Las Joyas del Mundo: Capítulo 12 - Nave II

Muy buenas a todos, les comparto el capítulo 12 y final de este arco.

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CAPÍTULO 12: NAVE II


Entre escena 1

No importa a donde mirara, hombres adoloridos e inconscientes se podían ver tirados, ninguno tenía la fuerza necesaria para volver a levantarse y pelear, es como si una bestia salvaje hubiese sido suelta en la embarcación.
La persona que caminaba entre los hombres derrotados, miraba a su alrededor sorprendido, no podía creer que solo un pequeño grupo de personas pudiesen hacer todo este desorden, el tipo que se adentraba más y más, cuando caminaba a través de uno de los pasillos vio que la pared estaba destruida, al mirar el otro lado notó que el pasillo continuaba por aquel lugar.
                - …-
Él miro por ambos caminos, cuál sería el correcto.
                - Es por aquí-
Rápidamente entró por la improvisada puerta y corrió rápidamente.


Parte 1

Hotaru no entendía que pasaba, claramente su amigo y protector personal había impactado su arma al desprotegido niño, pero la chica que estaba a su lado no se miraba alegre, sus dos ojos estaban tan abiertos que parecían dos platos, lo mismo pasaba con Hogo, se notaba que estaba algo nervioso.
                - ¿Mmmm?-
Hotaru no comprendía la razón por la que ambos estaban así de sorprendidos pero sus pensamientos se cortaron al escuchar cierta risa.
                - Kijijiji-
El niño que hasta hace un momento estaba gritando y llorando ahora se reía tenebrosamente.
                - ¿Cómo fue que tú?- Preguntó Hogo.
La chica por fin entendió por qué tanta sorpresa.
La punta del arma del caballero estaba doblada, pero no como si hubiese impactado contra algo duro, ni  tampoco como si alguien lo hubiese hecho con sus manos, la forma en la que estaba doblada era como si la lanza estuviese hecha de papel.
                - Changing Properties- Dijo el niño. - Mi poder reside en el cambio de propiedades, no importa lo duro que algo sea… puedo cambiarlo y transformarlo imitando las propiedades del papel-
                - Magia- Balbuceó Erunalvórima.
Hotaru solo miró confundida.
                - Creí que la magia hacia que expulsaras fuego y esas cosas- Agregó.
                - La magia es mucho más compleja que eso, por ejemplo en mi caso puedo curar a las personas, por lo que me han dicho nací con ese poder pero yo creo que este se debe a mi personalidad-
                - ¿Personalidad?-
                - Hay personas que tiene magia de fuego, eso es porque ese es el tipo de magia que ellos quieren, ahora está el tipo de magia que utiliza aquel niño, no sé por qué pero estoy casi segura que su poder se debe a algo que el necesitaba… ¿Acaso entiendes lo que digo?-
                - La verdad no… jejeje- Dijo entre risas la muchacha de cabellera violeta.
El niño estaba aferrado fuertemente a la deformada lanza de Hogo, ya no había caso que la siguiese teniendo así que el caballero soltó su arma y se alejó unos metros.
                - ¿Cuál es el problema que tienen todos ustedes con mis lanzas?-
Dijo el rubio recordando el destino de su preciada arma la cual ahora estaba destruida.
                - No sé de qué hablas- Le respondió el niño.
Algo andaba mal con el cuerpo de Hogo, su herida en el pecho ya no sangraba pero el dolor era extremo, además del intenso dolor de todo su brazo izquierdo provocaban una enorme tensión a su cuerpo, el chico sabía que no podía prolongar esto por mucho tiempo, pero estaba en completa desventaja.
                - Mi nombre es Atsu, como un Sub-oficial estoy obligado a cumplir con las órdenes de Zefiro-sama inmediatamente, pero veo que tu cuerpo está al límite-
                - …- Hogo no respondió.
                - Por lo menos ese tipo… ¿Cuál era su nombre?.. Ya lo recuerdo, ese idiota de Sagisha te hizo una hermosa herida en tu pecho-
Hotaru ya no aguanto más.
                - ¡¡Ustedes jugaron con los sentimientos de Sagisha-san, solo porque necesitaba ese dinero no les da el derecho a utilizar su desesperación para sus sucias acciones!!-
