraba muy interesado. - Hace medio año estuve por estos lados y escuche a unos piratas que discutían porque habían extraviado su tesoro a unos kilómetros en el mar-
Los ojos del chico brillaban por la idea del tesoro, las intenciones que el pequeño tenia para ese dinero eran obvios por lo que estaba muy interesado en ese botín.
- ¡Vamos en seguida! ¡¿Crees que ese tesoro siga ahí?!-
- No te apresures muchachito, mi nombre es Iohei y soy un mercenario, no trabajare gratis-
- ¿Acaso quieres parte del tesoro? ¿Cuánto quieres?- La mirada del chico cambió y se volvió algo siniestra.
La mano del mercenario se cargó sobre la cabeza del chico y le revolvió el pelo.
- Quita esa mirada de tu cara- Luego le tendió su mano derecha y continuó. - A cambio de mis servicios te pediré un bote ¿Te parece bien?-
El chico se sorprendió por la petición del joven, él levantó su mano y acepto la oferta del mercenario dándole un apretón.
- ¿Qué es lo que está ocurriendo?- Preguntó el anciano mientras salía con ambos chicos.
Pero el joven mercenario y su pequeño cliente no respondieron a la pregunta del confundido viejo, ambos corrieron a la zona donde el niño tenía su bote y ambos salieron al mar.
El sol se ocultó antes de que ambos chicos llegaran.
- Iohei-kun se está tardando- Exclamo la chica mientras miraba el cielo que comenzaba a tornarse oscuro.
- Tal vez decidió irse por su cuenta- Dijo el caballero con una sonrisa de satisfacción en su rostro.
- ¡Ehhh!- Chilló la chica.
A su lado estaba el anciano preocupado por su nieto, el miraba hacia el horizonte con la esperanza de lograr ver el barco en el que habían salido ambos chicos.
- ¡Mira Hogo, Iohei-kun dejo su espada así que volverá!-
- Ojala y no lo haga-
Mientas ambos muchachos discutían el viejo seguía viendo al mar, su vista no se despejaba de la oscura masa de agua, hasta que por fin a lo lejos pudo ver un minúsculo brillo, la luz se fue volviendo poco a poco más intensa así que los dos chicos también fueron capaces de verla.
El viejo por fin pudo relajar sus tensos hombros mientras veía la luz que se acercaba directamente hacia donde estaban ellos, la chica de cabello violeta alzó su brazo moviéndolo de un lado a otro  mientras que el rubio de ojos verdes chasqueaba su lengua.
- ¡Abuelo!-
En el pequeño bote que estaba siendo iluminado por un farol estaba siendo navegado por Iohei y Kuuno, el niño saludaba a su abuelo mientras gritaba fuertemente, Iohei estaba sentado a su lado, ambos tenían una sonrisa de satisfacción en su cara.
Luego de un rato por fin llegaron a tierra y desembarcaron.
- ¡Abuelo, mira!-
El chico se detuvo al recibir un golpe en la cabeza de su abuelo.
- ¡¿Dónde te habías metido, estaba muy preocupado?!-
La muchacha corrió hacia el chico de ropas negras y noto que estaba completamente empapado, al mirar con más atención al pequeño que aun restregaba la cabeza por el golpe noto que también estaba mojado.
- ¿Iohei-kun?- Preguntó confusa la muchacha.
- Oye Kuuno ¿Por qué no se los muestras?- Exclamó el chico que estaba empapado de pies a cabeza.
- Si- Le respondió energéticamente. 
El chico saco una bolsa de su bolsillo, los tres espectadores no entendían lo que quería mostrar el pequeño con tanto entusiasmo, Iohei solo sonreía.
                - Hubo un punto en el que pensé que era imposible, nos sumergimos al mar una infinidad de veces…- El empapado chico sacó el objeto que se encontraba dentro de la bolsa y prosiguió. - Pero luego de muchas horas de arduo trabajo lo logramos-
Hotaru, Hogo y el anciano Orgo quedaron sin aliento al ver lo que el niño tenía entre sus manos, un brillo sin igual destellaba como si dijera que nada podía superar su intenso brillo.
                - ¿Y, que les parece nuestro hallazgo?- Preguntó de brazos cruzados el mercenario orgulloso del tesoro que tanto les costó sacar del fondo marino.
