Las Joyas del Mundo: Capítulo 13 - Parivartha

Comienza el cuarto arco de Las Joyas del Mundo, así que sin más que decir disfrútenlo xD

-Link-


CAPÍTULO 13: PARIVARTHA



Parte 1


Ya habían pasado cuatro días desde que Hotaru y su pequeño grupo habían dejado Duru.
La chica que lleva un incalculable caro collar de oro puro adornado con una preciosa amatista en el centro había regalado todo el dinero que habían recibido de la Reina y tía de Erunalvórima, por lo que estos cuatro días comieron lo que les quedaba de provisiones y cazando lo que veían de camino, ni si quiera podían pensar en dormir en un hostal, así que todas sus noches las pasaron bajo el luminoso firmamento, aunque a ella no le importaba pasar las noches bajo ese hermoso cielo estrellado.
Pero había cierto chico que cargaba una espada con forma de cruz en su espalda al que era evidente que le molestaba tener que dormir en el duro suelo.
                - Iohei-san, ¿Sigues molesto?- Preguntó la chica elfo.
El chico suspiro y luego miro a la muchacha que le hacia esa pregunta.
                - Tranquila, ya acepte que mientras este con Hime todo mi dinero será donado a cualquiera que se cruce por el frente-
                - Pero no podíamos irnos sin ayudar a Sagisha-san- Agregó Hotaru orgullosa de su acción.
                - Además- Comenzó a hablar el caballero rubio. - Para empezar el dinero nunca fue tuyo-
El mercenario miro al lancero como si estuviese intentando matarlo con su mirada.
                - No recuerdo que Hime le haya pedido a su perro que hablase-
El caballero se enfadó.
Ignorando a ambos chicos la muchacha que llevaba un listón para atar su hermoso cabello violeta miró emocionada al frente y corrió hacia aquella dirección mientras llamaba a su amiga.
                - Eru-chan, Eru-chan, mira al frente, es increíble-
Los hermosos ojos color cían de la chica que tenía una flor roja entre su cabello se iluminaron como si sus sueños se hubiesen cumplido.
                - Lo veo, lo veo- Gritó mientras seguía a su amiga. - ¿Qué es esa cosa?-
Lo que emocionaba tanto a las chicas era una enorme muralla, aunque aún estaban lejos podían ver claramente que era una pared extremadamente alta.
                - Ese es el país de Parivartha, la ciudad conocida mundialmente por su fiestas y entretenciones- Dijo el mercenario mientras aun peleaba contra Hogo.
                - Ese país del que hablas, está rodeada por esas enormes murallas, ese lugar debe ser enorme- Dijo  Hogo.
Hotaru empezó a saltar de la emoción.
                - Ya no puedo esperar para llegar-
Mientras seguían caminando la muchacha que antes era la princesa de Midgard continuaba emocionada por llegar rápido a su destino.
                - Ojou-sama… no cree que se está emocionando demasiado-
                - Yo… siempre quise venir a este lugar-
El chico que cargaba su lanza rota miraba a la muchacha con mucha curiosidad, pero cuando le iba a preguntar porque tanta emoción llegaron a un lugar el cual parecía ser la entrada de la enorme fortaleza.
En ese lugar había tres hombres, cada uno llevaba una gran armadura y armas, lo más probable es que los tres fueran caballeros.
                - Bienvenidos a Parivartha- Dijo uno de ellos.
                - Deben saber que para entrar deben pagar la tarifa de turistas- Dijo otro de ellos.
                - ¡¡Ehhh!!- Dijeron al mismo tiempo las dos chicas.
                - Pues en este momento no tenemos nada, ¿Qué haremos ahora?- Agregó el caballero.
En ese momento uno de los hombres armados tomó su enorme lanza y se plantó frente a la entrada impidiéndoles el paso.
                - Entonces les ruego se vallan de este lugar sin causar problemas-
                - ¿Qué?- Contestó Hogo.
Pero el chico rubio fue empujado a un lado por el mercenario que se puso frente al guardián de la puerta.
                - No hay problema-
El chico tomo su espada, en ese mismo momento los tres guardias se pusieron en guardia para contrarrestar un posible ataque, pero se calmaron al notar que el muchacho que tenían al frente no mostraba señales hostiles, Iohei puso su espada al frente.
                - Ustedes son personas familiarizadas con armas, deberían notar que la calidad de mi espada es extraordinaria y no es nada barata-