                - ¿De qué hablas, nosotros nunca lo obligamos a hacer nada?-
La frustración domino a Hotaru, ella no entendía lo que pasaba por la mente de estas personas.
                - ¡¡Ojou-sama!!-
Eru, el niño y Hotaru miraron al caballero el cual había dado ese grito.
                - No pierda su aliento con esta clase de individuos- La pose de Hogo demostraba que estaba listo para luchar con sus puños. - Yo haré que se disculpen con aquel sujeto-
                - A Mars no le gustara eso- Dijo el despreocupado niño.
                - ¡¡COMETE MI PUÑO!!-
Obligando a su cuerpo a moverse Hogo corrió rápidamente con su puño derecho listo para arrancarle los dientes al pequeño.
                - Lo espero con ansias-
En ese mismo instante la doblegada lanza volvió a tener la dureza que debería tener, entonces Atsu la apuntó hacia el chico que se acercaba y súbitamente esta creció.
Esta creció tanto que le dio en el abdomen a Hogo.
El caballero no creía lo que estaba viendo, nuevamente lo habían tomado por sorpresa.
- T-Tú...-
A la distancia el niño sonrió al ver el estado de su enemigo.
- Nunca dije que mi poder se limitaba a solo cambiar la dureza de las cosas-
Ambas chicas miraban a su camarada en silencio.
El niño que se hacía llamar Atsu tomó su tabla que estaba tirada a su lado, la dureza actual de esta era la del acero, luego comenzó a encoger el arma que le había quitado al caballero a su estado normal, y sin soltarse de esta empezó a ser atraído hacia el adolorido chico.
Atsu estaba listo para darle el golpe final con su tabla mientras se acercaba a toda velocidad.
- Y yo nunca...-
Dijo Hogo rompiendo el silencio.
- Dije que esto era suficiente para vencerme-
Y en el momento exacto en el que ambos estaban frente a frente Hogo apretó su puño y lo golpeó en el rostro, la velocidad con la que se acercaba y la fuerza que puso Hogo en su brazo fueron suficientes para que Atsu escupiera sangre mientras fue lanzado contra la pared del pasillo.
Rápidamente el caballero quitó la lanza de su cuerpo y la empuñó con fuerzas mientras aguantaba el dolor.
Hotaru y Erunalvórima se relajaron un poco.
El impacto fue tan fuerte que el lado izquierdo de la cara de Atsu estaba completamente hinchado y su ojo era incapaz de abrirse.
- Por lo que veo mi lanza es mucho más dura, gracias pequeño llorón-
La mirada de Hogo cambio completamente, estaba listo para acabar con su enemigo.
Atsu aún tenía su rara arma en su poder, los tres metros de alto que tenía al principio ahora no superaban el metro y medio, estaba listo para dar el golpe final.
La mirada de ambos se cruzó, Hotaru y Erunalvórima comprendían que este sería el último golpe, pero todo seguía en favor del pequeño niño. Las heridas que fueron provocadas antes de la pelea eran suficientes para dejar en cama a cualquiera, pero eso no detendría a Hogo, si el llegase a perder el niño iría por Hotaru y Eru, él no dejaría que eso pasara.
Ambos golpearon fuertemente el piso.
- ¡¡Me las pagaras!!- Gritó Atsu.
- Suihei katto [Corte horizontal]- Dijo Hogo.
La tabla de Atsu se tornó negra mientras corría.
En cuestión de segundos pasaron uno al lado de otro quedando de espaldas alejados unos metros.
El silencio volvió a apoderarse del pasillo.
- Yo...- Hablo Atsu. - Perdóname... Mars-
El niño cayó al suelo quedando inconsciente.
- L-lo logró- Exclamó Eru.
- ¡¡Yahoo!!- Gritó Hotaru con ambas manos en el cielo.
Ambas se aproximaron hacia el caballero que no se había movido ni un milímetro.
- ¡¡Hogo, eres increíble!!-
- Hogo-san, me alegro por ti-
La chica de largas orejas se percató del estado en el que termino su amigo, lo tomó del brazo y lo llevo a la pared más cercana ayudándolo a sentarse.
- ¿Hogo?- Preguntó preocupada Hotaru.
- Descuide Ojou-sama, esto no es nada-
La chica elfo presionó su abdomen haciendo que el caballero chillara del dolor.
- ¿"Esto no es nada"? Desde el principio te dije que no te sobre esforzaras-
La chica rápidamente usó su magia curativa.
- Idiota, no eres nada genial-
La chica estaba preocupada, Hotaru y Hogo solo sonrieron al ver el puchero de su amiga.


