Cap 001 - “LAS DADIVAS NUNCA SON GRATUITAS”
Kikirikikiiii~ Kikirikikiiii~ Kikirikikiiiiiii~
El canto de un gallo suena en la lejanía.
Con mucho esfuerzo logro separar mis parpados, los cuales siento muy pesados.
De manera gradual mi somnolencia comienza a desaparecer, lo que apareció frente a mí ya no era aquella planicie, en su lugar, apareció una pequeña habitación que apenas tenía las mínimas necesidades para considerarla “habitable”.
Una tenue luz entró por la pequeña ventana e iluminó los objetos en el interior: una mesa, una silla, un armario con un espejo de cuerpo completo en su puerta y la cama en la que me encuentro.
Esta es mi habitación, la cual he ocupado por casi diez años.
Mientras me envolvía en mi cobija y trataba de reconciliar el sueño. Unos incansables y rudos golpes, que parecen estar a punto de botar mi puerta, comenzaron a sonar desde fuera de mi habitación. Los golpes son acompañados por una potente voz.
*Toc Toc Toc Toc Toc Toc*
--¡Levántate de una buena vez!
--¡Ya oí, ya oí! ¡Ya estoy despierta!
Levantándome de un salto, respondí a la insoportable voz.
¿Es que acaso esta mujer no tiene nada mejor que hacer, sino molestarme desde tan temprano en la mañana? Ya es el colmo que ese gallo me haya despertado de tan esplendido sueño y ahora ella.
Aunque la voz puede sonar como la de un hombre maduro, pero la verdad es que esa escandalosa persona es una mujer con la que ya tenemos tiempo de conocernos. Esta es la odisea que tengo que pasar todos los días desde hace casi veinte años.
Y así, tan repentinamente como comenzaron, los golpes cesaron y el silencio se apodero de mi habitación nuevamente, estaba tentada a acostarme de nuevo. Pero hacerlo no me garantizaría retomar mi sueño y por si eso fuera poco, tengo varios planes para el día de hoy.
--Ya es hora de ponerse en marcha. Hoy ya no tengo tanto por hacer, fue buena idea adelantar algunas de mis tareas ayer.
-Guatemala, Ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala (Antigua Guatemala), Convento de San Francisco, Domingo 20/04/1975, 5:05AM-
Es un poco temprano, pero ya todas estamos haciendo los arreglos correspondientes al día de hoy, dado que será un día muy ocupado: el padre tiene una misa, las monjas y yo tenemos que dejar todo listo para los niños y los enfermos que han estado viniendo últimamente.
Esta es la misma rutina que repetimos todos los domingos, excepto que esta vez yo tengo planes especiales.
Rápidamente tomo un cambio de ropas, toalla, jabón y shampoo. Estoy lista para salir de mi cuarto y dirigirme al área de los baños.
--Iré a darme una rápida ducha y luego comenzare a atender mis deberes pendientes. ¡Ah! Casi lo olvidaba.
No puedo empezar mi día, no sin antes escribir en mi diario.
Me acerqué a la pequeña mesa, puse mis cosas a un lado y abrí un pequeño cajón, extendí mis dedos, saque una biblia y la abrí. En realidad la pasta de la biblia solo es una cubierta, en su interior se encuentra un diario de gran tamaño, lo abrí en la próxima página en blanco, tome un lápiz y comencé a escribir.
“Domingo 20/04/1975
Querido diario:
Hoy nuevamente he soñado, esta vez fue mucho más detallado y duró un poco más también, en esta ocasión pude ver los ojos de la chica. Cuando vi sus ojos pude sentir un miedo enorme, fue tanto mi miedo que incluso creí que moriría. ¿Te lo imaginas? ¡Morir mientras duermo!
Algo que también fue diferente, ellas se voltearon en mi dirección, como si me pudieran ver, eso nunca había pasado.
Dejando eso de lado.
