Continuando con las aventuras de Hotaru, Iohei y Hogo, esta vez fuera del gran palacio de Midgard, tengo el gusto de entregarles el segundo capítulo de "Las Joyas del Mundo", disfrútenlo.
Link Deviluke-
CAPÍTULO 2: CONSECUENCIAS
Parte 1
Una semana había pasado desde el incidente en el palacio de
Midgard.
Iohei, Hotaru y Hogo estaban recorriendo a pie el reino en busca
de alguna pista del paradero del responsable de aquel mortal ataque.
Pero cada uno de los pueblos y ciudades con los que se topaban
habían sufrido un miserable destino.
El mismo que sufrió el palacio en el centro del reino.
La joven princesa estaba cabizbajo, ella había visto con sus
propios ojos como le quitaban la vida a su padre, además de presenciar la masacre
de los invitados a su celebración de la adultez y aunque antes se había forzado
para no desmoronarse ya no podía disimular la agonía que sufría.
- Ojou-sama, no se deprima, juro que
acabare con la vida de Zefiro-
Dijo el caballero tratando de animarla, aunque no funciono como él
quería.
- ¿Y eso en que resolverá nuestros
problemas?- Entonces la chica alzó su mirada al cielo y prosiguió. - Lo único
que provocará quitarle la vida será más muertes innecesarias, lo que quiero es
preguntarle por mí misma las razones por las cuales hizo eso-
- ¿Acaso saben al enemigo al que nos
estamos enfrentando?- Los interrumpió el
chico de negro que iba un par de pasos adelante. - Zefiro es el cabecilla de un
grupo de asesinos y ladrones, incluso si acabamos con él sus subordinados no se
quedaran quietos- El joven de ojos carmesí dio la vuelta y miró a ambos jóvenes
- Además de acabar con él debemos pensar en la forma de que sus lacayos no
sigan cometiendo crímenes-
La princesa volvió a poner su vista en la tierra bajo sus pies.
- Tal vez Iohei-kun tenga razón-
- Espera un momento, estúpido lagarto,
no asustes a Ojou-sama- Reclamó el chico rubio.
- Incluso si se asusta ella decidió venir
y si lo que quiere es seguir esa ilusión, puede hacerlo- El chico volvió su
mirada al frente y siguió caminando. - Aunque no creo que él responda nada-
- Tal vez si lo haga- Dijo Hotaru.
Hogo se le quedó mirando preocupado mientras ambos se alejaban, al
darse cuenta que lo dejan atrás decidió correr hacia la princesa.
Luego de caminar otro rato, llegaron a otro de los pueblos que
habían sido atacados. Algunas casas estaban reducidas a cenizas, en la calle se
podía ver manchas de sangre, aunque no se veía ningún cuerpo, este pueblo había
sido saqueado.
- Incluso en este lugar- Se lamentó la
chica.
- Sigamos, no encontraremos nada si
nos quedamos aquí- Dijo el mercenario.
Pero de la nada una pequeña piedra voló por el cielo y golpeo el
pecho del chico de negro, él no reaccionó al proyectil lanzado ya que no ponía
en riesgo su vida, pero los tres chicos miraron al responsable de tal acto.
Frente a ellos un niño de casi 10 años estaba en posición de
ataque, él estaba cubierto de ollas y sartenes que imitaban una armadura, y sus
manos una enorme espada que era demasiado pesada para que el niño pudiese
blandirla.
Los tres jóvenes siguieron su camino ignorando al niño que los
estaba retando a una pelea.
Iohei simplemente pasó a su lado sin mirarlo.
Hotaru lo miró con cara de preocupación.
Hogo soltó una carcajada al ver su posición de pelea y su
armadura.
El pequeño niño frustrado dio media vuelta y les gritó.
- ¿Por qué han vuelto? ¿Acaso no les
basta con todo lo que robaron? Ya no hay nada de valor en este moribundo
pueblo-
La princesa no pudo evitar mirar al niño, ella sentía que era su
responsabilidad velar por el bienestar de su gente, también creía que por su
culpa habían destruido todos los pueblos.
- Iohei-kun, Hogo ¿No podemos dejarlo así?-
Dijo la joven princesa.
- Olvídalo, no podemos perder tiempo,
debemos salir de estos pueblos sin vida y buscar información- Le respondió el
mercenario.