Parte 2

Iohei estaba parado con su espada en sus manos, su frente estaba empapada en sudor, a su espalda la pared estaba completamente destruida como si un enorme cuchillo hubiese sido utilizado.
La mujer llamada Mars estaba parada con una mueca enojada.
- Y-Yo... acabo de sentir que perdí mi brazo-
Ni siquiera él comprendía lo que estaba balbuceando, pero era cierto que había experimentado la sensación de que perdía su miembro derecho.
- ¿Zenryoku?- Exclamó la mujer.
Iohei logro oír a Mars y al instante recordó cuando el espadachín de fuego Koga le dijo la misma palabra después de que lograra esquivar su poderoso ataque, en ese momento el chico de negro había experimentado la sensación de haber sido calcinado.
- ¿A qué te refieres con Zenryoku?-
La mujer escuchó la interrogante de su enemigo y exclamó con una sonrisa.
- ¿Acaso lo utilizaste inconscientemente? Y yo que pensé que ya lo dominabas, lo siento pero no se mucho de eso... y aunque lo supiera no te diría nada-
- Bueno, tampoco es que me importe...- Dijo el espadachín mientras volvía a poner su guardia en alto.
- Tu cara me dice que no aguantas por la curiosidad- Dijo mientras levantaba su mano a la altura de sus ojos.
La mujer que decía ser un sub-oficial movió sus dedos como si estuviese moviendo los hilos de un títere.
Una milésima de segundo después Iohei saltó fuertemente hacia su derecha, el suelo donde estaba parado fue completamente rasgado.
- Tus sentidos son increíbles- Dijo Mars.
Inmediatamente movió sus dedos, pero esta vez Iohei no se movió de su lugar, en vez de eso blandió su espada como si estuviese golpeando a alguien invisible.
-...-
La mujer se molestó.
- Esos hilos son sorprendentes, ahora déjame probar algo-
La espada inmóvil del mercenario comenzó a emitir pequeñas llamas negras y al poco tiempo los imperceptibles hilos comenzaron a prenderse del oscuro fuego.
La mujer retrocedió su brazo y los hilos dejaron la espada del chico.
- Había escuchado que utilizabas esa magia, pero cada vez superas mis expectativas-
- ¿Magia?- Le respondió el chico.
- ¿Que tan ignorante puedes ser? Pero me sorprende que aun así incineraras mis hilos-
- Aunque no se puedan ver con facilidad aun puedo destruirlos-
Iohei pensó que las cosas estaban a su favor, pero la mujer movió nuevamente sus dedos.
- Veamos cómo te libras de esto- Le exclamó Mars.
De repente un ligero zumbido comenzó a sonar en el pasillo.
-...-
El molesto sonido se hacía cada vez más fuerte hasta llegar al punto de ser molesto, cuando Iohei volvió a poner sus ojos en su enemiga logró entender de donde procedía el molesto zumbido.
La chica tenía su brazo izquierdo extendido mientras con su otra mano movía sus dedos, poco a poco los hilos comenzaron a ser visibles mientras rodeaban el brazo extendido, los hilos se movían de tal forma que parecía que un tornado estaba formándose teniendo como núcleo el brazo de la mujer.
- Tatsumaki [Tornado]-
Mars sonrió y apuntó a Iohei con el brazo que zumbaba por la rotación de los hilos.
- Me pregunto si podrás detenerme con tu espada-
Bajó su brazo y el supuesto tornado perforó el suelo, este no soltó ningún escombro, el corte fue perfecto.
Iohei se preocupó, él no sabía si Crux sería capaz de aguantar o si se rompería en el instante que tocara esa cantidad de hilos rotando.
El arma del chico y el taladro de hilos hicieron contacto.
- Veamos si tu juguete soporta esto-
- Tsk- Chasqueó con su lengua el mercenario.
La espada comenzó a emitir chispas por la fricción que provocaba con el ataque de la mujer.
Su preciada espada Crux estaba en peligro.
Iohei le dio una patada al suelo y retrocedió unos metros pero Mars no le dio tiempo y corrió tras él antes de que lograra reponerse.
- ¿A dónde crees que vas?- Gritó la mujer con fuerzas.
Mars dirigió su brazo con el destructor tornado de hilos al torso del chico de negro, esa cosa destrozaría su cuerpo por lo que debía esquivarlo a cualquier costo.
Rápidamente Iohei le dio una patada en su pie izquierdo provocando que la mujer se desestabilizará y tropezara, antes de que se diera cuenta ella estaba cayendo, pero inmediatamente movió su mano libre y una fuerza invisible la atrajo hacia la muralla.
Velozmente el chico fue tras ella sujetando su espada con ambas manos, pero antes de que lograra asestar un golpe la enemiga pateó la muralla, ella saltó lejos logrando esquivar el fatal golpe.
- Es rápida- Se dijo el chico para sí mismo.
Y como si estuviese contra el tiempo, el mercenario blandeó su arma y una gran cantidad de llamas negras aparecieron teniendo a la mujer como objetivo.
