Buenas gente... he regresado y ahora retomaré el rumbo de esta humilde historia de fantasía y acción. Inicia el segundo volumen...!!
ASTRA
CAPÍTULO 13
Habían
transcurrido algunos días de viaje y con el sol comenzando a ocultarse, Milo,
Hana e Ireth caminaban ya en territorio theriano, a través de un camino rodeado
por árboles frondosos, bajo el canto de las aves del lugar, lo cual hacía ver
un panorama tranquilo...
– Ahhhh, espero que lleguemos a encontrar
pronto algún pueblo o ciudad – decía Hana mientras estiraba los brazos hacia
arriba.
– A pesar que llevamos unos días
caminando, no hemos hecho más que pasar las noches durmiendo a la intemperie,
parece ser que no hay algún lugar cerca que sea habitado.
La joven elfo hacía este comentario
mientras continuaban avanzando.
– Y parece ser que pasaremos otra noche
más de la misma manera – agregó Hana dejando ver una pequeña sonrisa amarga.
Milo no dejaba de ver esporádicamente por
el rabillo del ojo a Ireth, de hecho la había estado observando de la misma
forma desde que salieron de aquella cabaña, parecía haber notado algo en ella.
La caminata aparentemente tranquila se
vio interrumpida cuando un pequeño grupo formado por unas tres o cuatro personas
apareció viniendo de la misma dirección a la que ellos se dirigían, corriendo
desesperados, como si huyeran de algo.
– ¿Personas? – preguntó Hana.
Los tres se detuvieron mientras el
pequeño grupo se acercaba a su ubicación, Ireth dio unos pasos más.
– Parece que huyen de algo...
– ¿Huir?
Ante esta apreciación de ambas jóvenes,
Milo permanecía quieto sin pronunciar ninguna palabra. El pequeño grupo pasó
por el costado de los jóvenes sin detenerse. En efecto los rostros en ellos
eran de susto, Hana trató de detenerlos, pero fue en vano.
– ¡Oigan!
Las personas continuaron sin detenerse,
solo ante la vista de Hana, ya que Milo e Ireth mantenían su vista al frente.
El joven refirió entonces:
– Huyen... y su pueblo está cerca.
– Pueden necesitar ayuda – Ireth salió
corriendo en aquella dirección.
– ¡Oye Ireth, espera!
Tratando de llamarla, Hana salió detrás
de ella casi de inmediato.
Milo quedó inmóvil por unos segundos más
antes de salir en aquella dirección también.
Tras algunos minutos de correr, por fin
los tres llegaron al pueblo, encontrándose con una sorpresa, una criatura negra
de dimensiones no tan grandes, aproximadamente unos dos metros y medio de
estatura, de complexión bastante delgada, y brazos largos, un rostro en el que
solo se apreciaban los destellantes ojos rojos; se desplazaba a través del
pueblo en llamas, mientras la gente huía despavorida.
– ¿Pero qué es eso? – Hana se sorprendió
al ver semejante imagen que nunca antes había visto.
–..................................... –
Milo veía a aquella criatura pero no podía definir qué era, por lo que no
contestó a la pregunta de Hana.
– Tenemos que detenerlo antes de que
destruya el lugar.
Hana tomó el astil de su espada y se
dispuso a avanzar, pero Milo estiró su brazo delante de ella deteniéndola.
– Espera, esta criatura no tiene un nivel
ordinario, hay que actuar con mesura.
– Te refieres a las personas ¿cierto?, en
ese caso debemos evacuar el lugar y podremos atacarlo con todo.
– Olvídalo, son muchas personas, no habrá
tiempo de salvarlas a todas, tampoco sabemos a cuántas de ellas ya habrá
matado.
La manera en la que Milo habló sin
mostrar algún tipo de preocupación por aquellas personas hizo enfadar a Hana.
– ¿Pero qué es lo que dices?, ¿no tienes
pensado ayudar a nadie?
– Tenemos que esperar...
– Olvídalo, no esperaré un solo segundo.
Hana avanzó unos pasos, estiró su brazo
derecho hacia el frente y con un movimiento directo lo llevó hacia un costado.
De esta forma todas las llamas que
devoraban el pueblo se movieron como si fueran succionadas hacia la zona que
apuntaba el brazo de Hana, formándose un remolino de fuego y dejando las casas
y las calles libres. Acto seguido, Hana volvió a desplazar la posición de su
brazo, en esta ocasión fue contra la criatura; el remolino salió disparado
contra este impactando de lleno en su cuerpo, las llamas golpeaban con fuerza y
por un momento pareciera que iban a consumirlo completamente, pero esta
criatura desprendió de un golpe el fuego de su cuerpo y lo hizo desaparecer
ante la sorpresa de Hana.
– ¡Imposible!
La criatura volvió la mirada hacia Hana,
ella no esperó más tiempo y volviendo a estirar su brazo hacia esta comenzó a
mover los dedos haciendo estallar el cuerpo de la criatura; una, dos, tres
explosiones, pero la cuarta estalló en el aire. La criatura empezó a moverse en
dirección a Hana a una velocidad sorprendente esquivando los estallidos.
