Parte
1
"Se dice que la magia
es el arma más poderosa sobre la existencia; pues hasta cierto punto esto
podría haber sido creíble, ¿por qué? tal vez debido a que aún no se ha
encontrado la perfección en su uso, o los usuarios son los menos indicados para
exprimirle todo el potencial posible, quizá...
Lo cierto es que en el
mundo como actualmente lo conocemos esto está bastante lejos de ser real, es
cierto que la magia ha ganado guerras, ha acabado con naciones enteras, pero
también hay quienes no poseen esta habilidad y aun así han conseguido obtener
casi los mismos resultados, pero no solo ellos, están también aquellos que a
pesar de tener la capacidad de usarla prefieren dejarla de lado y consiguen
incluso mejores resultados, la vida se ha visto manejada por estas habilidades
desde tiempos absolutamente remotos, todo a causa de las antiguas fases
"Ragnarok", que han ido dejando legados.
El último de estos, el
Astra, usado por los dioses en la última fase "Ragnarok", en la que
demonios, dragones y criaturas enigmáticas libraron junto a ellos su último
enfrentamiento, pueden otorgar cantidades de poder mágico inimaginables, su
solo uso indebido puede causar grandes cataclismos. Se dice que estas grandes
armas mágicas volverán a hacer su aparición cuando una nueva fase
"Ragnarok" inicie".
El despertar de demonios,
la aparición de dragones, criaturas de procedencia desconocida, y los mismos
dioses peleando sobre las naciones y reinos humanos y no humanos, ¿podría algo
así suceder?
– Nahh... boberías
Cerrando de golpe el libro,
refirió un niño de una edad aproximada de siete años, que vestía prendas
desgastadas, un niño que entonces podría ser considerado como parte de la clase
media/baja.
– Hmm, creo que tienes
razón, solo es una idea más de las tantas que nos tratan de hacer creer en la
escuela...
Otro niño de sus mismas
características agregó como comentario.
– Mejor vayamos a seguir
jugando.
El primer niño comenzó a
guardar el libro dentro de su bolsa escolar.
– Sí vamos.
Ambos niños continuaron su
camino conversando por entre los cientos de personas que paseaban por la
ciudad.
Año X36
“Siete años, han pasado ya
siete años desde que se libró la última gran guerra por el dominio del
continente, entre los tres grandes reyes magos que gobiernan Belifas. Siete
años desde el "Exterminio de Giga", que significó el fin de la guerra
y con él, el inicio del "Pacto de No Agresión" que ahora rige sobre
el continente, evitando cualquier tipo de conflicto entre reinos. Siete años
desde la muerte de mi padre a manos del Rey Escarlata. Siete años en espera de
mi venganza.
Hoy en día vivimos bajo la
cobija del Pacto de No Agresión, que marcó el fin del conflicto entre los tres
reyes magos: Féber "El Gran Rey", Lian "El Rey Escarlata" y
Trixia "La Reina de Hielo" firmado por mutuo acuerdo.
Por este pacto, se definió
que los límites fronterizos entre los reinos no pueden ser cruzados sin tener
una orden comercial expedida por el mismo rey, o en su defecto, un permiso
temporal por motivos de fuerza mayor, y a su vez estos deben ser aceptados por
las autoridades encargadas en las fronteras.
Como toda norma, el
incumplimiento de este pacto trae consecuencias, y dependiendo de cada rey,
estas pueden ser fatales.
Por este mismo pacto perdí
hace unos días a quienes consideraba mis hermanos, mis compañeros de la orden a
la cual pertenecíamos.
Ellos cometieron el grave
error de cruzar la frontera que separa nuestro reino, Agaia, y el reino de
Delior. Aunque lo hicieron mientras cumplían su trabajo, el Rey Escarlata no
perdonó sus acciones y los mató sin darles la oportunidad de defenderse, como
si de peligrosos criminales se tratara, cuando los criminales eran a quienes
ellos seguían.
Según información obtenida,
aquella mañana seguían los rastros de un grupo de asesinos. Todo indicaba que
se trataban de miembros de la más temida organización de asesinos en todo el
continente, Safiot.