Hoy es un día muy especial, es el aniversario de la muerte de mis padres, el Padre Saúl me ha dicho que si cumplo con todos mis quehaceres antes del mediodía, me permitirá ir a visitar su tumba a dejar flores. Por esa razón me desvele haciendo costuras y remendando los manteles de la cocina. Estoy muy emocionada.
Eso es todo por el momento, te veré después.”
Siempre me siento muy a gusto cuando escribo en mi diario, un día no lo hice y los resultados fueron catastróficos.
La verdad es que ese sueño fue el mejor que he tenido en años, antes había tenido sueños semejantes pero nunca tan realistas como esté.
Aunque nunca he visto a esas mujeres, más que en mis sueños, soy capaz de identificarlas. Conozco sus nombres y otras cosas relacionadas con ellas. De la única que no sé su nombre es de esa chica quien parece ser su jefe, ella sigue siendo intrigante, ha llegado al punto de volverse una obsesión para mí.
Pese a toda probabilidad, estos sueños no me suponen ningún problema, desde que los he tenido siempre ha aparecido ella. Comprendo que ella es inalcanzable, que solo es producto de mi imaginación, pero no quiero renunciar a ella, si tan solo pudiera acercármele.
Con ese simple y mundano deseo en mente, me he propuesto imitarla, ¡ser como ella es mi objetivo! Planeo ser una mujer hecha y derecha, así como ella lo es.
Aunque sea un poco vergonzoso, quizá por verla tantas veces y de tantas formas distintas ella termino por convertirse en mi primer amor. Antes, solo de pensar en su silueta era suficiente para hacer que me ruborizara. Es probable que por eso sea incapaz de ver a un hombre como mi pareja.
En lo más profundo de mi corazón he decidido que mi única pareja sería una mujer bella y femenina. Nunca lo he mencionado porque en este lugar no hay ninguna mujer que valga la pena.
Mientras mantenía mi mente enfocada en tantas cosas, he llegado al área de baño para darme una ducha. Coloco mis cosas a un lado, me desvisto y comienzo abriendo toda la presión de la regadera.
--¡ESTA FRIA!
--¡Cállate!
--¡Ya cierra la boca!
***
Ahora que me he refrescado y estoy completamente vestida, me dispongo a ir a la cocina para ayudar a las monjas para preparar el desayuno.
Estoy usando mi vestimenta usual, un vestido blanco de mangas largas, medias y zapatos bajos de color negro. Debido a que hay un poco de frio me he cubierto con una chalina negra que me regalaron para mi cumpleaños.
--¿Podrían ir a traer más huevos?
--¡Iré yo!
--¡No! ¡Iré yo!
--Pueden ir ambas, solo dense prisa.
--Enseguida~
Dos de las niñas que nos estaban ayudando en la cocina salieron a toda prisa para recoger huevos frescos. Cuando salen, una de las monjas se me acerca y me susurra al oído.
--Se te da muy bien eso de criar niños.
--De eso nada.
--No seas modesta. Tú a diferencia del resto de nosotras, puedes salir y tener la vida de una mujer normal. El día que conozcas a un buen hombre y decidas dejarnos para tener una familia no está muy lejos.
Mientras está y el resto de las monjas se reían entre dientes y me lanzaban miradas indiscretas, yo solo sentía ganas de enterrarlas en lo más profundo de un agujero.
¡¿Quién demonios te crees que eres?! ¡Ya es tiempo de que te enteres, no todas las mujeres queremos casarnos y unirnos a un asqueroso y sudoroso hombre!
Conteniendo mis verdaderos pensamientos y poniendo una cara de lo más apacible, decido responderle.
--Pero que dices, todavía falta para eso. Por ahora quiero ahorrar suficiente dinero y visitar la capital. Quiero ver muchas cosas, ya después de eso podría pensarme en cosas como sentar cabeza.
--¡Eso no está bien! Eres una mujer joven y esas amplias caderas tuyas te aseguraran un parto fácil.
--Me entere de que el hijo del quesero termino la primaria, él es un buen partido.