Los tres muchachos que acompañaban al mercenario se sorprendieron cuando notaron la espada que estaba mostrándoles el chico, los guardias se miraron sigilosamente sin que los visitantes lo notaran.
                - Tienes razón, a simple vista puedo notar que esa espada está hecha con los mejores materiales- Dijo uno de los guardias.
                - ¿Entonces, que te parece mi espada a cambio de dejarnos entrar a los cuatro?-
                - ¡¡¿EHHH?!!- Exclamaron Hotaru, Eru y Hogo.
Los guardias se lo pensaron por un rato mientras Iohei insistía.
                - Vamos, pueden sacarle mucho dinero a esta increíble espada-
                - De eso no cabe duda, con lo que le podemos sacar a esta espada te alcanzaría para entrar al país unas seis veces- Le respondió uno de los guardias.
                - Me pregunto cuando dinero deberíamos darte por la diferencia- Dijo el otro.
El mercenario volteo a ver a sus amigos mientras levantaba su dedo pulgar.
                - Jajaja- Reía Iohei mientras jugaba con una bolsa con el dinero que le habían dado los guardias.
                - ¿Enserio está bien que hayas entregado a Crux? Esa espada simplemente es increíble- Comento Hogo.
                - Opino igual, recuerdo que cuando los elfos te la quitaron estabas preocupado por ella- Agregó Hotaru.
                - No hay problema-
El chico que había entregado su espada como pase volteo mirando a los demás y comenzó a caminar en reversa.
                - Esta no es la primera vez que vengo a Parivartha, cada vez que necesito entrar entrego a Crux como entrada y además me dan dinero, luego solo tengo que llamar a mi espada y vendrá volando hacia mí, muchos viajeros suelen entregar sus armas por lo que ni siquiera se dan cuenta que un par o dos de ellas desaparecen, aunque les debe resultar extraño que un agujero aparezca al ser destruida por Crux-
Los tres chicos lo miraron dudosamente.
                - Iohei-san, eso es robo- Dijo Eru.
                - Eso es robo- Dijo Hotaru.
                - Definitivamente es robo- Dijo Hogo.
El chico ignoró la acusación y volvió a caminar de frente.
                - No me importa, en este mundo solo los más inteligentes sobreviven… como sea, a donde voy no necesito esto-
El muchacho sin espada le arrogo la bolsa con dinero a Hotaru.
                - Nos vemos al rato-
                - ¿Nos darás el dinero que te dieron por Crux?-
Pero cuando miro al chico esperando su respuesta este ya no se encontraba.
                - ¿Iohei-kun?-
                - Ese maldito lagarto ni siquiera dijo dónde nos reuniríamos, esta es la oportunidad perfecta para irnos sin él-
                - Eso fue muy cruel, Hogo-san- Exclamó la chica elfo ante la sugerencia del caballero.
                - Es broma, es broma, ¿Y qué haremos ahora Ojou-sama?-
                - …-
La chica ya no se encontraba.
                - ¿Dónde se fue?- Pregunto Hogo algo aturdido por la desaparición de la chica.
                - Y-Yo… no lo sé- Le respondió la chica.
El chico solo suspiro, luego miro alrededor y encontró un panel que tenía un mapa señalando los lugares de interés.
                - Así que tienen una- Exclamó el caballero al ver de más cerca al mapa.
                - ¿Qué es lo que encontraste?- Preguntó la chica de largas orejas.
El chico no le respondió, solo la tomó de la mano y la llevó consigo, luego de caminar por un rato el caballero se detuvo al frente de lo que parecía ser una tienda.
                - ¿Este es el lugar que encontraste en el mapa?- Dijo ella.
                - Si, aunque estaba un poco lejos-
                - Eres grandioso, solo con ver una vez ese mapa pudiste llegar aquí rápidamente- Le exclamo ella asombrada.
El chico le sonrió y entro a la tienda, Erunalvórima lo siguió interesada en qué tipo de lugar la había llevado su amigo.
Al entrar la chica dio una mirada al lugar, esta estaba plagada de hachas, ballestas, arcos, espadas, no importa a donde mirara distintas armas adornaban la sala.
                - Sean bienvenidos-
La voz provino de un viejo que estaba tras un mostrador.
                - ¿Les puedo ayudar en algo?- Preguntó.
El chico sacó su lanza, la misma que había sido rota en su pelea contra Sagisha transformado en Iohei, Hogo puso los pedazos de su lanza en el mostrador y su rostro se tornó serio.
                - ¿Crees que tiene arreglo?-
                - Déjame ver-
