Regreso a actualizar los capítulos y continuar con las aventuras de estos muchachos..!
Astra
Capítulo 14
Parte 1
Luego del percance que
habían tenido, los tres jóvenes comenzaron a definir si finalmente seguirían su
camino o descansarían hasta el amanecer.
– Tendremos que seguir
nuestro camino; pero primero hay que encontrar un lugar dónde pasar la noche.
– Podríamos quedarnos en el
pueblo – opinó al respecto Ireth después del comentario de Hana.
Milo también intervino para
poner su punto de vista.
– Aunque hay muchas casas
que han quedado inhabitables, los pobladores están acomodándose como pueden en
otras para poder dormir, dudo que podamos conseguir un...
Antes que pudiera terminar
de hablar, Milo fue interrumpido por un poblador que se acercó a ellos.
– Disculpen, eh... fui
testigo de cómo trataron de ayudarnos, así que quisiera ofrecerles mi hogar
para que puedan pasar la noche si desean, no es muy cómodo pero...
– ¡Claro! – respondió Hana
de inmediato.
Ireth vio a Milo con una
expresión sarcástica pero seria.
– ¿Decía algo?
Milo solo la vio y cerrando
ligeramente los ojos respondió a aquello.
– Olvídalo...
Aquella noche, los tres
jóvenes se encontraban durmiendo en una misma habitación, considerando que era
una estadía de una sola noche en una casa precaria, se habían sido tendidas
tres camas algo alejadas entre sí.
Hana e Ireth dormían; Milo
no, él se encontraba despierto apoyado sobre sus manos con la vista hacia el
tejado, pero no duró mucho, tras eso comenzó a cerrar los ojos despacio como si
el sueño por fin lo hubiese vencido, pero tras hacerlo, de inmediato una
presencia oscura acompañada de un bastante extraño susurro pareció haber pasado
por la puerta de la casa.
Milo de inmediato abrió los
ojos y se sentó bastante nervioso, se puso de pie y caminó unos pasos hasta
llegar a la ventana de la habitación que se encontraba en el segundo piso y
daba hacia la calle.
Tomando las cortinas y
haciéndolas a un lado se asomó lentamente y comenzó a ver la oscura y desolada
calle.
Aún inquieto, salió de la
habitación habiéndose cerciorado que ambas chicas dormían, bajó las escaleras y
muy despacio se dirigió a la puerta, la abrió y salió.
Una vez fuera, veía en una
dirección de la calle con esa preocupación del inicio.
Podría
ser acaso...
En aquel instante, Milo
advirtió que alguien se acercaba y de inmediato volteó hacia el interior de la
casa.
La joven elfo se acercaba a
la puerta, ya no vestía su traje de dormir.
– ¿Sucede algo? – preguntó
Ireth.
– No, no pasa nada.
– ¿Entonces qué haces aquí?
– No podía dormir.
– También lo sentiste
¿verdad?
Esta última pregunta, hizo
que Milo quede estático y sin poder responder de forma inmediata. Luego de unos
segundos, volteó con la intención de regresar a la habitación y avanzó un poco
pasando por el costado de Ireth.
– No sé a qué te refieres.
Pero ella lejos de quedarse
sin hacer nada, volvió a hablar.
– Esa presencia...
– Es cierto, pero no es
nada que nos tenga que importar... me regreso a dormir.
Milo, sin desviar su vista
del frente y luego de decir aquello, comenzó a caminar de regreso a la
habitación.
Ireth sin embargo, se quedó
inquieta y no dejaba de ver hacia aquella dirección a la que la extraña
presencia se movía.
– Va a suceder algo malo...
hacia allá... hay una gran cantidad de personas.
– ¿Te refieres a una
ciudad?
– Los pobladores referían
una ciudad llamada Cassperor.
De inmediato una fuerte
sensación invadió el cuerpo de Milo.
De
modo que volverá a suceder...
Mientras Milo permanecía
quieto, Ireth le volvió a hablar.
