Mad World - Capitulo 10

Próximo capitulo sera el final de la primera parte y uno de los capítulos mas largos. Voy a tomarme mi tiempo para escribirlo


Capitulo 10: Batallas Cruzadas

Parte 1

Amara se encontraba parada en el pequeño parque frente al Congreso, a su izquierda estaba un hombre con una capucha, el era un Necrofago y a su derecha tenia a Robert Darklet, el Blemias que le proporciono información a David. El pequeño grupo de tres camino tranquilamente hasta el Congreso. Amara camino adelante de ellos, entrando a la avenida frente al Congreso, el transito estaba algo despejado en ese momento y los autos que pasaban tocaban sus bocinas para alertar a Amara que estaban por chocar, pero ella los ignoro completamente. Su cabello creció y detuvo los autos como si nada, ocasionando que los autos que venían detrás choquen y causen un desastre. Los peatones que deambulaban por las calles en ese momento vieron con curiosidad y miedo como Amara llegaba hasta las rejas del Congreso y su cabellos se ataba a las barras solo para romperlas. Era como si su cabello tuviera músculos propios. Amara procedió tranquilamente y sus acompañantes la siguieron con calma. Las luces estaban apagadas, la energía se había ido en todo el edificio, justo como Amara había planeado. Mientras subían las escaleras hasta la puerta Amara se dirigió a Robert.

—Robert, tu vienes conmigo. Te necesitare dentro... "O" ya corto la energía, por eso las alarmas no sonaron —Ella dijo y entonces miro al Necrofago—. Tu te quedas aquí. Cualquier persona que trate de entrar... Mátalos, a todos sin excepción. Hoy, a esta misma hora iban a aprobar una ley y estaba siendo transmitida... Imagínense la sorpresa de todos cuando nosotros tomemos el salón. Le daremos a todos el mensaje y para cuando quieran actuar ya habrá sido demasiado tarde.

Las puertas del Congreso se abrieron ante ellos y apareció una mujer de piel oscura usando campera y pantalones de cuero, su cabello negro era corto y lacio. Ella se hizo a un lado y dejo a Amara pasar junto a Robert. El Necrofago se dio media vuelta y se transformo en un monstruo frente al Congreso, vigilando. La mujer que abrió la puerta se unió a Amara.

—¿Hubo dificultades, O? —Pregunto Amara.

—No, señora. Todo esta en orden. La cámara esta cerrada y la gente dentro esta empezando a entrar en pánico. La seguridad del edificio fue suprimida y todo esta listo para que usted haga su entrada. Mi trabajo termino aquí.

—Buen trabajo, Olga —Dijo Robert, revelando el verdadero nombre de la mujer—. Vigila los alrededores, si algún patrullero u oficial trata de entrar por detrás o los lados, destruyelos. El Necrofago se encargara de la entrada. ¿Llego el Skinwalker?

—Si, esta en el sótano. En caso de que la operación salga mal nos abrirá el camino por las alcantarillas para huir. También tenemos a un Mothman cerca de la Casa de Gobierno y un Aswang volando en los alrededores, en caso de que algo inesperado pase —Explico Olga—. Conmigo es suficiente defensa, pero mejor prevenir que lamentar.

—Exactamente. Ve a tu puesto, Olga. Si algo pasa informanos inmediatamente.

—Gracias. Esperare a nuevas instrucciones  —Dijo Olga y se alejo de ellos dos, desapareciendo en las sombras, como si se volviera una con ellas.

—Llego el momento, Robert. Hoy haremos historia

—Si, Amara... Haremos historia... —Dijo Robert con indiferencia. Amara miro a Robert y sonrió.

—Robert, ¿sabes cual es la diferencia entre un Criptido y un humano? —Amara pregunto con un tono alegre, Robert no dijo nada espero unos segundos antes de darle la respuesta.

