Hola buenas, ya no sé cuánto tiempo pasó desde mi última actualización, pero bueno... dejo ahora el último capítulo de lo que vendría siendo el volumen 2 de mi historia. Aquí queda entonces para quienes la sigan o tengan curiosidad de leerlo. Nos leemos pronto ;d
ASTRA
CAPÍTULO 21
Parte 1
– Debo decir que me ha
causado bastante sorpresa verte llegar hasta aquí, enana – refirió Milo en un
extraño tono entre lo serio y lo hilarante.
Estas palabras mosquearon a
la pequeña niña, que tratando de ocultar su incomodidad respondió.
– Entiendo que no piensas
dejar de llamarme así, pero como ya lo has visto y debes de imaginar, tú serás
el próximo a quien derrote. Así que ¿qué te parece si hacemos una apuesta? –
agregó con una amarga sonrisa –, si te derroto dejarás de llamarme enana.
A Milo, aquellas palabras
le hicieron gracia aunque no lo hiciera notar.
– Y si te venzo yo podré
llamarte como quiera, ¿bien?
– ¿E-Eh? – la respuesta de
Milo sorprendió a la niña y por unos instantes la hizo titubear – D-De acuerdo,
me parece justo.
Pese a todo Aiko seguía
siendo una niña como todas, y esa inocencia de su respuesta lo confirmaba.
Aquel hombre que se
encargaba de las presentaciones se acercó hasta quedar al lado de ambos
contendores, ante la atenta mirada del público, entre los que destacaban Hana e
Ireth, además de los integrantes de la orden de Fénix Negro.
– Me vas a disculpar pero
no traigo ningún arma que pueda usar – refirió Milo.
– No te molestes, tampoco
pensaba pedírtelo – Aiko se acercó a Milo y estiró el brazo con la intención de
estrechar su mano –, hagamos que la pelea sea entretenida.
Milo quedó viendo la
pequeña mano de Aiko esperando a ser correspondida, pero contrario a lo
esperado por todos, dio media vuelta y caminó unos pasos alejándose.
– Sí como digas.
Esta reacción no cayó nada
bien en el público y muchos comenzaron a verlo con enfado.
Dobre tampoco pudo ocultar
su malestar por ello.
– ¿Cómo osa desairar de esa
manera un saludo?, se ve que es un sujeto sin ningún tipo de educación.
Lamentable.
Hana tampoco vio correcta
la forma de actuar de Milo, aunque ella más trataba de encontrarle una
explicación, quería imaginar que había algún motivo especial en su accionar.
Aiko también tomó a mal la
acción de Milo y no vaciló en decírselo de frente.
– ¡Oye! ¡Qué grosero!
– Bien, bien, basta de
charlas... terminemos de una vez con esto – el mensaje de Milo fue contundente,
menos palabras más acción.
– E-Espera...
– ¡Un momento! – para
sorpresa de todos, estas palabras que interrumpieron a Aiko venían desde la
zona de invitados, podía observarse de pie a uno de ellos, Dobre.
Milo giró la cabeza
levemente hasta verlo, el gesto que mostró hizo notar su desagrado.
– No podemos intervenir en
el desarrollo del evento, pero como caballeros que somos no nos permitimos este
tipo de actos.
– ¿Hah?
Estas palabras significaron
un sinsentido total para Milo.
– ¿Interviene para algo
como eso? – Hana también se notaba sorprendida.
Solo a una persona pareció
agradarle aquello. Se podía notar una ligera sonrisa en el rostro de Aiko,
mientras Dobre continuaba hablando.
– Quiero hacer una petición
por esta ocasión, el participante tiene que corresponder el saludo de su
contendiente.
La petición de Dobre tuvo
la aceptación total del público, que lo celebró con aplausos, pero Milo, lejos
de hacer caso a ello se puso mirando de frente al lugar en el que se encontraba
el caballero.
