Astra - Capítulo 15

Nuevo capítulo, gracias por las lecturas :3



Aquel sujeto que tenía guantes blancos comenzó a generar diminutas esferas de una extraña energía en cada punta de sus dedos y sin esperar se las lanzó a Milo.
El sujeto no dejaba de lanzar innumerables ataques a pesar que Milo sabía evadirlos todos.
Cuando Milo se detuvo en otra posición, el suelo donde pisaba comenzó a desplazarse como si se tratara de arena moviéndose por acción del viento.
Milo cayó con los pies hacia delante, aunque de inmediato se recompuso saltando y alejándose del lugar. Vio entonces que el tipo quien estaba de cuclillas tenía las yemas de los dedos posados sobre el suelo y era quien ocasionaba esa distorsión en el suelo.
Mientras lo veía, Milo se alertó del tercero de ellos...
– ¡No te descuides! – dijo aquel sujeto apareciendo en el aire por encima, dispuesto a golpearlo.
Milo saltó esquivando el golpe que impactó contra el suelo. El lugar se agrietó por la fuerza del impacto.
– Eres muy hábil – dijo el tipo de los guantes mostrando una amarga sonrisa –, pero si no atacas no es divertido.
El sujeto volvió a lanzarle esas esferas al mismo tiempo que el suelo debajo de Milo se desplazó nuevamente desestabilizándolo.
Aun así Milo pudo zafarse de ambos ataques, pero el tercero no iba a conseguir eludirlo. Puso su brazo para defenderse del brutal golpe que le propinó el tercer individuo, una especie de onda se generó tras el impacto, pero el joven logró amortiguar el golpe.
– Imposible – dijo sorprendido el sujeto tras alejarse.
Aunque parecía no haber recibido daño, el brazo de Milo parecía haber sido afectado tras aquello.
– ¡Esto aún no acaba!
Las esferas de poder comenzaron a generarse de nuevo, el sujeto de cuclillas, quien tenía ambas manos juntas sobre el suelo, las separó intempestivamente; así, el suelo comenzó a moverse en todas las direcciones al mismo tiempo que otra parte se levantaba alrededor de Milo como para sepultarlo sin darle opción de escape.
Milo estiró los brazos hacia los costados generando una esfera de aire que lo cubrió de aquel ataque de tierra.
Las esferas de poder sin embargo, ya se dirigían a él, de modo que el joven llevó ambos brazos estirados al frente y la defensa de aire pasó a protegerlo del segundo ataque, pero por detrás llegó a ser impactado por un golpe del tercer sujeto. Este lo lanzó con fuerza contra un muro, destruyéndolo completamente.
– Hehehe... perfecto
Hana e Ireth llegaron al lugar después de haber recorrido un tramo considerable y vieron el escenario.
– ¿Qué está sucediendo? – preguntó Hana.
En ese momento Milo se puso de pie saliendo de los escombros y luciendo bastante enfadado...
– Ustedes idiotas – murmuró.
Tomando el astil de su espada, Milo la desenfundó frente a todos.
– Vaya, hasta que por fin te dignas a pel...
Antes de que el sujeto de los guantes termine de hablar recibió una patada de lleno en el rostro con una fuerza que hizo que saliera despedido hasta otro muro y lo destruyera de igual manera que el anterior.
Los otros dos se sorprendieron con aquel repentino ataque, el sujeto que alteraba el suelo quiso reaccionar nuevamente distorsionando el lugar, pero Milo encendió su espada en aquel aura gris y la incrustó en el suelo, este mismo aura gris de la espada liberó una especie de corriente negra que se desplazó a través de la magia del sujeto y llegando hasta este.
Aquella corriente aturdió al sujeto quien cayó casi inconsciente.
Aún quedaba de pie aquel sujeto de músculos marcados, que no esperó para correr contra Milo dispuesto a golpearlo una vez más.
En esta ocasión el joven peli verde optó por responder con un golpe también y ambos puños impactaron.
La fuerza de Milo superó a la de su rival pareciendo por un instante que doblara su brazo y terminó mandándolo contra otro muro.
