Mad World - Capítulo 1

Hola a todos, la historia fue reescrita debido a una cuestión personal y debido a que no era lo que esperaba. La historia seguirá teniendo la misma premisa, pero es otro inicio y, espero, mejor redactado. Si leyeron la versión anterior se darán cuenta en los cambios en la escritura y la velocidad que llevara la historia que sera diferente a la anterior. De todas maneras, perdón por las molestias y espero que disfruten esta versión.


Capítulo 1: Un Día como cualquier otro
Parte 1

La ciencia, a pesar de sus progresos increíbles, no puede ni podrá nunca explicarlo todo. Cada vez ganará nuevas zonas a lo que hoy parece inexplicable. Pero las rayas fronterizas del saber, por muy lejos que se eleven, tendrán siempre delante un infinito mundo de misterio.

-Gregorio Marañón

Era un día como cualquier otro, soleado, sin nubes, completamente despejado. Las calles estaban repletas de gente enfocados solamente en el día que les espera, ya sea trabajo, escuela o simplemente si tienen deberes pendientes. Todo era perfectamente normal a excepción de un pequeño barrio al sur de la capital. Un pequeño barrio de edificios que estaba siendo invadido por el ruido de las sirenas de una patrulla de la policía que conducía por las calles del barrio sin detenerse por nada del mundo. El patrullero acelero hasta un parque que se encontraba a las orillas del barrio. El patrullero entro al parque y se detuvo justo en medio de este. El lugar donde se detuvo estaba rodeado por cinta de seguridad amarilla que decía “Prohibido Pasar”. Dentro del área que rodea la cinta había una pequeña tienda de color blanco y una ambulancia cerca de esta. Los oficiales de policía que salieron del patrullero, un hombre mayor con anteojos oscuros, cabello corto de color negro y bigote; y una mujer joven con cabello es corto de color rubio casi oscuro y ojos de color marrón claro, entraron a la tienda y se sorprendieron al ver lo que había dentro. Dentro yacía el cadáver de un hombre mutilado. El cadáver carece de la piel que rodeaba su rostro y su pierna izquierda, su pecho y abdomen tenía inusuales marcas de mordidas que no parecían ser las de ningún animal “Común y Corriente”. El hombre, ahora cadáver, llevaba puesto una campera de jean, remera blanca con el logo de una banda de rock ochentera y pantalones de cuero negro. La escena parecía algo sacado de una película de terror morbosa, varios de los oficiales presentes evitaban el cuerpo y salían para investigar el área. Los dos oficiales que acababan de llegar miraron el cuerpo, el hombre con cierto asco mientras que la mujer lo hacía con cierta curiosidad y miedo hacia quien o que fue el autor de tal masacre. Uno de los oficiales se acercó a ellos y los saludo.

—Bienvenidos Inspectores Barone y Blackwood —Dijo el Oficial mientras miraba al hombre que se apellidaba Barone y a la mujer que se apellidaba Blackwood—. Como pueden ver, tuvimos que cubrir la escena, no podíamos dejar que la gente lo viera. También cerramos el parque momentáneamente pero no podemos evitar que la gente quiera echar un vistazo a la escena.

—Buen trabajo —Dijo Barone con su usual voz grave. El miro el cuerpo y suspiro—. Puede retirarse, nosotros nos encargaremos. ¿Hay algún testigo?

—Si, bueno, no es un testigo. Es un joven que descubrió el cadáver en la mañana. Parece estar en shock y murmura algo raro entre dientes. Cuando terminen aquí pueden hablar con él. Lo tenemos a unos metros de la tienda, dentro de la ambulancia.

—Muy bien, terminaremos aquí y hablaremos con él —Dijo Barone—.

El oficial asintió y se fue de la tienda al igual que los demás oficiales, solo quedando uno de ellos que pertenecía a la policía forense que aún estaba tomando fotos del cuerpo. Barone se puso guantes desechables y se agacho cerca del cuerpo. Blackwood solo lo miraba de lejos con sus brazos cruzados.

—¿Vas a quedarte ahí parada, Blackwood? —Pregunto Barone— ¿O es que le tienes asco a los cadáveres?