El viejo miro los trozos de la hoja de la lanza y miro fijamente al chico que demostraba lo preocupado que estaba.
                - ¿Dónde conseguiste esta lanza, niño?-
                - ¿Qué?-
                - Vamos responde- Le insistió el viejo.
La chica se acercó al mostrador curiosa para enterarse de lo que hablaban.
                - Es un regalo de mi hermano-
                - ¿Tienes un hermano?- Preguntó curiosa la chica.
Hogo estaba algo nervioso por la mirada de su amiga.
                - ¿Cómo es él? ¿Es tu hermano mayor? ¿También es caballero?-
El viejo tocio para que ambos le prestaran atención.
                - Verán, esta lanza si tiene arreglo, tal vez la tenga en cinco horas, no, en cuatro la debería tener en perfecto estado-
                - Espere un momento- Dijo Hogo moviendo sus manos.
El viejo lo miro fijamente.
                - En este momento no tengo dinero, solo quería saber si mi lanza podría ser reparada-
                - Escucha muchachito, esta lanza pertenece a un grupo muy especial de armas, las  armas de tipo “Genku”- Dijo el viejo.
                - ¿Genku?- Preguntaron los dos chicos como si se hubiesen puesto de acuerdo.
                - Si, hay una leyenda que dice que siete hermanos forjaron siete armas, cada una era un arma increíblemente poderosa y de gran calidad, se dice que cuando estos hermanos murieron depositaron sus espíritus en sus armas esperando algún día estar en presencia de un propietario que cumpliera con sus expectativas-
Ambos chicos miraban fijamente y ponían atención a cada palabra que decía el viejo.
                - Esas son las siete armas demoníacas o más conocidas como armas del tipo Genku-
                - Espera un momento, ¿demoníacas?- Interrumpió Hogo.
El viejo asintió con la cabeza y prosiguió.
                - Eso es lo que se dice, también se dice que cuando el propietario alcance cierto nivel el espíritu del arma hará posesión de su cuerpo controlándolo por completo, si el alma del propietario es más poderosa que el espirito del forjador su espíritu será erradicado de esta y una increíble fuerza le será brindada a aquel que supero al legítimo dueño, pero si su alma carece de resolución, este perderá el control y comenzara a destruir todo a su paso hasta que no le queden fuerzas y muera-
                - Eso… es horrible- Dijo  espantada la chica elfo.
                - Pe-Pero eso nunca me ha pasado- Apeló el caballero que igual estaba algo asustado.
                - Como dije es solo una antigua historia… además-
El viejo miro seriamente al chico, Hogo sintió la presión en los ojos del anciano y también lo miro fijamente.
                - Puede que aún no estés al nivel de retar al espíritu del forjador, mocoso-
Hogo sentía que el viejo trataba de decirle que aún tenía mucho camino por recorren para ser realmente fuerte y descubrir el verdadero poder de su lanza.
                - Genroku- Escupió el viejo.
Hogo y Eru no entendieron que quiso decir el anciano así que permanecieron en silencio.
                - El nombre de esta arma es Genroku, ven a buscarla en cuatro horas, comenzare a trabajar en ella de inmediato-
                - Espere, como dije antes, no tengo con que pagarle- Volvió a decir el chico.
                - Idiota, el solo hecho de no reparar esta magnífica arma es un pecado, por esta vez corre por cuenta de la casa, ahora lárguense y déjenme trabajar-
Ambos chicos se miraron sin entender del todo lo que acababa de pasar, pero los dos sonrieron en agradecimiento al viejo.
                - Muchas gracias por las molestias-
Los chicos salieron de la tienda y comenzaron a caminar sin rumbo.
                - Cuatro horas ¿Eh?- Dijo el caballero. - ¿Qué haremos en todo ese tiempo? Tal vez deberíamos buscar a Ojou-sama, ¿Qué opinas?-
Al no recibir respuesta de su amiga el chico la miró.
                - Oye Eru-chan…-
Los ojos de Erunalvórima brillan intensamente, ella estaba mirando a su alrededor, muchas personas estaban en un lago que se encontraba rodeado por una gran construcción al estilo oriental, también habían botes que se utilizaban para navegar por el lago que era tan grande como para que diez botes se metieran en él y ninguno correría el riesgo de toparse con otro.
                - ¿Quieres ir?- Le dijo el con una sonrisa.
                - Si- Respondió ella con la cara llena de felicidad.