Igual que antes la mujer movió frenéticamente su brazo derecho y las llamas se desasieron en el aire.
Pero como si el chico no aceptara la derrota se lanzó nuevamente hacia la mujer, ella intentó golpearlo con su torbellino pero Iohei fue más rápido y con una embestida hizo que ambos cayeran al suelo.
El ataque en la mano izquierda de la mujer por fin se deshizo.
El chico se encontraba sobre la mujer, con ambas manos inmovilizo a su enemigo.
                - Te tengo- Dijo en tono de burla.
Mars lo miro fijamente y hábilmente movió sus piernas hacia el suelo y tomo el cuello del chico de negro.
                - ¡¿Qué?!- Exclamó el desconcertado muchacho.
Y con todas sus fuerzas lanzó al chico lejos haciendo que este impactara su cabeza contra la dura muralla, la mujer se puso de pie y colocó una de sus manos en su cintura.
                - Si no fuera la villana, consideraría eso acoso y llamaría a seguridad pública, mocoso-
A lo lejos entre los escombros estaba sentado el improvisado misil humano.
                - Debería haber un límite para la flexibilidad de las personas-
Su cara estaba cubierta de sangre que venía de su cabeza, el chico se levantó y rasgó un poco de su polera y ato la improvisada venda en su frente para detener el sangrado que le provoco la mujer al impactarlo contra la pared.
                - ¿Y que harás ahora, Kokuryu?-
La mujer de grandes pechos levanto ambos brazos cruzándolos a la altura de su rostro y los bajo bruscamente moviendo sus dedos, al instante el zumbido que se había detenido al desaparecer su técnica en su brazo derecho volvió muchos más fuerte, esta vez eran sus dos brazos los que estaban cubiertos de hilos simulando dos feroces tornados.
                - ¿Otra vez eso?- Pensó el chico.
Luego levantó su mano como si quisiese tomar algo que estaba en su espalda.
                - ¡¿Eh?! ¿Dónde está Crux?-
                - Jejeje- Se rió Mars de forma burlona.
La preciada espada del chico de negro que se ganaba la vida como mercenario está siendo pisoteada por el zapato de la mujer a la que tenía que derrotar.
                - ¡¡TÚ, NO PISES MI ESPADA!!-
Iohei estaba furioso pero eso a la mujer no le importaba.
                - Estas acabado, estas desarmado y no tienes oportunidad contra dos de mis Tatsumaki, te es imposible derrotarme-
Pero el rostro del chico no demostraba que estuviese en aprietos, Iohei tenía una leve sonrisa que demostraba que esto aún no acababa, la mujer se molestó.
                - Veamos si te causa tanta gracia cuando parta tu linda espada en dos-
La mujer estaba lista para penetrar la hoja de la espada a sus pies, pero Iohei levantó su mano derecha y gritó con todas sus fuerzas.
                - ¡¡CRUX!!-
Inmediatamente la espada comenzó a moverse y salió disparada hacia el brazo extendido del mercenario, eso provoco que el punto de apoyo de la mujer se moviera haciendo que esta perdiera el equilibrio y cayera hacia atrás, en el instante que ella cayó Iohei ya tenía su irreemplazable espada en su mano, flexionó sus piernas y rápidamente se impulsó para no perder esta oportunidad y dar por finalizado esto.
Mars no esperaba eso, ella se había confiado y ahora se encontraba cayendo hacia el suelo, pero ella no se lo dejaría fácil, con su mano izquierda hacia atrás acelero el movimiento de rotación de los hilos haciendo que el supuesto tornado creciera e impactara con el suelo provocando que la mujer fuese impulsada hacia el frente y con su otra mano apuntaba directo a la dirección del chico.
Ambos se acercaban rápidamente hacia el otro, la velocidad y tamaño del brazo derecho de Mars aumentaron aún más que la del tornado que utilizo para impulsarse, al igual que el mercenario ella quería terminar con esto rápidamente.
Iohei y Mars hicieron contacto.
Todo ocurrió rápidamente, la mano cubierta de hilos paso a través del chico, o eso fue lo que pensó la mujer, lo que su “tornado” había atravesado fueron residuos de llamas negras provocadas por la extraña espada con forma de cruz, el chico en un instante había desaparecido, hace un segundo estaba frente a sus ojos a punto de recibir de lleno su ataque con hilos, pero simplemente se esfumo de su vista, no, el no desapareció, Iohei seguía frente a ella, justo antes de recibir el golpe fatal el chico se había agachado para pasar por debajo del tornado de hilos.
                - …-