Blackwood parecía molesta por lo que acababa de decir. El día apenas había empezado y ya la estaba tratando como una miedosa, lo cual no era cierto. Ella se agacho cerca del cadáver y miro a Barone de reojo.

—¿Piensas que puedes tratarme así? Ya llevo un año desde que trabajo de esto. No me trates como si fuera una incompetente —Dijo Blackwood—.

—Entonces demuéstrame lo contrario, Abigail. Solo porque tengas buena puntería, hayas pasado el examen escrito como si nada, te creas más inteligente que yo y seas amiga del Comisario Donleavy no significa que voy a tratarte diferente por eso y por el hecho de que seas mujer. Aquí tratamos a todos igual, sean gordos, flacos, gays, retrasados, inteligentes o como en tu caso, tengan conexiones. En especial de mi parte, yo los trato a todos por igual. Llevo más tiempo en esto que tú y en lo personal, esto… —Barone apunto al cuerpo— Es enfermizo y me gustaría terminar rápido para volver a casa con mi familia. De ser posible me gustaría saber quién mierda le hizo esto a este pobre hombre para que tenga su merecido castigo… Ahora dime, ¿Ves algo que te llame la atención? ¿Algo que pueda ser una pista?

Abigail Blackwood se acercó cuidadosamente al cadáver y examino con cuidado las mordidas y rasguños en su cuerpo. Sus ojos se enfocaron en el área donde la piel fue arrancada. Parecería como si lo que lo ataco enterró sus garras, o colmillos, en su piel y de un tirón arranco la piel como si fuera de papel. Abigail, con sus guantes desechables, toco las mordidas y de a poco sintió la carne mordida del cuerpo hasta que sintió algo inusual. Ella se acercó aún más al cadáver y encontró un colmillo negro dentro del pecho de la víctima. Un colmillo inusualmente grande que pudo haberse confundido con una de las costillas si no fuera por el hecho que se asemejaba más a una navaja y sea de color negro en lugar de blanco. Ella se levantó y miro fijamente el enorme colmillo. Barone se acercó a ella y miro el colmillo con impresión y desagrado.

—Déjame adivinar… —Dijo Barone— Fue uno de esos bichos, ¿no?

—No seas racista, David. Se llaman Críptidos —Dijo Abigail con molestia en su voz—.

—No soy racista, solo no me agradan, es todo —David trato de defenderse de la acusación de Abigail—. Pero vaya, ese colmillo es enorme.

—La verdad… Me gustaría decir que es un colmillo, pero no lo es.

—¿No lo es?

—No, es un quelícero de Araña —Dijo Abigail con algo de miedo en su voz ya que ella le tiene una pequeña fobia a las arañas—. Mas específicamente, y espero estar equivocada, un J'ba Fofi.

—Quiero que sepas que cuando hablas sobre esas cosas es como si hablaras en latín. Además, el quelícero es básicamente el colmillo que tienen las arañas, ¿no? ¿Qué significa… Jaba… eso que dijiste?

—Araña Gigante

—Huh… Perfecto. Un Arácnido gigante. Lo que nos faltaba aquí.

—Son una especie de Críptido que está en peligro de extinción. Generalmente son cazados por miedo en el Congo. Pero cuando se reproducen… Una sola pareja es capaz de poner más de mil huevos, preservando la especie. Cabe mencionar que su exportación es completamente ilegal… Si lo que mato a este hombre fue una J'ba Fofi, entonces alguien la trajo aquí y la dejo libre —Abigail explico—.

—Supongamos que te equivocas… ¿Entonces con que estamos lidiando?

—La verdad, ni idea. Lo más cercano sería un Cambia Formas. Pero mejor vamos a ver a nuestro único testigo. Tal vez sepa algo.

—Yo iré primero, tu ve si encuentras algo más —David salió de la tienda y Abigail suspiro mientras se quitaba los guantes. Con cuidado ella sostenía el quelícero de la J'ba Fofi—. Vaya trabajo en el que termine.