--Yo escuche de doña Toñita, la costurera, que su sobrino está buscando esposa, podrías ir a hablar con él.
--También…
Ese tipo de espantosas conversaciones son las que me hostigan cada día, desde que cumplí los quince años, ahora que estoy por cumplir los veinte años estas mujeres me quieren casar con cualquier hombre.
¡Como si yo me fuera a rebajar a tener a un ignorante a mi lado! Son de lo más despreciable. Si tanto quieren ver una boda, ¿por qué no van y se casan ustedes?
***
Finalmente me pude deshacer de esas pesadas. Y todo porque después de desayunar cada una se dedica de lleno a sus tareas.
He vivido en este apestoso convento desde que tengo memoria.
Según el Padre Saúl, el hombre que me crio, mis padres murieron durante un encuentro entre la guerrilla y el ejército. De alguna manera alguno de mis padres me logró ocultar y con ello aseguró mi supervivencia.
Según su relato, cuando se encontraba trabajando en las Verapaces él fue llamado a una pequeña aldea para participar en una misa de bautismo, cuando llegó lo que encontró era completamente contrario a sus expectativas; la mañana que debería de ser de gozo se había convertido en una pesadilla.
Hombres y mujeres, todos dispersos en el suelo con varios agujeros distribuidos a lo largo y ancho de su humanidad. No había rastros de los malhechores y los charcos de sangre ya se encontraban casi secos. Lo único que llenaba el espacio era el sonido de los bosques cercanos.
Dedico varias horas para buscar sobrevivientes, pero solo encontró cadáveres, justo cuanto estaba por darse por vencido, logro escuchar el llanto de un bebé. Agudizo sus oídos y se acercó a la parte trasera de una casa, en un área totalmente improvisada en donde varias tinajas se encontraban alojadas, ahí estaba un pequeño bulto que se movía y lloraba; fue de esa forma como me encontró.
Debido a que no pudo encontrar ningún sobreviviente tomo la decisión de llevarme consigo a la parroquia en la que se encontraba asignado. Al poco tiempo fue trasladado al convento, debido a que me había tomado cariño decidió llevarme consigo.
Siguiendo esa lógica, el día que me encontró y el día que ellos debieron de haber muerto podría ser el mismo.
Incluso ahora, yo estoy convencida de que mis padres murieron ese día. Nunca vi sus cadáveres, pero algo dentro de mí me dice que es inútil el buscarlos.
Debido a eso, cuando tenía cinco años, levantamos una tumba a las afueras de la ciudad, en un pequeño y florido parque. Solo visito ese lugar unas pocas veces al año, y no es para rezar ni nada de eso, sino que simplemente lo veo como una motivación, el día que pueda dejar de hacer eso y caminar derecho sin ver atrás, ese día me iré del aquí y comenzare a vivir mi vida. El Padre Saúl me ha dado su aprobación, así que solo me queda esforzarme.
Desde el momento en que me encontró él me ha criado como a su hija. A él le debo mi vida y todo eso pero, infortunadamente, siempre que lo veo lo encuentro con la cara metida en su biblia, esas estupideces me tocan los ovarios.
Aunque le estoy muy agradecida por todo lo que ha hecho por mí, hay una sola cosa que no soporto y eso es cuando empieza a hablar de dios, podría ser debido a la forma en que concibo el mundo, pero pienso que si dios existiera no permitiría que semejantes atrocidades ocurrieran.
Es decir, nosotros estamos inmersos en una guerra interna que ha durado por varios años, a causa de eso muchas familias están ahora arruinadas, como la mía.
Los hombres son llamados a las armas y las mujeres se quedan en casa, muchas veces solo para recibir un cadáver y eso si es que reciben algo. En caso contrario solo se quedan a esperar a alguien que jamás regresará.
Mientras las mujeres se quedan solas se encuentran expuestas a muchos peligros, ya he perdido la cuenta de a cuantas mujeres víctimas de violación he atendido o a cuantos niños con heridas o quemaduras he tenido que tratar.