– Tenemos que ir
– No tenemos que
molestarnos en hacerlo, las ciudades tienes sus propios resguardos, que ellos
se encarguen,
Milo comenzó a subir las
escaleras hacia el segundo piso, pero en cuanto fijó su mirada hacia la puerta
vio como Ireth salía hacia la calle.
– Está bien... yo voy.
¿Acaso
está loca?
– Oye, ¿eres consciente de
lo que está por ocurrir?
– Pues me lo puedo
imaginar, pero mi naturaleza no me permite ignorar acontecimientos en los que
la vida de inocentes esté en peligro. Sé que no haré mucho, pero será tanto
como me sea posible... Solo dile a la señorita Hana que les agradezco por todo,
de aquí en adelante comenzaré mi nueva vida.
Ireth comenzó a caminar en
dirección a Cassperor, pero en ese momento escuchó una voz.
– Espera...
Se trataba de Milo, había
salido de la casa y se encontraba detrás de ella.
Sé
que no me perdonarás si dejo que se vaya.
Milo pensó aquello mientras
tomaba entre sus manos cierto collar que sostenía un cristal rojo.
– Yo me encargaré...
regresa a la casa y no le digas nada a Hana, nos veremos al amanecer.
Milo pasó caminando al
costado de Ireth sin detenerse ni decir una palabra más.
– ¿Estás seguro? ¿No necesitarás
ayuda?
– Aunque la necesitara, no
creo que tú me la podrías dar, pero gracias igual.
Milo terminó por alejarse
del lugar ante la vista de Ireth, que no hizo nada más que regresar a la casa.
Parte
2
Hana...
Hana Reis... Hana... Reis...
– Estoy seguro que la vi
venir por aquí, tengo que encontrarla, debería estar por... ¡ahí está!
¡Señorita Hana!
Por
fin la encontré, su belleza es deslumbrante, no puedo con eso, y esa sonrisa...
esa sonrisa es lo mejor, incluso desde esta distancia puedo sentir su cálido
aroma, y esos labios perfectos a punto de hablarme... sí... creo que puedo
escucharte...
– Onii-chan...
Ahhh
sí... soy tu Onii-chan... ¿Huh? ¿Onii... chan?
– ¡Onii-chan! ¡Onii-chan!
Alexei abrió los ojos, y
tenía frente a él, tomándolo por los hombros y sentada sobre sus piernas, a
Jayla.
– Cielos, hasta que por fin
despiertas Onii-chan
– ¿Qu...? ¿Jayla?
– Oh vaya, pero que era lo
que soñabas que tenías una expresión que nunca antes te había visto ¿eh?
– ¿Qué haces aquí? ¿Y
quieres hacerme el favor de quitarte de encima?
– Ups... lo siento hehe
Jayla de inmediato lo dejó
y fue a sentarse sobre otro sofá.
– Entonces, ¿no me dirás lo
que soñabas?
– No es de tu incumbencia.
– Fufufu ¿podría ser acaso
que se tratara de una mujer? ¿Acaso conociste a alguien?
– Jayla, ¿a qué has venido?
– Pues, me dirigía a la
sala de descanso, pero te vi aquí durmiendo y quise venir a molestar un poco.
– Pues felicitaciones, lo
has conseguido. Ahora puedes irte.
– No, no me iré hasta que
me hables de ella.
– ¿Huh?
– Te conozco hermanito...
ahora mismo debes estar desesperado por hablar de ella ¿no es así?
– E-Está bien, lo
reconozco, se trata de una mujer... pero estás muy equivocada si crees que voy
a... si crees que...
– Fufufu... continúa
La cabeza de Alexei giró
hacia ambos lados fijándose que no haya nadie cerca y luego volvió su mirada
hacia Jayla.
– Está bien, te lo
contaré... su nombre es Hana Reis, la conocí esta tarde, es la mujer perfecta,
su personalidad, su belleza...
– ¡Lo sabía! – Jayla
levantó la voz.
– ¿Podrías bajar la voz?