                - Ese…- Hotaru se detuvo por un momento. - Ese anillo es realmente hermoso-
                - ¿Cómo fue que encontraron eso en el fondo del mar?- Preguntó el caballero sin despegar la vista del anillo con la gran roca en el centro.
El viejo no lograba encontrar las palabras para describir tal belleza, en sus años como pescador nunca pensó que ese anillo estuviese en el mar que había navegado desde que tenía memoria, el anciano miró a su nieto y le pregunto.
                - ¿Qué tienes pensado hacer con ese anillo?-
El chico miro a su abuelo y lo respondió con una sonrisa que expresaba toda la determinación que tenía.
                - ¿Acaso no es obvio?-
El sol por fin salió, los tres chicos estaban listos para partir, la recompensa que recibió Iohei por su trabajo fue el mismo bote en el que habían estado buscando aquel anillo por tantas horas, la pequeña embarcación apenas era suficiente para que los tres jóvenes pudiesen sentarse así que estaban agradecidos por que no fueran más de tres personas.
Orgo y Kuuno miraban a los tres chicos mientras se preparaban para partir.
                - ¿Enserio zarparan en ese pequeño bote hacia el oeste? Deberían llevarse uno de los míos- Les sugirió el anciano pesquero.
                - Olvídalo, mi trato fue con Kuuno, no aceptare nada de ti- Le respondió decidido el chico que cargaba con su espada en su espalda.
                - Iohei-kun, eres increíble- Suspiraba la chica mientras miraba al terco joven.
                - Orgo-san tiene razón, nos hundiremos antes de llegar a cualquier isla- Acotó el caballero mientras miraba la pequeña barca.
                - Eres libre de quedarte, perro faldero-
                - ¡¿Qué dijiste?!
La princesa ignoró la pelea de ambos chicos y se acercó hacía el niño y su abuelo.
                - Espero que Kaho-chan despierte rápidamente- Dijo la chica.
                - También espero que su viaje sea seguro, pero…- El viejo continúo. - ¿Ellos estarán bien?-
                - Gracias por todo- Respondió la chica mientras se inclinaban.
                - Abuelo, creo que es normal que peleen- Dijo el niño algo preocupado.
Hotaru y sus dos compañeros se subieron a la embarcación y zarparon siguiendo la dirección que marcaba la brújula, cuando se alejaron un poco el mercenario se sentó y comenzó a remar.
                - ¿Fue obra de los hombres de Zefiro?- Preguntó el chico de negro.
                - Si, según Orgo-san los bandidos llevaban la misma marca en forma de tridente que tenía aquel espadachín al que nos enfrentamos- Acotó el chico rubio mientras descansaba para cuando fuera su turno de tomar los remos.
                - También me preocupa Kaho-chan y ese letargo del que hablo Orgo-san- Dijo la princesa uniéndose a la conversación.
                - No sé mucho de magia por lo que no tengo idea de que conlleva ese hechizo- Respondió Iohei.
                - Debemos apresurarnos- Dijo Hogo.
Iohei y Hotaru asintieron con su cabeza, mientras más rápido encontraran a Zefiro y lo detuvieran menos serían las victimas de sus actos, entonces el caballero se puso de pie y apuntó hacia el frente mientras gritaba.
                - Ya no queda de otra, ¡El oeste es nuestro destino!-
El mercenario solo lo miro con cara de “que idiota es este” mientras la princesa sonreía forzadamente.
Kuuno observaba el mar mientras el pequeño bote se alejaba pero algo le llamo la atención, Iohei se puso de pie y con ambas manos al frente le grito al niño.
                - ¡Nos vemos Kuuno!-
                - ¡La próxima vez que nos veamos Kaho-nee estará sana y salva!-  Le respondió al grito pero luego volvió a gritar. - ¡Haré que te cases con ella sea como sea!-
El viejo a su lado solo se echó a reír por el comentario de su nieto mientras Iohei puso una sonrisa al oír tal sugerencia.
                - Pues esa chica no estaba nada mal- Dijo Hogo mientras cruzaba sus brazos y asentía.
                - ¡Iohei-kun eso no es justo!- Le reclamó la chica.
                - ¡Ehhh…!- Reaccionó el mercenario.
Los tres prosiguieron su viaje siguiendo la sugerencia de la vidente Astrid, su rumbo era el oeste, lugar donde se encontraba el mar de Sagara, un océano conocido por sus peligrosas aguas.

Y por el hecho de que nadie nunca ha encontrado tierra tras esos mares.

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