Aún
no salían de su asombro cuando dos siluetas se pusieron detrás de ellos, como
si hubiesen estado esperando su llegada.
– Veo que acaban de conocer
a mi gran fuente de poder mágico.
Al oír aquellas palabras,
ambos jóvenes voltearon rápidamente viendo en la entrada del corredor a dos
sujetos con extrañas apariencias.
– ¿Quiénes son ustedes? –
preguntó Hana.
– Parece ser que ustedes
fueron quienes acabaron con Fazhir y Levionte – dijo uno de ellos –, ahora me
encargaré de matarlos...
– Espera Blust, en este
lugar no...
Uno de esos dos sujetos
parecía ser un simple subordinado del otro.
Aquel sujeto que detenía a
su compañero tenía una apariencia más imponente y fuera de lo ordinario.
– Oh sí, tiene razón señor.
– ¿Blust? – Hana hizo un
pequeño murmuro.
– Arreglaremos esto, pero
fuera de este lugar, no quiero poner en peligro mi fuente de poder.
Al mismo tiempo en que
terminaba de decir estas palabras, este sujeto levantó su brazo a un costado y
con esa acción los cuatro desaparecieron.
Fue en la entrada de la
cueva donde terminaron llegando a dar.
Ahora estos dos sujetos
tenían a su espalda la entrada al lugar y Milo junto a Hana se encontraban
frente a ellos.
– ¿Qué hizo? – preguntó
Hana sorprendida.
– Es magia de proyección,
es mi magia innata, aunque es muy buena, no me gusta utilizarla, yo prefiero
magias más destructivas, el poder de destruir todo es lo que deseo, el elemento
rey de la destrucción, el elemento sobre los elementos... el fuego. Siempre ha
sido mi objetivo poder dominarlo, y ahora, después de un año de haber empezado
con este proyecto por fin estoy a un paso de conseguirlo... y no voy a dejar
que ustedes se entrometan.
– El elfo – dijo Milo
viendo al sujeto fijamente –... ¿qué relación tiene con todo esto?
El sujeto solo atinó a
sonreír, dio media vuelta y caminó hacia el interior de la cueva.
Esa reacción no hizo más
que darle la razón a Hana, aquel grupo de extraños eran unos criminales.
– ¡Espera!
Hana avanzó unos pasos
pensando en detenerlo, pero aquel sujeto de apariencia poco convencional
llamado Blust se puso frente a ellos.
Traía un peinado estilo
militar y vestía un traje que daba la impresión de ser algún tipo de
investigador o científico, además de ello usaba una corbata de lazo roja y
anteojos, todo un personaje.
– No tiene caso contárselo
a quienes están a punto de convertirse en cadáveres.
Con estas palabras Blust
tomó entre sus dedos pequeñas esferas negras con las cuales comenzó a juguetear
mientras sonreía frente a ambos jóvenes.
No
puedo percibir el tipo de habilidad de este sujeto... eso lo hace aún más
peligroso, debemos tener bastante precaución para...
Cuando Milo todavía se
encontraba analizando al rival que tenían en frente, Hana desenfundó su espada
más que de inmediato.
– Si piensas interponerte
en nuestro camino, te mandaré junto con tus amigos.
¿Acaso
esta mujer no puede tener un poco más de inteligencia?... ¿inteligencia?...
¡eso es!
Luego de pensar aquello,
Milo expresó con sorpresa lo que había deducido en ese mismo instante.
– La fuente de poder
mágico... la fuente de la que hablan es el elfo...
– ¿¿Qué?? – Hana volteó a
ver a Milo sorprendida también.
– Los elfos se caracterizan
por tener un vasto conocimiento de la magia desde sus orígenes, además de todos
poseer poder mágico innato; por lo que a menudo son llamados
"médiums".
– Brillante, no esperaba
algo como eso... en efecto, los elfos poseen el conocimiento de los principios
de la magia, pero no solo es su gran sabiduría... sino también la gran
capacidad de regenerar su poder mágico mucho más rápido que una persona normal,
y no necesitan de reposo ni nada. Estén en el estado que estén su regeneración
es la misma. Una habilidad como esa fue la oportunidad perfecta para Ilaz de
conseguir su objetivo.
– ¿Ilaz? – preguntó Hana.
– No sabía que tenían esa
clase de habilidad – Milo reaccionó con más sorpresa aun, entendiéndose que la
segunda parte de la explicación de su enemigo no había sido de su conocimiento.
– Pero hasta ahora no puedo
entender cómo es que hay un elfo aquí, los elfos son una raza que se supone
existen solo en Edana.