Mars no pudo protestar, ella no entendió si era por la falta de tiempo o por los hermosos pero amenazantes ojos carmesí que la miraban fijamente, el chico se impulsó hacia arriba y blandió su espada atacando el vientre de la mujer, en completo silencio lo único que se pudo escuchar fueron las llamas color negras que fueron dejadas tras el ataque.
La sub-oficial de las tropas de Zefiro, Mars, volaba por el pasillo antes de caer el suelo derrotada.
Iohei blandeo por última vez su espada y la guardo en su espalda.
                - …-
Él no dijo nada, algo le molestaba, pero sus pensamientos fueron interrumpidos por el hombre que apareció, era el mismo tipo al que había arrastrado para que lo guiara y que después “ordeno” cuidase a su compañera de cabello violeta.
                - Tú… Ko-kokuryu… ¿Mars-sama?- Dijo boquiabierto el hombre.
                - Oye, yo te conozco ¿Dónde está Hime?-
El hombre estaba aterrado, él no tenía idea donde se había metido la chica, lo raro es que no este aquí ya que era el único camino posible, pero eso ahora no le importaba, la persona más fuerte de la nave estaba tirada en el suelo derrotada por el chico que no demostraba superar los 20 años.
                - Te hice una pregunta ¿Acaso le hiciste algo a Hime?-
El mercenario de negro comenzó a caminar hacia donde estaba el temeroso hombre.
                - ¿A dónde…crees que vas?-
Iohei dio media vuelta, la mujer que debería estar en el suelo estaba de pie, aunque sus piernas tambaleaban.
                - Mars-sama- Exclamó el hombre más relajado.
El chico tomó la empuñadura de su espada.
                - No te rindes…-
                - Menos mal logre poner una pequeña capa de hilos entre mi vientre y la espada de ese mocoso- Pensó la mujer que se salvó por los pelos.
                - Ya pensaba que fuera raro que ni una gota de sangre saliera de tu cuerp…-
Súbitamente todo al frente de Iohei comenzó a moverse, él comenzaba a sentirse mareado, lo más probable es que fuese por causa de haber recibido aquel fuerte golpe contra la muralla, su cabeza aún seguía sangrando.
                - Kijijiji, veo que estas en graves problemas-
Los ojos de Iohei se abrieron por la sorpresa, otra persona más había llegado, un niño de cabello rubio y un traje de marinero, claramente era un enemigo.
                - Atsu-sama-
                - Veo que te libraste de los otros estorbos, Atsu-
El niño se acercaba lentamente hacia su amiga.
                - No fue tan difícil- Dijo el niño con una sonrisa en su rostro.
Iohei estaba en desventaja, él podría ser capaz de vencer a la mujer ya que los dos estaban en las mismas condiciones, pero se notaba que el niño estaba con todas sus energías, más aún, si lo que dice Mars es verdad aquel niño es tan fuerte como para haber derrotado al caballero, aunque él también estaba herido.
                - Ahora entre los dos seremos capaces de matar a este estúpido mocoso-
El niño por fin llego al lado de su tambaleante amiga.
                - Luego podremos llevarle a esa mocosa de Midgard a Zefiro-sama sin probl…-
Iohei, Mars y el tipo que debía cuidar a Hotaru estaban sin palabras, de la nada el niño sacó una daga que Iohei conocía muy bien y apuñalo a su compañera.
                - A…Atsu…maldito-
La mujer cayó al suelo, esta vez estaba completamente derrotada, el niño miró al mercenario y sonrió.
                - Espero que con esto estemos a mano, Iohei-san-
Una segadora luz fue emitida por el cuerpo del niño envolviendo toda la zona, unos segundos después esta desapareció.
                - ¡¿Sagisha?!- Dijo el mercenario sorprendido.
El chico que se había hecho pasar por Hogo, el cual él y Hotaru habían derrotado, el mismo tipo que había utilizado su habilidad para transformarse en otra persona ahora había utilizado su daga maldita “Shadar” para apuñalar a la mujer que comandaba esta nave.
Pero nuevamente el mercenario se mareo y perdió el equilibrio, pero justo antes de que cayera el chico de cabello marrón tomó el brazo del mercenario y lo pasó tras su cuello ayudándolo a moverse.
                - Me gustaría dejarte descansar pero los caballeros fueron enviados aquí para llevarse a todos los hombres de Zefiro, debemos buscar a Hotaru-san y los demás y largarnos de aquí-
                - Si, tienes razón-
Ambos chicos se fueron volviendo por el camino que habían tomado, luego de caminar un poco encontraron a Hotaru, Hogo y a Erunalvórima que también buscaban a Iohei.
Al poco tiempo la nave se llenos de hombres que parecían haber sido enviados por el gobierno de este reino para investigar a la misteriosa nave que podía volar y se estrelló a las afueras de Duru.