—Que los Criptidos... ¿Vienen de la rama paralela a los humanos en el árbol de la evolución? —Dijo Robert, recordando una teoría que nunca fue del todo probada, pero se sigue usando como referencia cuando se discute del origen de los Criptidos.

—Podría decirse... A lo que me refiero es que los humanos... son y siempre serán animales auto-destructivos... Los Criptidos no, la mayoría vive de la naturaleza, pero los humanos dependen de su tecnología para vivir. Son débiles y por eso crean armas de destrucción masiva.

—Las armas nucleares están prohibidas, Amara. Ningún país las tiene

—... ¿Eso crees? —Amara soltó una carcajada—. Dímelo de nuevo cuando veas un misil proveniente de Estados Unidos o Alemania golpeando un país. Ellos son los que esconden su arsenal en caso de que otra "Guerra Oculta" se lleve a cabo... Y esta vez no tendremos un Ángel de nuestro lado que los obligue a desistir... De nosotros dependerá detener la guerra antes de que empiece y sera forzándolos a coexistir... Si se niegan, bueno... Si guerra quieren, Guerra tendrán.

—Amara... Nunca estuve a favor de la guerra. Estoy en contra de la Guerra. El fin NO justifica los medios.

Amara sonrió y puso su mano en el hombro de Robert. El no tenia cabeza, pero podía sentir la mirada penetrante de Amara. Sus ojos se enfocaron en el pecho de Robert, donde su rostro se encontraba. Los dedos de Amara crujieron por si solos y Robert empezó a temblar.

—¿El fin no justifica los medios? —Amara pregunto—. Robert... El fin siempre justifica los medios. En la historia humana ese siempre fue el caso... Para terminar una guerra mundial, una bomba fue necesaria... Para terminar una guerra entre especies por el dominio del mundo... Un ser de otro mundo tuvo que decender y convertir en polvo a mitad de la población en Europa... A menos que no se demuestre un poderío la gente no parara.

—Nunca se trato de poder... Se trato de infundir miedo. Ese Ángel lo supo y por eso hizo lo que hizo... Tu no solo infundirás miedo, mataras a todo aquel que no este de acuerdo contigo. Tu causa es buena, pero tus métodos para lograr la coexistencia se basa en una dictadura sostenida por miedo y represión.

—... ¿Que hay de malo en eso? —Amara pregunto y se dejo a Robert boquiabierto. Amara pregunto con genuina curiosidad, como si ella nunca hubiera diferenciado lo bueno de lo malo y allí fue cuando Robert se dio cuenta del porque.

—Es el Rubí ¿No? Siempre fue el Rubí. ¿No te das cuenta que te cambio? Dejaste de ser la persona que solías ser... Ahora eres un monstruo. Una marioneta. Esa mujer de blanco... La que te trajo a la vida... Te esta usando y tu solo asientes... Solo puedo imaginar cual es su propósito.

—No soy la marioneta de nadie, Robert... Soy mas que eso —Amara acaricio el pecho de Robert—. Soy una revolucionaria... Y si no estas conmigo... Estas contra mi...

—¿Huh? —Robert no lo vio venir. El cabello de Amara creció y atravesó a Robert, dejando un enorme agujero en su estomago. Robert cayo en silencio y cuando Amara lo dejo ir, el cayo al suelo como si fuera un muñeco de trapo, inmóvil, desangrándose lentamente.

—Los Blemias nunca fueron los mejores aliados. Siempre cuestionando la autoridad y las ideologías... Siempre Moralmente Correctos, vaya inútiles. Ahora quédate ahí, desangrándote y arrepintiéndote de tus decisiones, si sigues vivo para cuando esto termine espero que hayas reconsiderado de que lado quieres estar... De verdad te quiero a mi lado, me caes bien —Amara vio la puerta frente a ella. Hoy es el día... Ella me devolvió a la vida con un propósito y lo cumpliré... Cuando lo consiga, obtendré respuestas que tanto ansió...