– ¡¡¿Pero qué?!!
¡Es el momento!
En aquel instante, Milo dio un salto
rápido contra la criatura a la vez que dejaba a Hana protegida con esa esfera
de aire que en ocasiones anteriores había hecho.
Milo llegó con velocidad contra la
criatura y la logró cortar en dos con un certero golpe, aun así esta llegó a
golpear a Hana, pero su ataque impactó contra la barrera que ella tenía encima.
Luego de esto, ambas partes cayeron al suelo pareciendo la criatura haber sido
eliminada.
Bastante lejos de esto, ambas partes se
volvieron a unir con mucha rapidez y sus largos brazos parecieron crecer aún
más para golpear a Hana, ella tomó con prisa su espada y logró contener el
golpe aunque de igual forma salió despedida algunos metros hacia atrás.
Milo quiso reaccionar nuevamente, pero la
criatura tuvo una mayor reacción y estirando aún más su brazo lo golpeó en el
rostro lanzándolo contra un muro hasta que este se desmorone.
Mientras, Ireth permanecía inmóvil a un
lado, como si no supiera cómo reaccionar.
La criatura volvió a correr contra Hana y
comenzó a atacarla, ella se defendía de los tremendos golpes que recibía; a
pesar de ello, la extraña criatura logró asestarle un duro golpe que la mandó
contra el suelo.
Milo salió de los escombros y vio cómo
aquella criatura comenzó a emitir una especie de destello de lo que podía
llamársele cuerpo, podía notarse una gran cantidad de pequeñas partículas
concentrándose en un solo punto, sin duda preparaba un ataque mágico o algo
similar con la intención de borrar por completo a Hana.
Maldición, no
quería hacerlo pero, no tengo más opciones.
El cuerpo de Milo estuvo a punto de
encenderse nuevamente con esa extraña aura gris que con anterioridad había
usado, mientras cogía su espada.
Se disponía a realizar un ataque, hasta
que repentinamente desistió de realizar cualquier acto.
Esta presencia
es...
Cuando la criatura estuvo a punto de
lanzar su ataque, la zona en la que se encontraba sufrió un cambio
gravitacional brusco que lo arrojó contra el suelo de forma violenta.
Ireth, quien permanecía inmóvil, se
sorprendió al ver aquello. Hana de igual manera, se ponía de pie sorprendida.
– ¿Qué está sucediendo? – preguntaba la
joven.
Alguien venía acercándose al lugar a
pasos lentos, un sujeto de cabellos negros y cortos, con anteojos y con un gran
saco color rojo con bordados dorados.
El sujeto llegó a pararse delante de la
criatura afectada con esa gravedad, viendo a los tres jóvenes.
– ¿Pero qué es lo que hacen tres personas
frente a un espectro?, pudieron haber muerto – dijo el también joven de
aparentemente unos dieciocho años de edad.
De inmediato quien respondió a aquella
pregunta fue Hana, que se encontraba notoriamente fastidiada.
– ¿Cómo que qué hacíamos?, tratábamos de
derrotarlo.
El sujeto vio a Hana quedando de
inmediato como petrificado, los ojos parecían quedarle adormecidos mientras se
enfocaban en ella, y Hana se dio cuenta de aquello sonrojándose ligeramente.
– ¿E-Eh?
El sujeto dejó de lado su aparente
impresión y comenzó a caminar hacia la criatura mientras dejaba detrás a los
tres jóvenes.
– Permítanme encargarme de esto.
En aquel preciso instante Milo sufrió una
fuerte impresión al darse cuenta que a la espalda del saco rojo, el sujeto
llevaba un logo muy conocido por él.
– Imposible
El sujeto del saco rojo, ya frente a la
criatura que aún se mantenía bajo la gravedad alterada, levantó el brazo
derecho estirándolo hacia un costado, generando un círculo mágico con cinco
pequeñas bolas de fuego en su contorno.
– Regresa a las profundidades de las que
saliste.
Movió su brazo hacia adelante y las bolas
de fuego salieron disparadas hacia la criatura quien quedó envuelta en llamas
al instante.
Luego de esto, la gravedad que mantenía
inmóvil a la criatura se disipó dejándola libre nada más que para correr hacia
el mago aun con el fuego consumiendo su cuerpo.
Por supuesto que ver una escena como esta
sorprendió a todos.
– Increíble, ¿cómo puede ser tan
resistente incluso después de ese ataque? – se preguntaba Hana.
Mientras, el mago la escuchaba decir esas
palabras con una ligera sonrisa.
– Consúmanlo todo... flamas carmesí.
El joven mago chasqueó los dedos y el
fuego en el cuerpo de la criatura comenzó a tornarse de un color rojo vivo,
esto detuvo intempestivamente el avance de esta, quien cayó al suelo. Las
llamas comenzaron a consumir muy rápido su cuerpo carbonizándola hasta
desaparecer.
Hana e Ireth quedaron perplejas, ya que
habían visto que de manera fácil se habían desecho de una criatura a la que les
estaba costando trabajo enfrentar.