Luego de caminar un rato los tres entraron al bosque, siguiendo el
camino que los llevaría fuera del reino de Midgard, Hotaru aun preocupada no podía
sacar de su mente los pueblos que había visto, Iohei caminaba unos metros por
delante de Hogo y Hotaru.
- El mocoso nos está siguiendo- Acotó
Hogo.
El niño con la armadura hecha con utensilios de cocina los seguía
mientras blandía lentamente la pesada espada, pero él no tenía la suficiente
fuerza y por el peso cayo hacia adelante.
Hotaru ya no pudo aguantar más y corrió en ayuda del pobre niño.
- ¿Estas bien, te hiciste daño?-
La princesa trató de levantarlo pero el niño golpeo su mano,
tratando de decir que no necesitaba su ayuda.
- Oye mocoso ¿Acaso no sabes con quien
estas tratando?- Le grito Hogo refiriéndose a la princesa de este reino.
Pero Hotaru levantó su mano en señal de que no dijera más, ella
puso una amable cara hacia el niño que aún estaba en el suelo y le volvió a
preguntar.
- ¿No te hiciste daño, cierto? ¿Vives
por estos lugares?-
El niño abrió sus ojos y al ver a la chica se sonrojó, entonces se
levantó y se quitó el casco, que en realidad era una olla con unas
perforaciones en los ojos y se sentó de rodillas en el suelo.
- Lo siento, no era mi
intención golpearte, Onee-chan- Dijo el niño con su cabeza mirando al suelo.
- No te preocupes, no fue
tan fuerte- Le dijo ella sonriendo gentilmente.
- Oye- Le hablo Iohei al
caballero que estaba a su lado. - Ese niño se enamoró de la mocosa-
- ¿Ehhh... mocosa? maldito
lagarto irrespetuoso- Se detuvo y miró a su Ojou-sama. -¡¿El mocoso se enamoró de Ojou-sama?!-
Entonces la chica que estaba junto al muchacho les
gritó a los dos jóvenes, ella se acercó tomado del niño de su mano y les dio la
nueva noticia a sus amigos.
- Chicos, iremos al pueblo
de Kazu-chan y veremos en que podemos ayudar-
El mercenario no dijo nada pero su cara claramente se
podía adivinar que no estaba de acuerdo con la decisión de la princesa,
mientras Hogo daba un suspiro como si ya supiera que esto pasaría.
-
Tú, acaso no escuchaste lo que te acabo de decir-
El chico de negro se acercó graciosamente hacia la
princesa y con su dedo índice golpeo levemente su frente.
-
Información, necesitamos información lo más rápido posible-
-
Eso no servirá de nada- Exclamó el caballero. - Cuando una idea se le mete en
la cabeza es imposible hacerle cambiar de opinión-
Ambos miraron a la chica que con una sonrisa hablaba
con el niño que llevaba la graciosa armadura, sin más que decir los cuatro
muchachos se dirigieron al pueblo del niño.
Parte 2
Al volver al pueblo que estaba completamente
arruinado, el muchacho los llevó a su casa, esta también había caído bajo el
ataque de los asesinos pero aún era posible vivir en ella.
-
Pasen, siéntense donde puedan- Les señalo el pequeño.
-
Este lugar no es digno para Ojou-sama- Reclamó el caballero mientras se sentaba
en una silla.
-
¿Y, como se supone que te ayudaremos?- Pregunto rápidamente el mercenario,
quien estaba cargado en la pared.
El niño quien ya se había quitado la rara armadura, se
sentó arriba de la mesa mientras la princesa estaba mirando las pocas
fotografías que quedaban encima de un maltrecho mueble.
-
Esta aldea ha sido atacada dos veces en esta semana- Comenzó a contarles el
niño. - Y creo que volverán a venir
nuevamente-
-
¿Dos veces?- Reaccionó la princesa.
-
¿Y cómo has logrado sobrevivir esos dos ataques?- Preguntó incrédulo el
caballero.
Pero de pronto una voz femenina se escuchó desde
afuera de la vieja casa, la voz se acercaba rápidamente, sonaba casi como si la
persona que gritaba estuviese corriendo en dirección donde estaban reunidos el
niño y los jóvenes.