No teníamos muchos
conocimientos sobre ellos, ya que pertenecen al reino de Thrin Theras, y al
estar en territorios de Agaia debían ser eliminados.
Lian cazó a mis amigos uno
a uno como si fueran animales salvajes, humilló a cada uno de ellos antes de
acabarlos y mancilló el nombre de nuestra Orden.
Lo peor vino después, a
pesar que apelé al sentido de justicia de Trixia, no hice más que recibir una
tajante negativa: "a sabiendas de la existencia del pacto osaron por
cruzar, pues bien merecida tienen sus muertes".
¿Qué clase de soberano se
comporta de esa manera con quienes protegen sus dominios?, maldita reina
idiota... después de haber recibido esa negativa insté a todos los miembros de
la orden a tomar acciones por cuenta propia, pero no hice más que recibir otra
desagradable respuesta. Los muy cobardes prefirieron renunciar a la Orden y
causar con ello la disolución de esta.
La suerte definitivamente
no está de mi lado, perdí a cuatro de mis cinco hermanos y la otra se acobardó
junto al resto y decidió irse por su cuenta.
Mi rencor y odio por Lian
no han hecho más que crecer, no solo es el asesino de mi padre, sino también de
mis queridos amigos, así que tomé la decisión de rearmar la orden, esta sería
la más poderosa sobre Agaia, superando incluso a la mismísima élite, Lobo
Blanco.
Es de conocimiento común
que los tres reinos manejan una clasificación interna de organizaciones, desde
los de más alta jerarquía, llamados "Élites", hasta los últimos
existentes. Y dado el nivel de poder, solo es oficial la existencia de una Élite
por reino. Las más poderosas después de las élites son llamadas Sub-élites.
Agaia cuenta en la
actualidad con cuatro organizaciones militares: la élite "Lobo
Blanco", la sub-élite "Relámpago", nuestra orden
"Liberty" y "Dragón Negro" en ese respectivo orden.
Definitivamente, luego de
todo lo ocurrido será cuestión de días hasta que Dragón Negro se posicione
tercero.
Reunir a los guerreros y
magos más poderosos es algo imposible tomando en cuenta que aquellos ahora
mismo forman parte de las organizaciones militares, así que pensé en otra forma
de conseguir mi objetivo. Y ahora estoy aquí, caminando en medio de este gran
bosque, acercándome poco a poco a la frontera del reino.
Me dispuse buscar miembros
para el nuevo Liberty fuera de Agaia, y el mejor lugar para hacerlo es Thrin
Theras. Siempre me han dicho que pisar este territorio es la peor idea que
podría tener; pero para ganar, muchas veces es necesario arriesgar.”
Así es como esta hermosa
joven llamada Hana Reis inicia su camino en búsqueda de los nuevos miembros de
Liberty que puedan ayudarla a cumplir su propósito.
Este gran bosque se
encuentra ubicado en el extremo oeste del reino, cerca de la ciudad de
Damardas; la luz del sol apenas alcanza a llegar hasta el suelo debido a lo
frondoso de los árboles.
El canto de las aves
acompaña como una bella melodía su andar, mientras está llegando hacia la gran
cadena de montañas que hacen de límite fronterizo entre Agaia y Thrin Theras,
la Cordillera de Genevias.
Ya han transcurrido unas
cuatro horas desde que aquella joven de alborotada cabellera lila dejó atrás su
habitación en la capital.
– Salir del reino es la
única opción, en todo caso, estoy preparada para afrontar lo que sea.
No había pasado mucho
tiempo hasta que logró divisar a alguien acercándose en su dirección.
– Oh genial...
Hana parecía reconocer a
esa persona, contextura gruesa, cabello marrón oscuro en puntas, portando esa
gran armadura negra reluciente con capa roja y su escudo de regular tamaño
adherido a su brazo.
– ¡Vaya qué sorpresa! –
decía mientras sonreía aquel sujeto –, pero si es nada menos que la niña
revoltosa de Liberty, Hana Reis...
– No estoy de humor para
tus tonterías, Aedaldor; si me permites, tengo urgencia.
Comenzó a caminar pasando
por su costado.
– Si vas por el problema de
la frontera te diré que ya me encargué de todo, lo siento pero llegaste muy
tarde, así que puedes regresar – Aedaldor hizo este comentario mientras cerraba
los ojos y mantenía su sonrisa.