Segundos después, un pequeño grupo de
personas vestidas con largos sacos blancos comenzó a llegar al pueblo,
dispersándose por los distintos puntos afectados por el ataque de la criatura;
mientras, el mago del saco rojo se acercó a los otros tres jóvenes.
– Me disculpo por las molestias causadas
aquí, señoritas...
– N-No no tienes porqué...
Hana respondió sonriendo ligeramente,
pero Ireth no pronunció palabra alguna.
– Por cierto, déjenme presentarme, mi
nombre es Alexei... Alexei Van Ewen, de la Orden Neo Génesis.
Aquel mago hizo una leve reverencia
frente a ellas. Hana no pudo evitar susurrar el nombre de la orden.
– ¿Neo Génesis?, ¿dónde escuche ese
nombre?
Lo recordó entonces, que Milo le había
hablado unos días atrás sobre ellos.
La guardia
personal del rey, ¡la élite del reino!
Luego de pensar aquello, Hana vio
levemente de reojos a Milo, y al ver su rostro supo que este ya se había dado
cuenta desde mucho antes.
– ¿Y ustedes son...? – preguntó Alexei,
manteniendo siempre esa expresión arrogante que a distancia ya podía notarse,
aunque con ambas jóvenes parecía mantener apaciguada, mostrando en su lugar una
educación de primer nivel.
– ¿E-Eh?, ah... bueno, mi nombre es Hana
Reis.
– Hana Reis... Hana... qué hermoso
nombre, le hace honor a su belleza... es verdaderamente un placer señorita
Reis.
– ¿Ehh?
Alexei tomó la mano de Hana y la besó
sutilmente saludando con una sonrisa a la joven portadora de la gran espada
haciendo que esta se ruborice aún más. Luego de esto vio a Ireth, quien parecía
algo temerosa.
– Oh vaya, un elfo... no es muy común
verlos por aquí, ¿cuál es su nombre, señorita?
– I-Ireth
– Es un gusto conocerla, me siento
alagado, siendo esta la primera vez que puedo ver a un visitante de otro mundo,
señorita Ireth.
Al utilizar la palabra "mundo",
Alexei hacía referencia a un continente, los continentes eran conocidos por
todos como "mundos".
Luego de haber saludado de la mejor
manera a ambas jóvenes, Alexei dirigió su mirada hacia Milo cambiando
completamente su expresión.
– Y bueno, tú eres...
– Milo – respondió de inmediato el joven
de cabellos verdes.
– Ah ya veo, Milo
Alexei lo vio con una mirada que podría
hacer sentir inferior a cualquiera. Milo solo atinaba a responderle con una
mirada fría característica de él.
Alexei volvió su vista a las chicas...
– Verán, mi grupo y yo nos encontrábamos
no muy lejos de aquí y pudimos sentir la presencia de este espectro antes de
que llegue al pueblo, pero desafortunadamente no pudimos darle alcance a
tiempo. Agradezco mucho su ayuda al evacuar a los pobladores; quizá haya algo
que pueda hacer por ustedes en compensación.
– Torneos...
De manera inesperada, esta fue la
respuesta que Hana dio casi por inercia.
– ¿Torneos?
– Sí, torneos... queremos saber dónde
podemos encontrar torneos de lucha.
– Ya veo, ¿piensan participar en uno?
Cuando oyó la pregunta, Milo se cruzó de
brazos cerrando los ojos e imaginó que la idea de Hana era poder observar a
alguien a quien pudiera pedir apoyo, no que ella pensaría en participar.
Como si fuera a
considerarlo
Pero la respuesta de Hana discrepó
totalmente con su pensamiento.
– Así es
– ¡¿Qu...?!
Luego de oír la respuesta de Hana, Milo
abrió los ojos rápidamente soltando sus brazos.
– Entiendo... los torneos son muy poco
comunes como deben de saber, con suerte, uno se lleva a cabo una vez al año, y
es en la ciudad de Aglynthor; sin embargo, suelen haber algunos organizados
ilegalmente en algunas ciudades. Siendo sincero no creo que por lo pronto
puedan encontrar alguno, considerando más aún que este año no habrá torneo
oficial.
– Así que solo quedan los ilegales –
refirió Hana cruzándose de brazos.
– Les daré un consejo... los torneos
ilegales, por el mismo motivo de ser ilegales están absolutamente prohibidos,
pueden ser encarcelados si se les encuentra participando en uno de ellos. Lo
mejor será que olviden esa idea.
– No, yo vine aquí con un propósito y lo
voy a conseguir...
– ¿Vino aquí?, ¿qué quiere decir?
– E-Eh q-quiero decir que vine a este
pueblo buscando un torneo, y-y no voy a descansar hasta encontrar uno.
– Ah entiendo... bueno, ya estando sobre
advertencia no puedo hacer más por ustedes, solo les pido encarecidamente que
tengan cuidado, señoritas.
Finalmente, luego de estas palabras,
Alexei comenzó a retirarse del lugar ante la mirada de los tres jóvenes, y con
una expresión que nunca antes había mostrado.
– Hana Reis, es muy hermosa, me dejó sin
palabras, será que... ¿acabo de encontrar a la mujer ideal?
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