Amara camino hasta la puerta de la cámara y con su cabello destruyo la puerta de madera robusta para ver a un enorme grupo de personas dentro, todas ellas mirándola fijamente después de que la puerta sea destruida.

—Buenas noches, Damas y Caballeros... He vuelto...

Parte 2

Afuera de la sede de la OIP, los trabajadores estaban siendo escoltados por los policías que iban llegando al lugar y las ambulancias. El trafico se detuvo en la calle y podían escucharse las bocinas de los autos que venían de las calles paralelas tratando de dar la vuelta para seguir su camino. Abigail se encontraba con Jebediah en una tienda improvisada con el resto del grupo, Wells y Maxwell que había sido el primero en llegar con los patrulleros. Abigail le explico rápidamente a Jebediah, al igual que a Maxwell, la situación y Jebediah no dijo nada hasta que ella terminara de explicar. Apenas Abigail termino, Jebediah llevo su mano a su barba y miro a la nada, pensando. El entonces miro a Naomi de pies a cabeza.

—Kobayashi, el Rubí... Llevatelo de aquí. No tienes nada que hacer aquí. Cuando terminemos con esto discutiremos sobre si es conveniente o no que tu tengas algo así de peligroso, por ahora mas te vale protegerlo —Dijo Jebediah. No nos conviene que tu lo tengas y seamos sinceros, eres un estorbo sin una mano.

—Me parece justo —Dijo ella sin vacilar. Aunque no hacia falta remarcarlo. Además, para tu información puedo arreglármela por mi misma con una sola mano. Es mas, puedo someterte con una sola mano. Así que no me tientes...


—Silencio... Ahora, sacando a Kobayashi de la ecuación, tenemos dos lugares en los cuales enfocarnos. El Congreso y la Casa de Gobierno. Si es cierto que hay otros dos Necrofagos, los eliminaremos junto a Gaertner y listo, problema resuelto y cada quien para su casa.


—Lo haces sonar muy simple —Dice Tamara—. ¿Quien te puso a cargo?


—Mi experiencia, Híbrido de pacotilla.


—¿En serio buscas pelea? ¿Cual es tu problema?


—Muchos, pero ahora lo eres tu. No quiero volver a ver a los tuyos.


—¿Tanto odias a los demonios?


—No voy a darte la satisfacción de contestar a esa pregunta. El plan no te involucra a ti, así que puedes irte al agujero de donde saliste.


—Aw, es una lastima porque me quedare. Si agregas a Abigail al plan, iré yo también.


—Tal vez no te hayas dado cuenta, pero Blackwood no esta ni en condiciones de mantenerse de pie, mírala, esta temblando —Jebediah apunto a Abigail quien estaba agarrando su brazo con fuerza, su brazo estaba temblando y sangrando de nuevo. Ella trataba de ocultarlo, pero era obvio. Blackwood se va directo al hospital, tu desapareces y dejas que los adultos nos encarguemos de esto.


—Jebediah, yo todavía puedo ayudar.

—Largo, Blackwood. Haz terminado aquí. Que te revisen el brazo Jebediah vio a Thomas y lo apunto con el dedoTu también, vete. Barone, llevátelos de aquí. Tengo que hablar con Maxwell en privado y cuando salga no quiero verlos a ninguno aquí.

Jebediah ordeno y David lentamente se fue de la tienda con los demás. Tamara suspiro y miro el brazo de Abigail. Algo le llamo la atención, por un segundo creyó haber visto un pequeño destello rojo, pero no estaba segura. Aun así, sus ojos no dejaron de ver su brazo. Naomi se paso la mano por su cabello y miro al cielo, a la medialuna sobre ellos.


—Sabes lo que creo... —Dijo ella—. Creo que no vas a hacer lo que te están ordenando que hagas... Aun cuando es por tu propio bien, Blackwood.