Entiendo que los seres humanos sean libres de decidir sus propias acciones, pero cosas como la primera y segunda guerra mundial junto con sus espantosas secuelas, son demasiado. Los cruzados también participaron de horribles masacres y todo lo hicieron “en el nombre de su dios”, solamente un dios de mierda aprobaría semejantes atrocidades.
Crecí rodeada de la doctrina cristiana, sin embargo desde el principio eso me pareció lo peor de lo peor, es por eso que no soy una monja. Es decir: haya o no haya dios, nada cambiara. Si los campesinos no pueden cosechar debido a una sequía no es porque dios este enojado con ellos ¡Es debido a la maldita sequia! Todo puede ser explicado por la ciencia moderna.
Y así, el Padre Saúl parece haber notado mi aversión por esos tópicos, así que dejo de insistir. En su lugar, comenzó a impartirme otro tipo de conocimientos, en consecuencia a la corta edad de cinco años ya sabía leer y escribir a la perfección.
A los seis años me sabía de memoria las tablas de multiplicar e incluso podía hablar inglés con fluidez.
Cuando cumplí los ocho años yo estaba a un nivel en el que él mismo era incapaz de enseñarme algo que yo no hubiera aprendido ya. Y por esa razón comenzó a comprarme libros, semana a semana el me compraba un libro nuevo.
Al final, término por llevarme a la biblioteca pública, ahí yo elegía mis propios libros; lo cual lo llevo a ahorrar mucho dinero. Aparentemente no sabía que se podían pedir prestados los libros, él siempre que iba a la biblioteca solo les daba uso interno.
En cuestión de tiempo yo había terminado de leer todos los libros que me parecían interesantes dentro de esa pequeña biblioteca.
Sin embargo, había algunas cosas que sin importar las veces que las leyera las seguía leyendo, esas eran todas las historias y mitos disponibles. Desde mitología maya y azteca, hasta la mitología griega, sin olvidarme de la japonesa, pasando por la cosmovisión egipcia y nórdica.
Yo los leía una y otra vez. Leyendas como el Rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda formaban parte de mis lecturas obligatorias por año.
Por supuesto que no me quede solo con eso. También leí todo lo que pude sobre medicina y filosofía. Estaba segura de que al crecer iría a la Universidad de Salamanca.
Sin embargo, mi destino fue quedarme atrapada en el área de enfermería del convento.
Bien sea por bendición o maldición, mis amplios conocimientos en medicina eran lo que la ciudad necesitaba, podrían haberme llevado a trabajar a un hospital, pero no, decidieron adaptar una área del convento para que fungiera como un centro de salud. Desde entonces casi a diario viene una persona, si no es un niño con una astilla enterrada en su dedo, es una mujer embarazada, si no es una niña a la cual le ha bajado su primer periodo es un soldado al cual le han disparado y así sucesivamente.
--Mi brillante juventud se fue al drenaje.
Mientras me lamento por mi desgracia y camino por uno de los pasillos, aparece la más vivida representación de un muerto. Frente a mí se encuentra el Padre Saúl.
--Buenos días Catalina.
--Buenos días padre Saúl.
Es un hombre bastante anciano, sus pasos son cortos y casi inaudibles, su espalda está ligeramente encorvada y da la impresión de que se está agachado para buscar algo.
Aunque hace un buen intento para ocultar su vieja y gastada biblia, yo soy capaz de ver una esquina que sobresale de su manga.
Su usual túnica de color negro se encuentra escasamente adornada, pero a pesar de los años de uso, luce impecable; haciendo que su pálida piel y espesa barba blanca resalten más.
Aunque él lo niega totalmente, yo sé que ha comenzado a perder la vista. Lo cual, hace más impresionante que pueda andar sin ayuda de nadie o de un bastón.
Puede que este hombrecillo me haya criado como a su hija, pero yo no lo puedo ver como a un padre, sino simplemente lo veo como “el viejito que ya tiene un pie en la tumba”.