Parte 3

Los cinco chicos lograron salir por el mismo lugar en el que Iohei había abierto el casco para que pudiesen ingresar a la nave antes de que el lugar fuera tomado por los caballeros del reino.
                - ¿Pero por qué debemos salir a escondidas? Nosotros fuimos los que los derrotamos- Pregunto sin entender la chica de cabello violeta.
                - Creo que si nos quedamos ellos creerán que somos parte de los soldados de Zefiro- Le respondió la chica elfo.
                - Correcto, lo primero será tratar nuestras heridas y largarnos de aquí lo más rápido posible- Agregó el caballero.
                - ¿Ehh? Pensé que nos quedaríamos para el festival- Volvió a protestar Hotaru.
A lo lejos corría una pequeña niña que llevaba unas enormes gafas y un vestido con un estampado de durazno.
                - Mírala- Dijo Iohei refiriéndose a la niña que ya conocían. - Si nos quedamos puede que manden a más gente para matarnos y poner en riesgo este lugar-
La muchacha y todos los demás comprendieron la razón y decidieron marcharse lo más rápido posible.
                - Hogo-oniichan, Idiota-oniichan, Flor-oneechan, Momo estaba muy preocupada por ustedes- Dijo la pequeña niña que cargaba el arma destruida del caballero.
                - ¿Idiota-oniichan?- Pregunto Iohei.
                - Estamos bien, Momo-chan- Le respondió Eru.
Inesperadamente la chica de ojos y cabello violeta abrazo fuertemente a la pequeña niña.
                - Que linda eres-
Por otro lado los tres chicos estaban teniendo otro tipo de conversación.
                - Lo primero será ir a buscar nuestras cosas al lugar donde nos quedaríamos- Dijo el caballero.
                - Tienes razón…eso me recuerda- Dijo el mercenario sin terminar su idea.
El chico que vestía de negro apunto algo furioso al chico de cabello marrón.
                - Hime le dio todo nuestro oro a Sagisha-
El rubio caballero puso su mano en su rostro y la dejó caer lentamente.
                - Lo sé, Ojou-sama ya nos contó toda la historia, espera a que traiga todas nuestras cosas y te lo entregaremos-
                - Lo siento, si no estuviera tan desesperado no me atrevería a quitarles todo su dinero, por favor permítanme a mi traer todas cosas hasta acá-
Justo al terminar de hablar una luz envolvió su cuerpo y cuando esta dejo de brillar el cuerpo del chico era idéntico al de Hogo.
                - Si voy así no tendré problemas en traer sus cosas-
Las chicas prestaron atención al ver a dos caballeros frente a frente.
                - Esto es perturbante- Dijo con escalofríos el caballero al ver a su doble frente a él.
                - Creo que Momo está mal, veo a dos Hogo-oniichan-
                - Me he estado preguntando, tienes un poder demasiado conveniente- Exclamó el mercenario.
                - No lo creas, este poder tiene condiciones y restricciones, lo primero es que debo tocar a la persona a la que quiero copiar, además de que solo puedo memorizar dos cuerpos a la vez y una vez olvidados nunca más podre copiar a esas personas-
                - ¿Y cuándo fue que me copiaste?- Pregunto Hogo.
                - Cuando ustedes llegaron a la ciudad yo ya estaba transformado en otra persona, con todo el flujo de gente que había hoy pude tocar el brazo de Iohei-san al chocar con él- Sagisha siguió hablando pero su mirada apunto al suelo avergonzado. - Luego me transforme en  Iohei-san y te ataque, así pude tocarte y transformarme en ti-
- Pues para mi ese es un poder muy conveniente- Exclamó el caballero encargado de la protección de Hotaru.
- Es raro que ambos pensemos igual, perro faldero bueno para nada- Balbuceó Iohei.
- ¿Bueno para nada? Retira eso maldito lagarto-
- Si, perro faldero-
Ambos chicos comenzaron a discutir, la princesa de cabello violeta corrió tras ellos para separarlos mientras la chica de cabello celeste y largas orejas reía forzosamente, la pequeña niña miró a los infantiles chicos con esos grandes y cristalinos ojos.
Sagisha esperaba que ambos se molestaran, pero él pensaba que el objetivo de tal resentimiento seria hacia él, nunca espero que tal acto pasara frente a sus ojos, ellos habían olvidado todo lo que él les había hecho, ellos eran unas extraordinarias personas.
- Gracias Iohei-san, Hogo-san, Hotaru-san, Eru-san-
Los cuatro chicos miraron fijamente al chico que se veía exactamente igual a su amigo Hogo. Este se dio media vuelta para ocultar su rostro y continúo.
- Definitivamente...les devolveré este favor...lo prometo-
Todos le dieron una sonrisa en silencio, incluso la niña que no entendía todo sonrió cálidamente hacia su nuevo amigo.
- Claro que deberás devolvernos este favor- Comenzó a hablar el mercenario. - Pero hazlo cuando tú hermana este perfectamente de salud y puedas presentárnosla-
El arrepentimiento que el chico tenia por haberlos atacado era tanto que no le dejaba darle la cara a estos chicos, el solo corrió en dirección a la posada donde el caballero había dejado sus pertenencias, pero cuando ya estaba a una distancia considerable alzo su mano derecha al aire y se dijo para sí mismo que nunca volvería a vender sus valores por dinero.