– Lo siento, eh... y bueno,
quisiera conocerla... quiero conocer a mi futura cuñadita.
– No comas ansias
hermanita, aún no he podido hablar como se debe con ella, ya que anda viajando
con dos acompañantes.
La joven se cruzó de
piernas dejando ver su hermosa piel bajo la falda, mientras se cruzaba de
brazos también.
– ¿Acompañantes?
– Un tipo bastante
irritante y una mujer elfo.
– ¿Mujer elfo?
– Así es, no tengo la más
mínima idea de lo que hace aquí, pero tampoco es como si me importara. Solo me
interesa ella.
– ¿Y de dónde es?
– No lo sé, parece que son
viajeros, pero no sé de dónde estén viniendo.
Jayla se puso de pie y
luego de estirar los brazos hacia arriba refirió unas palabras:
– En ese caso, ¿no te has
puesto a pensar que podría haber sido la única vez que la hayas podido ver?
Con este comentario, Alexei
pareció haberse dado cuenta de ese pequeño detalle, por lo que de inmediato se
llevó la mano al rostro, mientras Jayla comenzaba a irse.
– Tienes mucha razón... qué
descuidado he sido para dejar pasar un detalle como ese – Alexei también se
puso de pie con la mirada hacia el suelo –, aún deben seguir en aquel pueblo,
no hay tiempo que perder.
– Suerte con eso... hermanito
Jayla se despidió con estas
palabras mientras ambos se separaban en aquel salón.
Parte
3
En el pueblo, cuando Ireth
regresó a la habitación, Hana despertó.
– ¿Ireth?, ¿qué sucede? –
preguntó mientras se frotaba los ojos.
– Señorita Hana, en
realidad...
– ¿Dónde está Milo?
– Bueno, lo que pasa es que
sentimos una presencia sospechosa dirigiéndose a la ciudad que se encuentra
cerca de aquí y el señor Milo se dirigió allá para averiguar de qué se trata.
– ¿Qué?, ese idiota...
Ireth, debemos ir
– ¿Estás segura?
– ¡Por supuesto! – enfatizó
Hana ante la mirada de la joven elfo.
Por su parte, Milo se
desplazaba lo más rápido que podía.
– Me apresuré en salir sin
preguntar qué tan lejos estaba la ciudad... debo apresurarme, de lo
contrario...
Milo se detuvo y se agachó
posando la palma de su mano sobre el suelo.
De inmediato comenzó a
cantar una suerte de hechizo.
– Sub
oculis Barbatos, Liber'est... Octavo hechizo de Oscuridad: Umbrae
Al terminar estas palabras,
el joven desapareció en la oscuridad como una sombra y se desplazó velozmente
en aquella forma hacia la ciudad.
Hana e Ireth corrían por el
camino hacia el mismo lugar, pero su avanzar era lento.
– ¿Qué tan lejos se
encuentra la ciudad?
– Es una distancia
considerable – respondió la joven elfo de cabellera blanca.
– Tsk...
Mientras ambas seguían
presurosas, Milo llegó a la entrada de la ciudad, y en ese momento una bengala
salió despedida hacia el cielo desde algún punto.
- ¿...?
Cuando vio aquel destello
despedido por la bengala, Milo se desplazó en aquella dirección.
Se trataba de una gran
mansión; al llegar, Milo observó la entrada y vio a los guardias asesinados
tendidos por todo el lugar.
Cuando comenzaba a avanzar
sintió una presencia extraña, y en ese momento vio cómo dos individuos llegaron
a posarse sobre una de las torretas vigías del lugar.
¿Acaso
ellos pueden ser...?
Uno de ellos traía un
extraño parche negro cubriendo uno de sus ojos; y el otro, era un sujeto
cubierto en su totalidad por una larga gabardina que cubría la mayor parte de
su rostro, y al costado de él dos cuchillas negras circulares y de gran tamaño
girando en el aire.