—Me conoces... No me voy a ningún lado 
—Abigail suspiro—. Soy así de obstinada.

—Abigail, no estas en condiciones, mírate —David apunto a su brazo—. Debes ir a un hospital, urgente. Si no vas a morirte desangrada ¿Quieres eso?


—No, no quiero eso.


—Bien... Quédate aquí, iré por uno de los paramedicos para que te lleven al hospital. Ustedes vigilenla por mi. —Dijo David y desapareció entre la multitud de gente que aun estaba fuera del destrozado edificio de la OIP—.

—... —Thomas miro a Abigail en silencio mientras cruzaba los brazos—. Ni siquiera te conozco y creo saber lo que vas a hacer. Déjame decirte que es suicida.

—Dime algo que no sepa —Abigail se dirigió a Naomi—. ¿Puedes curarme y detener el sangrado?

— Si pudiera, no habría esperado para curarte después de lo que te paso. Puedo hacer muchas cosas, pero curarte no... Al menos no completamente. Puedo detener tu sangrado, pero no puedo regenerar tu piel ni tapar la herida. Abi, esto es estúpido. Si vas, te mataran.

—¿Quien dijo que iba a mandarme directo a una batalla que no puedo ganar? —La pregunta de Abigail sorprendió a Naomi—. Formemos un circulo, necesito preguntarles algo rápido.

Ella dijo, casi como una orden y todos se juntaron frente a ella, formando un circulo.

—Es obvio que Jebediah no va a poder solo. El podrá tener a la policía de su lado, pero nosotros sabemos mejor que nadie que esto solo se solucionara combatiendo fuego con fuego.

—... Criptidos contra Criptidos... —Dijo Makoto con una sonrisa—. Me gusta tu idea, me gusta muchísimo, pero yo sigo a Naomi. Si me quieres aquí, dependerá de ella.

—... Yo debo proteger el Rubí. Pero si ellos fallan, Amara volverá a atacarme. Es mejor acabar con esto ahora —Naomi accedió a ayudar—.

—Bueno... Técnicamente no soy un Criptido. Soy un Maldito, es completamente diferente.

—Cuando te transformes en Wendigo completamente vas a ser un Criptido —Dijo Tamara—. Deja de quejarte ¿Que vas a hacer?

Tamara pregunto, apresurando a Thomas para que de una respuesta. El suspiro y no tardo mas de cinco segundos antes de dar su respuesta definitiva.

—... Preferiría irme a casa y lo digo de verdad, No quiero tener nada que ver en esta mierda... Pero ya me metí, como un imbécil. Si me salgo ahora me voy a arrepentir así que, si... Estoy dentro. No tengo nada que hacer con mi vida... Por cierto, mi nombre completo es Thomas Saavedra —Thomas extendió su mano y la estrecho con la de Tamara.

—Yo soy Tamara Rabinovich —Tamara se presento formalmente.

—Que apellido mas raro el tuyo.

—Mira quien habla

—Bueno, dejando de lados las introducciones —Abigail se decidió por un plan—. Hay algo que deberíamos tomar en cuenta. Obviamente Amara no tendrá solo Necrofagos, tendrá mas cosas allí fuera, esperando. Solo Jebediah tiene experiencia lidiando con Criptidos. Pero aquí tenemos un pequeño ejercito, si se ponen a pensarlo. Disminuiremos las bajas a cero si actuamos ahora. Piénsalo, dos grupos, uno en Congreso, otro en la Casa de Gobierno. Conociendo a Jebediah, hará su prioridad la Casa de Gobierno. El Presidente sera su prioridad y nosotros nos enfocaremos en el Congreso.

—Por mi esta bien —Dijo Tamara—, pero si de verdad vamos a hacer esto, tu vas a estar en la retaguardia, no estas en condiciones para nada.

—Lo se y lo admito. Pero aun así no me voy a quedar de brazos cruzados. Pensar que todo esto empezó por una muerte en el parque... Quiero darle fin. Me mantendré en la retaguardia y voy a proporcionarles apoyo a distancia.