– ¿Por qué debería acceder
a tal petición? No es una obligación y hasta donde sé tú no pones las reglas en
esto.
– ¡¿Qu...?!
El público quedó en
silencio después de esta respuesta, Aiko desde adentro, y Hana e Ireth desde
afuera dejaban notar en sus rostros la sorpresa que se habían llevado.
Todos en la zona de
invitados se pusieron de pie con una mirada amenazante contra Milo, tal vez con
unas feroces ganas de saltar contra él y acabarlo de la peor manera posible que
pasara por sus cabezas.
– ¿Acaso no sabes con quién
te estás metiendo? – Preguntó Dobre.
Se podía notar la
impaciencia de este personaje, como si esperara la respuesta más atrevida que
Milo podría dar, solo para usarla como pretexto y así poder matarlo.
Los labios de Milo se
separaron para que pueda dar su respuesta, pero en ese momento fue intervenido
por Hana.
– Oye, sabes muy bien qué
es lo que nos conviene y qué no. No busques problemas donde no los hay y
corresponde el saludo de Aiko, no es nada del otro mundo.
Milo cerró los ojos y
volteó nuevamente para quedar frente a la pequeña, avanzó unos pasos y
sonriendo de una manera casi imperceptible mientras abría los ojos, estiró el
brazo hacia Aiko.
– De acuerdo, solo para que
dejen de molestar.
Ahora Aiko sonreía
nuevamente, ella correspondió el gesto de Milo y estrechó su mano. El saludo
estaba hecho y ahora el ambiente parecía haberse calmado.
Dobre y compañía se
sentaron con una amarga sensación de no haber podido hacer nada contra Milo.
Hana echó un suspiro de
tranquilidad después de haber sentido que todos en el lugar se les iban encima.
Aiko no perdía la sonrisa
del rostro, a diferencia de Milo que permanecía serio y con la mirada puesta
fijamente sobre su rival.
– ¡Comiencen! – el
presentador ordenó el inicio del encuentro y ambos comenzaron a tomar sus
respectivas posturas.
– Ahora te darás cuenta que
la derrota de Hana onee-chan no fue casualidad – comentó Aiko manteniendo su
sonrisa, aunque esta duraría muy poco.
Milo comenzó a generar
poder mágico en una de sus manos, una gran cantidad. Esto llamó mucho la
atención de Hana, además de Dobre.
¿Tan
pronto? ¿Por qué?
Hana de inmediato comenzó a
hacerse aquellas preguntas mientras veía desconcertada esa manera de actuar en
Milo.
– ¿Q-Qué haces? – Aiko
perdió la sonrisa que hasta hace unos instantes traía.
– Te dije que terminaríamos
rápido ¿no es así?
– ¿Eh?
Luego de juntar aquella
cantidad de poder, Milo agitó el brazo desde la posición que tenía hacia el
lado opuesto y liberó una potente ráfaga de aire, mucho más fuerte que las que
Hana había utilizado antes.
– ¡¡Kyaaaaa!!
La fuerza del aire de
inmediato sacó volando de la plataforma a la pequeña, que justo antes de caer
al suelo fue detenida por la misma magia de Milo, evitando que se golpee y
sufra algún daño.
Después de unos segundos de
estar suspendida a pocos centímetros del suelo, la magia se disipó y Aiko cayó
levemente.
La pelea había terminado
con la prematura victoria de Milo, el silencio en el lugar era absoluto. Hana
había quedado con la boca abierta por el casi nulo desarrollo del encuentro.
Los miembros de Fénix Negro tampoco podían ocultar su sorpresa, el mismo Dobre
era muestra de ello.
– E-El ganador es Milo –
balbuceó el presentador.
Milo salió caminando ante
un sinnúmero de miradas y bajó las gradillas hasta llegar a pararse al lado de
Hana.
El presentador, ahora
comenzaba a presentar el segundo enfrentamiento, mientras Hana le cuestionaba a
Milo la manera en cómo había ganado su encuentro, se trataba de algo bastante
malo para los propósitos que tenía, gracias a ello ahora no podían saber cómo
actuaba el poder de Aiko. Pero más pronto que tarde Hana se daría cuenta que
estaba equivocada.
– Eso que acabas de hacer
fue muy tonto ¿sabes? Ahora cómo se supone que descubriremos el misterio que
guarda Aiko, todo por usar mucho poder para sacarla en el primer ataque.
– Pues si no lo hacía,
hubiese perdido contra ella.
Milo dio una respuesta
inesperada que tomó por sorpresa a la joven de cabello lila.
– ¿Qué dices? ¿A qué te
refieres con eso?
– El saludo que...
Entonces Milo comenzó a
lucir exhausto a la vez que se tomaba la cabeza.
– ¿Qué te pasa?
– Esta es... la
habilidad... de la enana.
Hana no comprendía bien a
lo que Milo se estaba refiriendo, pero Milo comenzó a explicarlo con más
detalles mientras se sentaba en el suelo con una notoria debilidad física.
– ¿Alguna vez escuchaste
hablar de los buffers?
– ¿Buffers? No, nunca lo
había escuchado – respondió Hana con el ceño fruncido.
– Existen habilidades
innatas entre las personas, que solo pueden ser despertadas si es que estas
poseen algo de magia en su interior. Estas habilidades raras, muchas veces suelen
ser más peligrosas que la magia misma. Las bendiciones y las maldiciones son
parte de estas habilidades. Un buffer tiene la habilidad de bendecir objetos o
personas, darles más poder, resistencia, ya sea mágica o física...
Hana escuchaba atenta la
explicación de Milo que parecía estar perdiendo hasta las fuerzas para hablar,
mientras la segunda pelea ya se estaba librando en esos momentos. Pero a ambos
parecía no importarles.
– ¿Entonces me estás
diciendo que ella se aumentó el poder y resistencia para pelear?
– No – intervino entonces
en medio de la conversación la joven elfo, mientras se acercaba a ellos –, hizo
exactamente lo contrario.
– ¿Cómo que lo contrario?
– Permíteme terminar de
explicarlo – refirió Ireth viendo a un debilitado Milo, que solo atinó a
asentir con la cabeza –... Están los buffers que bendicen como te lo ha
explicado, pero están también los Duffers, que maldicen. Si un buffer
repotencia, un duffer debilita, un buffer puede multiplicar tu resistencia tres
veces más y el duffer la puede reducir hasta una tercera parte si hablamos de
equivalencias.
Hana quedó pasmada con lo
que iba escuchando de su compañera de viaje.
– E-Entonces...
– Así es, Aiko te debilitó
tanto como para derribarte con un simple toque, porque ella es una duffer.
– No lo creo, ¿pero cómo?,
¿en qué momento?
– El contacto físico es la
manera como pueden encantar, aunque deben haber quienes alcanzan un nivel tan
avanzado como para poder hacerlo de otras maneras, pero creo que la forma
básica es con el tacto.
– Espera un momento...
Hana comenzó a hacer
memoria entonces, y lo recordó, los momentos en los que Aiko había tocado su
espada y además los golpes que le había detenido a la pequeña en el transcurso
de la pelea. Pero también recordó el saludo que Aiko intercambió antes con
Milo, previo a su enfrentamiento.
– ¿Ahora entiendes porque
Milo no quiso saludar a Aiko? – preguntó Ireth.
– Y por eso es que la sacó
de combate tan rápido como pudo.
– Así es, de no haberlo
hecho, el encantamiento hubiese surtido efecto en él y el resultado hubiese
sido el mismo que en tu pelea. Por supuesto que haber utilizado tanta cantidad
de poder mágico aceleró la maldición y lo dejó en este estado, a diferencia de
ti, que evitaste en todo momento gastar poder mágico, por eso el efecto tardó
en atacar tus defensas, pero con la espada ya tenía un tiempo de haber
reaccionado.
Hana lucía desconcertada
por todo lo que había escuchado tanto de Milo como de Ireth, y ahora mismo se
tomaba con la yema de los dedos las sienes.
– Todo esto que me cuentan
cuadra perfectamente con lo que ha pasado, no lo creo – a su vez, comenzaba a
dibujarse una sonrisa en su rostro, sus ojos comenzaron a ganar un brillo que
solo podía indicar una cosa –... es perfecto.
– ¿Eh? – esa última frase
confundió a Ireth.
– Es perfecto – Hana
comenzaba soltar pequeñas risas –, encontré una persona perfecta para unirse a
la orden.
Aún mientras Hana seguía
sonriendo con sus pensamientos, la segunda pelea acabó, dejando como vencedor
al participante llamado Aydal, que tras una intensa lucha que ninguno de los
jóvenes notó, terminó por dejar inconsciente a Solo.
El presentador comunicó
entonces que a partir de ese momento se daría un breve descanso de veinte
minutos antes de disputarse el encuentro final.
– Hana, debemos hacer que
el señor Milo recupere sus fuerzas.
– ¿Eh? Sí, tienes razón...
¿puedes llevarlo a la cabaña? Ahora quiero encontrar a Aiko que no la veo por
ningún lado – dijo Hana mientras buscaba con la mirada en todas las direcciones
la figura de la pequeña.
Luego de aceptar el pedido
de Hana, la joven elfo, quien en todo momento vestía una gabardina para ocultar
así sus llamativas orejas, ayudó a Milo a ponerse de pie para dirigirse a la
cabaña donde permanecían algunas de sus pertenencias de viaje.
Hana se dirigió hacia el
lado opuesto, hacia la multitud que esperaba el transcurso del tiempo para
poder presenciar la última pelea, tratando de encontrar a Aiko. Caminando entre
la gente mientras pedía permiso, por un lado y por otro, pero sin resultados.
¿Dónde
está?
Parte
2
Habían transcurrido los
veinte minutos de descanso, el sol comenzaba ya a ocultarse tras las lejanas
montañas, el lugar donde se desarrollaba el evento ya lucía colmado de
espectadores ansiosos por ver el enfrentamiento final, y entre la multitud se
encontraba Ireth, ocultando como siempre sus peculiares orejas con la
gabardina, como había estado durante todo el tiempo.
Hana por su parte, que
seguía buscando a la pequeña niña derrotada en el enfrentamiento anterior, se
iba a perder el último asalto. Aunque tampoco le importaba mucho, ya que sabía
el resultado de antemano.
El presentador saltaba a la
ya muy desgastada plataforma que firmemente había aguantado algunos fuertes
choques anteriores.
La zona especial de
invitados tenía en primera fila a Dobre, dispuesto a saber un poco más sobre el
desconocido joven de cabellos verdes.
– Todo está listo para la
pelea más esperada – recitaba el presentador mientras su brazo comenzaba a
moverse en dirección de uno de los participantes, que se encontraba fuera de la
plataforma –, la gran sorpresa del torneo, el joven al que poco o casi nada de
daño pudieron hacer: ¡Milo!
La multitud comenzó a
aclamar a Milo mientras comenzaba a subir las pocas gradas que lo llevaban a
lugar de la pelea. El presentador ahora direccionaba su brazo al rival de
turno, mientras continuaba hablando.
– El quien hasta hace poco
era llamado a ser candidato al triunfo, aunque ahora no se sabe: ¡Aydal!
Con una expresión
desencajada, producto de ese comentario desatinado, Aydal caminó hasta llegar a
quedar frente a frente con Milo.
Mientras los contendientes
se encontraban uno frente al otro, una tercera persona subió al escenario
llevando en sus manos cierto objeto.
– Lo que tenemos a
continuación – comenzó a hablar de nuevo el presentador mientras señalaba el
objeto que era mostrado ante el público – es el premio al vencedor de esta
ocasión, un cinturón de plata con una pequeña incrustación de oro en el centro.
– ¿Tienes alguna habilidad
especial? – preguntó Milo directamente a su contrincante.
Aydal mostró una sonrisa
antes de responder a la pregunta.
– Me gustaría decir que sí,
pero no es el caso, de hecho creo que serás un oponente bastante complicado de
vencer.
– ¡Es hora de comenzar! –
con estas palabras el presentador dio inicio a la última pelea.
– ¿Estás bromeando? – Milo
aún seguía intercambiando palabras con Aydal – sabes muy bien lo que pasará.
– Eso no lo puedes saber
hasta que luchemos – Aydal continuaba insistente en su postura.
Esta insistencia de Aydal
generó molestia en Milo, el joven peliverde cerró los ojos, giró el cuerpo en
dirección opuesta a la que estaba y comenzó a caminar.
– Nunca había conocido a
alguien tan estúpido, te mereces ese premio por tu valerosa imprudencia.
– ¿Eh?
Milo bajó las gradas
abandonando así la plataforma además del lugar, caminando tranquilamente.
Todos quedaron estupefactos
frente a aquella reacción, el presentador quedó callado por un instante, aunque
luego procedió a hablar.
– S-Sorpresivamente el
participante Milo ha abandonado la plataforma, lo que deja como ganador
absoluto a Aydal.
Desde ese momento
comenzaron a escucharse los abucheos generalizados, la multitud aclamaba ver
una final que merezca la pena su espera, no el fiasco que habían atestiguado,
con gritos como: "¡Ridículo!", "¡Regresa a pelear!",
"¡Cobarde!", entre otros; Ireth se encontraba rodeada de gente
alterada gritando por doquier, el público reclamaba la pelea, pero toda la
escena parecía no importarle a Milo en lo más mínimo.
Ireth al mismo tiempo se
puso de pie, entendiendo que no había nada más que hacer allí y comenzó a
desplazarse por entre la gente buscando salir.
Entre tanto alboroto hubo
una exclamación que silenció el lugar y detuvo tanto a Milo como a Ireth.
Aquella persona que ocupaba
el asiento principal de la zona de invitados, con un fuerte e intimidante
"¡Silencio!" había llamado la atención de todos.
– Cuando uno viene a
participar – comenzó a hablar aquel personaje llamado Dobre mientras veía con
un rostro muy serio a Milo –, debe de saber que está la posibilidad de perder,
pero contemplar una rendición anticipada y más aún en una final es algo
inconcebible.
Milo, luego de haber oído
el sermón de Dobre, solo giró la cabeza hacia su dirección para responder.
– ¿Ah? ¿Y tú quién eres?
– ¡Oye maldito infeliz! –
de inmediato salió uno de los acompañantes de Dobre en su defensa – ¡¿Cómo te
atreves a...?!
– Déjalo – Dobre detuvo al
ofuscado subordinado, mostrando que no le había afectado lo dicho por Milo.
El enfrentamiento de
miradas entre Milo y Dobre pareció por un instante sacar chispas, pero fue Milo
quien cedió primero regresando la mirada hacia el frente.
– Quiero que sepas – habló
Dobre con la fuerza necesaria para ser escuchado por Milo, quien aún caminaba –
que tendré muy en cuenta esta falta de respeto.
Milo terminó por alejarse
del lugar ante la mirada desafiante de Dobre, mientras comenzaba a anunciarse
la entrega del premio al ganador.
Parte
3
El escenario volvía a ser
la posada de la que habían salido para participar en el torneo. Hana se
encontraba con un traje diferente al habitual blanco, echada en la cama con la
cara sobre la almohada, indicando una suerte de desánimo.
Ireth estaba sentada en la
parte inferior de la cama con los brazos apoyados en el colchón y los ojos
cerrados sin la gabardina que había usado a lo largo del día.
– Deja el desánimo, de
seguro está en alguna casa de este pueblo.
– Supongo que tienes razón
– Hana se sentó aún con la mirada un poco caída –, de todos modos creo que iré
a buscar una última vez, tal vez tenga suerte y la encuentre.
Hana avanzó hacia el borde
de la cama y sutilmente bajó sus atractivas piernas, cubiertas por pantalonetas
negras, hacia el suelo, tomó los tacones que habían y comenzó a ponérselos
mientras los cabellos caían por su rostro.
– Por cierto, ¿dónde habrá
ido el señor Milo? – preguntó Ireth ahora dejándose caer pesadamente sobre la
cama.
– No lo sé...
– ¿No quiere que la
acompañe?
– No es necesario, espera
aquí, tal vez regrese Milo.
Hana se puso de pie y comenzó
a caminar hacia la puerta, la abrió y salió sin pronunciar más palabra alguna.
Ireth parecía cada vez más
caer en un profundo sueño producto del trajín del día.
– Awww... bueno, creo que
aprovecharé el momento para dormir un poco.
El pueblo celebraba la
noche post torneo, donde los principales invitados de honor eran Dobre y sus
subordinados, así que las calles lucían muy diferente a lo que debía ser un
pueblo de esas características, esta noche estaba permitido libar alcohol, que
por supuesto había sido petición exclusiva de Dobre para terminar de la mejor
manera el torneo. Sin embargo, las zonas más alejadas del centro, podían
mostrar otra cara.
Un pequeño hotel había
acabado de propinar una escena desagradable, de una de las habitaciones iba
saliendo un sujeto, que había participado del torneo, su desagradable semblante
daba fe de haber pasado unos momentos intensos de placer carnal, el visitante
terminaba de ajustarse el cinturón mientras bajaba de las escaleras de madera,
y en la habitación quedaba el cuerpo inconsciente y semidesnudo de una mujer de
edad promedio, en un evidente estado de ebriedad.
– Me voy – refirió aquel
sujeto al encargado de la recepción.
– ¿Nos deja señor
Arienthus?
– Mañana temprano, antes
del amanecer ya debo estar viajando hacia la capital, tengo pendientes por
hacer.
– Ah ya veo... ¿y con
respecto a la chica?
– Déjala, ya se irá en
cuanto se despierte...
– Pero todavía es estancia,
no creo que despierte hasta mañana y bueno pues como debe saber...
– Sí, sí, lo dejaré pagado.
– Muchas gracias señor,
como ya sabe, es usted siempre bienvenido a esta humilde morada.
El sujeto llamado Arienthus
dejó unas cuantas monedas de cobre sobre la mesa de recepción y luego procedió
a marcharse del lugar.
El sujeto caminaba por una
de las calles con unos ánimos no tan buenos, incluso parecía estar fastidiado.
– Bah... maldita perra, por
culpa de esa chiquilla he tenido que gastarme unas monedas con esa pueblerina
para poder tener algo de diversión. No puedo olvidarme de ese maldito cuerpo
lujurioso que tiene, si no mal recuerdo su nombre era Hana, si me la llegase a
topar juro que la hago mía como sea. Bueno, creo que todavía tengo estómago
para un poco más de tragos, iré al lugar de la fiesta nuevamente.
El sujeto llamado Arienthus
tomó un angosto callejón para pasar a la avenida paralela de la que iba, daba
algunos pasos antes de distinguir una figura del otro extremo del callejón.
Uno de los postes de luz
alumbraba directamente sobre la espalda de aquella silueta por lo que el sujeto
solo alcanzaba a ver una forma negra.
– ¿Quién rayos eres? Espero
que no estés buscando pelea porque ando muy cabreado y sería capaz de matarte.
La silueta no respondía
pero sí comenzaba a caminar en dirección del sujeto. Este por su parte, no
dejaba de caminar con el ceño fruncido, intentando visualizar a quien tenía en
frente.
Una vez que estaban más
cerca y la luz del poste no pudo alcanzar más a la silueta, entonces pudo
notarlo, el sujeto quedó sorprendido por un instante cuando vio que la extraña
figura era alguien en quien había estado pensando.
La atractiva figura de una
mujer, los alborotados cabellos lila y el traje bastante diferente a lo usual
dibujaron una extensa y siniestra sonrisa en el rostro del sujeto.
– Pero si eres tú... y
justo venía pensando en ti ¿sabes? Te llamas Hana ¿verdad?
La mirada amenazante de
Hana no parecía intimidar al sujeto.
– ¿Sabes una cosa? La
manera en que me dejaste en ridículo frente a toda esa gente se merecería una
de las muertes más brutales que te puedas imaginar, pero – Arienthus dio un
repaso con su mirada de arriba hacia abajo y viceversa a la figura de Hana –...
contigo voy a hacer una excepción. ¿Qué te parece si lo solucionamos en el
hotel que hay a la vuelta?, las habitaciones no son la gran cosa, pero lo
importante es que tenga una cama donde nos podamos sentir a gusto. Si te portas
bien llegaremos a un acuerdo beneficioso para ti... te prometo que pasarás la
mejor noche de tu vida. ¿Qué dices? Es una oferta bastante generosa de mi
parte.
A pesar de haber estado con
otra mujer hace no mucho, el sujeto parecía estar nuevamente desesperado por
poner sus manos sobre Hana.
Justamente luego de un
breve tiempo de silencio, la joven comenzó a hablar.
– No me interesan tus
asquerosas propuestas... yo solo he venido a cobrar tu deuda de la pelea.
– ¡¿Qué dices maldita
perra?! ¿De qué deuda hablas?
– ¿Acaso lo has olvidado?
– ¿Eh?
El sujeto pareció
confundirse por un instante, y comenzó a hacer memoria para poder entender a lo
que se refería la joven.
"Si
yo gano, disfruta este día tanto como puedas"
Cuando recordó aquellas
palabras instantes antes de su derrota, el sujeto sintió un ligero escalofrío
por su cuerpo.
– ¿Disfrutar el día tanto
como pueda? ¿Qué quisiste decir con eso?
En ese instante, desde las
sombras, Milo asomó la cabeza por detrás de Arienthus para hablarle cerca al
oído.
– Que te vas a morir.
El
cuello del sujeto fue atravesado desde un costado por una cuchilla de mediano
tamaño y retirada al mismo tiempo. Fue una rápida estocada que ni el mismo
Arienthus pudo sentir hasta que cayó pesadamente en el suelo sosteniéndose la
herida de la que brotaba sangre a chorros, retorciéndose de dolor mientras que
sus ojos casi desorbitados podían ver la figura de Hana marcharse del lugar.
Aquellos ojos desorbitados que ahora eran parte de un cadáver tirado sobre un
charco de sangre a los pies de Milo.
– Si solo se tratara de dejarlo aquí no
sería problema, pero ¿esconder esto? Esas son peticiones absurdas.
Más tarde, cuando Ireth despertó de su
breve siesta, notó que tanto Milo como Hana se encontraban durmiendo.
Hana con solo los tacones en el suelo y
echada en la cama boca arriba, y Milo sentado con los brazos cruzados en una
silla cerca de la puerta.
– ¿Huh? ¿En qué momento ellos...?
El sueño la volvió a vencer y cayó
dormida al igual que sus compañeros.
Un día de locos en el camino a su
objetivo había acabado con una derrota inesperada de Milo y la muerte del acosador
de Hana. El día se acercaba para su inicio de viaje hacia la ciudad de Efibe.
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