Nuevo capítulo, gracias por las lecturas :3
Aquel sujeto que tenía
guantes blancos comenzó a generar diminutas esferas de una extraña energía en
cada punta de sus dedos y sin esperar se las lanzó a Milo.
El sujeto no dejaba de
lanzar innumerables ataques a pesar que Milo sabía evadirlos todos.
Cuando Milo se detuvo en
otra posición, el suelo donde pisaba comenzó a desplazarse como si se tratara
de arena moviéndose por acción del viento.
Milo cayó con los pies
hacia delante, aunque de inmediato se recompuso saltando y alejándose del
lugar. Vio entonces que el tipo quien estaba de cuclillas tenía las yemas de
los dedos posados sobre el suelo y era quien ocasionaba esa distorsión en el
suelo.
Mientras lo veía, Milo se
alertó del tercero de ellos...
– ¡No te descuides! – dijo
aquel sujeto apareciendo en el aire por encima, dispuesto a golpearlo.
Milo saltó esquivando el
golpe que impactó contra el suelo. El lugar se agrietó por la fuerza del
impacto.
– Eres muy hábil – dijo el
tipo de los guantes mostrando una amarga sonrisa –, pero si no atacas no es
divertido.
El sujeto volvió a lanzarle
esas esferas al mismo tiempo que el suelo debajo de Milo se desplazó nuevamente
desestabilizándolo.
Aun así Milo pudo zafarse
de ambos ataques, pero el tercero no iba a conseguir eludirlo. Puso su brazo
para defenderse del brutal golpe que le propinó el tercer individuo, una
especie de onda se generó tras el impacto, pero el joven logró amortiguar el
golpe.
– Imposible – dijo
sorprendido el sujeto tras alejarse.
Aunque parecía no haber
recibido daño, el brazo de Milo parecía haber sido afectado tras aquello.
– ¡Esto aún no acaba!
Las esferas de poder
comenzaron a generarse de nuevo, el sujeto de cuclillas, quien tenía ambas
manos juntas sobre el suelo, las separó intempestivamente; así, el suelo
comenzó a moverse en todas las direcciones al mismo tiempo que otra parte se
levantaba alrededor de Milo como para sepultarlo sin darle opción de escape.
Milo estiró los brazos
hacia los costados generando una esfera de aire que lo cubrió de aquel ataque
de tierra.
Las esferas de poder sin
embargo, ya se dirigían a él, de modo que el joven llevó ambos brazos estirados
al frente y la defensa de aire pasó a protegerlo del segundo ataque, pero por
detrás llegó a ser impactado por un golpe del tercer sujeto. Este lo lanzó con
fuerza contra un muro, destruyéndolo completamente.
– Hehehe... perfecto
Hana e Ireth llegaron al
lugar después de haber recorrido un tramo considerable y vieron el escenario.
– ¿Qué está sucediendo? –
preguntó Hana.
En ese momento Milo se puso
de pie saliendo de los escombros y luciendo bastante enfadado...
– Ustedes idiotas –
murmuró.
Tomando el astil de su
espada, Milo la desenfundó frente a todos.
– Vaya, hasta que por fin
te dignas a pel...
Antes de que el sujeto de
los guantes termine de hablar recibió una patada de lleno en el rostro con una
fuerza que hizo que saliera despedido hasta otro muro y lo destruyera de igual
manera que el anterior.
Los otros dos se
sorprendieron con aquel repentino ataque, el sujeto que alteraba el suelo quiso
reaccionar nuevamente distorsionando el lugar, pero Milo encendió su espada en
aquel aura gris y la incrustó en el suelo, este mismo aura gris de la espada
liberó una especie de corriente negra que se desplazó a través de la magia del
sujeto y llegando hasta este.
Aquella corriente aturdió
al sujeto quien cayó casi inconsciente.
Aún quedaba de pie aquel
sujeto de músculos marcados, que no esperó para correr contra Milo dispuesto a
golpearlo una vez más.
En esta ocasión el joven
peli verde optó por responder con un golpe también y ambos puños impactaron.
La fuerza de Milo superó a
la de su rival pareciendo por un instante que doblara su brazo y terminó
mandándolo contra otro muro.
– ¡Ouuchh!