—¿Con que exactamente? —Thomas pregunto. Abigail miro a la tienda donde Jebediah esta hablando con Maxwell. Su bolsa con armas estaba justo allí en la entrada, nadie estaba vigilandola.

—Ya veras...

—Bien si esto es todo entonces debemos movernos ahora —Dijo Naomi—. En el camino detendré tu sangrado, pero no garantizo nada en cuanto al dolor.

—No importa. Es ahora o nunca —Abigail apunto a un patrullero vació—. Entren, nos vamos ahora.

Todos fueron hasta el patrullero y Abigail camino sigilosamente hasta la tienda, tomo un rifle sin que Jebediah se diera cuenta, al igual que una pistola y un par de balas. Ella confiaba en que el lleve un pequeño arsenal de armas con y no estaba equivocada. Abigail corrió hasta el patrullero y entro por la puerta del conductor. Ella se dio la vuelta y noto lo apretados que estaban todos en la parte trasera. Thomas, Makoto y Naomi apenas entraban y Tamara estaba sentada tranquilamente en el asiento del acompañante.

—Aguanten por un momento, iremos lo mas rápido posible —Abigail se puso el cinturón y vio a Tamara, al igual que al resto del grupo— ¿No van a ponerse el cinturón?

—Pfff, yo no voy a morir si chocamos —Dijo Tamara con una risita.

—Nosotros tampoco —Dijo Naomi.

—... Umm, ¿donde esta el cinturón? —Pregunto Thomas—. Ustedes tal vez no lo necesiten, pero no significa que deban sentarse sobre el cinturón. Yo si lo necesito. Yo sigo siendo parte humano y preferiría no morir en un choque y mucho menos por culpa de ustedes.

—Miren, el Maldito tiene miedo —Tamara molesto un poco a Thomas.

—No me molestes Demonio.


Parte 3

La Casa de Gobierno estaba en silencio casi absoluto. La energía se había ido por un par de minutos antes de que el generador de emergencia suministre energía de reserva. La seguridad del lugar estaba activa, preparada para todo y dentro de la oficina presidencial el Presidente miraba la televisión con miedo y confusión. Amara Gaertner había entrado al Congreso no hace poco, las cámaras se posicionaron en ella y todos los presentes se quedaron duros como piedra al verla caminando hasta el centro de la Cámara. El presidente, un hombre mayor de piel oscura y cabello canoso, miraba con confusión los eventos que ocurrían en el Congreso. A su lado había dos personas vestidas de negro que eran sus guardaespaldas personales, un hombre y una mujer, ambos de cabello negro y ojos grises que eran tapados por sus anteojos negros. También en la oficina había una mujer vistiendo una camisa blanca y falda negra larga. Ella era la secretaria del Presidente.

—Lo que sea que este pasando ¿Puede considerarse como un ataque terrorista, Señor? —Pregunto uno de los agentes. El Presidente asintió lentamente mientras sus ojos se enfocaban en la televisión. El llevo su mano a su frente y suspiro.

—¿Hay movimiento por parte de la policía? —Pregunto el Presidente.

—Si —Respondió el agente—. También nos acaban de informar que hubo un ataque en la OIP. Tal parece que esto no es algo aislado, sino un operativo a gran escala.

—¿Que tan grande? —La respuesta del presidente llego cuando un oficial entro repentinamente a la oficina, solo para ser decapitado por detrás por un intruso desconocido. El Presidente, junto a su Secretaria, se movieron hacia la ventana y sus agentes sacaron sus armas para protegerlos. El intruso era un hombre, pero su piel parecía estar moldeándose como si se tratara de plastilina. El Presidente se ajusto la corbata y se dirigió al intruso con una voz imponente.

—¿Se puede saber que es lo que un Necrofago como tu hace aquí? —El pregunto sin miedo—. Te espera un castigo enorme.