– ¡Ouuchh!
Milo comenzó a sacudir la mano en señal de dolor por el golpe.
– Increíble
Hana hizo un murmuro mientras Ireth solo observaba.
Cuando Milo quitó su espada del suelo para volverla a enfundar, los escombros donde se encontraba sepultado el sujeto de los guantes se movieron y una gran cantidad de esferas de poder salieron con dirección al cielo.
El suelo se movió nuevamente, esta vez hacia atrás haciendo que Milo caiga de rodillas.
– ¡Cuidado!
Hana desenfundó su espada queriendo correr en su ayuda, pero el brazo de Ireth se interpuso.
– Espera
– ¿Qué?, Ireth ¿qué estás haciendo?
En ese momento, cuando Milo quiso levantarse sufrió un fuerte impacto en la espalda. Aquel sujeto de los músculos marcados lo había golpeado con fuerza y lo terminó de estrellar en el suelo.
Este sujeto salió al instante del lugar y cuando Milo quiso hacer lo mismo las esferas de poder cayeron sobre él una tras otra ocasionando una gran explosión.
Ambas jóvenes observaban como la intensa humareda cubría el lugar.
– ¿Q-Quiénes son estos tipos? – preguntó Hana.
– No tengo idea, pero parece que lo conocen de algún lado.
Los tres sujetos se juntaron, malheridos luego del enfrentamiento, mientras poco a poco el humo se iba disipando, la ciudad había ya despertado ante todo el alboroto; sin embargo, nadie se atrevía siquiera a prender las luces de sus casas por el miedo que tenían, sabían que aquellos estruendos solo podían significar una cosa... un ataque de Safiot, la organización de asesinos conocida por realizar ataques a las familias más ricas del reino, y alguna acción que los interrumpa podría significar la muerte.
– Definitivamente son de temer – refirió uno de los tres sujetos –, tuvimos suerte de que solo se trate de un novato.
– Aun así no debemos confiarnos, llevémoslo de inmediato con nuestros superiores, ellos sabrán qué hacer con él...
Mientras los sujetos hablaban, un pequeño ruido los alertó, proveniente desde el lugar donde se encontraba Milo.
Hana e Ireth también se dieron cuenta de aquello.
Al instante, todas las rocas y escombros del lugar salieron disparados y quien se dejó ver de pie fue Milo, quien yacía con su ropa casi desecha por el último ataque recibido.
– Se acabó
Milo se vio envuelto en su extraña aura gris ante todos los presentes. Un extraño cristal rojo que traía colgando de su cuello se tornó color negro y por un instante la mirada pareció perdérsele.
– ¡Imposible! – exclamaron los sujetos.
En aquel instante Hana pudo notar algo que llamó su atención, algo que parecía ser un tatuaje, ubicado en la parte izquierda del pecho de Milo, tenía la forma de un halcón.
Esa marca...
Hana recordó entonces la conversación que tuvo con Milo, en la cual hablaba sobre las marcas negras con forma de halcón que podían delatar a los miembros de Safiot.
El cuerpo de Hana se entumeció en aquel momento, gotas de sudor frío caían por su rostro.
Ireth no sabía cómo reaccionar al no saber nada de aquella conversación. Solo podía ver con extrañeza la reacción de Hana.
– Se-Señorita Hana
– Imposible, no puede ser verdad...
Mientras ambas jóvenes se mantenían estáticas, algunos metros alejado, los sujetos quisieron reaccionar de inmediato, pero antes que se dieran cuenta, un golpe con la rodilla impactó de lleno en la cara del tipo que manejaba las esferas de energía mandándolo a volar hasta impactar contra la pared y destruirla.
Milo ya se encontraba detrás de los otros dos sujetos que recién volteaban.
Tenía lista su espada para ultimar a esos dos, pero un pálpito desde el cristal negro hizo que en el instante desistiera y solo golpee en el estómago con el astil de la espada al sujeto que distorsionaba el suelo hasta que este caiga al suelo perdiendo el conocimiento.