En efecto, el continente de
Belifas corresponde solo a la raza humana y algunos seres menores que lo
habitan; pero el continente de origen de los elfos es Edana, es por esto que
Hana cuestionó ese hecho sin importar que lo estuviese haciendo al enemigo.
– Precisamente – comentó
Blust –, cuando la capturamos supimos que no habría otra oportunidad como esta.
– Así que es por eso que
utilizaron la vida del elfo, ese miserable merece morir – expresó Hana con un
gesto repulsivo.
– Pues yo me encargaré de
que no puedan pasar por aquí – Blust no contemplaba la opción de dejarlos pasar
y se los hizo saber.
– Eso lo veremos...
Hana levantó su mano al
frente, apuntando a Blust.
– Espera Hana, no gastes tu
energía... Ilaz, la necesitarás para cuando nos enfrentemos contra él.
Hana bajó su brazo luego de
escuchar a Milo. El joven tenía mucha razón, ahora Ilaz había conseguido
manejar el fuego y por ello sería un rival bastante complicado de vencer.
– ¡Entonces será así!
Hana empuñó con fuerza su
espada y corrió contra aquel sujeto con toda rapidez esperando sorprenderlo y
no darle tiempo a que pueda reaccionar. Pero en aquel momento en que ella había
abandonado su posición, él le lanzó aquellas pequeñas esferas que tenía entre
sus dedos.
A Hana le pareció alguna
clase de broma y simplemente destruyó esas esferas agitando una vez la espada.
Esta acción que para ella
no significaba nada hizo que Milo reaccione rápidamente.
Para cuando Hana se dio
cuenta, esa extraña esfera de aire que le había protegido antes del ataque de
cadenas, nuevamente la había cubierto por completo.
En el mismo instante en que
esa barrera de aire la cubrió, las esferas estallaron alrededor de Hana
sucesivamente y se generó una gran explosión.
Hana estaba confundida al
interior de aquella barrera y dentro de esa gran humareda, cuando volteó a ver
atrás, Milo estaba con el brazo levantado en su dirección.
Aquella había sido la causa
de que se encuentre ilesa, Milo había generado esa esfera mágica que la había
protegido de esas explosiones. Entonces recién ella pudo notar que el elemento
mágico de Milo era el aire.
Blust sonreía imaginando
que ya había acabado con uno de ellos.
– Bueno, ahora es turno
de...
Sin embargo, tras la
humareda generada por la explosión, se dejó ver la silueta de Hana, que no
había recibido ningún daño, y solo se mantenía cubriendo el rostro del polvo
con su brazo.
– ¡N-No es posible!
Hana retrocedió nuevamente,
y Milo se acercó a ella.
– Debes atacar con más
prudencia.
– G-Gracias.
Blust fijó su atención en
Milo, lo que normalmente habría sido una victoria fácil había sido echado a
perder por la intervención de él.
– Entonces fuiste tú...
– Así que tu magia es la de
"Explosivos" – dijo Milo.
– ¿Explosivos?
– ¡Así es! Magia que domina
el arte de los explosivos – enfatizó Blust mientras hacía aparecer entre sus
dedos nuevamente esferas explosivas –, ¡¡ahora mueraaan!!
Blust lanzó las esferas
contra los dos muy frenéticamente en evidente estado de ira.
Hana comenzó a saltar de un
lugar a otro comenzando así a esquivar las esferas mientras hacían explosión
conforme chocaban contra el suelo.
Milo evitó una y salió
corriendo muy rápido al encuentro de Blust también esquivando el resto de las
esferas, en su avance se movía de un lado a otro haciendo que los explosivos
estallen en el suelo y en el aire.
Ya cuando estaba cerca
desenfundó su espada dispuesto a atacarlo.
Blust echó una risa,
chasqueó sus dedos y la zona por donde pasaba Milo en ese momento estalló,
aquella explosión lo atrapó perdiéndose de la vista de Hana quien se cubría el
rostro del polvo liberado.
– ¡¡Milooo!!
– JAJAJAJA
Blust comenzó a reír a
carcajadas, pero una vez más volvió a darse cuenta que la explosión no había
ocasionado ningún daño cuando Milo salió de entre el polvo cubierto con la
esfera de aire.
– No es posible... ¿otra
vez?
La barrera de aire fue
desvaneciéndose poco a poco junto con el polvo.
– Así que minaste toda el
área, que fastidio...
Aun cuando pronunciaba esas
palabras, una sensación lo abrumó. La mirada de Milo cambió de dirección,
pasando a centrarse en el interior de la cueva detrás de Blust. Podía sentirse
un aire bastante pesado proviniendo desde su interior.
– ¿Eso es?