Abigail guardo en quelícero en una bolsa de plástico que decía “Evidencia” y salió de la tienda para ver al testigo. David ya se había adelantado y estaba hablando con él dentro de la ambulancia. Un joven de aproximadamente 19 años que llevaba una campera negra cerrada hasta el cuello y pantalones de jeans. El joven parecía algo desorientado y asustado, sus ojos estaban rojos y demasiado abiertos, como si sus parpados no existieran. Él no estaba parpadeando para nada y su cabello estaba completamente desordenado. David trataba de interrogarlo, pero el joven guardaba silencio completamente y eso desesperaba a David. Cierto que David tenía experiencia siendo un Inspector y no es la primera vez que interroga a alguien, pero en estos tiempos y con lo que vivo lo hacen un hombre con poca paciencia. Abigail se acercó a ellos y escucho a David suspirando.

—Necesito que cooperes conmigo, chico. ¿Cuándo encontraste el cuerpo viste algo inusual? —Pregunto David, pero el joven siguió guardando silencio— ¿No vas a hablar? ¿Sabes que puedo arrestarte y llevarte a la comisaria por obstrucción de la justicia, no? ¿Quieres que te arreste y lo hagamos más difícil para ti? Porque para mí sería mucho más fácil.

—David… Déjame hablar con él —Dijo Abigail con calma y se acercó al joven—. ¿Puedes dejarme a solas con él? Te aseguro que hablara conmigo.

—¿Cómo estas tan segura, novata?

—Primero, no me llames novata de esa forma. Segundo, creo que le hablara a una mujer joven antes que a un hombre que está casi en sus 50 y malhumorado todo el rato.

—… Como quieras —David les dio espacio y Abigail miro al joven a los ojos. Ella sonrió y de la nada chasqueo sus dedos frente a él haciendo que le dé un sobresalto, pero no parpadeo ni por un segundo
.

—Lo sabía —Abigail murmuro—. Puedes oírme, ¿no? ¿Me entiendes perfectamente o tienes problemas para escuchar? ¿Sientes que todo a tu alrededor retumba? —El joven asintió lentamente sin decir una sola palabra y Abigail soltó una carcajada— Menos mal que David y los demás oficiales no tienen conocimiento sobre Criptozoología básica. Se abrían dado cuenta que te estuviste drogando con una planta que solo los duendes pueden producir. Voy a hacer un trato contigo. Vas a decirme si viste al Críptido que hizo esto y a cambio te diré como quitarte los efectos secundarios de la droga y veo que por el momento estas en la fase 1, cuando llegues a la fase 4 vas a desear estar muerto, créeme. Yo la probé una vez y te puedo asegurar que fue la mayor estupidez que hice en mi vida. Pero si decides no abrir tu boca le diré a la policía lo que te estuviste metiendo y tendrás un año de cárcel mínimo si la Fase 5 no te mata primero. Tú decides niño ¿Trato?

Abigail sonrió y el joven no sabía si reír o llorar porque Abigail se dio cuenta que él estaba drogándose con algo que podría matarlo y que ademas era ilegal, no tan ilegal como otras drogas, pero seguía siendo peligroso. El joven miro desesperado a su alrededor, como si buscara una forma de escapar, pero no era posible, estaba dentro de una ambulancia y si salia corriendo seria su fin.

—… E-E-Esta bien —Dijo el joven, tartamudeando—. N-N-No dije nada porque… N-No me creerían.

—Te creerán, cada palabra. Créeme. Vivimos en un mundo de locos. Ahora dime… ¿Sabes que mato a este hombre? ¿Qué viste esta mañana?

—V-V-V-Vi… Un hombre… Con cabeza de araña —Eso solo fue suficiente para sorprender a Abigail, casi sonaba loco para ella—. Me miro a los ojos y… trato de matarme, pero se alejó de mi cuando el sol apareció.

—¿El sol…? Umm… ¿Un hombre mitad araña? No había escuchado nada parecido, pero ese quelícero es algo de prueba… —Abigail murmuro— ¿Sabes a dónde fue?

—Lo vi corriendo a los árboles y desapareció… No sé nada más… Después tuve problemas para llamar a la policía por… Ya sabes.

El joven empezó a rascarse el brazo derecho de tal forma que parecía como si quisiera arrancarse la piel. Abigail lo detuvo.