—No... —Dijo el Necrofago—. A ustedes les espera la muerte... cuando todo esto termine.

—... No hay posibilidad de negociar, ¿no es así?

—Exacto, tengo ordenes...

—Que así sea entonces... —El Presidente miro a sus Guardaespaldas—. Mendoza, Barnes... Encargense de el. No lo maten, necesitamos respuestas de su parte.

—Como ordene señor —El hombre, Mendoza, guardo su arma.

—Sera rápido, Señor. No se mueva de su posición —Dijo la mujer, Barnes, quien también guardo su pistola.

Ambos Guardaespaldas caminaron hasta el centro de la oficina y miraron el Necrofago fijamente. Mendoza crujió su cuello mientras Barnes crujió los dedos.

—¿Ustedes dos que piensan hacer? —Pregunto el Necrofago—. Mate a todos los agentes y policías en este lugar sin que ustedes se dieran cuenta. Guardar sus armas fue un terrible error. Si piensan que pueden retenerme están muy equivocados-

Mendoza apareció frente al Necrofago y antes de que el Necrofago pudiera hacer un movimiento o siquiera darse cuenta de lo que estaba pasando, Mendoza lo agarro del cuello y lo azoto contra el suelo, acto seguido hundió su mano en el pecho de la criatura y le arranco el corazón, pero sus arterias seguían adheridas al órgano, lo estaba manteniendo con vida deliberadamente. El Necrofago no se movió. Apenas se dio cuenta de lo que paso no se atrevió a moverse en lo mas mínimo, si lo hacia, Mendoza le arrancaba el corazón.

—¿Decías? —Pregunto Mendoza con mucha condescendencia.

—M-M-Maldito... ¿Que eres?

—Soy el que te sometió, asquerosa bestia de las profundidades del infierno... Es lo único que deberías saber —Mendoza entonces le hablo a Barnes sin romper contacto visual con el Necrofago—. Barnes, inspecciona todo el lugar. Si hay alguna anormalidad, deshazte de el.

—Si —Dijo Barnes y en un abrir y cerrar de ojos desapareció de la oficina.

—... Los Híbridos son eficientes —Dijo la Secretaria con asombro—. Perdón si desconfié de usted, Señor.

—Esta bien, Annabelle. No te culpo por desconfiar. Solo espero que de a poco la gente pueda aceptarlos a ellos. Lo que esta haciendo Amara ahora hará que la gente desconfie aun mas de los Criptidos. Debemos tomar acción ahora.

Parte 4

Abigail estaba mirando desde un techo el Congreso. Ella junto a los demás no podían llegar al lugar en el patrullero, por lo que optaron por ir a pie... Mejor dicho, Tamara tomo a Abigail y salto de techo en techo hasta llegar a uno de los edificios que daban a la avenida frente al Congreso. Naomi, Makoto y Thomas los siguieron. Thomas no podía moverse como los demás así que Makoto fue quien lo cargo hasta el techo, algo que le disgusto ya que Makoto lo cargo como si fuera una saco, Thomas no espero ni un segundo para quejarse.

—¿En serio tenia que llevarme de esa forma? —Dijo Thomas con ira—. ¡No soy un maldito saco de papas!

—Perdón, pero era eso o cargarte como si fueras una princesa... Y me rehusó a hacer eso.

—Ugh... La próxima que estemos en una situación similar solo tirame hasta el techo, es mas fácil.

—Cállense... —Dijo Abigail mientras miraba la calle del Congreso. El Necrofago estaba en medio de la calle, vigilando. Para colmo, tomo la forma de un Dragón—. Menos mal no es un Dragón real... Nos vendría bien uno de esos. Son los enemigos naturales de los Necrofagos.

—Si, definitivamente necesitamos una criatura que no podemos controlar —Dijo Naomi sarcásticamente—. Los Dragones son lo peor.