Milo comenzó a sacudir la
mano en señal de dolor por el golpe.
– Increíble
Hana hizo un murmuro
mientras Ireth solo observaba.
Cuando Milo quitó su espada
del suelo para volverla a enfundar, los escombros donde se encontraba sepultado
el sujeto de los guantes se movieron y una gran cantidad de esferas de poder
salieron con dirección al cielo.
El suelo se movió
nuevamente, esta vez hacia atrás haciendo que Milo caiga de rodillas.
– ¡Cuidado!
Hana desenfundó su espada
queriendo correr en su ayuda, pero el brazo de Ireth se interpuso.
– Espera
– ¿Qué?, Ireth ¿qué estás
haciendo?
En ese momento, cuando Milo
quiso levantarse sufrió un fuerte impacto en la espalda. Aquel sujeto de los
músculos marcados lo había golpeado con fuerza y lo terminó de estrellar en el
suelo.
Este sujeto salió al
instante del lugar y cuando Milo quiso hacer lo mismo las esferas de poder
cayeron sobre él una tras otra ocasionando una gran explosión.
Ambas jóvenes observaban
como la intensa humareda cubría el lugar.
– ¿Q-Quiénes son estos
tipos? – preguntó Hana.
– No tengo idea, pero
parece que lo conocen de algún lado.
Los tres sujetos se
juntaron, malheridos luego del enfrentamiento, mientras poco a poco el humo se
iba disipando, la ciudad había ya despertado ante todo el alboroto; sin
embargo, nadie se atrevía siquiera a prender las luces de sus casas por el miedo
que tenían, sabían que aquellos estruendos solo podían significar una cosa...
un ataque de Safiot, la organización de asesinos conocida por realizar ataques
a las familias más ricas del reino, y alguna acción que los interrumpa podría
significar la muerte.
– Definitivamente son de
temer – refirió uno de los tres sujetos –, tuvimos suerte de que solo se trate
de un novato.
– Aun así no debemos
confiarnos, llevémoslo de inmediato con nuestros superiores, ellos sabrán qué
hacer con él...
Mientras los sujetos
hablaban, un pequeño ruido los alertó, proveniente desde el lugar donde se
encontraba Milo.
Hana e Ireth también se
dieron cuenta de aquello.
Al instante, todas las
rocas y escombros del lugar salieron disparados y quien se dejó ver de pie fue
Milo, quien yacía con su ropa casi desecha por el último ataque recibido.
– Se acabó
Milo se vio envuelto en su
extraña aura gris ante todos los presentes. Un extraño cristal rojo que traía
colgando de su cuello se tornó color negro y por un instante la mirada pareció
perdérsele.
– ¡Imposible! – exclamaron
los sujetos.
En aquel instante Hana pudo
notar algo que llamó su atención, algo que parecía ser un tatuaje, ubicado en
la parte izquierda del pecho de Milo, tenía la forma de un halcón.
Esa
marca...
Hana recordó entonces la
conversación que tuvo con Milo, en la cual hablaba sobre las marcas negras con
forma de halcón que podían delatar a los miembros de Safiot.
El cuerpo de Hana se
entumeció en aquel momento, gotas de sudor frío caían por su rostro.
Ireth no sabía cómo
reaccionar al no saber nada de aquella conversación. Solo podía ver con
extrañeza la reacción de Hana.
– Se-Señorita Hana
– Imposible, no puede ser
verdad...
Mientras ambas jóvenes se
mantenían estáticas, algunos metros alejado, los sujetos quisieron reaccionar
de inmediato, pero antes que se dieran cuenta, un golpe con la rodilla impactó
de lleno en la cara del tipo que manejaba las esferas de energía mandándolo a
volar hasta impactar contra la pared y destruirla.
Milo ya se encontraba detrás
de los otros dos sujetos que recién volteaban.
Tenía lista su espada para
ultimar a esos dos, pero un pálpito desde el cristal negro hizo que en el
instante desistiera y solo golpee en el estómago con el astil de la espada al
sujeto que distorsionaba el suelo hasta que este caiga al suelo perdiendo el
conocimiento.
La mirada de Milo volvió a
normalizarse mientras el cristal regresaba a su color rojo original.