-
Kazu-chan, Kazu-chan ¿Es cierto que fuiste tras los bandidos?-
La chica que estaba afirmada en la puerta se veía muy
cansada, ella era casi tan alta como Iohei, un aura alrededor de ella expresaba
bastante madures, su cabello atado atrás de su cabeza era de un hermoso color grisáceo,
su piel morena resaltaba sus ojos azules, ella tenía puesto un delantal de
cocina como si estuviese a punto de preparar la cena.
-
¿Shugo-nee, que haces aquí?- Le preguntó el niño.
-
¿Qué, que hago aquí?, Estaba preocupada porque me dijeron que te habías ido
tras unos bandidos- Dijo la chica mientras se acercaba al niño sentado en la
mesa.
Hogo no pudo evitar sonrojarse al ver a la chica que
tenía unos enormes pechos bajo ese delantal de cocina, Hotaru la ignoraba
viendo las fotografías y el mercenario tenía su cara de querer salir
rápidamente de este pueblo.
La chica al percatarse que habían visitas a su
alrededor dijo sorprendida.
-
¿Quiénes son ustedes?-
-
Somos los bandidos que Kazu persiguió- Le respondió Hogo mientras ponía su mano
tras su cabeza.
-
¿Ehhh?- No pudo evitar soltar esa exclamación.
El chico que aún permanecía sentado en la mesa
balanceando sus pies que no tocaban el piso procedió a explicar la razón por la
que le había pedido a Hotaru su ayuda.
-
Míralos Shugo-nee, ellos se ven bastante fuertes, ellos serían capaces de
darles su merecido a esos bandidos y asesinos ¿No lo crees?-
-
No puedes involucrar a personas externas a nuestros problemas- Le resalto la
chica.
Con ambas manos al frente la princesa trato de calmar
a la madura joven.
-
Vamos, calmémonos un momento, antes que nada déjanos presentarnos, mi nombre es
Hotaru, mucho gusto- Dijo con una alegre sonrisa, luego apuntó al mercenario y
prosiguió. - Él es Iohei-kun, no te
dejes llevar por su rostro malhumorado, él es una buena persona-
-
Mi nombre es Hogo- Interrumpió el chico de cabellera rubia. - Soy un caballero,
mucho gusto-
-
Perdón por mis malos modales, mi nombre es Shugo, el placer es mío-
Luego la princesa prosiguió pidiendo que le explicaran
toda la situación. La que continúo con la explicación fue la chica llamada Shugo,
que estaba sentada en una de las pocas sillas que quedaban al lado del pequeño
niño que aun jugaba balanceando sus piernas.
-
Hace una semana, un grupo de bandidos ingresó al pueblo matando a todos los
hombres y mujeres que no obedecieron sus órdenes, saquearon todo y se robaron
la mayoría de las provisiones- La chica tomó una pausa y continuo con el
relato. - Hace tres días volvieron para llevarse lo que no pudieron sustraer la
vez pasada, pero los que sobrevivimos nos escondimos el tiempo que ellos
estuvieron aquí, somos 12 personas las que logramos salir con vida de esta y
ahora tenemos miedo de que vuelvan-
Iohei quien se había aislado por voluntad propia
estaba atento a lo que la chica le decía, la preocupación de Hotaru era
evidente, mientras que Hogo tenía una expresión seria en su cara.
La chica que contaba lo que sucedió en esta última
semana se puso de pie y camino haci la ventana, miró hacia el cielo y
prosiguió.
-
Debieron haber visto esas manchas de sangre en las calles. Mis abuelos, los
padres de Kazu-chan, nuestros amigos, todos fueron asesinados a vista de todos-
La chica dirigió su mirada a los jóvenes y puso una sonrisa amarga. - Pero
nosotros les pudimos dar un entierro decente-
La princesa no podía dejar de pensar que era su culpa,
ella sospechaba que los bandidos que atacaron los pueblos por los que pasaron
eran los mismos que atacaron su palacio.
-
Es obvio que el responsable de todo esto es ese maldito de Zefiro-
Interrumpió Iohei. - Lo más probable es
que todos los pueblos por los que pasamos haigan sido atacados por ese grupo de
asesinos-
El leyó su mente.
El mercenario se puso recto y camino hacia afuera.