--¿Qué hace andando solo por los pasillos? Debería de estar preparando todo para la misa.
--¿Asistirás hoy?
--Lo dudo mucho, recuerde que tenemos un trato y es por eso que necesito terminar con mis deberes lo antes posible.
--Lo recuerdo, lo recuerdo. Pero si no vas a estar, no hay razón para que me esfuerce.
--No es bueno que un Padre este hablando de esa manera, usted es un pilar muy importante para esta congregación. El que yo no sea participante no quiere decir que no lo admire por sus nobles acciones. Recuerde que fue mientras cumplía con sus “obligaciones” que usted me encontró, ya hace tantos años.
--Lo recuerdo como si hubiera sido ayer.
Mientras pensaba un poco y se frotaba su barba, parecía que tenía un rostro ligeramente melancólico.
--¡Ya se! ¿Por qué no tenemos una “cena familiar” como las que solíamos tener antes? ¿Lo recuerda?
--Como lo voy a olvidar.
Mientras hablábamos mencione las “cenas familiares” que teníamos juntos. Una ligera sonrisa se dibujó en su rostro. A decir verdad, cuando era una niña acostumbraba tener cenas donde únicamente los dos nos sentábamos a la mesa, era en esas ocasiones en las que él me podía hablar como una “papá” y no como un “Padre”, nuestras conversaciones eran variadas y con temas comunes, como nuestro día a día, las ocurrencias de las monjas, cosas que aprendía en la biblioteca y las historias que él solía contarme. Esas conversaciones son algunos de los mejores recuerdos que tenemos.
--¿Y bien?
--Lo esperare con ansias.
Después de eso hablamos un poco más, hasta que finalmente nos despedimos con un apretón de manos.
--Hasta entonces.
--Hasta entonces.
Cada uno de nosotros continuo con su camino, el Padre Saúl se dirigió al confesionario y yo me dirigí al área de enfermería que estaba ubicada en el ala sur del convento.
***
--Buenos días ¿Cómo amanecieron hoy?
--Yo estoy mejor.
--Me alegra escuchar eso. Y tú dime ¿Cómo estuvo el desayuno?
--Aunque tenía poca sal no tenía mal sabor.
--No es para menos, lo prepare yo misma.
Hoy hice mis visitas rutinarias a los pacientes que tenía a mi cuidado, eran un par de hermanos que tuvieron un accidente mientras montaban a caballo. Ambos se cayeron y se hicieron heridas menores, por seguridad y para cuidar que sus heridas no se infectaran pedí que se mantuvieran bajo observación, debido a que todo transcurrió con normalidad, seguramente mañana se podrán ir a casa.
--Entonces los dejo. Asegúrense de descansar, yo los veré mañana.
--Sí.
--Gracias por todo.
Mientras ambos me despedían, agitando sus manos, tenían una sonrisa amplia y sus mejillas ligeramente sonrojadas.
--Bueno, solo un paciente más y abre terminado aquí. Después de eso solo me restaría una última cosa por hacer y estaré libre.
Mientras ideaba planes para el resto del día en mi cabeza, me dirigí a una habitación especial que había sido destinada a atender a personas en estado crítico, comúnmente llamada “Sala de Emergencias”. Actualmente ahí estaba un hombre que había sido encontrado inconsciente en una habitación de un hotel, el dueño del hotel y un par de sus empleados lo trajeron hasta acá, nosotros lo hemos cuidado desde que llego hace dos días.
El hombre no ha despertado así que hasta ahora lo hemos mantenido con alimentación intravenosa, pero si no despierta hoy lo referiremos a un verdadero hospital, no lo hemos hecho aún debido a que una de las monjas dijo que los hospitales estaban llenos. También porque el gobierno nos ha provisto de todo tipo de implementos médicos necesarios. Incluso sería capaz de atender una cesárea o una operación menor si fuera necesario.
Para llegar a la habitación, tengo que pasar por un pequeño corredor que conecta con un espacio de área verde.