Parte 2


Iohei había dejado de correr, él se encontraba caminando por una de las calles más concurrida del sector, en este lugar habían muchos tipos de negocios relacionados con el combate, por lo que era el lugar ideal para los forasteros que querían medir su fuerza, desde lugares para realizar artes marciales hasta instalaciones para practicar el tiro al blanco, por supuesto alrededor de esos lugares muchos tipos de apuestas se realizaban, así que mucho dinero iba de mano en mano transformando este sector en el segundo mayor lugar de ganancias económicas del lugar, solo por debajo del sector de apuestas del país, aunque aquí la mayor parte de las apuestas eran ilegales.
- Este sitio sigue siendo igual de ruidoso a como lo recuerdo-
Iohei prosiguió caminando mientras evadía a la muchedumbre que iba de un lado a otro, hasta que se detuvo frente a uno de los lugares, este tenía un enorme letrero lo bastante llamativo como para hasta atraer la atención de un analfabeta.
- Marco's Information, definitivamente este lugar sigue siendo el mismo-
La fachada del lugar era bastante cutre, lo único que había era una puerta corrediza que cubría todo el ancho del lugar, Iohei tomó la puerta y la abrió deslizándola hasta abrirla por completo.
- Oye Marco...-
Justo cuando estaba por terminar la frase algo pasó tan rápido junto a él, esa cosa paso a unos centímetros de la cara del mercenario, pasando por el camino que hizo el chico al abrir la puerta, esta cosa salió disparada impactando en la tienda de espadas que se encontraba al frente, por supuesto eso causo que una gran tumulto de gente se acercara para ver que estaba pasando.
                - Eh….h-
Iohei no logro comprender inmediatamente pero al voltear para ver lo que había sido arrogado hacia afuera pudo hacerse una idea, no, lo que había pasado ya había ocurrido antes hace muchos años.
Lo que estaba en el suelo, en la entrada destruida de la tienda de armas era un sujeto grande y robusto, costaba mucho pensar que semejante hombre fuera capaz de ser arrogado a esa velocidad.
                - Ahora aprenderás a no subestimar a las personas-
La voz provenía desde el interior del puesto al que Iohei se dirigía.
                - Veo que no has cambiado nada- Dijo el chico de cabello negro.
El tipo que había salido para ver el estado del gran hombre miro confundido al chico, pero luego lo observo con más.
                - Es imposible que olvide de ese color carmesí de tus ojos- El tipo puso su mano en su cabeza para medir la estatura de Iohei. - Pero mira cuanto has crecido, vamos pasa, hablemos adentro-
                - Si, si- Respondió inmediatamente el mercenario.
Ambos entraron y cerraron la puerta corrediza ignorando todo el escándalo que estaba sucediendo afuera, como si esto pasara todo el tiempo.
                - No puedo creer que el pequeño Iohei ya sea todo un hombre- Exclamó el tipo.
                - No exageres, no es para tanto- Dijo el mercenario el cual sentía que este se estaba burlando de él.
El tipo se sentó sobre sus piernas frente a Iohei, era notorio que estaba feliz de ver al espadachín que no había visto desde hace varios años.