-
Si vuelven a aparecer me encargare de acabar con ellos y quitarles algo de
información- Entonces se dio la vuelta y le habla a la princesa. - ¿Estas bien
con eso?-
Él chico que se ponía bastante serio cuando se trataba
de Zefiro camino hasta una colina que se encontraba saliendo del pueblo, sacó
su espada que colgaba en su espalda, la enterró en el suelo y se sentó
recostando su espalda en ella.
-
Estúpido lagarto, queriendo parecer genial-
El caballero lo siguió y se sentó a unos metros de donde
estaba el chico de negro. Hotaru, Shugo y Kazu solo sonrieron al ver a los
chicos.
Parte 3
Pasó un día y no había rastros de los bandidos, Hogo
había ido por comida a la casa de Kazu, pero Iohei seguía sentado en la misma
posición mirando al horizonte.
Al segundo día, Hotaru le había llevado comida que
había preparado ella misma, la princesa siempre tuvo cocineros profesionales
para ella, así que su sentido de cocina era nulo, su comida fue completamente
incomestible.
El mercenario no probó ni un bocado.
Hogo estaba con dolor de estómago por haberse comido
su ración y la del joven de negro.
El tercer día llegó.
Los pueblerinos que habían sobrevivido estaban
comenzando con los planes para mudarse de aquel pueblo, por la cantidad que
eran les sería imposible devolverlo a su estado así que todos aprobaron esa
decisión, Hogo y Hotaru estaban ayudando en lo que pudieran, en cargar cosas,
ayudando a las ancianas, entre otras cosas, mientras Iohei seguía en el mismo
lugar, pero esta vez estaba haciendo un poco de ejercicio para relajar su
mente.
-
¿Qué haces?-
Iohei se sorprendió al ver al chico que los había
encarado hace tres días, Kazu estaba a su lado viendo como el mercenario
fortalecía su cuerpo.
-
Solo estoy un poco aburrido, el estar sentado también es agotador- Le respondió
el mercenario.
-
Mmmm…- El chico caminó rodeando al joven que lo superaba en estatura con sus
brazos cruzados, como si lo estuviese analizando. - No te lo había preguntado
¿Por qué decidiste ayudarnos?-
-
…- El chico que se había quitado su capucha no tenía intención de responderle.
- No es asunto tuyo-
-
Ya veo-
El mercenario se sentó nuevamente recargando su
espalda en su arma, y como si estuviese imitándolo el chico hizo lo mismo.
Haci pasaron casi unos minutos sin que ninguno de los
dos dijera nada, pero el pequeño rompió el silencio.
-
¿Crees que pueda ser tan fuerte como para proteger a las personas del pueblo?-
Preguntó Kazu mirando al horizonte.
El único varón que quedaba en la aldea era Kazu, todos
los hombres habían sido asesinados, por lo que era normal que pensara en
proteger a las mujeres de su pueblo.
-
Si, si comienzas a entrenar en un par de años serás capaz de blandir esa espada
que tienes como si fuera parte de tu cuerpo- Le dijo Iohei como si estuviese dándole
ánimos.
El niño sonrió, estaba listo para dar lo mejor de sí y
proteger a todos.
Él niño se levantó, puso sus manos en su cintura y
dijo en voz alta mirando al cielo.
-
Jeje, en un par de años seré mucho más fuerte que Iohei-nii-
El mercenario mostro una leve sonrisa, de algún modo
le recordó a su antiguo yo cuando también había decidido empuñar su espada para
proteger a alguien importante para él.
Pero la sonrisa desapareció al instante, sus ojos se
clavaron en el horizonte, él se puso de pie y puso su mano en la cabeza del
pequeño.
-
Sera mejor que vuelvas con los demás-
El niño comprendió lo que quiso decir cuando miro
hacia el frente, un grupo de 10 hombres venían en caballo directo al pueblo, el
pequeño corrió a su aldea a toda marcha mientras Iohei tomaba su espada que no
había dejado el suelo por tres días.
Parte 4
Iohei estaba parado en la colina mientras veía como un
grupo de 10 hombres se acercaban a caballo, el mercenario estaba calmado,
mientras el grupo de supuestos bandidos se aproximaban a todo galope.
- Son solo 10, esto será
rápido- Comenzó a enfadarse al recordar que eran mandados por Zefiro, aunque no
tenía pruebas de que esto fuese haci. - Cálmate Iohei, por lo menos debes dejar
a uno consiente para que te de la ubicación de Zefiro- Se dijo a sí mismo.