La mirada de Milo volvió a normalizarse mientras el cristal regresaba a su color rojo original.
El tipo de los músculos marcados trató de golpearlo, pero la velocidad del joven una vez más tomó ventaja, con lo que le propinó un duro golpe en el rostro haciéndolo caer también inconsciente.
El aura gris que rodeaba su cuerpo desapareció también, Milo no entendía qué era lo que había pasado unos momentos antes, qué fue aquella sensación que hizo que desistiera de matarlos.
– ¡Oye tú!
Hana se acercaba bastante fastidiada, mientras Ireth la seguía sin poder entender nada.
Milo levantó la vista y vio venir a la joven con esa expresión de enfado, y supo entonces que estaba en problemas.
– Oh no, ¿y ahora qué?
La joven llegó a pararse delante de este, viéndolo fijamente a los ojos. Milo se extrañó de aquella actitud.
– ¿Qué tienes? ¿Por qué me ves de esa forma? Me fastidia.
– ¿Por qué no me lo dijiste?
– ¿Decirte qué?... ¿puedes explicarte?
Hana bajó la mirada hacia el pecho descubierto de Milo, por supuesto que él no entendía nada, pero solo hasta que decidió hacer lo mismo fue que se dio cuenta de ese garrafal descuido. Su marca estaba al descubierto, aquella forma de halcón que lo sindicaba como miembro de la mayor organización de asesinos de Thrin Theras, Safiot.
Milo cerró los ojos lamentando su error, aún ante la confusión de Ireth.
– Safiot, así que realmente resultaste siendo parte de esa organización...
Milo tomó un profundo respiro antes de responder a las palabras de Hana.
– Creo que ya no tiene caso ocultarlo... en efecto, alguna vez fui parte de Safiot, pero hay algo que...
Milo se detuvo intempestivamente, Hana e Ireth voltearon... una silueta se acercaba al lugar, cabello negro, un largo saco rojo con un logo en la espalda, aquellas gafas que habían visto algunas horas antes.
– Vaya qué sorpresa
Dijo la silueta mientras se acercaba, escoltado por sujetos con largos sacos blancos y el mismo logo.
Aquella persona avanzó hasta quedar a la vista de los jóvenes, se trataba de Alexei.
– Señorita Hana, señorita Ireth...
Comenzó a acercarse hasta donde estaban los tres.
¿Alexei?, ¿acaso no es el miembro de Neo Génesis con el que hablamos antes?... espera, ¿Neo Génesis?
En aquel momento Hana se dio cuenta de un pequeño gran detalle.
Alexei se acercó hasta donde estaba Ireth y besó su mano tomándola con sutileza, haciendo que la joven elfo se sonroje un poco.
Pero cuando el mago de anteojos volteó hacia donde estaba Hana, esta de inmediato se dio vuelta y se apoyó contra el cuerpo de Milo, apoyando las manos sobre sus hombros y con el rostro pegado al pecho de este.
Esta acción tomó por sorpresa a todos y Alexei mostró su fastidio al ver esta escena.
– Oye ¿qué haces? – dijo a voz baja el joven peliverde con signos de incomodidad.
– Shhh... ¿qué no ves que si ese sujeto ve tu marca estaremos en graves aprietos?

Replicó también a voz baja Hana, quien se encontraba muy avergonzada por la posición en la que se encontraba y lo hacía notar con su colorado rostro.

¡¿P-P-P-P-P-Pero q-qué estoy haciendo?!
Alexei dio unos pasos al frente algo desconcertado por lo que estaba viendo.
– Se-Señorita Hana, ¿acaso ustedes son...?
– ¡No! ¡De ninguna manera!
Hana exclamó estas palabras con una firmeza tajante ante la mirada sorprendida de todos.
Maldición, ya vete por favor
Alexei quedó por un instante en silencio con la cabeza ligeramente agachada y mostrando una pequeña sonrisa de satisfacción, luego comenzó a hablar...
– Ya veo, me alegra saberlo – levantó el rostro al frente de nuevo –; entonces, ¿a qué se debe esa reacción?, o acaso... lo hizo para ocultar la marca en el pecho que trae su amigo.

Terminó diciendo esto con una mirada siniestra.

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