– Puedes seguir haciéndote
cargo de todo lo que quieras, no me interesa.
– Claro – Aedaldor abrió
los ojos mientras sonreía y volteaba a verla –, te entiendo... y te recomiendo
que hables con Andrei, deberían ponerse a pensar en mejorar su actividad si
quieren superar a Relámpago...
– Eso no va a ser posible.
Hana se detuvo al escuchar
sus palabras, acababa de mencionar el nombre de quien fuera el primer general
de la orden.
– ¿Ah?
– Andrei está muerto.
– ¿Q-Qué has dicho? – La
sonrisa en el rostro de Aedaldor se desdibujó completamente luego de escuchar
aquella noticia.
– Lo que oíste... y no solo
él; Balthargain, Alastohr y Ellen murieron a su lado...
– N-No es posible
– Lian los mató en la
frontera.
– ¿Lian?... ¿acaso cruzaron
la frontera?... si todos somos conscientes que el pacto lo prohíbe, no puedo
creer que se les haya ocurrido semejante estupidez... espera, ¿y qué pasó con
Ailith?
– Ailith no estuvo con
ellos en aquel momento, pero se negó a tomar venganza por nuestros amigos
cuando se lo propuse, al final de cuentas terminó siendo una traidora, Drake...
igual que tú.
Respondió la bella joven
con una acusación sobre Aedaldor, mientras lo veía muy fijo a los ojos, pero
eso no acababa ahí, aún tenía cosas por decir.
– Nos dejaste por tu deseo
de poder, no esperaste a subir con nosotros... estarás muy a gusto en Lobo
Blanco, la flamante élite del reino.
– No digas tonterías, si yo
decidí alejarme de Liberty no fue por ambición de poder ni esas cosas, yo
realmente quería estar con ustedes, las cosas nos venían bastante bien cuando
decidimos formar la orden; pero su deseo por alcanzar la gloria tan pronto como
sea posible a costas de otros los fue convirtiendo poco a poco en gente
despiadada, mataban ya sin razón alguna...
Aedaldor refutaba aquellas
palabras que de alguna forma lo habían hecho sentir mal.
– Nunca hemos hecho tal
cosa... castigar a quienes debían ser castigados, esa es nuestra ley, y siempre
lo fue, lo sabías...
– ¿Castigar por insignificancias?,
¿qué clase de ley cuerda podría aceptar tal cosa?, comenzaron a hacer de la
muerte su única ley, ya no había otra opción para nadie, enloquecieron... y no
tenía intenciones de hacerlo junto a ustedes; pero tampoco podía quedarme en la
calle, así que cuando tuve una mínima oportunidad de entrar a Lobo Blanco, la
aproveché, eso es todo... lamentablemente temí que en algún momento pierdan su
cordura y hagan algo así.
Al oír su respuesta, Hana
cerró los ojos y movió la cabeza mostrándome en desacuerdo con lo que había
escuchado, volvió a abrir los ojos y fijó su mirada sobre él.
– No me sorprende que
hables así de nosotros, después de lo que nos hiciste no puede haber algo
peor... en fin, ahora ya sabes cómo están las cosas para nosotros, así que
puedo seguir con mis cosas.
Luego de decir estas
palabras finales comenzó a caminar nuevamente.
– Espera Hana... acabo de
decirte que no hay nada que solucionar por allá, ¿qué es lo que piensas hacer?
– Me voy del reino
– ¿T-Te vas?, ¿acaso
piensas cruzar la frontera también?, ¿estás loca?
– Enloquecimos... lo acabas
de decir ¿no lo recuerdas?
– O-Oye...
Aedaldor al oír aquella
respuesta no pudo decir nada. Ya cuando la joven iba lejos hacia el bosque,
aquel sujeto la llamó.
– ¡Oye!, ¡por lo menos
deberías llevar más gente contigo!
– ¡¿Qué gente?! ¡Soy la
única que queda! – respondió ella mientras continuaba caminando.
– ¿La... la única?
Aedaldor quedó sorprendido
mientras Hana desaparecía de su vista entre la espesura del bosque.