El mercenario apuntó su espada hacia atrás y corrió a
toda velocidad hacia los hombres que se aproximaban a caballo.
Los bandidos que se percataron que se acercaba el
peligro comenzaron a sacar sus armas, pero el tiempo no les fue suficiente, no notaron
lo que había ocurrido, Iohei había acabado con todos con solo blandir su
espada, los 10 hombres volaron de sus
caballos y cayeron al suelo, excepto por uno, el cual había sido tomado del
cuello por el mercenario.
El hombre solo se dio cuenta de lo que había sucedido
al estar colgando del cuello de su ropa, el mercenario lo tenía levantado y el
bandido no tocaba el suelo.
-
¿Te mandó Zefiro?- Los ojos carmesí de Iohei brillaban con tal intensidad que
hubiesen atormentado hasta el alma más firme.
El bandido que estaba en el aire no respondió, una
gota de sudor recorrió su frente, pero aun haci no dijo nada. Entonces el chico
de negro puso su espada en forma de cruz a centímetros de su ojo derecho.
-
Si no hablas será muy doloroso-
El hombre estaba aterrado, los ojos del muchacho
expresaban que era capaz de incrustar aquella espada en su frágil ojo.
Pero aun haci no dijo nada.
Iohei no pudo aguantar la frustración y arrojó al
hombre con todas sus fuerzas al suelo, el bandido automáticamente perdió el
conocimiento por el golpe.
-
Lo hice de nuevo- El chico se lamentó por no poder controlar su ira.
Pero nuevamente su mirada se perdió en el horizonte,
desde el pueblo, Hogo se aproximaba para ayudar al espadachín.
-
¿Qué, ya acabaste con todos?- Dijo el caballero desilusionado al ver a los
hombres tirados en el suelo.
Pero su mirada también quedó clavada en el horizonte, Iohei
estaba boquiabierto al ver el problema que se les avecinaba, a lo lejos
aproximadamente 200 hombres se aproximaban a pie. ¿Acaso todos ellos eran
bandidos que habían sido enviados por Zefiro? Iohei y Hogo no sabían la
respuesta pero no se quedarían de brazos cruzados mientras ellos aniquilaban lo
que quedaba del pueblo.
El mercenario no podía evitar tener una gota de sudor
frio en su frente, pero aun haci levantó su espada y le dijo al caballero a su
lado.
-
100 y 100 ¿Te parece justo?-
-
No esperaba menos- Dijo el caballero con la misma sensación que tenía Iohei.
Ambos se lanzaron al ataque.
Parte 5
Mientras tanto las mujeres que estaban en el pueblo
comenzaron a apurar el paso para evacuar lo antes posible, Kazu le había dicho
que 10 hombres se aproximaban a toda velocidad a caballo, por lo que las
jóvenes y ancianas estaban demasiado preocupadas como para esperar.
Shugo y Hotaru ayudaban en lo que fuera necesario para
que todos pudiesen irse rápidamente.
- Rápido, no debemos
perder tiempo-
- ¿Necesita ayuda?-
Cuando por fin todos abandonaron sus desechas casas,
el niño y las dos chicas permanecieron en el pueblo.
-
Deberían evacuar junto a los demás, esto es muy peligroso- Dijo Hotaru.
-
No- Negó la madura chica. - Nosotros los metimos en esto, lo mínimo que podemos
hacer es esperar a que tus dos amigos regresen sanos y salvos-
El chico que tenía su espada clavada al suelo asintió
firmemente expresando que pensaba lo mismo que la chica.
La muchacha tomo las manos de la joven y le mostro una
radiante sonrisa.
-
Ellos son fuertes, derrotaran a los bandidos sin problemas, haci que por favor
esperen aquí-
La princesa soltó las manos de Shugo y corrió hacia la
colina en la que el mercenario había pasado los últimos tres días.
-
Hotaru-chan- Gritó la chica.
-
No te preocupes- Le respondió levantando su brazo.
La muchacha subió la colina tan rápido como pudo.
Ella nunca pensó que lo que veía pudiese ser real.