También Hana había logrado
percibir aquello y solo se quedó inmóvil mientras Milo retrocedió de un largo
salto hasta ponerse a su costado.
Cuando Hana lo vio pudo
notar que estaba bastante preocupado.
– Ilaz, ese sujeto comenzó
a aumentar su poder mágico – le dijo.
– Hay que detenerlo
pronto... pero ¿cómo podremos pasar a este tipo? – preguntó Hana porque en ese
momento no podía idear nada.
Llegados
a este punto, tenemos que reaccionar tan rápido como se pueda, así que...
– Presta atención Hana –
dijo Milo sin quitar la vista de Blust –, irás de frente contra él, no dudes en
ningún momento, por nada te detengas, tienes que acabarlo con un solo golpe,
¿entendiste?
– ¿Hah? pero parece que
tiene explosivos por debajo de la tierra... ¿cómo esperas que pueda acercarme
así?
– Tú solo has lo que te
digo
Hana vio a Milo y sintió en
su mirada una seguridad descomunal.
¿En
serio podría salir bien? Pero siento como si él lo tuviese todo calculado...
A estas alturas, Hana sabía
que si había un momento para empezar a confiar en él, era este. Asintió con la
cabeza, el tiempo corría en contra, algo grande y nada bueno se estaba
suscitando al interior de la cueva y tenían que avanzar tan pronto como les fuera
posible, y la única manera era derrotando a Blust en un solo ataque.
Aunque no lo tenía claro,
Hana tomó muy fuerte su espada y esperó la señal de Milo.
Solo bastó una mirada mía,
y Milo entendió que estaba lista.
– ¡¡AHORA!!
Hana salió corriendo a toda
velocidad hacia Blust.
Blust al verla venir sonrió
y comenzó a lanzarle esferas explosivas, mientras ella las iba esquivando
todas.
– ¡¡Hagan lo que hagan no
podrán tocarme!!
Milo se mantenía inmóvil,
su concentración era alta y no dejaba de quitarle la vista de encima a Hana.
La gran espada de Hana
comenzó a reunir toda la energía posible, ya estaba lista para golpearlo.
– ¡¡¡ES INÚTIL!!!
Blust chasqueó sus dedos
una vez más.
En otro momento Hana
hubiese cerrado los ojos esperando lo peor, pero su confianza en Milo mantuvo
su concentración intacta, las minas en el suelo estallaron y el lugar se cubrió
de polvo.
Blust esta vez no celebró
nada porque se percató del movimiento que hizo Milo con la mano.
– ¡¿Qué hizo?!
Entonces Hana salió de
entre la humareda de las explosiones, protegida por esa barrera de aire y
quedando frente al sujeto.
– ¡¡¡IMPOSIBLEEE!!!
Hana agitó su espada contra
Blust y una gran explosión eliminó por completo a este.
Tal y como lo había dicho
Milo, la pelea se decidió en un solo golpe.
Hana apoyó su espada sobre
el suelo bastante agitada, el polvo aún no terminaba de desaparecer.
– Salió bien... bien
pensado – le dije todavía un poco agitada.
Milo no esperó un solo
instante y pasó por su costado corriendo hacia el interior de la cueva.
– ¡Hay que apresurarnos!
– Es verdad...
Hana quitó su espada del
suelo y la enfundó sobre su espalda, a pesar de su fatiga comenzó a correr en
la misma dirección dejando un campo destruido casi en su totalidad a causa de
su enfrentamiento.
Al interior de la cueva,
Ilaz, el último de los enemigos, yacía con la palma de su mano extendida hacia
el elfo a unos dos metros de distancia, podía notarse cómo la magia emanaba en
grandes cantidades como una corriente de viento directamente hacia el hechicero
mientras continuaba drenándole el poder mágico.
– Finalmente voy a
conseguir el poder que tanto he anhelado y así me convertiré en el mago más
temible de Belifas, jejeje... JAJAJAJA.
– ¡Detente!
Hana exclamó de inmediato,
ella y Milo habían llegado hasta el lugar luego de haber apresurado su
desplazamiento. A ella aún podía notársele lo agitada que se encontraba por la
manera en cómo respiraba.
Ilaz se detuvo en cuanto
escuchó la voz de Hana, bajó el brazo y volteó hacia ellos mostrando una
extensa y tenebrosa sonrisa.
– Llegan justo a tiempo...
– ¿A... tiempo?
– A tiempo para mostrarles
el resultado de haber obtenido el poder máximo...
Ilaz no dejaba de mostrar
aquella sombría expresión ante la mirada paralizada de ambos jóvenes, mientras
su cuerpo comenzaba a encenderse en llamas.
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