Parte
2
En uno de los puntos de la
ciudad de Estalias se encuentra establecida otra de las organizaciones
militares del reino, Dragón Negro; y al interior de aquel lugar, sentado en una
gran mesa, el General llamado Neil Allen, quien hablaba con algunos de los
miembros presentes apostados frente a él.
– Así que es cierto que
Liberty se disolvió y no se sabe nada de sus miembros más importantes, ¿cuál
podría haber sido el motivo para tal decisión?
– Aún no podemos dar con su
motivo, pero supimos que dos de ellos fueron vistos hace poco en la ciudad –
comentó uno de los miembros.
– Ya veo – contestó Neil
cruzándose de brazos y apoyándose en su silla –, así que esos aún andan por
aquí... parece que nuestro momento de saldar cuentas ha llegado. Si antes
cuando eran una orden nos era imposible deshacernos de ellos, ahora que se
separaron será un trabajo sencillo desaparecerlos uno a uno.
– Comenzaremos a indagar
las ubicaciones de todos los miembros, señor.
– Por lo pronto ubiquen a
los dos que ya fueron vistos... ¿de quiénes se tratan?
– Ailith Levenheit, fue
vista dirigiéndose hacia el norte, quizá en dirección a Letrion; y Hana Reis,
hacia el oeste ya a la salida de la ciudad, posiblemente dirigiéndose a
Damardas.
– Muy bien... vayan tras
ellas y mátenlas, acabaremos por completo con la existencia de Liberty;
mientras, nuestro nuevo objetivo será ahora tomar la posición de Relámpago como
sub élite.
– Como ordene... acabaremos
con las dos mujeres mientras seguimos tras los rastros de los demás.
Todos los miembros se
pusieron de pie luego de terminar aquella breve conversación.
– Eso sí; mucho ojo con
ellas, en especial con Ailith – recomendó Neil también poniéndose de pie –, la
cacería comienza ahora...
Tras unas cuantas horas de
camino luego del encuentro con Hana, Aedaldor se movía ya cerca de la ciudad
cuando se cruzó con tres sujetos encapuchados.
¿Hmm?
Dragón Negro... ¿qué hacen por aquí?
Se preguntó a sí mismo
Aedaldor mientras los veía por encima del hombro.
– Un caballero de Lobo
Blanco – dijo uno de los tres sujetos mientras continuaban caminando –,
podríamos preguntarle si vio a esa mujer.
– Déjalo, no queremos
ningún tipo de contacto con ellos.
– Entonces aprovechemos la
oportunidad y acabemos con él.
– No tenemos por qué
arriesgarnos a terminar mal, ellos aún son peligrosos para nosotros incluso
siendo solo uno, ya tendremos nuestro momento para ello...
Los tres sujetos
continuaron su camino, al igual que Aedaldor.
Parte
3
Cada vez más al oeste, Hana
aún continuaba su camino.
– No debería preocuparme
pero... ¿qué clase de peligros iré a encontrar fuera de la frontera?
No es precisamente miedo lo
que ella sentía, era más un sentimiento de duda, simplemente atinó a golpearse
ligeramente los cachetes.
– Aun así no cambiaré mi
decisión, definitivamente voy a...
En aquel momento, antes de
que pudiera terminar de hablar pudo sentir la presencia de alguien acercándose
en su dirección.
– ¿Hmm? alguien viene – se
ocultó entre unos arbustos esperando a ver de quién se trataba –, ¿quién podría
estar andando en un lugar tan apartado?
Los pasos comenzaban a
escucharse más claramente mientras podía alcanzar a verlo, con el traje oscuro
manchado casi en su totalidad con sangre y aun perdiendo más, caminando a pasos
muy lentos y tambaleándose casi moribundo, era un joven.
Le sorprendió verlo en tan
deplorable estado, pero por alguna razón se dispuso a esperar un poco más.
Ese joven de cabellera
verde, en su lento andar perdió el equilibrio cayendo de rodillas y con las
manos apoyadas en el suelo. Sin pronunciar palabra alguna se puso de pie e
intentó continuar su camino; sin embargo, luego de haber dado unos pasos más
volvió a perder su equilibrio y esta vez sí cayó completamente al suelo.