La habitación es como un pequeño almacén que cuenta con buena ventilación y se encuentra en un área céntrica y con fácil acceso, no puedo negar que el equipo que se encuentra ahí es bastante bueno, pese a nuestras escasas medidas de seguridad nunca hemos tenido problemas con “cosas perdidas”.
Debo de agregar, también, que el hombre que he estado atendiendo no es precisamente feo, salta a la vista que no es guatemalteco, sus rasgos son bastante finos y tiene un cierto aire español, solo por verlo puedo decir que no tendrá más de veinticinco años. Hicimos la denuncia a la policía, pero ninguna persona con su descripción se ha reportado como desaparecida. Eso es bastante intrigante.
Sin darle más vueltas al asunto, abro la puerta y comienzo a hablar.
--Buenos días, espero que hoy puedas hablar conmi-
Mientras doy mi saludo usual, un punzante y agudo dolor se apodera de mí, más específicamente: de mi espalda, justo en el área de mi riñón izquierdo.
Sin tener suficiente tiempo como para reaccionar apropiadamente, caigo de rodillas.
Estoy usando mi mano derecha para inspeccionar el lugar, inmediatamente puedo sentir como un líquido pegajoso y caliente corre por mi cintura y como el mismo no deja de salir.
Al ver mi mano y logro identificar al líquido misterioso: sangre. Inmediatamente volví a sujetarme y a hacer presión con mi mano izquierda.
Busco desesperadamente por una venda o una sábana para hacer un torniquete o algo para detener el sangrado. Mientras lo hago, mis ojos se posan sobre una silueta que está detrás de mí, es un hombre de piel blanca, posiblemente más alto que yo, que en su mano derecha sostiene un pequeño bisturí que me resulta familiar.
Mientras mi mente corre a mil cuadros por segundo, como si se tratara de una película, puedo sentir como mi sangre continua saliendo y poco a poco mis fuerzas me abandonan.
Lo puedo sentir, mi muerte se aproxima. Mientras me mentalizo en cómo evitar el peor de los casos, una voz me llega desde atrás.
--Me quiero ir. Me quiero ir. Me quiero ir. Me quiero ir. Me quiero ir. Me quiero ir. Me quiero ir. Me quiero ir. Me quiero ir. Me quiero ir. Me quiero ir. Me quiero ir.
Una y otra vez la voz repite lo mismo “Me quiero ir”. El hombre golpea su cabeza contra la pared mientras habla, es tan molesto que creo que las pocas fuerzas que me quedan las usaré para golpearlo. Ya con mi mano empuñada, repentinamente el hombre se detiene.
--Nomequieromorir. Nomequieromorir. Nomequieromorir. Nomequieromorir. Nomequieromorir. Nomequieromorir. Nomequieromorir. Nomequieromorir.
Se sujeta su pecho como si le costara respirar habla tan rápido y fluido, mientras observa la habitación y parece querer buscar algo. Este sujeto es muy extraño, algo en su comportamiento me resulta familiar, he leído sobre casos como este.
Había reportes de hombres y mujeres que tenían comportamientos extraños e incluso alucinaciones, dichas alucinaciones eran producidas por drogas y otros fármacos. Con estas drogas conseguían hacerlos sumamente sumisos y manipulables. Pero ninguna droga de la que tenga conocimiento es tan potente como para permanecer dentro del organismo por más de dos días, adicionalmente el hombre no presentaba ninguno de los síntomas de haber sufrido una sobre dosis de nada. Este caso es algo que reta todo lo que sé de farmacología y drogadicción. O soy solo yo la que está divagando y tratando de racionalizar algo irrazonable.