Su cabello color azul y ojos celeste le daban una imagen de mucha madures, este tipo que demostraba tener unos 25 años llevaba una yukata que dejaba al descubierto su pecho, el tipo calzaba unas sandalias que parecían muy incomodas.
                - Oye Marco, ese tipo de afuera, ¿Qué fue lo que hizo para que lo sacaras de esa forma?-
                - Olvídate de eso, más importante, te ves muy bien- Exclamó el tipo que respondía al nombre de Marco.
El mercenario se rindió y no volvió a señalar el tema del enorme hombre que había sido disparado por razones que tampoco le importaban, Iohei se sentó en el piso mientras Marco le seguía preguntando.
                - Veo que estas solo, ¿Qué paso con tus lindas escoltas que te seguían todas partes?- Dijo de forma picara el tipo de cabello azul.
No hubo respuesta, es lugar de eso el chico que siempre llevaba consigo una piedra color blanca que parecía ser medio corazón atada con una cuerda alrededor de su cuello guardo un raro silencio, a su vez el alegre tono de voz de Marco cambio.
                - ¿Qué fue lo que ocurrió hace cinco años?-
El chico no respondió.
                - Escuche que todos había muerto, incluyéndote, ¿Cómo es posible que toda Krosa allá sido aniquilada de la noche a la mañana?-
El mercenario puso su mano tapando uno de sus ojos, casi como si quisiera quitárselo, se notaba que estaba angustiado.
                -Krosa... hace años que no escuchaba ese nombre-
El tipo que irradiaba un aura de madurez, tomó una tetera que ya había sido preparada antes de que el mercenario llegara, este vertió el agua en dos tazas y le entregó una al chico que tenía al frente.
Iohei tomó un sorbo del té verde que le habían dado y comenzó a hablar.
                - Tuve una discusión con el viejo-
                - ¿Con Iori-san? Pero creí que era normal que discutiera con él- Lo interrumpió el tipo.
El chico volvió a tomar otro sorbo y continúo.
                - Yo quería salir al país vecino, pero el viejo me negó el permiso para ir, por lo que simplemente tome a Crux y me escapé-
La atención de Marco estaba clavada en Iohei.
                - Tarde solo dos semanas, pero cuando regrese…-
Iohei se detuvo, es como si no tuviese las fuerzas para continuar hablando.
                - Todo estaba destruido, no había rastros de la Krosa que alguna vez conocí, por supuesto todos estaban muertos-
                - Esa noticia se extendió por todo el mundo, la misteriosa destrucción de Krosa, pero nunca se encontró un culpable- Agregó Marco.
                - Si, cuando volví no podía creer lo que veía, pero pude ver al culpable-
La cara del tipo de ojos celestes se deformo por la sorpresa, por poco y se cae al escuchar al muchacho.
                - Últimamente han comenzado a circular ciertos rumores… ¿Acaso fue…?-
                - Si, el mejor amigo del viejo, el maldito estaba parado sobre su cadáver sin vida cuando lo encontré-
El chico volvió a callarse, toda su ira se estaba concentrando en ese hombre, sus ojos carmesí mostraban el enorme rencor que le guardaba.
                - Zefiro-
Zefiro, aquel que había destruido el palacio donde vivía cierta princesa de cabello violeta, el cual había ordenado que acabasen con el Rey y todos los ciudadanos del tranquilo y pacifico Midgard.