—Gracias por todo… —Abigail se acercó a él y le susurró al oído— Si fumas marihuana, contrarrestara los efectos de la droga. Fuma una al día por una semana y estarás mejor. Es la única medicina que hay.

—¿M-Marihuana? ¿Segura?

—Hay otra, pero tendrías que ir al doctor y terminaras en la cárcel. Yo solo te digo la mejor opción. Dependerá de ti que hacer. Recuerda, una al día antes de dormir y en una semana estarás como nuevo. Después de eso el único efecto secundario sera la migraña seguida de vómitos. Eso sacara la droga completamente de tu sistema y listo 
Abigail, sin previo aviso, puso su mano en el bolsillo del joven y saco una bolsa de plástico llena de plantas de color purpura—. Deshazte de esto inmediatamente —Abigail le devolvió la bolsa y salió de la ambulancia. Ella se encontró con David poco después. Él se puso un cigarrillo en la boca y trataba de encenderlo, pero el encendedor no funcionaba. Abigail le quito el encendedor y el cigarrillo de la boca.

—No fumes

—¿Qué te da la autoridad de decir eso y quitarme mi cigarrillo?

—Nadie, solo digo que vas a matarte con eso… Al final conseguí algo del chico.

—¿En serio? —David pregunto un poco sorprendido— ¿Qué dijo?

—Parece que mi deducción era un 50% correcta… Lo malo es que tal vez estemos lidiando con algo más raro aún. El chico vio un hombre con cabeza de araña.

Abigail se cruzó de brazos mientras decía eso. Con solo pensar en eso le daba escalofríos. En su mente solo podía pensar en las posibilidades de cómo y porque algo como eso es posible y hay varias hipótesis, pero nada concreto. David suspiro, molesto por los problemas que tendrán que resolver ahora. Él no era experto en Críptidos y no quería lidiar con ninguno, pero era parte de su trabajo ahora.

—Maldita sea… ¿Y dónde está? —El pregunto y Abigail miro a los arboles cerca de la escena del crimen como respuesta a su pregunta—

—Él me dijo que desapareció cerca de esos árboles.

Abigail apunto a los árboles que formaban un pequeño bosque en el parque y vio a algunos oficiales cerca del área. David y Abigail se acercaron a ellos y mientras se acercaban vieron telas de araña rodeando algunos árboles, los arboles estaban tan juntos que al adentrarse parecía como si estuvieran adentrándose en lo profundo de un bosque, las ramas se enlazaban entre si oscureciendo el lugar. La luz del sol solo se adentraba entre las ramas proporcionando un poco de luz a lo que parecía ser una oscuridad casi absoluta. Los oficiales inspeccionando el lugar miraban con miedo a su alrededor. Abigail miraba hacia arriba, a las ramas de los árboles, pero no había nada fuera de lo normal. A excepción de la tela rodeando los árboles, no había nada más que llamara la atención de los oficiales. En ese momento, un oficial puso una rama y el suelo debajo de sus pies desapareció dentro de un agujero considerablemente grande. El oficial cayo al agujero por al menos dos segundos antes de tocar el suelo. Al golpear el suelo duro, el oficial grito de dolor. Abigail, David y los demás oficiales se acercaron al agujero que tenía al menos un metro y medio de largo. Ellos se asomaron y sacaron sus linternas para alumbrar el agujero y ver que había pasado. Ellos vieron al oficial tirado en el suelo y rodeándolo había huesos de perros, gatos e incluso humanos.

—¿Esta bien? —Pregunto Abigail con preocupación—

—S-Si, lo estoy —Respondió el oficial. El saco su linterna y alumbro el lugar. Ahora mismo se encontraba en una especie de túnel y se los describió a los demás— Estoy en un túnel… Es como si algo hubiera excavado hasta llegar hasta aquí… Veo… Una luz al final, parece que esto lleva al alcantarillado.

—¿Un túnel que lleva hasta el alcantarillado? —Pregunto David— Quédate ahí, te traeremos una escalera para que puedas subir.