Entonces, en medio de mis últimos momentos de lucidez, he llegado a la conclusión de que “posiblemente” este hombre podría padecer de Trastorno de Pánico desde antes de llegar a este país, posiblemente vino aquí para recibir tratamiento y se equivocaron en la dosis. Una sobredosis de fármacos muy bestias que lo indujeron a un estado de muerte fingida, entraron en pánico y lo dejaron como a un perro viejo para que muriera. Eso podía darme algunas ideas sobre cómo se quedó solo en una habitación de hotel y el porqué de que nadie le estuviera buscando. Si ese es el caso él, quien acaba de despertar en un lugar que no conoce, fácilmente podría encontrarse en un estado de sentimiento de irrealidad; viendo a todo aquel que se le presente como una amenaza potencial y atacarle igual que lo hizo conmigo.
Mientras continuo buscando cualquier referencia posible sobre casos similares, el hombre comienza a hablar:
--¿Dónde están todos? ¿Dónde están los otros? ¡Quiero irme de aquí! ¡Quiero que me lleven de regreso a casa! ¡No me quiero morir!
El hombre se ha reincorporado, se aferró al bisturí y salió de la habitación. Estoy segura de que si sigue por ese camino llegará a donde están los niños, después llegaría a donde las monjas están y finalmente llegaría al Padre Saúl. Si no lo detengo ahora podría haber más víctimas inocentes. Las circunstancias de ese hombre me importan una mierda, si no lo detengo ahora, será demasiado tarde.
He reunido fuerzas, de vete a saber dónde, me las arregle para levantarme pero el dolor es muy fuerte. De alguna manera me las arreglo para levantarme.
Me siento como si me hubieran inyectado una dosis de adrenalina, este es el momento de la verdad.
Me he acercado a la pequeña mesa de operaciones y me he armado con un bisturí que escondí en la parte de debajo de la mesa. Nunca creí que lo usaría para esto, pero ahora eso importa poco.
--¡No me quiero morir! ¡No me quiero morir! ¡No me quiero morir! ¡Kuga!
Mientras el hombre continua con sus divagaciones, me las he arreglado para sorprenderlo por la espalda, lo ahorqué con mi chalina y lo tumbe. La forma en la que ha caído es realmente absurda, sin embargo el tipo me quiere botar de su espalda. No tengo la fuerza necesaria para mantenerlo abajo por mucho tiempo, así que “es ahora o nunca”. Tomo una gran bocanada de aire y lo apuñalo.
El lugar en donde lo he apuñalado es justo entre la duodécima vértebra torácica y la primera vértebra lumbar.
--¡HaaaAaaahhh!
--¡Sabes una cosa!
--¡HAAAhhh~!
--La columna vertebral *ah~* es muy importante, si una persona *ah~* sufre una lesión en ella *ah~* o recibe una herida muy profunda *ah~* la persona podría quedar seriamente lastimada.
--¡…!
--Solo lamento no poder darme *ah~* la satisfacción de llevarte conmigo *ah~* pero te garantizo que *ah~* lo que te queda de vida *ah~* no podrá ser llamada vida.
Bien, ahora que he dicho cuanto he querido, solo me queda reunir todas mis fuerzas para crear un efecto de palanca.
Un sonoro y casi musical “CRACK” llega hasta mis oídos. Lo he logrado, partí su columna vertebral en dos o como mínimo he logrado separar sus vertebras, en cualquier caso este hombre no podría volver a vivir una vida plena.
Quizá debido a la conmoción que sufrió, el hombre ha vuelto a quedar inconsciente.
El corte fue limpio y no hay derramamiento de sangre innecesaria.
De alguna manera he logrado ponerme de pie nuevamente. Una sensación de conquista y logro se extiende dentro de mí en este momento.
¿Por qué demonios he estado curando a otras personas, mientras que hacerles daño se siente tan bien? Esta sensación es grandiosa ¡podría volverme adicta a esto!
***
No tengo idea de cómo he llegado hasta la base de la pequeña fuente cercana, pero aquí será en donde esperare mi muerte. Ya he perdido demasiada sangre y todos los movimientos bruscos que hice no me han ayudado en nada. Mi cuerpo se comienza a enfriar.
--Tengo mucho sueño.
--[¿Lo aceptaras? ¿Lo aceptaras? ¿Lo aceptaras? ¿Lo aceptaras? ¿Lo aceptaras?]