Parte 6
Iohei y Hogo se separaron, cada uno derrotaría a 100
de los hombres que supuestamente venían bajo las órdenes de Zefiro a acabar con
la aldea.
Iohei por el este, Hogo por el oeste, ambos utilizaron
sus mejores técnicas para acabar con la mayor cantidad de hombres posible.
Hogo utilizaba su lanza, el golpeaba de frente con
estoques, cortes diagonales y horizontales, de bes en cuando una luz blanca
salía de su arma.
Por otro lado el mercenario golpeaba con todo a sus
enemigos, el cortaba las armaduras con su pesada espada, cuando era rodeado por
muchos bandidos utilizaba sus raras técnicas en las que dragones acababan con
todos a su alrededor.
La mitad del gran ejército de bandidos ya se
encontraba en el suelo.
-
¡¿TÚ, ME ESCUCHAS?! ¡PROCURA QUE POR LO MENOS QUEDEN ALGUNOS CONSIENTES PARA
SACARLES INFORMACIÓN!- Gritó el mercenario esperando que el caballero lo
escuchara.
-
¡CÁLLATE, NO ME DES ORDENES!- Le respondió al mercenario que se encontraba al
otro lado del campo de batalla.
Los bandidos no eran rivales para los fuertes jóvenes,
unos tras otros eran derrotados por sus técnicas de lanza y espada.
Hasta que por fin todos los bandidos habían sido
reducidos.
Todo había acabado, el mercenario y el caballero
estaban frente a frente completamente exhaustos, incluso con su increíble
fuerza y habilidad 200 personas eran demasiados para ellos.
-
Lo… lo logramos- Dijo el mercenario con dificultad para respirar.
-
S-sí, he superado mi… propio record- Se burló el fatigado caballero.
Pero la alegría no les duro demasiado, primero fueron
10, luego un gran ejercito de 200 hombres, pero lo que venía ya no tenía
sentido, porque alguien mandaría tal cantidad de hombres a atacar un pequeño
pueblo que casi estaba en ruinas, algo debe estar mal.
Otro pelotón de 100 hombres se acercaba.
-
¿Cu-cuantos… cómo es posible que disponga de tantos hombres para acabar con una
pobre aldea?- Exclamó Iohei en voz alta.
Pero la respuesta que recibió lo confundió aún más.
-
¿Aldea? ¿Acaso crees que Zefiro-sama es tan idiota como para gastar recursos
solo por una mugrosa aldea?-
Aquel que hablaba era uno de los bandidos que se
encontraba en el suelo, pero aún estaba consiente, se notaba que disfrutaba
mientras le contaba la verdad al cansado muchacho.
-
Nosotros estamos en busca de la única heredera del Reino de Midgard- Abrió sus
ojos despiadadamente mientras mostraba sus dientes con una burlona sonrisa. - Y
que el Kokuryu se encuentre aquí quiere decir que la princesita está escondida
en este putrefacto intento de pueblo-
Los ojos de Hogo estaban abiertos de par en par, el
sabia como se encontraba la princesa, ella pensaba que todo era su culpa, pero
ahora era un hecho de que ese era el caso, ella nunca se perdonaría si se
enteraba de tal situación, pero no tenía la fuerza para callar a cada uno de
los hombres que aun después de ser derrotados aún permanecían consientes.
-
Todos esos hombres, para atrapar a una mocosa-
La reacción de Iohei fue de sorpresa, aun desconocía
la razón por la que Zefiro atacó el palacio de Midgard, pero debe de ser una
razón tan importante como para mandar a más de 300 bandidos a acabar con solo
una chica.
-
¿Qué es lo que quieren de la mocosa?-
Pero no recibió respuesta, al contrario, el bandido
sacó su lengua burlándose del desesperado joven.
Iohei apretó su puño derecho y liberó toda esa ira en
el suelo bajo sus pies, la firme tierra se desplomó haciendo un pequeño cráter.
El mercenario
estaba completamente furioso.
Hogo miraba al chico de negro tratando de explicarse
la razón por la que le tiene ese tremendo odio al responsable del ataque.
-
¡¡¡AHHHHHHHHHHHHHHHH!!!-
Gritó desesperadamente mientras se olvidaba del
cansancio y se lanzó al ataque nuevamente.
Uno, cuatro, diez, los bandidos no eran rivales para
el eufórico espadachín, sus ojos carmesí expresaban el odio que le tenía al
líder de estos hombres.