—¡Esperen! Hay algo aquí…

El oficial alumbro directo al túnel frente a él, pero no había nada, solo tierra. El escucho un crujido detrás de él y se dio la vuelta solo para ver algo moviéndose a gran velocidad en la oscuridad… Algo estaba mirándolo fijamente. El oficial se levando lentamente y sin querer dejo caer su linterna. Cuando la luz desapareció y la oscuridad se apodero del túnel, el oficial fue atacado repentinamente por un monstruo que desafiaba toda lógica humana. Abigail vio como el oficial fue despedazado en cuestión de segundos por el monstruo que encajaba perfectamente con la descripción que el joven le había dado hace unos minutos. El oficial desapareció en la oscuridad del túnel con el monstruo arrastrándolo mientras el hombre gritaba desesperadamente por ayuda, tanto de los demás oficiales como a dios… Pero ninguno podía ayudarlo ahora.
Parte 2

Un par de horas más tarde, Abigail se encontraba en la oficina del Comisario Maxwell Donleavy. El había escuchado lo que había pasado y hablo con cada oficial que presencio la muerte de uno de los oficiales de policía a manos de un monstruo. Maxwell esta vez escucho la versión de Abigail que era exactamente la misma, pero la razón por la que espero a escuchar la versión de ella al final es porque Abigail era la una oficial a cargo de la división paranormal de la comisaria y cuando la policía se enfrenta a una amenaza de esta clase en el área, recurren a ella. Maxwell y Abigail se conocen desde hace mucho tiempo, él y el padre de Abigail son viejos amigos y es una de las razones por las que Abigail tiene el puesto, además de tener el conocimiento sobre estas criaturas paranormales. La policía informo a los medios de comunicación sobre lo ocurrido e insistió en que los habitantes mantengan la calma y que no se acerquen al área hasta nuevo aviso. Ahora mismo hay policías circulando el área y vigilando posible áreas del parque donde vuelva a aparecer el monstruo.

—Así que… Según tú, lo que mato al Oficial Pérez fue un… ¿Híbrido? —Pregunto Maxwell con cierta duda en su voz—. No han habido híbridos desde...

—Lo se y la verdad no estoy muy segura pero es una de las posibilidades y no podemos descartarla completamente. También puede ser una maldición, alguien que estuvo en el momento y lugar equivocado o tal vez es algo más. No lo sabré hasta que no lo capturemos.

—Hasta donde sé, todos dijeron que Pérez menciono el alcantarillado. Y después de buscar un mapa encontré que el Alcantarillado pasa por el parque. Hay un túnel largo que pasa bajo el parque hasta llegar a una red gigantesca que abarca toda la capital y llega hasta el mar. Lo que sea a lo que nos estemos enfrentando aquí debe conocer el terreno mejor que nosotros y si queremos hacer algo al respecto necesitaremos ayuda profesional.

—Ayuda profesional… ¿Eso significa que llamaste a la Organización de Investigación Paranormal?

—Si, habrá una operación esta noche y Jebediah Searfoss estará presente para supervisar. —Cuando Maxwell menciono a Jebediah, Abigail miro al suelo— Supongo que no tendrás ningún problema en trabajar con él, ¿o sí?

—No, no hay problema en lo absoluto. Solo que… Él es más un exterminador que otra cosa, un Mercenario.

—Cierto, estuvo en el ejército y está bien entrenado para tratar con Críptidos. Pero cuando la OIP dice que necesita algo con vida, Jebediah se encargara de traerlo vivo. Además, sé que tú y él no se llevan muy bien que digamos, pero estoy seguro de que pueden dejar eso atrás.

—Estoy segura de que sí, somos adultos. No hace que peleamos como niños solo por una discusión estúpida.

—Bien, la operación será esta noche cerca del parque. Se mantendrá un perímetro dentro del alcantarillado y se mantendrá esa cosa dentro para capturarla. Tu iras con Jebediah y David Barone no participara de esto. Quiero que te prepares, para las 20 horas saldrás de aquí y un patrullero te llevara allí.