—Bien, el plan es fácil. Vamos a repasarlo —Abigail junto a todos en un circulo—. Bien, Tamara ira contra el Necrofago, Naomi la ayudara. Ustedes dos son las mas fuertes del grupo así que es la mejor opción. Makoto y Thomas buscaran una forma de entrar al Congreso y averiguar si hay mas enemigos, lo cual es bastante obvio que van a haber. Tengan mucho cuidado.

—No te preocupes, yo soy rápido —Dijo Makoto con una sonrisa.

—Yo me quedare aquí, disparando al Necrofago desde el techo. Voy a proporcionar fuego de apoyo. Solo les pido a cada uno de ustedes que tengan mucho cuidado y no se confíen. Estamos al borde de lo que bien podría ser una guerra aquí. 

—No exageres. No debe ser tan difícil —Dijo Thomas.

—... Los primeros en decir eso mueren —Dijo Makoto con una sonrisa.

—... Eso solo pasa en las películas

—Hmm, no se. Eso es lo que diría un personaje secundario a punto de sufrir una muerte lenta y dolorosa. Podría decirse que siento pena por ti y espero que sea una muerte rápida.

—... ¿Gracias? —Pregunto Thomas, confundido—. Pero estoy seguro que no moriré hoy.

—¿Cuanto quieres apostar?

—¿Se pueden callar los dos? —Dijo Naomi, un poco molesta—. Esto es serio y mas les vale tomarlo en serio porque sino ambos terminaran muertos.

—... Esta bien —Dijeron Thomas y Makoto al mismo tiempo.

—Bien, sera mejor que empecemos ahora. Thomas, si tu y Makoto llegan a entrar al Congreso haganmelo saber ¿Tienen teléfonos?

—Si, yo tengo el mio —Dijo Thomas. Abigail le dio su numero y Thomas lo agendo.

—Si entran, me llaman y entraremos para darles apoyo. En caso de que acabemos con el Necrofago rápidamente se los haré saber y nos rehubicaremos en la entrada principal.

—Perfecto —Dijo Makoto—. Si hay mas enemigos te lo haremos saber. Vamos, hombre de hielo 

—Técnicamente produzco hielo. Aun no estoy hecho de hielo y tengo piel congelada —Thomas aclaro mientras ambos saltaban del techo y desaparecían del lugar.

Abigail reviso su fusil una ultima vez antes de recargar y asomarse al borde del techo. Ella tomo mucho aire y lo dejo salir rápidamente.

—Muy bien... ¿Listas?

—No, pero eso no importa ahora —Naomi se encogió de hombros—. Esto va a terminar rápido.

—Yo siempre estoy preparada para todo —Dijo Tamara y salto del techo. 

Naomi la siguió y Abigail se quedo en el techo, preparada para empezar a disparar contra el Necrofago vigilando la entrada. Tamara y Naomi caminaron lentamente hasta la avenida, Tamara se arremangaba mientras Naomi crujia su cuello un poco.

—Para serte sincera, creo que tu sola podrías acabar con el si de verdad quisieras —Le dijo Naomi a Tamara—. Pero si lo haces terminarías haciendo un desastre mucho mayor.

—Precisamente. Es horrible tener que contenerse a veces —Tamara suspiro—. Pero también tu podrias matarlo si asi lo quisieras, ¿o me equivoco?

—Hmm... No estoy muy segura. Los Necrofagos son impredecibles y si tomo mi verdadera forma de zorro no estaría en las mejores condiciones. Me falta una mano y adoptar esta forma antropomórfica ayuda bastante a mi movilidad.

—Ustedes los Kitsunes son casi tan delicados como los humanos.

—¿Vas a insultar a mi especie o vamos a matar a un monstruo que pretende ser un Dragón?

—Me sentiría mas a gusto si fuera un Dragón real. Vamos a matar a este imitador...



CONTINUARA...

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