– Ya... no puedo...
continuar más...– en aquel momento, pareció perder el conocimiento.
Cuando Hana pensaba
acercarse, volvió a sentir a alguien más y decidió mantenerse oculta un poco
más.
Dos sujetos llegaron al
lugar y se pararon delante del joven, viéndolo.
Uno de ellos con una
apariencia corriente, como la de un simple mercenario y portando dos pistolas;
el otro, de apariencia extraña, vistiendo trajes extraños que parecían hechos
con pedazos de prendas de mujer, cabello largo y blanco y portando dos sais en
su cinturón.
– Vaya ♪♪, menuda suerte la
nuestra – dijo el sujeto de cabello blanco –, no esperaba encontrarnos con
alguien por estos lugares... bueno, aunque ya esté muerto ♪.
¿Muerto?
– Tomemos sus cosas de una
vez.
El otro sujeto se agachó
dispuesto a tomar una espada que cargaba en la espalda el joven, quien no había
perdido completamente la consciencia.
En ese momento, él abrió
ligeramente los ojos y Hana vio cómo reaccionó de inmediato alejándose con un
salto de ellos.
– No den un paso más... no
querrán perder sus vidas.
Refirió el joven casi sin
fuerzas mientras tomaba el astil de su espada.
Hablando
de esa forma y no resistirá un solo ataque...
Pensaba Hana mientras veía
con desasosiego la escena.
Ambos sujetos se vieron
entre sí con una sonrisa bufona.
– Pero si eres tú quien
está al borde de la muerte, más bien puedo ayudarte a acabar con tu sufrimiento
– aquella persona que era la que traía ambas pistolas comenzó a acercarse
mientras le apuntaba.
Ahora el joven había
desenfundado su espada casi por instinto.
– ¿Qué es lo que buscan?
– Es verdad, olvidé
mencionar que somos mercenarios con afición por las armas, y la que tienes es
muy buena, así que la tomaremos luego de mandarte al otro mundo.
Mostrando una sonrisa
siniestra el sujetó jaló del gatillo; pero el chico con un movimiento rápido de
su espada partió el proyectil en dos. Hana no podía creer lo que había visto.
– ¿Piensan matarme de esa
forma? Jeje.
– ¿Oh ♪♪? – el sujeto de
cabello blanco al ver aquello comenzó a avanzar –, ya veo ♪... entonces me
gustaría ponerte a prueba ♪♪.
Cuando terminó de decir
esto, sacó ambas sais de sus fundas, y estas al instante se cargaron con una
especie de energía eléctrica.
– Mala elección.
El joven trató de sonreír
levemente, aunque sabía que si la pelea se tornaba más difícil estaría en
graves aprietos.
– ¡Pues veámoslo!
El sujeto se lanzó a
atacarlo y le dio un golpe con ambas sais.
El joven lo bloqueó con su
espada; sin embargo, la corriente eléctrica de las sais al hacer contacto con
la espada recorrió todo su cuerpo ocasionando que pierda su equilibrio.
El sujeto al darse cuenta
de la profunda herida que aquel joven traía en el abdomen, de inmediato lo
golpeó en aquella zona con una fuerte patada haciéndolo volar hasta golpear uno
de los árboles.
Cuando el joven cayó de
rodillas al suelo soltando su espada, Hana supo que él no tenía oportunidad de
ganar.
– No... puede... ser...–
terminó de caer al suelo por completo y comenzó nuevamente a perder el
conocimiento.
– Definitivamente has
corrido con mucha mala suerte ♪♪
El sujeto, parado delante
de este levantó una de las sais cargada con aquella energía eléctrica y
dispuesto a darle el golpe final.
Eso
es todo, es todo lo que aguanté, no voy a dejarlo morir ante mis ojos.
– ¡¡Muereee!!
Hana no lo pensó dos veces
y salió de entre el follaje con gran rapidez, llegando a ponerse delante del
herido y bloqueando con su espada el golpe del sujeto.
– ¿¿Qué?? – expresó aquel
sujeto con gran sorpresa.
El sonido de la
electricidad recorriendo la zona del impacto se hizo intenso por un momento,
las aves que merodeaban el lugar alzaron vuelo asustadas. Hana tenía en frente
ahora un asunto que resolver.
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