Hogo estaba preocupado, pero no podía titubear, a toda
velocidad atacó al pelotón de bandidos.
Iohei no se podía controlar, estaba completamente
perdido, lo único que tenía en su mente era al cruel hombre que atacaba los
pueblos solo porque quería poner sus manos en una chica que no había hecho nada
para que la persigan, uno a uno acababa con los bandidos.
Pero sus sentidos le dijeron que se detuviera, en el
momento que detuvo cada músculo de su cuerpo una rápida columna de fuego pasó
frente a él.
Si no se hubiese detenido su destino seria el haber
muerto rostizado.
Un hombre que resaltaba del resto se abrió paso hasta
ponerse frente a frente con el mercenario que aún estaba en shock por el repentino
ataque, el hombre que tenía el pelo color rojo, levantado como si hubiese
recibido una descarga eléctrica, cargaba una katana en su mano derecha, una
banda de tela recorría su frente y en el centro el símbolo del fuego era
visible, La polera que llevaba puesta tenia arrancada la manga derecha, envés
de ella tenía un tatuaje, este era algo parecido a un tridente, el tatuaje
cubría casi todo el hombro del sujeto, su mirada era suficiente para saber que
era un luchador formidable.
La katana en su mano derecha a ratos dejaba salir
llamas rojas, como si la katana las expulsara desde su interior.
-
Así que tú eres el famoso Kokuryu, es un honor conocer a un gran espadachín en
persona-
El atemorizante hombre levantó su katana apuntando
hacia el rostro de Iohei, al instante un calor abrazador lo envolvió como si lo
fuese a fundir con la tierra que estaba a sus pies.
-
Me gustaría medir mis capacidades con la espada contigo ¿Qué te parece un uno a
uno?- Lo retó completamente confiado.
Pero la mirada del hombre se desvió hacia atrás, el
caballero dio un salto listo para acabar al espadachín por la espalda.
-
¡¿Por qué pelearíamos justamente contra alguien como ustedes?!- Gritó el
caballero mientras estaba en el aire.
Pero el tipo logró girar su cuerpo, con su espada
hacia atrás, llamas comenzaron a abrazar el arma.
-
No necesito luchar con cobardes que atacan por la espalda-
Al abanicar su katana una ráfaga de fuego pasó a
centímetros del caballero, al igual que Iohei su sentido le advirtió del
peligro y logró esquivar por poco la columna de fuego que hubiese quemado hasta
sus huesos si hubiese recibido el impacto.
-
Así que son capaces de sentir mi Zenryoku-
-
¿Zenryoku?- Lo cuestionó el sorprendido caballero.
El mercenario aprovechó para atacar al raro hombre,
pero el tipo arrojó su katana hacia el cielo y detuvo la espada del mercenario
con su mano desnuda, aquel hombre mostraba una sonrisa de completa confianza,
lo que molestaba mucho más al par de jóvenes.
Iohei no podía quitar su espada de la mano del
espadachín, entonces su arma volvió a su mano izquierda y le dio un corte al
mercenario.
Una herida en el costado derecho del chico de negro
fue visible, primero comenzó a sangrar como es normal en una herida de ese
tipo, pero de la nada una llama de fuego comenzó a salir por la herida.
-
¡¡¡AHHHHHHHHHH!!!- Se quejó el mercenario mientras se revolcaba en el suelo
para apagar la llama que salía de su cuerpo.
Mientras el hombre estaba ocupado con Iohei, el
caballero estaba de pie con una rara postura, sus piernas estaban abiertas y
flectadas, su espalda recta y su lanza estaba en forma horizontal a la altura
del ombligo, el usuario de la katana que desprendía fuego se dio la vuelta y
miro al caballero aproximarse a toda velocidad.
Mientras corría a toda máquina una extraña luz color
blanco comenzaba a rodear al joven chico rubio.
-
¡¡¡Gyoumatsu!!! [Fin del recorrido]-
Fue lo que gritó el caballero, pero el enemigo estaba
completamente fuera de su alcance.
De un momento a otro el tipo de la katana estaba atrás
del caballero, de un solo movimiento de su espada un corte seco apareció en la
espalda del chico y al igual que el mercenario llamas acompañaron a la sangre
que escurría.