—Entendido

Abigail se levantó de su asiento y saludo a Maxwell. Ella salió de su oficina y camino lentamente por los pasillos de la comisaria con la cabeza baja. Ella recordaba algo que no quería recordar que involucraba a Jebediah. Ella no lo odia, pero no puede evitar pensar que lo que paso ese día pudo haberse evitado si tan solo él hubiera esperado en lugar de abrir fuego. Abigail entro a su oficina en la División Paranormal de la Comisaria, el lugar estaba desierto como siempre, ella era la única persona en el lugar debido a que muy poca gente estudia Criptozoología y aplica para ser oficial de policía. La gente que termina con un título de Criptozoologo termina trabajando de doctor o simplemente en el zoológico o museo. Abigail se sentó en la silla de su oficina y suspiro mientras miraba al techo, ella a veces se preguntaba si esta profesión era la indicada para ella. Ella simplemente tomo el trabajo porque fue lo primero que se le presento y ella lo tomo sin pensarlo. Ella pensó que podría llegar a algo, que su vida sería diferente y ciertamente lo es, pero no como ella creía.

—… Al menos tengo mejor puntería que todos los oficiales aquí —Abigail murmuro—.

El quelícero que Abigail encontró en la escena del crimen estaba en su mesa, aún estaba dentro de la bolsa de plástico. Ella lo miro fijamente hasta que decidió tomarlo y mirarlo más de cerca. Ella no podía evitar pensar en lo que vio esa mañana, como esa cosa se llevó al oficial hacia la oscuridad absoluta del túnel para hacerle quien sabe qué.

—Me gustaría saber que eres… ¿Solías ser humano o eres mucho más que eso? De verdad quiero saberlo…

Parte 3

Ese mismo día, exactamente a las 20:35 horas, en el parque, Abigail estaba parada frente al agujero en el que el oficial Pérez cayo esa misma mañana y se convirtió en su tumba. Detrás de ella había un grupo de 5 oficiales armados con rifles y escopetas cargados con tranquilizantes. Al lado de Abigail había un hombre claramente un par de años mayor que ella, él era Jebediah Searfoss.
Jebediah tiene el pelo gris largo, una pequeña barba cubría su cara y tenía una pequeña cicatriz en su nariz; El es un poco mas alto que ella. El llevaba una campera larga de color gris oscuro del lado izquierdo y gris claro del lado derecho con una capucha, la campera la tenía cerrada por lo que no se sabía que llevaba debajo y llevaba pantalones gruesos también de color gris. Todo en él era gris. Lo que llamaba más la atención de él era que en lugar de una escopeta o un rifle, el llevaba un PTRD-41, un fusil antitanque. Abigail trataba de no mirar el arma fijamente. Había algo en ese fusil que no le gustaba para nada. Jebediah se volteo para ver a Abigail, la seriedad en su rostro hacia a cualquiera sentirse incómodo.

—En dos minutos entraremos —Dijo el con tranquilidad—. Recuerda las ordenes.

—Eso debería decir yo… —Abigail murmuro—

—Te escuche y voy a hacer de cuenta que no escuche nada —Jebediah miro a los demás oficiales y aclaro su garganta para hablar clara y fuertemente—. Escúchenme atentamente, esta noche no son oficiales, esta noche son soldados y se enfrentaran a algo a lo que claramente no están entrenados para enfrentar. Lo único que deben hacer es mantener la calma, apuntar y disparar. Queremos a esa cosa con vida, no disparen todos sus tranquilizantes, no queremos matarlo.

—Y recuerden, no entren en pánico —Dijo Abigail para terminar la charla—. No muestren miedo.

Los oficiales asintieron y Jebediah se preparó para ser el primero en bajar. El dejo caer una escalera por el agujero y sin dudar bajo por ella rápidamente. Abigail fue la segunda en bajar y los cinco oficiales los siguieron después. Una vez dentro del túnel, Abigail encendió su linterna y vio las paredes de tierra del túnel. A un lado veía una luz que al parecer llevaba al alcantarillado como sugería el mapa y al otro… a una oscuridad absoluta que solo dios sabe a dónde va. Una vez que estaban todos reunidos, Jebediah dio las ordenes.

—Muy bien, para cubrir terreno vamos a separarnos —Jebediah apunto a dos de los oficiales—. Ustedes dos conmigo, los demás con Blackwood. Si lo encuentran, disparen los tranquilizantes y procuren que no los mate.