--¿Aceptar?
--[Los términos han sido aceptados. Comenzando con las contramedidas. El daño del contenedor es muy extenso, imposible reparar. Preparando transferencia a un nuevo contenedor disponible. Los preparativos están casi listos, esperando comandos adicionales, esperando]
Ya con mi mente nublaba, he escuchado la voz de una persona. Es imposible determinar si la voz pertenece a un hombre o una mujer, pero es muy clara, no corresponde con un niño. Lo mejor es ignorarla, según los reportes médicos las personas tienen diferentes formas de afrontar la muerte, seguro que no es nada.
--[Esperando comandos complementarios]
Y pensar que moriría el mismo día que murieron mis padres, eso sí que es vulgar.
Ahora que pienso en ello, lamento no poder cumplir con nuestra promesa viejo. Pese a que no eras mi padre biológico me enseñaste muchas cosas, gracias por todo eso viejo.
Otra cosa que me preocupa, es que no saben en dónde guardo mi dinero, si fuera cualquier otra persona, no habría problema, pero conociendo al viejo. Solo enterrarme conllevará gastos. Incluso el ataúd más sencillo suele ser bastante caro.
Ah. Ahora que recuerdo, mi última tarea de hoy era lavar la ropa. Creo que no llene la pileta, aunque me hubiera puesto a lavarla me habría faltado agua.
Recuerdo que decían que hoy era un buen día para salir, pero el viento está muy fuerte, incluso en la hora de mi muerte, el viento arruinará mi cabello.
Me pregunto si las monjas y los niños serán capaces de arreglárselas por su cuenta, después de todo, tanto su cocina y su costura son pésimos.
Dentro de las cosas que más lamento es que nunca pude ir a otros lugares, siempre me vi encerrada en este lugar. Oh Guardia Real de Inglaterra, oh Jardines de Cerezo de Japón, hasta nunca Soldados de Terracota. Sus recuerdos se quedaran únicamente en imágenes de libros. Como me hubiera gustado ir a tantos lugares.
Me hubiese encantado ir al viejo continente, aunque sea solo para ver los manuscritos de Freud o Watson. Y pensar que aprendí tantos idiomas, para nada.
Otra cosa que me hubiera encantado ver era una blanca navidad. Aunque solo es una época comercial, en Norteamérica dicen que las calles nevadas son encantadoras.
Creo que ya ha pasado mucho tiempo, es solo mi imaginación o mi muerte se ha prolongado demasiado.
--[Todos los preparativos y el nuevo contenedor has sido preparados de manera exitosa, la trasferencia puede iniciar]
Mientras esa molesta voz me acompaña, mi mente ha comenzado a pintarse completamente de negro. Mi cuerpo esta frio, tanto que ni siquiera en un horno me sentiría cálida.
Poco a poco mi conciencia se pierde, repentinamente una poderosa descarga eléctrica recorrió todo mi cuerpo.
--[¡Emergencia! ¡Emergencia! ¡Emergencia! ERROR, ERROR. El contenedor destinado muestra signos de corrupción. Imposible detener la transferencia. El contenedor es inestable]
La voz es tan escandalosa, no entiendo nada de lo que está pasando. Oh, se ha calmado.
Creo que eso es todo, espero que ya no me pase nada más.
Súbitamente una gran presión se ha apoderado de mi cabeza, es como si la hubiera puesto en medio de una prensa, es un dolor insoportable.
--[El contenedor es demasiado pequeño y no puede soportar la presión. Como medida de seguridad se ha procedido conforme a lo planeado, un bloqueo parcial ha sido levantado. El bloqueo será levantado cuando el recipiente sea capaz de llevar la carga. Hasta entonces el bloqueo será colocado-]
Finalmente la voz y el dolor se han detenido, todo es completamente negro.
Después de unos segundos mi campo de visión se ensanchó y una potente luz me deslumbró.
***
Renacida Como una Renart Cap 001
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