Ambos fueron completamente derrotados.
Los dos estaban en el suelo, exhaustos y con una
extraña herida que desprendía fuego, no tenían oportunidad contra el formidable
hombre, pero él no acabó con los jóvenes, al contrario, las llamas que salían
de las heridas de los chicos habían desaparecido, el hombre de pelo puntiagudo
se acercó al mercenario y le dijo despreocupadamente.
-
Ustedes dos son incapaces de entretenerme- El tipo se alejó y comenzó a
marcharse mientras continuaba. - Espero que la próxima vez sean capaces de
hacerme frente-
Ambos estaban sorprendidos por el comportamiento del
hombre, pero los que más estaban sorprendidos eran los tipos que consientes
veían como el tipo que se supone lideraba el pelotón se retiraba sin cumplir
con la orden.
Todos empezaron a encarar al espadachín, hasta que
este se detuvo, levantó su espada y el fuego volvió a envolver su arma.
-
Hakai [Destrucción]-
El fuego de su espada fue liberado intensamente hacia
el cielo, llegó un punto que se perdió de la vista de los presentes y como si
se tratara de meteoritos, llamas de fuego caían del cielo impactando con todos los
bandidos que se encontraban en el campo de batalla, cada uno de ellos fue
envuelto por las estrellas fugaces dejando solo cenizas de lo que antes eran
los bandidos.
Finalmente las llamas se extinguieron y no había
rastro de ninguno de los saqueadores que habían sido derrotado por el par de
chicos.
-
Todos los guerreros que enviaste fueron derrotados por completo por el Kokuryu
y Shiroi Knight, yo no pude hacer nada- Guardó su espada y se marchó. - Ese es
el informe que recibirá Zefiro, mi nombre es Koga, espero y tengamos una pelea
interesante en el futuro-
El espadachín Koga, se fue sin dejar rastro.
Hotaru estaba impactada, ella había presenciado la
pelea con el espadachín, corrió desesperadamente hacia sus amigos, la muchacha
no podía hacer nada para ayudarlos, solo debió aguantarse su frustración de ver
como ellos eran heridos por aquel sujeto.
Parte 7
Al próximo día la aldea estaba completamente desierta,
los pueblerinos comenzaron un viaje para ir al reino vecino, Iohei y los demás
los acompañaron parte del camino, hasta que llegó el momento de despedirse.
-
Shugo-san, Kazu-chan, todos, por favor tengan cuidado- Dijo la princesa
mientras hacia una reverencia.
-
Muchas gracias por todo, fueron de mucha ayuda- Dijo la chica en representación
de la aldea.
-
Iohei-nii, Hogo-nii, algún día seré más fuerte que ustedes, y cuando eso pase
les quitare a Hotaru-nee- Dijo Kazu con una sonrisa en su rostro.
Pero Iohei no pudo responder a la declaración del
pequeño, en su mente solo se encontraba su humillante derrota, por otro lado
Hogo estiraba los cachetes del niño como negándose a aceptar que un mocoso
separara a la princesa de su lado.
Luego de que el niño se liberara del caballero fue a
donde la chica de cabello violeta y le dijo con una sonrisa.
-
Nada de esto es su culpa, princesa-
Hotaru sonrió mientras el niño corría hacia donde
estaban las mujeres a las que debía proteger.
Todos se despedían mientras continuaban su camino.
-
¿Ehh, pensé que había pasado desapercibida?- Murmuro la chica pensando que su
identidad había permanecido en secreto.
Ella sonrió y se dirigió hacia donde estaban sus
acompañantes.
-
Ojou-sama, hacia donde debemos ir ahora-
-
No lo sé ¿Qué opinas tú, Iohei-kun?-
-
Al norte, esa fue la dirección que tomo el espadachín-
Entonces con el camino decidido los tres jóvenes
prosiguieron con su viaje hacia el norte, a las afueras del Reino de Midgard.
muy bien joven mangaka novelista se ha ganado mi comentario siga asi va bien encaminado a mi amigo dijo k se llamaba jose k te diga dijo k tu sabras a lo k se refiere mangaka novelista dijo k conocia tu pasado e historia adios sige asi joven link diviluke
ResponderBorrarHola mi estimado Link, me gusta tu arte y tu historia. La historia se desenvuelve muy bien.
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