Jebediah apunto con su linterna en dirección al túnel que llevaba a lo desconocido. Antes de que el pudiera irse, Abigail lo detuvo con una pregunta.

—El fusil… ¿Por qué lo trajiste?

—… Último recurso.

Eso fue lo único que dijo y desapareció en la oscuridad con los dos oficiales que eligió. Abigail miro a los tres oficiales que se quedaron con ella y esperaron a que de las ordenes.

—Bien… Vamos y recuerden lo que el Mercenario dijo. No disparen a menos que lo tengan en la mira y sea absolutamente necesario.

Abigail camino con los oficiales hasta el final del túnel de tierra hasta la enorme grieta que llevaba al alcantarillado. Abigail se sorprendió al ver que el hormigón de la pared estaba agrietado, tal parece que la criatura tenía una fuerza descomunal si podía romper el concreto. En el techo del alcantarillado y en las paredes había varias tuberías de desagüe que llevaban al mar. Las tuberías eran de distintos colores y eran fácilmente distinguibles. En el suelo, Abigail podía ver las ratas corriendo hacia ella y siguiendo de largo, claramente estaban escapando de algo al juzgar por los chillidos que hacían y a la velocidad a la que corrían. Abigail saco su pistola y apunto con su linterna hacia adelante.

—Algo viene, prepárense.

Ella dio la orden y los oficiales esperaron a que algo apareciera. Algo se movió rápidamente en la oscuridad y fue imposible de ver claramente, incluso con la linterna iluminandolo. Abigail desvió la mirada por un segundo para ver a los oficiales, ellos estaban temblando, en cambio ella estaba demasiado calmada. Cuando ella volvió a mirar al frente, una figura se hizo presente. Parecía un hombre a simple vista, pero lentamente se fue acercando a ellos. Los pasos que escuchaban eran producidos por zapatos de tacones y hacían eco por el túnel. Cuando la figura se acercó a la luz todos vieron con horror al monstruo. Tenía cuerpo de hombre, usaba un traje negro y corbata roja, pero su cabeza era enorme y era la de una araña con dos enormes ojos al frente, dos más pequeños debajo de estos, uno de cada lado y otros dos en su nuca. El brazo izquierdo se asemejaba al de una araña con una mano humana al final. La mano tenía cuatros dedos, contando el pulgar, y dos dedos que salían de cada uno de estos. El monstruo los miraba fijamente y ellos hacían lo mismo, nadie se movía en lo absoluto. Abigail miro a la boca del monstruo y noto que le faltaba uno de los quelíceros mientras parecía masticar algo crudo.

—Es el… ¡Apunten y disparen!

Abigail grito y apunto con su arma al monstruo. Los oficiales hicieron lo mismo, pero se petrificaron cuando vieron que el monstruo escupió el brazo entero del Oficial Pérez con su pistola aun en mano. De pronto el cráneo del monstruo se abrió por la mitad y revelo una enorme boca que desafiaba toda lógica y al menos entre 3 y 5 hileras de dientes de tiburones bien afilados. El monstruo rugió ferozmente, su voz se asemejaba a la de un león mezclado con un grito humano, y se lanzó contra ellos a gran velocidad. Abigail fue la primera en disparar, pero fallo ya que el monstruo se movió tan rápido que en un parpadeo ya se encontraba a tan solo 30 centímetros de su rostro. Abigail, desesperadamente, se movió a un lado y evadió la mandíbula abierta del monstruo. Abigail cayó al suelo y vio como el monstruo se lanzaba contra los oficiales desconcertados y despedazaba a dos de ellos. El tercer oficial salió corriendo, pero el monstruo no lo dejo escapar tan fácilmente. El monstruo escupió una enorme telaraña hacia él y lo atrapo en ella. El monstruo se acercó a su presa recién capturada y Abigail aprovecho esta oportunidad para dispararle en la espalda. Ella le dio 3 disparos en la espada, pero el tranquilizante no hizo efecto alguno, lo cual la desconcerto ya que era de efecto inmediato. El monstruo siguió su camino hacia su presa y ella comenzó a desesperarse y disparo de nuevo, pero parecería como si no sintiera nada.

—¡Maldita sea!

Abigail se levantó del suelo y le arrojo la linterna en la cabeza, pero no hizo nada. El monstruo seguía ignorándola como si lo único que lo importara es lo que tiene frente a él y el mundo a su alrededor no existiera. Abigail disparo otra vez contra el monstruo para ver si surtía efecto, pero nada pasaba. Abigail vio los ojos en su nuca y sin pensarlo dos veces apunto y disparo a uno de sus ojos. El dardo tranquilizante atravesó su ojo he hirió de gravedad al monstruo, este empezó a retorcerse en el suelo de dolor y Abigail corrió hacia el oficial atrapado en la telaraña. Ella saco una navaja de su bolsillo y corto la tela, liberándolo.

—¡Corre y no mires atrás! ¡Ve por Jebediah! ¡Trae refuerzos ahora!


Ella grito y empujo al oficial para que corriera por su vida. Ella vio como él se alejaba del lugar y desaparecía en el túnel. Abigail apunto de nuevo al monstruo, esta vez a los ojos. Al ver que era imposible ponerlo a dormir ella decidió tratar de retenerlo el tiempo suficiente hasta que los refuerzos lleguen. El monstruo se levantó del suelo y se abalanzo contra Abigail. Ella, sin querer, soltó el arma y esta cayo al suelo. El monstruo tiro a Abigail contra la pared y la agarro del cuello, mientras rugía en su cara.

—No te tengo miedo.

Abigail levanto su brazo, con la navaja aun en su mano, y lo apuñalo directo en uno de sus ojos. Pero para su sorpresa, la navaja se hundió en el ojo como si fuera agua y desapareció. Abigail a este punto no tenía nada con que defenderse, nada con que seguir luchando. Ella iba a morir allí.

—Esto no puede estar pasando, ¿Moriré aquí abajo? No, no puedo morir aquí, aún tengo cosas que hacer, gente que ver… Mi familia… Mi hermano… Me rehusó a morir —Abigail pensó. De pronto miro al monstruo directo a los ojos mientras este la estrangulaba lentamente. Sus ojos estaban llenos de ira en contraste a los ojos del monstruo que están completamente vacíos de cualquier emoción—. ¡No voy a morir aquí, Monstruo de Mierda! ¡No seré tu cena, hoy no!

El monstruo abrió su enorme mandíbula y lentamente acerco la cabeza de Abigail dentro, pero se detuvo al sentir que algo toco su hombro. El monstruo se dio vuelta y Abigail pudo ver que alguien se encontraba detrás del monstruo. Sus ojos se abrieron como platos al ver a una mujer alta con un largo cabello tan blanco como la nieve, ojos diferentes el uno del otro y ropa que no debía llevarse en este tipo de ocasión. Una camisa blanca con corbata azul y una falda larga que le llegaba hasta los pies. Ella no traía zapatos, esta descalza.

Cuando el monstruo se dio vuelta para mirarla, ella le dio una sonrisa de oreja a oreja que desafiaba toda lógica, sus ojos se enfocaron en Abigail por unos segundos antes de guiñarle el ojo.



—Disculpa la intromisión, pero tú y yo tenemos asuntitos pendientes, мой друг (moy drug) —Ella dijo “Mi amigo” en ruso—. Y me temo que no saldrás de aquí con vida, tienes algo que es mío y voy a recuperarlo. ¿Por qué no sueltas a la doncella en apuros y resolvemos esto como gente civilizada? Se que puedes entenderme, Jack.

El monstruo, sorprendentemente, soltó a Abigail y rápidamente golpeo a la mujer tan fuerte que la lanzo contra la pared de concreto haciendo que se agriete por completo. La grieta llego hasta el techo y esta estaba a punto de ceder, a punto de caer encima de ellos. La mujer, incrustada contra la pared, se levantó como si nada y se sacudió el polvo y la mugre de su camisa.

—¿A eso llamas civilizado, Jacky? Voy a tener que enseñarte modales… —Ella sonrió y de sus manos se produjo un fuego tan negro que parecía el vacío mismo del espacio. La mujer miro a Abigail y le sonrió— Si no quieres estar en medio, aléjate un poco… Se pondrá feo… —Dijo ella antes de lanzarse contra el monstruo una vez mas...


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