El tipo de los músculos
marcados trató de golpearlo, pero la velocidad del joven una vez más tomó
ventaja, con lo que le propinó un duro golpe en el rostro haciéndolo caer
también inconsciente.
El aura gris que rodeaba su
cuerpo desapareció también, Milo no entendía qué era lo que había pasado unos
momentos antes, qué fue aquella sensación que hizo que desistiera de matarlos.
– ¡Oye tú!
Hana se acercaba bastante
fastidiada, mientras Ireth la seguía sin poder entender nada.
Milo levantó la vista y vio
venir a la joven con esa expresión de enfado, y supo entonces que estaba en
problemas.
– Oh no, ¿y ahora qué?
La joven llegó a pararse
delante de este, viéndolo fijamente a los ojos. Milo se extrañó de aquella
actitud.
– ¿Qué tienes? ¿Por qué me
ves de esa forma? Me fastidia.
– ¿Por qué no me lo
dijiste?
– ¿Decirte qué?... ¿puedes
explicarte?
Hana bajó la mirada hacia
el pecho descubierto de Milo, por supuesto que él no entendía nada, pero solo
hasta que decidió hacer lo mismo fue que se dio cuenta de ese garrafal
descuido. Su marca estaba al descubierto, aquella forma de halcón que lo
sindicaba como miembro de la mayor organización de asesinos de Thrin Theras,
Safiot.
Milo cerró los ojos
lamentando su error, aún ante la confusión de Ireth.
– Safiot, así que realmente
resultaste siendo parte de esa organización...
Milo tomó un profundo
respiro antes de responder a las palabras de Hana.
– Creo que ya no tiene caso
ocultarlo... en efecto, alguna vez fui parte de Safiot, pero hay algo que...
Milo se detuvo
intempestivamente, Hana e Ireth voltearon... una silueta se acercaba al lugar,
cabello negro, un largo saco rojo con un logo en la espalda, aquellas gafas que
habían visto algunas horas antes.
– Vaya qué sorpresa
Dijo la silueta mientras se
acercaba, escoltado por sujetos con largos sacos blancos y el mismo logo.
Aquella persona avanzó
hasta quedar a la vista de los jóvenes, se trataba de Alexei.
– Señorita Hana, señorita
Ireth...
Comenzó a acercarse hasta
donde estaban los tres.
¿Alexei?,
¿acaso no es el miembro de Neo Génesis con el que hablamos antes?... espera,
¿Neo Génesis?
En aquel momento Hana se
dio cuenta de un pequeño gran detalle.
Alexei se acercó hasta
donde estaba Ireth y besó su mano tomándola con sutileza, haciendo que la joven
elfo se sonroje un poco.
Pero cuando el mago de
anteojos volteó hacia donde estaba Hana, esta de inmediato se dio vuelta y se
apoyó contra el cuerpo de Milo, apoyando las manos sobre sus hombros y con el
rostro pegado al pecho de este.
Esta acción tomó por
sorpresa a todos y Alexei mostró su fastidio al ver esta escena.
– Oye ¿qué haces? – dijo a
voz baja el joven peliverde con signos de incomodidad.
– Shhh... ¿qué no ves que
si ese sujeto ve tu marca estaremos en graves aprietos?
Replicó también a voz baja
Hana, quien se encontraba muy avergonzada por la posición en la que se
encontraba y lo hacía notar con su colorado rostro.
¡¿P-P-P-P-P-Pero q-qué
estoy haciendo?!
Alexei dio unos pasos al
frente algo desconcertado por lo que estaba viendo.
– Se-Señorita Hana, ¿acaso
ustedes son...?
– ¡No! ¡De ninguna manera!
Hana exclamó estas palabras
con una firmeza tajante ante la mirada sorprendida de todos.
Maldición,
ya vete por favor
Alexei quedó por un
instante en silencio con la cabeza ligeramente agachada y mostrando una pequeña
sonrisa de satisfacción, luego comenzó a hablar...
– Ya veo, me alegra saberlo
– levantó el rostro al frente de nuevo –; entonces, ¿a qué se debe esa
reacción?, o acaso... lo hizo para ocultar la marca en el pecho que trae su
amigo.
Terminó diciendo esto con
una mirada siniestra.
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