                - Pero él era como un hermano para tu padre, entonces… ¿Un solo hombre fue capaz de acabar con un Reino entero?- Grito el tipo que ya no mantenía la postura erguida que tenía al principio.
Ambos permanecieron callados por un momento, el tipo que vestía solo un yukata aún no asimilaba lo que el mercenario le estaba contando, era imposible que tal acto pasara por su cabeza, pero él no desconfió en el relato de Iohei, él sabía que el chico decía la verdad.
                - ¿Pero cómo fue que lograste escapar? Conociéndote estoy seguro que te lanzaste sin pensarlo hacia él cuando lo viste junto al cuerpo de Iori-san-
                - Si, me lance estúpidamente hacia él, creí que empuñando a Crux sería capaz de matarlo, pero fue inútil- Iohei puso una sonrisa amarga en su rostro. - Si ni el viejo pudo hacer nada contra él, era imposible que un mocoso siquiera pudiera tocarlo-
                - ¿Entonces cómo?- Preguntó Marco.
                - Solo sé que él me dio un brutal golpe en el rostro, cuando recupere el conocimiento estaba siendo atendido por una chica que me encontró en un pueblo cercano- Iohei puso su mano en la barbilla como si estuviera tratando de recordar más cosas. - Ella me dijo que me encontró tumbado en el bosque en el que ella siempre iba a buscar frutas frescas y todo lo que había con migo era mi espada Crux-
                - Espera un momento, tienes una maldita suerte con las chicas, estoy celoso- Dijo el tipo como si tratara de aligerar un poco el ambiente.
                - ¿De qué hablas? Estaba muriendo, tuve suerte de que me encontraran, además ya estas casado, maldito inconformista-
Ambos rieron, lo que estaban hablando era serio, pero sabían que no resolverían nada echándose a morir.
                - Un mes después, volví y le di un entierro digno a la mayoría de las personas del reino, tarde semanas, hice una tumba para cada persona que encontré-
                - Debió haber sido muy doloroso para un muchacho de esa edad- Agregó el tipo que volvió a optar la posición erguida.
                - Fue muy duro, pero soy consciente de que muchos deben continuar bajo los escombros…-
                - ¿Cuerpos que no encontraste?- Pregunto Marco.
                - Sí -
                - Ya veo, ¿y qué planeas hacer ahora? Es lo que me gustaría preguntarte, pero conociéndote ya sé a qué has venido- Afirmo Marco.
- Confió en que aun mantengas tu trabajillo de informante-
- Jejeje, claro que sí, pero ya sabes cómo funcionan las cosas aquí-
El tipo que vestía una yukata se puso de pie, tomó la bandeja donde estaba la tetera y las tazas con el té del cual estaba tan orgulloso y los puso sobre una mesa que estaba al fondo de la sala.
- Ahora, elige el tipo de arma- Dijo Marco.
- Ya sabes, para que preguntas- Dijo el mercenario.
- Entonces que sea espada-
Marco abrió un armario que tenía un gran tamaño, dentro había una gran cantidad de armas, el tipo tomó una espada, cerró el armario y volteo hacia Iohei.
- Estoy listo, porque no llamas a tu espadita-
- Si, si-
Iohei se quitó su abrigo que llegaba hasta sus rodillas y lo lanzo al suelo, luego levantó su mano izquierda y grito con todas sus fuerzas.


---- CAPÍTULO 12: NAVE II -----

---- CAPÍTULO 14: CALMA ANTES DE LA TORMENTA ----


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

ÚLTIMOS CAPÍTULOS