– Se está tardando
Refirió el sujeto que traía
el parche, mientras la luz de la luna iluminaba su extraña cabellera azulada y
mientras sostenía en su boca un pedazo de una rama de árbol.
– Oigan, ustedes – Milo les
dirigió la palabra desde su ubicación.
– ¿Hah? – el sujeto volteó
a verlo al igual que su acompañante.
– ¿Qué hacen aquí?
Luego de unos segundos de
silencio, el tipo respondió con otra pregunta.
– ¿Quién eres tú?
Antes de que Milo pudiera
responder, una tercera presencia llegó a la torre...
– Onii no es justo que me
carguen la responsabilidad de llevar todo esto
Dijo una pequeña niña
inflando sus cachetes.
La tercera persona se
trataba de una niña que fácilmente no pasaba los catorce o quince años de edad.
La niña de cabellera rosa
atada en dos largas coletas, cargaba dos grandes bolsos con un contenido
desconocido.
En aquel momento se dio
cuenta de la presencia de Milo y fijó por unos instantes su mirada en él.
– ¿Quién es?
– No
tengo idea, ni me importa... andando –
refirió el sujeto de cabello azul saltando del lugar y desapareciendo.
–
¡Onii!
La niña también saltó
desapareciendo del lugar.
El tipo cubierto sin
embargo, quedó viendo por un instante a Milo, para luego desaparecer de la
misma forma.
Milo por su parte, no se
movió de su posición, pero parecía algo angustiado por aquel extraño encuentro.
No
cabe duda, se trata de ellos
Varios metros más allá, el
sujeto de cabello azul y la niña esperaban sobre otra edificación el alcance
del tercero de ellos.
–
¿Por qué demorará? – dijo el varón
mientras una bufanda que traía puesta flameaba por acción del viento.
El encapuchado llegó
entonces quedando los tres juntos.
–
¿Por qué demoraste?, ¿qué te detuvo?
–
Ese sujeto... – respondió el
encapuchado.
–
¿Ehh?, ¿qué tiene?
–
No... nada
Después de ese corto
intercambio de palabras, los tres extraños desaparecieron del lugar saltando a
través de los techos con gran rapidez.
Mientras, a las afueras de
la mansión, Milo se disponía a regresar, cuando alguien lo llamó desde atrás.
–
¡Hey tú!
Milo se detuvo y volteó,
viendo así a tres personas acercarse.
A simple vista parecían ser
miembros de alguna organización militar, aunque uno de ellos se distinguía en
su traje por lo cual parecía ser un miembro de mayor rango entre ellos.
–
Hasta que por fin dan la cara, malditos –
dijo aquel sujeto.
Ese
símbolo...
Pensó Milo observando en el
pecho de aquella persona.
...
Fénix Negro
–
Normalmente un uno a uno representaría una gran desventaja para nosotros, pero
ahora somos tres a uno, y no desperdiciaremos la oportunidad
Refirió con una sonrisa el
sujeto.
–
Les mostraremos a los blancos que
no son tan imprescindibles como creen ser; te eliminaremos aquí por este acto
que acabas de cometer.
– No
entiendo a lo que te refieres, yo no tengo nada que ver con esto.
–
¿Planeas hacerte el desentendido?, no importa, cuando los blancos lleguen arrojaremos tu
asqueroso cadáver en sus caras para que sepan que podemos ser tan temibles como
ellos.
Los tres sujetos comenzaron
a prepararse para lo que era un inminente enfrentamiento, el del medio comenzó
a colocarse unos guantes blancos, el individuo a su derecha apretó fuertemente
sus puños dejando ver sus marcados músculos y venas sobresalientes, y el
tercero se puso de cuclillas comenzando a jugar con los dedos puestos sobre la
tierra.
Milo se agachó posando la
palma de su mano en el suelo y generando una pequeña sombra de la cual comenzó
a sacar una funda que se colocó de inmediato en la espalda.
– Se
están equivocando de persona, ¿qué tanto les cuesta entender?
–
Cierra la boca y empecemos de una vez.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario