Maxwell Donleavy estaba sentado en su oficina, sus ojos se
enfocaban en su ventana cuyas cortinas obstruían su vista hacia el mundo
exterior, pero él no quería ver lo que estaba del otro lado. La única razón por
la que veía la ventana era porque no sabía en que enfocarse ahora. Él estaba a
punto de salir de la comisaria e ir directo a su casa para ver a su esposa,
quien lo espera con ansias ya con la comida en la mesa y una paciencia de la
que incluso Dios tendría envidia, y su hija… La pequeña problemática, así le
gusta llamarla. Siempre encuentra una forma de meterse en problemas y cada vez
se supera. Lo hace para llamar la atención, quiere más atención de lo que es
humanamente posible, quiere que todo el mundo esté pendiente de ella las 24
horas del día, los 7 días de la semana, los 365 días y 52 semanas del año.
Aunque claramente esa era una completa exageración, pero Maxwell siempre fue
alguien que exagera en cuanto se trata de su familia, especialmente sobre su
hija.
Pero, obviamente, su preocupación ahora mismo no era volver
a su casa para saborear la deliciosa cena de su esposa ni las anécdotas
fantásticas de su hija, sino la mujer que salió al parque en una misión de
captura y no puede evitar pensar que tal vez, solo tal vez, algo salga mal o
peor aún… Que algo le pase a la hija de su amigo. Maxwell dejo salir un suspiro
de preocupación y molestia, el miro las fotos en su escritorio, había 6 fotos,
4 de su familia, una con Abigail Blackwood y otra con el presidente de la OIP.
El ignoro todas las fotos y tomo la que se había tomado con Abigail. A su
izquierda esta ella junto a su padre, Jonathan Blackwood. Un respetado doctor
que ha salvado miles de vidas con el paso del tiempo. Él le debe mucho y no
podría soportar tener que mirarlo al rostro y decir que Abigail había muerto.
Obviamente él estaba seguro de que volvería, pero por lo que escucho de los
demás oficiales, esto era algo completamente diferente a lo que estaban
acostumbrados. La policía se encarga más de los crímenes cometidos por humanos.
Los Críptidos, que hasta hace poco no perpetraban crímenes, eran el grupo del
que no debían preocuparse, pero los tiempos cambian y últimamente hay un debate
circulando… ¿Deberían o no vivir entre nosotros?
Todos esos pensamientos e inseguridades inundaron la cabeza
de Maxwell casi de inmediato y si no hubiera sido por el hecho de que alguien
toco a la puerta él hubiera seguido frustrándose. El miro a la puerta por un
momento y sacudió su cabeza para dejar esos pensamientos de lado.
—Pase —Dijo el con seguridad—.
—Pase —Dijo el con seguridad—.
La puerta se abrió rápidamente y frente a él apareció un
hombre de traje azul oscuro y cabello liso de color plateado llevando bajo el
brazo al menos 10 folios llenos de documentos. Maxwell miro al hombre fijamente
y vio los rasgos que lo diferenciaban de los humanos. El hombre frente a él no
era humano, era un elfo. Los Elfos se caracterizan por tener una piel bastante
pálida, ojos de color azul cristalino, cabello plateado y a vista de todos cada
uno de ellos es la definición misma de la belleza. Todos los Elfos son
hermosos, lo cual generaba envidia en los humanos por obvias razones,
principalmente por parte de las mujeres. El Elfo hizo una pequeña reverencia
hacia Maxwell y dejo los folios en su escritorio.
—Comisario Maxwell Donleavy. Mi nombre es Dolwen Tidurian, vengo de parte de la OIP —El Elfo se presentó formalmente—. Vengo para hablar con usted sobre la operación que está tomando lugar ahora en el Parque de la Victoria.
—Comisario Maxwell Donleavy. Mi nombre es Dolwen Tidurian, vengo de parte de la OIP —El Elfo se presentó formalmente—. Vengo para hablar con usted sobre la operación que está tomando lugar ahora en el Parque de la Victoria.
—¿Quiere saber cómo va la operación? La verdad no tengo idea
—Dijo Maxwell con cansancio—.
—No me refería a eso —Dijo Dolwen y tomo asiento frente a el—. La OIP expresó su preocupación por la operación que está tomando lugar ahora y están debatiendo la posibilidad de expandir la búsqueda de personal para la División Paranormal de esta Comisaria en particular, teniendo en cuenta que solo Blackwood está a cargo de la División y no hay nadie más allí trabajando. Sabemos que apenas hay conflictos con los Críptidos, pero siempre está bien estar preparados para cualquier eventualidad y no tener que depender de una sola persona.
—No me refería a eso —Dijo Dolwen y tomo asiento frente a el—. La OIP expresó su preocupación por la operación que está tomando lugar ahora y están debatiendo la posibilidad de expandir la búsqueda de personal para la División Paranormal de esta Comisaria en particular, teniendo en cuenta que solo Blackwood está a cargo de la División y no hay nadie más allí trabajando. Sabemos que apenas hay conflictos con los Críptidos, pero siempre está bien estar preparados para cualquier eventualidad y no tener que depender de una sola persona.
—Así que viniste para decirme que busque más personal para
la División… Ojalá fuera tan fácil. Todo eso depende de los que se gradúen de
Criptozoología y seamos honestos… Hoy en día nadie quiere estudiar eso porque
son todos, perdón por decirlo así, Racistas o Xenofóbicos —Maxwell tenía un
punto, no mucha gente estudia Criptozoología, al menos no en este país. Los
Críptidos para la mayoría de la gente son una plaga o una molestia, pero se
mantienen callados—.
—Tu no estarás a cargo del reclutamiento, Comisario —Dijo Dolwen con una sonrisa—. Eres un hombre ocupado, eso lo entendemos. El reclutamiento estará a cargo de Abigail Blackwood. ¿Puedes pasarle estos documentos cuando vuelva? Son voluntarios y personas que expresaron su interés en el trabajo. Obviamente más de la mitad de esta gente no tiene entrenamiento policial, pero si son aceptados, se les dará el curso. Obviamente cada persona que sea parte de la policía debe al menos saber manejar un arma y saberse las leyes de memoria.
—Lo sé —Maxwell tomo los documento y les dio un repaso rápido sin enfocarse mucho en los voluntarios—. ¿Algo más?
—Si, pero eso debo hablarlo con Blackwood una vez que vuelva de la operación. Y con suerte, la criatura viva.
—Tu no estarás a cargo del reclutamiento, Comisario —Dijo Dolwen con una sonrisa—. Eres un hombre ocupado, eso lo entendemos. El reclutamiento estará a cargo de Abigail Blackwood. ¿Puedes pasarle estos documentos cuando vuelva? Son voluntarios y personas que expresaron su interés en el trabajo. Obviamente más de la mitad de esta gente no tiene entrenamiento policial, pero si son aceptados, se les dará el curso. Obviamente cada persona que sea parte de la policía debe al menos saber manejar un arma y saberse las leyes de memoria.
—Lo sé —Maxwell tomo los documento y les dio un repaso rápido sin enfocarse mucho en los voluntarios—. ¿Algo más?
—Si, pero eso debo hablarlo con Blackwood una vez que vuelva de la operación. Y con suerte, la criatura viva.
Parte 2
Abigail estaba mirando, con asombro y miedo a la vez, a la mujer que acababa de salvarle la vida luchando contra el monstruo que ella vino a capturar. Lo que le llamo la atención fue el fuego negro que ella produjo en sus manos y se movía como si estuviera vivo. Fuego negro… Ella tenía la sensación de que ya había visto esa clase de fuego antes. La mujer de cabello blanco, con una enorme sonrisa en su rostro, se lanzó contra el monstruo. El monstruo hibrido recibió el puñetazo de la mujer de lleno en el rostro. El fuego negro de sus manos se expandió al cuerpo del monstruo y empezó a quemarlo con una intensidad que parecía imposible de describir. Ella no se detuvo y siguió golpeándolo como si fuera un saco de arena para boxear. El monstruo lucho para sacarse a la mujer de encima que no paraba de golpearlo hasta el punto de que hundió sus puños en sus enormes ojos, dejándolo ciego. El monstruo rugió de dolor, abrió su cráneo en la mitad y escupió seda en su cara, dejándola ciega momentáneamente. La mujer se alejó del monstruo y trato de sacarse la telaraña de su rostro. El monstruo se arrastró fuera de su alcance, se retorció en el suelo antes de levantarse usando solo sus pies como soporte. Sus enormes ojos de araña se regeneraron y rugió con furia hacia ella. El monstruo se lanzó para atacar a su presa, pero Abigail lo tacleo y lo tiro contra el suelo. Ella tomo su arma y disparó a quemarropa, pero no tenía efecto alguno. El monstruo pateo a Abigail contra la pared, dejo salir un último rugido y salió corriendo hacia la oscuridad del túnel. La mujer de cabello blanco logro quitarse la pegajosa telaraña de su rostro, pero su enemigo ya había escapado.
Abigail estaba mirando, con asombro y miedo a la vez, a la mujer que acababa de salvarle la vida luchando contra el monstruo que ella vino a capturar. Lo que le llamo la atención fue el fuego negro que ella produjo en sus manos y se movía como si estuviera vivo. Fuego negro… Ella tenía la sensación de que ya había visto esa clase de fuego antes. La mujer de cabello blanco, con una enorme sonrisa en su rostro, se lanzó contra el monstruo. El monstruo hibrido recibió el puñetazo de la mujer de lleno en el rostro. El fuego negro de sus manos se expandió al cuerpo del monstruo y empezó a quemarlo con una intensidad que parecía imposible de describir. Ella no se detuvo y siguió golpeándolo como si fuera un saco de arena para boxear. El monstruo lucho para sacarse a la mujer de encima que no paraba de golpearlo hasta el punto de que hundió sus puños en sus enormes ojos, dejándolo ciego. El monstruo rugió de dolor, abrió su cráneo en la mitad y escupió seda en su cara, dejándola ciega momentáneamente. La mujer se alejó del monstruo y trato de sacarse la telaraña de su rostro. El monstruo se arrastró fuera de su alcance, se retorció en el suelo antes de levantarse usando solo sus pies como soporte. Sus enormes ojos de araña se regeneraron y rugió con furia hacia ella. El monstruo se lanzó para atacar a su presa, pero Abigail lo tacleo y lo tiro contra el suelo. Ella tomo su arma y disparó a quemarropa, pero no tenía efecto alguno. El monstruo pateo a Abigail contra la pared, dejo salir un último rugido y salió corriendo hacia la oscuridad del túnel. La mujer de cabello blanco logro quitarse la pegajosa telaraña de su rostro, pero su enemigo ya había escapado.
—Eso fue jugar sucio, Jack —Dijo ella—. Pensar que la transformación avanzo tan rápido… Quién sabe lo que te pasara ahora.
Ella vio a Abigail, tirada contra la pared. Al acercarse a ella noto que el monstruo, al cual ella llamaba Jack, le disloco el brazo con solamente una patada. Ella se agacho para ver a Abigail, quejándose del inmenso dolor en su brazo.
—¿Te duele mucho? —Ella pregunto. Por alguna razón, seguía sonriendo. Como si su dolor le causara gracia o simplemente tenía esa sonrisa permanentemente pegada en su rostro—.
—¿En serio me preguntas eso…? —Pregunto Abigail mientras
trataba de no llorar por el dolor—. ¿Qué eres? ¿Qué era eso? Obviamente no eres
humana.
—¿Qué me delato?
—Primero… El fuego negro. Al principio pensé que podías usar magia, pero tus ojos… Mas de cerca me doy cuenta de que uno de ellos no encaja. Tu ojo izquierdo es el de un demonio… Así que… Debes estar relacionada con demonios o eres uno de ellos.
—… Casi —Ella dijo, un poco sorprendida—. Pero eso no importa ahora… Te dislocaste el brazo, te puedo ayudar.
Ella dijo mientras toca el brazo dislocado de Abigail. Al contacto ella grito de dolor. Ella sintió como si el más mínimo contacto fuera una cuchillada a su brazo. El dolor punzante se sintió por casi todo su cuerpo. El dolor la inmovilizaba.
—Deja de llorar, no duele tanto
—¡¿Tu que sabes?! ¡No lo estas sintiendo! —Abigail grito— ¡Maldita sea! ¡Suelta mi brazo!
—Tranquila, quedara como nuevo en unos segundos —Dijo ella y tomo el brazo con fuerza mientras ponía su otra mano en el hombro de Abigail—. Antes de que me olvide, mi nombre es Tamara… ¿Cuál es el tuyo?
Abigail no tenía intenciones de decirle su nombre en lo absoluto, pero algo en ella le decía que podía al menos confiar en ella. Si la salvo del monstruo significaba que podía al menos dejar que la ayude, pero ese ojo rojo brillante la ponía nerviosa. Los demonios no son de confianza y si ella era uno, entonces debía tener cuidado con lo que dice si no quiere morir.
—Abigail… Mi nombre es Abigail Blackwood.
—¿Blackwood, huh? Apellido ingles… ¿Tus padres son de Inglaterra? —Tamara hizo conversación, pero Abigail se rehusó a seguirla—.
—¿Eso importa ahora?
—La verdad no… Pero bueno —Tamara miro a Abigail a los ojos y dejo salir una sonrisa de oreja a oreja, seguida de una pregunta—. Voy a arreglar tu brazo, pero antes déjame preguntarte, ¿Confías en mí?
—¿Qué me delato?
—Primero… El fuego negro. Al principio pensé que podías usar magia, pero tus ojos… Mas de cerca me doy cuenta de que uno de ellos no encaja. Tu ojo izquierdo es el de un demonio… Así que… Debes estar relacionada con demonios o eres uno de ellos.
—… Casi —Ella dijo, un poco sorprendida—. Pero eso no importa ahora… Te dislocaste el brazo, te puedo ayudar.
Ella dijo mientras toca el brazo dislocado de Abigail. Al contacto ella grito de dolor. Ella sintió como si el más mínimo contacto fuera una cuchillada a su brazo. El dolor punzante se sintió por casi todo su cuerpo. El dolor la inmovilizaba.
—Deja de llorar, no duele tanto
—¡¿Tu que sabes?! ¡No lo estas sintiendo! —Abigail grito— ¡Maldita sea! ¡Suelta mi brazo!
—Tranquila, quedara como nuevo en unos segundos —Dijo ella y tomo el brazo con fuerza mientras ponía su otra mano en el hombro de Abigail—. Antes de que me olvide, mi nombre es Tamara… ¿Cuál es el tuyo?
Abigail no tenía intenciones de decirle su nombre en lo absoluto, pero algo en ella le decía que podía al menos confiar en ella. Si la salvo del monstruo significaba que podía al menos dejar que la ayude, pero ese ojo rojo brillante la ponía nerviosa. Los demonios no son de confianza y si ella era uno, entonces debía tener cuidado con lo que dice si no quiere morir.
—Abigail… Mi nombre es Abigail Blackwood.
—¿Blackwood, huh? Apellido ingles… ¿Tus padres son de Inglaterra? —Tamara hizo conversación, pero Abigail se rehusó a seguirla—.
—¿Eso importa ahora?
—La verdad no… Pero bueno —Tamara miro a Abigail a los ojos y dejo salir una sonrisa de oreja a oreja, seguida de una pregunta—. Voy a arreglar tu brazo, pero antes déjame preguntarte, ¿Confías en mí?
Esa era una pregunta rara. Una pregunta que no se haría en
esta clase de situación, pero Tamara pregunto de igual manera. Abigail
respondió sin pensar en la respuesta, dijo lo que ella creía era la única
respuesta correcta que debía decir.
—¡Por supuesto que no!
—¡Perfecto! —Dijo Tamara con su sonrisa volviéndose más grande y de un movimiento brusco, por no decir extremadamente doloroso, puso el brazo de Abigail en su lugar mientras ella seguía gritando de dolor—. Debí ser doctora, soy muy buena.
—¡¿Me estas tomando el pelo?! ¡Eso dolió!
—Significa que vas a estar mejor. Me sorprendería más si no lo sentiste
—¡Estas loca!
—¡Por supuesto que no!
—¡Perfecto! —Dijo Tamara con su sonrisa volviéndose más grande y de un movimiento brusco, por no decir extremadamente doloroso, puso el brazo de Abigail en su lugar mientras ella seguía gritando de dolor—. Debí ser doctora, soy muy buena.
—¡¿Me estas tomando el pelo?! ¡Eso dolió!
—Significa que vas a estar mejor. Me sorprendería más si no lo sentiste
—¡Estas loca!
—… Un poco, sí. Me sorprende que hayas sobrevivido a Jack.
Él pudo haberte matado enseguida y… Bueno… Gracias por ayudarme mientras estaba
cegada.
Tamara le agradeció a Abigail, lo cual ella no esperaba
ninguna señal de agradecimiento. Solo hizo lo que cualquiera haría, ayudar.
—¿Pensabas que iba a dejar que te ataque? No… Lo hice porque es mi trabajo. Ayudar a la gente como oficial de policía… Aun cuando obviamente no eres humana y puedes defenderte sola, si estas en problemas es mi deber ayudar. Además, vine aquí para capturar a esa cosa… Ahora se escapó —Abigail miro a Tamara a los ojos, esos ojos que parecían penetrar su alma con solo una mirada. Esos ojos mandaban un escalofrió por todo su cuerpo, pero también una extraña sensación de seguridad que no debería sentir en lo absoluto. Abigail se debatía en su cabeza lo que Tamara es, pero no había respuesta correcta. Al menos no ahora—. Lo llamaste Jack… ¿Sabes qué es?
—Se quien solía ser…
—Espera, entonces…
En ese momento se escucharon pasos viniendo desde el otro lado del túnel. Abigail vio las luces viniendo hacia ella. Jebediah había llegado con los oficiales que los habían acompañado y el oficial que escapo del monstruo. Tamara vio al grupo de policías frente a ella, se paró derecha y simplemente los recibió con su típica sonrisa y un saludo.
—No sabía que trajiste compañía. De haber sabido ya me habría ido —Dijo ella—. Buenas noches, señores. —Ella saludo tranquilamente, pero Jebediah tomo su fusil y apunto a Tamara. El oficial que estaba con Abigail lo detuvo—.
—¡Ella no es el monstruo! —El grito—
—No me importa. Mírale los ojos… —Jebediah apunto a los ojos de Tamara y dijo con desprecio—. Es una Hibrida.
—¿Pensabas que iba a dejar que te ataque? No… Lo hice porque es mi trabajo. Ayudar a la gente como oficial de policía… Aun cuando obviamente no eres humana y puedes defenderte sola, si estas en problemas es mi deber ayudar. Además, vine aquí para capturar a esa cosa… Ahora se escapó —Abigail miro a Tamara a los ojos, esos ojos que parecían penetrar su alma con solo una mirada. Esos ojos mandaban un escalofrió por todo su cuerpo, pero también una extraña sensación de seguridad que no debería sentir en lo absoluto. Abigail se debatía en su cabeza lo que Tamara es, pero no había respuesta correcta. Al menos no ahora—. Lo llamaste Jack… ¿Sabes qué es?
—Se quien solía ser…
—Espera, entonces…
En ese momento se escucharon pasos viniendo desde el otro lado del túnel. Abigail vio las luces viniendo hacia ella. Jebediah había llegado con los oficiales que los habían acompañado y el oficial que escapo del monstruo. Tamara vio al grupo de policías frente a ella, se paró derecha y simplemente los recibió con su típica sonrisa y un saludo.
—No sabía que trajiste compañía. De haber sabido ya me habría ido —Dijo ella—. Buenas noches, señores. —Ella saludo tranquilamente, pero Jebediah tomo su fusil y apunto a Tamara. El oficial que estaba con Abigail lo detuvo—.
—¡Ella no es el monstruo! —El grito—
—No me importa. Mírale los ojos… —Jebediah apunto a los ojos de Tamara y dijo con desprecio—. Es una Hibrida.
Parte 3
Una hora paso desde la fallida operación de captura. Todos volvieron a la comisaria y empezaron a revisar sus opciones y posibilidades. Abigail estaba sentada en la cama de la enfermería de la comisaria. Una enfermera termino de revisar su brazo y le dio una crema para quitar el dolor. Una crema hecha por los Elfos a base de plantas que hasta hace poco eran desconocidas por el hombre. Ella salió poco después de la enfermería y Jebediah estaba esperándola en el pasillo. Él estaba cruzado de brazos y sin decir nada hizo una seña con su cabeza para que camine con él. Abigail lo siguió y sabia a donde iban, no había necesidad de preguntar. Ellos entraron a la sala de interrogatorios, una habitación casi completamente a oscuras con un vidrio gigante que ocupaba casi toda una pared. Ellos se pararon frente al vidrio y vieron la otra habitación como si estuvieran viendo por una ventana. En la otra habitación, sentada en la mesa, estaba Tamara. Ella esperaba pacientemente mientras tarareaba una extraña tonada. Jebediah se cruzó de brazos mientras miraba fijamente a Tamara.
—Lo que dijiste que paso… Coincide con lo que ella dijo —Dijo el—. Aun así, parece que se está guardando información para ella misma. Obviamente sabe que era ese monstruo, pero no quiere cooperar. Típico de los Híbridos, creen que pueden hacer lo que quieran.
—Uno podría considerar eso como racismo, Jebediah —Dijo Abigail—. Ella me salvo la vida y agradecería que fueras un poco más amable.
—Yo no me pondría cómodo junto a ella si fuera tú, Abigail Blackwood —Una nueva voz se escuchó cerca de la puerta. Abigail y Jebediah vieron a un elfo entrar por la puerta—. Perdón por interrumpir. Mi nombre es Dolwen Tidurian, soy miembro de la OIP. Yo me encargue de interrogar a Tamara Rabinovich.
—¿Rabinovich? —Preguntaron Abigail y Jebediah al mismo tiempo—
—Ese es su apellido. Tal parece que ella nació en la ciudad de Kimry, Rusia, en el año 1890. Ella tiene 126 años de edad —Dolwen leyó en lo que parecía ser un informe—.
—¿Cómo sabes todo eso? ¿Te lo dijo ella? —Pregunto Jebediah—.
—No, está en su documentación verdadera. Obviamente traía con ella otra documentación falsa que cambiaba su fecha de nacimiento y especie, volviéndola humana ya que todos sabemos que aquí los Híbridos están prohibidos. Puede que aquí los Híbridos sean mal vistos, Jebediah Searfoss, pero en Rusia es un tema completamente diferente. Los Híbridos son considerados una especie nueva y se les ofrece asilo de los países que los desprecian. Porque ella dejo la seguridad de Rusia para venir a Argentina es algo de lo que no quiere hablar. Lo único que dijo fue… Quiero hablar con Abigail —Dijo Dolwen mientras miraba a Abigail fijamente—.
—¿Yo? ¿Por qué? —Abigail pregunto nerviosa—
—No tengo idea, pero si está dispuesta a hablar, entonces podrás preguntarle lo que queremos saber. Entra y habla con ella. Parece alguien que está dispuesta a cooperar… Solo si aceptamos sus términos… Si no habla, podemos obligarla mostrándole las leyes que violo por el simple hecho de tener una documentación falsa.
—No me gusta esto… —Jebediah expreso su disgusto—. Además, un hibrido de humano y demonio es lo más extraño que vi en mi vida. Creía que no era físicamente posible.
—… ¿Cómo sabes que es mitad demonio? —Pregunto Dolwen con curiosidad— En ningún momento te dije ese detalle.
—Mírale el ojo izquierdo. Ese rojo brillante, esa forma y esa sensación de que con solo verla directamente puede penetrar tu alma y revelar tus más oscuros secretos… Ella es mitad demonio sin lugar a duda, pero su ojo derecho por otro lado me deja perplejo. ¿Porque tiene la pupila es blanca? ¿Es una enfermedad?
—No lo sé… —Dijo Dolwen—
Abigail miro a Tamara fijamente, en su cabeza tenía miles de preguntas para ella. La más importante era sobre la situación actual, pero también sentía una gran curiosidad sobre ella. Abigail nunca vio a un Hibrido, en Argentina hay una ley realmente estricta sobre ellos. Prohíbe la unión entre humanos y Críptidos, y si un Hibrido nace es sacado del país o peor, dependiendo de que especie es parte. Si Tamara hubiera nacido en este país ya se le hubiera dado la pena de muerte por el simple hecho de existir. Los demonios no son bien vistos y mucho menos los ángeles.
—Voy a hablar con ella entonces —Dijo Abigail mientras suspiraba—. Dudo que pueda sacarle información vital así que no prometo nada.
Jebediah y Dolwen no dijeron nada y vieron como Abigail salía de la habitación y caminaba lentamente hasta la otra habitación donde Tamara se encontraba. Abigail abrió la puerta rápidamente y entro sin decir nada. Ella camino hasta la mesa y se sentó frente a ella. Hubo un pequeño silencio antes de que Tamara empiece a hablar con su ahora típica sonrisa en su rostro.
Una hora paso desde la fallida operación de captura. Todos volvieron a la comisaria y empezaron a revisar sus opciones y posibilidades. Abigail estaba sentada en la cama de la enfermería de la comisaria. Una enfermera termino de revisar su brazo y le dio una crema para quitar el dolor. Una crema hecha por los Elfos a base de plantas que hasta hace poco eran desconocidas por el hombre. Ella salió poco después de la enfermería y Jebediah estaba esperándola en el pasillo. Él estaba cruzado de brazos y sin decir nada hizo una seña con su cabeza para que camine con él. Abigail lo siguió y sabia a donde iban, no había necesidad de preguntar. Ellos entraron a la sala de interrogatorios, una habitación casi completamente a oscuras con un vidrio gigante que ocupaba casi toda una pared. Ellos se pararon frente al vidrio y vieron la otra habitación como si estuvieran viendo por una ventana. En la otra habitación, sentada en la mesa, estaba Tamara. Ella esperaba pacientemente mientras tarareaba una extraña tonada. Jebediah se cruzó de brazos mientras miraba fijamente a Tamara.
—Lo que dijiste que paso… Coincide con lo que ella dijo —Dijo el—. Aun así, parece que se está guardando información para ella misma. Obviamente sabe que era ese monstruo, pero no quiere cooperar. Típico de los Híbridos, creen que pueden hacer lo que quieran.
—Uno podría considerar eso como racismo, Jebediah —Dijo Abigail—. Ella me salvo la vida y agradecería que fueras un poco más amable.
—Yo no me pondría cómodo junto a ella si fuera tú, Abigail Blackwood —Una nueva voz se escuchó cerca de la puerta. Abigail y Jebediah vieron a un elfo entrar por la puerta—. Perdón por interrumpir. Mi nombre es Dolwen Tidurian, soy miembro de la OIP. Yo me encargue de interrogar a Tamara Rabinovich.
—¿Rabinovich? —Preguntaron Abigail y Jebediah al mismo tiempo—
—Ese es su apellido. Tal parece que ella nació en la ciudad de Kimry, Rusia, en el año 1890. Ella tiene 126 años de edad —Dolwen leyó en lo que parecía ser un informe—.
—¿Cómo sabes todo eso? ¿Te lo dijo ella? —Pregunto Jebediah—.
—No, está en su documentación verdadera. Obviamente traía con ella otra documentación falsa que cambiaba su fecha de nacimiento y especie, volviéndola humana ya que todos sabemos que aquí los Híbridos están prohibidos. Puede que aquí los Híbridos sean mal vistos, Jebediah Searfoss, pero en Rusia es un tema completamente diferente. Los Híbridos son considerados una especie nueva y se les ofrece asilo de los países que los desprecian. Porque ella dejo la seguridad de Rusia para venir a Argentina es algo de lo que no quiere hablar. Lo único que dijo fue… Quiero hablar con Abigail —Dijo Dolwen mientras miraba a Abigail fijamente—.
—¿Yo? ¿Por qué? —Abigail pregunto nerviosa—
—No tengo idea, pero si está dispuesta a hablar, entonces podrás preguntarle lo que queremos saber. Entra y habla con ella. Parece alguien que está dispuesta a cooperar… Solo si aceptamos sus términos… Si no habla, podemos obligarla mostrándole las leyes que violo por el simple hecho de tener una documentación falsa.
—No me gusta esto… —Jebediah expreso su disgusto—. Además, un hibrido de humano y demonio es lo más extraño que vi en mi vida. Creía que no era físicamente posible.
—… ¿Cómo sabes que es mitad demonio? —Pregunto Dolwen con curiosidad— En ningún momento te dije ese detalle.
—Mírale el ojo izquierdo. Ese rojo brillante, esa forma y esa sensación de que con solo verla directamente puede penetrar tu alma y revelar tus más oscuros secretos… Ella es mitad demonio sin lugar a duda, pero su ojo derecho por otro lado me deja perplejo. ¿Porque tiene la pupila es blanca? ¿Es una enfermedad?
—No lo sé… —Dijo Dolwen—
Abigail miro a Tamara fijamente, en su cabeza tenía miles de preguntas para ella. La más importante era sobre la situación actual, pero también sentía una gran curiosidad sobre ella. Abigail nunca vio a un Hibrido, en Argentina hay una ley realmente estricta sobre ellos. Prohíbe la unión entre humanos y Críptidos, y si un Hibrido nace es sacado del país o peor, dependiendo de que especie es parte. Si Tamara hubiera nacido en este país ya se le hubiera dado la pena de muerte por el simple hecho de existir. Los demonios no son bien vistos y mucho menos los ángeles.
—Voy a hablar con ella entonces —Dijo Abigail mientras suspiraba—. Dudo que pueda sacarle información vital así que no prometo nada.
Jebediah y Dolwen no dijeron nada y vieron como Abigail salía de la habitación y caminaba lentamente hasta la otra habitación donde Tamara se encontraba. Abigail abrió la puerta rápidamente y entro sin decir nada. Ella camino hasta la mesa y se sentó frente a ella. Hubo un pequeño silencio antes de que Tamara empiece a hablar con su ahora típica sonrisa en su rostro.
—¿Cómo está tu brazo? ¿Mejor? —Fue lo primero que ella
pregunto y eso tomo por sorpresa a Abigail. No solo a ella, también a Dolwen y
Jebediah—. ¿Puedes moverlo bien?
—S-si… Me dieron una crema para calmar el dolor… Gracias por acomodarlo
—De nada… La verdad me sentí algo culpable por eso. Si no me hubiera confiado, Jack no habría escapado y ya todos estaríamos en nuestras casas tranquilos —A la mención de “Jack”, Abigail tomo esta oportunidad para preguntar lo que era importante—.
—Cuando dices Jack… ¿Te refieres a ese monstruo? En el alcantarillado dijiste que sabias lo que solía ser… ¿Él era humano? —Abigail pregunto con cuidado—
—Si, solía ser humano —Respondía Tamara con tranquilidad mientras se ponía cómoda en su silla, como si quisiera caer dormía allí y ahora—. Aunque podríamos decir que sigue siendo humano mientras aun retenga rasgos humanos. En el momento en que se transforme completamente en esa monstruosidad… Pasará a ser una “Abominación”
—“Abominación” ¿Qué es eso? ¿Cómo llego a eso? ¿Le hiciste algo? —Abigail pregunto seriamente y Tamara soltó una carcajada—
—Jajaja, ¿asumes que yo le hice eso? No, no tengo razón para quitarle a un hombre su humanidad para volverlo un monstruo que claramente nadie podrá controlar… Mi Mama sería capaz, pero yo no. Ella solía tener una visión retorcida del mundo a su alrededor… En fin, lo que le paso no es mi culpa. Es suya. El me robo algo que no debía ni siquiera tocar y termino maldito.
—Maldito… ¿Quieres decir que te robo un objeto maldito?
—Si, pero no un simple objeto maldito. Es el fragmento de una joya que tiene un efecto negativo en los humanos. Con solo mirar el fragmento fijamente, te verás atrapado en un trance y si lo tocas por mucho tiempo, se volverá parte de ti y te transformará en un monstruo basado en tus mayores miedos combinados —Tamara explico y del otro lado del vidrio, Dolwen parecía reconocer el objeto del cual ella estaba hablando—.
—Interesante —Dijo el—. Pensar que ella tenía un fragmento.
—¿De qué está hablando? —Pregunto Jebediah—.
—Espera —Dolwen golpeo el vidrio. Abigail entendió, se levantó y salió por un momento para volver con ellos—.
—¿Qué paso? —Pregunto ella—
—Necesito que escuches esto también —Dijo Dolwen—. Lo que ella dice coincide con un antiguo relato. Se suponía que era solo un rumor, un mito. Se lo llamaba “El Rubí de Tou Krowat”. Es una antigua leyenda que casi nadie conoce. Hablaba sobre un Hermoso Rubí dejado por los dioses de la Cuarta Dimensión para satisfacer los deseos de una Princesa Elfica caprichosa que quería superar sus miedos. Ella deseaba superar todos sus miedos para poder gobernar su reino con mano de hierro. Los dioses al escuchar todos los días su solicitud, ellos accedieron darle el rubí, pero lo hicieron, no para ayudarla, sino para maldecirla. Antes, cuando los elfos se separaban por reinos, los príncipes y princesas debían desechar todos sus deseos tanto materiales como emocionales. Ellos debían llegar al trono con la mentalidad de que no son perfectos para poder gobernar… Pero esta princesa, Tou Krowat, quería ser perfecta y su visión de perfección era deshacerse de sus grandes temores. Al recibir el rubí, ella lo colgó en su cuello y al cabo de un día, se volvió un monstruo y todo aquel que entraba en contacto con ella se volvía un monstruo. Ella fue sacada de su miseria poco después al igual que los afectados que parecían actuar como si tuvieran mente de colmena y el rubí fue cortado en 7 partes iguales ya que era imposible destruirlo. Al ser separado, su poder se redujo considerablemente y se enterraron en diferentes partes del mundo con solo un Elfo sabiendo donde están enterrados y se llevaría ese conocimiento a la tumba… Nunca creí que…
—Un fragmento de ese Rubí aparecería aquí… Y mucho menos estuviera en manos de ella —Dijo Abigail— ¿Qué podemos esperar de esto?
—S-si… Me dieron una crema para calmar el dolor… Gracias por acomodarlo
—De nada… La verdad me sentí algo culpable por eso. Si no me hubiera confiado, Jack no habría escapado y ya todos estaríamos en nuestras casas tranquilos —A la mención de “Jack”, Abigail tomo esta oportunidad para preguntar lo que era importante—.
—Cuando dices Jack… ¿Te refieres a ese monstruo? En el alcantarillado dijiste que sabias lo que solía ser… ¿Él era humano? —Abigail pregunto con cuidado—
—Si, solía ser humano —Respondía Tamara con tranquilidad mientras se ponía cómoda en su silla, como si quisiera caer dormía allí y ahora—. Aunque podríamos decir que sigue siendo humano mientras aun retenga rasgos humanos. En el momento en que se transforme completamente en esa monstruosidad… Pasará a ser una “Abominación”
—“Abominación” ¿Qué es eso? ¿Cómo llego a eso? ¿Le hiciste algo? —Abigail pregunto seriamente y Tamara soltó una carcajada—
—Jajaja, ¿asumes que yo le hice eso? No, no tengo razón para quitarle a un hombre su humanidad para volverlo un monstruo que claramente nadie podrá controlar… Mi Mama sería capaz, pero yo no. Ella solía tener una visión retorcida del mundo a su alrededor… En fin, lo que le paso no es mi culpa. Es suya. El me robo algo que no debía ni siquiera tocar y termino maldito.
—Maldito… ¿Quieres decir que te robo un objeto maldito?
—Si, pero no un simple objeto maldito. Es el fragmento de una joya que tiene un efecto negativo en los humanos. Con solo mirar el fragmento fijamente, te verás atrapado en un trance y si lo tocas por mucho tiempo, se volverá parte de ti y te transformará en un monstruo basado en tus mayores miedos combinados —Tamara explico y del otro lado del vidrio, Dolwen parecía reconocer el objeto del cual ella estaba hablando—.
—Interesante —Dijo el—. Pensar que ella tenía un fragmento.
—¿De qué está hablando? —Pregunto Jebediah—.
—Espera —Dolwen golpeo el vidrio. Abigail entendió, se levantó y salió por un momento para volver con ellos—.
—¿Qué paso? —Pregunto ella—
—Necesito que escuches esto también —Dijo Dolwen—. Lo que ella dice coincide con un antiguo relato. Se suponía que era solo un rumor, un mito. Se lo llamaba “El Rubí de Tou Krowat”. Es una antigua leyenda que casi nadie conoce. Hablaba sobre un Hermoso Rubí dejado por los dioses de la Cuarta Dimensión para satisfacer los deseos de una Princesa Elfica caprichosa que quería superar sus miedos. Ella deseaba superar todos sus miedos para poder gobernar su reino con mano de hierro. Los dioses al escuchar todos los días su solicitud, ellos accedieron darle el rubí, pero lo hicieron, no para ayudarla, sino para maldecirla. Antes, cuando los elfos se separaban por reinos, los príncipes y princesas debían desechar todos sus deseos tanto materiales como emocionales. Ellos debían llegar al trono con la mentalidad de que no son perfectos para poder gobernar… Pero esta princesa, Tou Krowat, quería ser perfecta y su visión de perfección era deshacerse de sus grandes temores. Al recibir el rubí, ella lo colgó en su cuello y al cabo de un día, se volvió un monstruo y todo aquel que entraba en contacto con ella se volvía un monstruo. Ella fue sacada de su miseria poco después al igual que los afectados que parecían actuar como si tuvieran mente de colmena y el rubí fue cortado en 7 partes iguales ya que era imposible destruirlo. Al ser separado, su poder se redujo considerablemente y se enterraron en diferentes partes del mundo con solo un Elfo sabiendo donde están enterrados y se llevaría ese conocimiento a la tumba… Nunca creí que…
—Un fragmento de ese Rubí aparecería aquí… Y mucho menos estuviera en manos de ella —Dijo Abigail— ¿Qué podemos esperar de esto?
—Supuestamente los fragmentos tienen vida propia y son, por
falta de mejores términos, una forma de vida parasitaria. Quieren volver a
unirse. Así que este hombre, Jack buscará otros fragmentos mientras sacia su
hambre.
—… ¿Tamara sabrá ese detalle? —Pregunto Abigail—
—Supongo que sí. Sino no tendría razón para atacar a Jack. Además, no hay cura para esto, solo la muerte —Dolwen miro a Tamara desde el otro lado del espejo con un suspiro—. Pensar que todo esto empezó con un hombre mutilado… Nadie se espera esta clase de cosas. Debo informar a la OIP sobre esto. Se pondrá en efecto el toque de queda y se buscará a ese monstruo por toda la ciudad. Lo que necesitamos ahora es…
—Yo sé dónde estará ahora… —Dijo Tamara, interrumpiendo a Dolwen. Todos se giraron al verla—. ¿Pensaron que no podía escucharlos? Se a lo que me enfrento y ese hombre me robo, solo para que el karma lo mate. Esta es mi pelea, no suya. Les diré donde estará si a cambio me dejan encargarme de él personalmente.
—¿Por qué habríamos de confiar en ti? —Pregunto Jebediah—
—Ningún arma tiene efecto sobre él. Tal parece que además de temerle a las arañas, le tenía al concepto de la inmortalidad. —Al decir eso, todos se sorprendieron. Tal parece que el Rubí era capaz de hacer lo imposible—. Lo conocí por relativamente corto periodo de tiempo, se presento ante mi y me robo sin dudarlo mas tarde, pero en ese poco tiempo pude sacar algo de información que les podría ser útil a todos ustedes. No era un simple ladrón. Trabajaba para alguien. Así que compartiré cierta información de vital importancia con ustedes a cambio de ciertos beneficios que me parecen totalmente justo.
—… —Dolwen se cruzó de brazos y la miro fijamente—. ¿Cuáles serían tus términos?
—Solo quiero dos cosas. Uno, encargarme de él yo misma. Dos, una vez que termine me quedare aquí. Me niego a que me deporten por el simple hecho de ser como soy y no tengo planeado volver a Rusia.
—Así que básicamente… Ciudadanía —Dijo Dolwen y Tamara asintió—. Sera un poco difícil, por ser una Hibrida… Déjame hacer una llamada y veremos si podemos aceptar tus términos.
—¿En serio aceptaras sus términos? —Pregunto Jebediah con rabia— No podemos confiar en ella.
—No está pidiendo nada del otro mundo, Searfoss. Solo será difícil de cumplir… Además, vino aquí por su propia cuenta, No se resistió, nos dio información del monstruo al que nos enfrentamos y está dispuesta a ayudar si le damos el derecho a ser ciudadana legal sin importar su etnia. Puede que sea mitad demonio, puede ser una trampa, pero por el momento quiero probar algo con la OIP. Si funciona, tal vez podamos sacar ventaja de esto. Ahora, si me disculpas.
Dolwen salió de la habitación y Jebediah solo se limitó a suspirar. Abigail solo miro a Tamara del otro lado del vidrio. Tamara enfoco sus ojos en Abigail y le sonrió, esta vez era una sonrisa pequeña, simpática. En ese momento Abigail se preguntaba a donde la llevaría toda esta situación en la que se encontraba. “¿Tamara era de fiar?” Eso se preguntaba ella, pero la respuesta no era obvia, era confusa. Pero por ahora solo le quedaba confiar un poco, después de todo, le debe al menos eso por salvarle la vida. Si ella no hubiera aparecido, ya estaría muerta…
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—… ¿Tamara sabrá ese detalle? —Pregunto Abigail—
—Supongo que sí. Sino no tendría razón para atacar a Jack. Además, no hay cura para esto, solo la muerte —Dolwen miro a Tamara desde el otro lado del espejo con un suspiro—. Pensar que todo esto empezó con un hombre mutilado… Nadie se espera esta clase de cosas. Debo informar a la OIP sobre esto. Se pondrá en efecto el toque de queda y se buscará a ese monstruo por toda la ciudad. Lo que necesitamos ahora es…
—Yo sé dónde estará ahora… —Dijo Tamara, interrumpiendo a Dolwen. Todos se giraron al verla—. ¿Pensaron que no podía escucharlos? Se a lo que me enfrento y ese hombre me robo, solo para que el karma lo mate. Esta es mi pelea, no suya. Les diré donde estará si a cambio me dejan encargarme de él personalmente.
—¿Por qué habríamos de confiar en ti? —Pregunto Jebediah—
—Ningún arma tiene efecto sobre él. Tal parece que además de temerle a las arañas, le tenía al concepto de la inmortalidad. —Al decir eso, todos se sorprendieron. Tal parece que el Rubí era capaz de hacer lo imposible—. Lo conocí por relativamente corto periodo de tiempo, se presento ante mi y me robo sin dudarlo mas tarde, pero en ese poco tiempo pude sacar algo de información que les podría ser útil a todos ustedes. No era un simple ladrón. Trabajaba para alguien. Así que compartiré cierta información de vital importancia con ustedes a cambio de ciertos beneficios que me parecen totalmente justo.
—… —Dolwen se cruzó de brazos y la miro fijamente—. ¿Cuáles serían tus términos?
—Solo quiero dos cosas. Uno, encargarme de él yo misma. Dos, una vez que termine me quedare aquí. Me niego a que me deporten por el simple hecho de ser como soy y no tengo planeado volver a Rusia.
—Así que básicamente… Ciudadanía —Dijo Dolwen y Tamara asintió—. Sera un poco difícil, por ser una Hibrida… Déjame hacer una llamada y veremos si podemos aceptar tus términos.
—¿En serio aceptaras sus términos? —Pregunto Jebediah con rabia— No podemos confiar en ella.
—No está pidiendo nada del otro mundo, Searfoss. Solo será difícil de cumplir… Además, vino aquí por su propia cuenta, No se resistió, nos dio información del monstruo al que nos enfrentamos y está dispuesta a ayudar si le damos el derecho a ser ciudadana legal sin importar su etnia. Puede que sea mitad demonio, puede ser una trampa, pero por el momento quiero probar algo con la OIP. Si funciona, tal vez podamos sacar ventaja de esto. Ahora, si me disculpas.
Dolwen salió de la habitación y Jebediah solo se limitó a suspirar. Abigail solo miro a Tamara del otro lado del vidrio. Tamara enfoco sus ojos en Abigail y le sonrió, esta vez era una sonrisa pequeña, simpática. En ese momento Abigail se preguntaba a donde la llevaría toda esta situación en la que se encontraba. “¿Tamara era de fiar?” Eso se preguntaba ella, pero la respuesta no era obvia, era confusa. Pero por ahora solo le quedaba confiar un poco, después de todo, le debe al menos eso por salvarle la vida. Si ella no hubiera aparecido, ya estaría muerta…
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