Parte 4

La noche por fin llego a Duru, los seis chicos dejaron inmediatamente la cuidad al recibir sus pertenencias por parte de Sagisha.
- Nunca pensé que tendrían esta enorme cantidad de oro- Exclamó sorprendido mientras se preguntaba como lo habían obtenido. - Es imposible que me lleve todo esto, de ninguna manera les quitaría todo-
Este sería el momento perfecto para que el espadachín que había vuelto a vestir su capucha de siempre interviniera y se dejase un poco del oro, pero no lo hizo, aunque tenía todas las ganas de hacerlo sabía que no serviría de nada.
- Llévate todo, lo primordial es la salud de tu hermanita- Insistió Hotaru. - Prometo que te lo pagare todo- Dijo mientras miraba a la verdadera dueña del oro.
- No hay problema, después de todo es por una buena causa- Le respondió la chica que llevaba una flor roja entre su cabello.
- Momo piensa que Hotaru-oneechan y Eru-oneechan son muy generosas- Dijo la pequeña niña mientras se emocionaba admirada por las dos chicas.
Hogo sabía que esto pasaría tarde o temprano, así que no se veía molesto, al contrario una sonrisa de satisfacción se notaba es su rostro al ver a su amiga de toda la vida ser así de generosa.
En cambio Iohei estaba de cunclillas agarrando su cabeza con ambas manos, "tendré que dormir nuevamente al aire libre", "ya no comeremos buena cómoda" y cosas por el estilo pasaban por la mente del chico.
- ¡¡Ahhhh, como sea...marchémonos rápido!!-
Todos rieron al ver al chico.
- Tienes razón...Sagisha-san, por favor te encargo a Momo-chan- Le dijo la chica de cabello violeta.
- Descuida, definitivamente llevare a Momo-chan de regreso a su casa sana y salva-
La pequeña entendió que sus nuevos amigos ya partirían para proseguir su viaje y se encamino hacia donde estaba el chico de cabello dorado.
                - Momo piensa que deberías descansar más tiempo-
                - Los siento, enfermera-san, pero debo partir rápidamente- Le contestó el chico amablemente.
                - ¿Algún día volverás?- Pregunto mientras intentaba ocultar su tristeza tras sus grandes anteojos.
El chico le mostró una sonrisa y le contesto lleno de convicción.
                - Por supuesto que volveré, cuando terminemos nuestros asuntos volveremos y veremos todos juntos los juegos artificiales-
                - Pero eso no será hasta el próximo año… Momo esta triste-
El chico se puso a la altura de la pequeña niña, puso gentilmente su mano en su cabeza y le respondió.
                - Ya verás que un año pasa extremadamente rápido-
La pequeña le sonrió y asintió con la cabeza.
                - Hasta pronto, Momo-chan, Sagisha-san- Dijo Hotaru.
                - Nos veremos pronto- Se despidió Eru.
                - Adiós, Momo-chan y tu Sagisha, no olvides de devolver esa lanza y estaré esperando que me presentes a tu hermana- Exclamo Hogo mientras apuntaba la lanza que había tomado prestada cuando se dirigía a la nave voladora.
Los tres chicos emprendieron su viaje alejándose más y más de la ciudad de Duru.
                - Iohei-san, los demás te dejaran- Dijo el muchacho de cabello marrón.
                - …- El espadachín permaneció en silencio mientras miraba al usuario de la daga maldita.
La niña a su lado no comprendía ese incomodo silencio.
                - ¿O-Ocurre algo?-
                - No es nada-
Iohei dio media vuelta y comenzó a caminar en la misma dirección que sus compañeros, pero a medio camino se detuvo y miro al otro joven de reojo.
                - Procura no meterte con Zefiro nuevamente-
Sagisha le dio una leve sonrisa mientras el mercenario de negro proseguía su camina mientras levanta su mano despidiéndose de él y la pequeña niña.
                - Adiós, Iohei-san, gracias por todo-
                - Nos veremos luego, idiota-oniichan-
Por la mente del chico que era llamado de ese modo solo estaba la idea de matar al estúpido perro faldero que tenía como compañero de viaje.
                - Iohei-kun, ¿Por qué tardas tanto?- Le grito la chica de cabello violeta.
Cuando el mercenario llego hacia donde estaban sus amigos la chica de largas orejas y una flor roja en su cabeza preguntó.
                - ¿Hacia dónde iremos ahora?-
                - La verdad no lo sé, como desearía que Astrid-chan estuviera aquí- Se quejó el caballero.
                - Pero ella dijo que no volvería a darnos predicciones relacionadas con Iohei-kun- Agregó Hotaru.
                - ¿Astrid-san… predicciones?- Preguntó Eru sin entender nada.
                - Es una larga historia, deberías decirle a Kuro-chan que te la cuente- Dijo Hogo entre carcajadas.
                - Hogo-san sigo sin entender- Reclamó Erunalvórima.
                - Cuando lo entiendas sabrás que es algo muy gracio… ¡¡Ita!!-
Lo que había interrumpido al caballero fue el puño del mercenario que golpeo su cabeza, Hogo no pudo evitar poner ambos manos para calmar un poco el dolor.
                - Eso es por lo de idiota-oniichan-
La chica sentía que su magia seria absurdamente exprimida sanando a este tonto caballero y su boca que lo hacía meterse en problemas innecesariamente.
                - Como sea, necesitamos información, no podemos simplemente caminar sin rumbo-
                - ¿Información?- Preguntó Hotaru.
                - Así que ya tienes un plan- Exclamó Hogo.
                - Si… tengo un conocido que es experto en esto de estar informado-
Iohei miro hacia el norte y dijo convencido de que todo saldría bien desde ahora.
                - Nuestro destino será Parivartha-
Eru no conocía ninguna de las ciudades de los humano así que cualquier rumbo sería una aventura para ella.
Hogo sentía que había escuchado ese nombre antes, pero en este momento no recordaba de dónde.
En cambio Hotaru se notaba bastante emocionada por su próximo destino.
                - ¿Alguna queja?-
                - ¡¡No!!- Dijeron al unísono ambas chicas mientras demostraban a leguas que estaban emocionadas.
                - Ya no queda de otra- Suspiro el caballero.
                - Ok, entonces nos vamos- Dijo Iohei.
                - ¡¡Rumbo a Parivartha!!- Grito con todas sus fuerzas la chica de cabello y ojos violetas.
La ciudad de Duru celebra un festival para agradecer el año de grandes cosechas, cada uno de sus habitantes le da la bienvenida a los forasteros y turistas que llegan a acompañarlos en esta fiesta, el acontecimiento que ocurrió este año puso en las mentes de los ciudadanos el detener el festival, pero con toda la gente que había asistido y la ayuda de los caballeros que fueron enviados la situación se pudo mantener relativamente bajo control y al no haber ningún herido el festival en agradecimiento prosiguió tal y como iba planeado, al llegar la medianoche comenzó el verdadero espectáculo por el que los residentes de Duru estaba tan orgullosos de su festival.
Iohei, Hotaru, Hogo y Eru a pesar de que ya habían recorrido una gran distancia fueron capaces de presenciar el increíble y hermoso espectáculo que les ofrecía la ciudad por la que acababan de pasar.
El cielo fue iluminado por los fuegos artificiales que cada año eran preparados para deleitar la vista de cada persona que junto a ellos vienen a agradecer la buena cosecha y crecimiento de la hospitalaria ciudad de Duru.
 Y mientras los fuegos artificiales aún seguían destellando en el cielo cierto chico estaba sentado sobre los restos de la enorme embarcación que estaban a las afueras de la ciudad.
Por la oscuridad de la noche era imposible ver a este chico, pero con cada destello que provocaban los juegos de artificio se podían distinguir leves detalles de su cuerpo.
Lo que más llamaba la atención eran sus ojos color café y sus diminutas orejas terminadas en punta.
- Tal parece ser...que llegue tarde-
El chico se levantó de donde estaba sentado y dio un gran salto desapareciendo en la oscuridad de la noche.

Nunca nadie supo que él estuvo ahí.





1 comentario:

  1. Ufff esa última aparición promete, ya hace falta alguien que ponga en serios aprietos a todos.

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