ASTRA
CAPÍTULO 18
– Así es, todos ellos son
de Fénix Negro
– Es que no puede ser... no
podíamos tener más mala suerte.
– ¿Hum? ¿De qué estás
hablando onee-chan?
– Este es un torneo ilegal
– Milo respondió a la pregunta de Aiko –, se supone que tendríamos que estar en
problemas por tener a una organización aquí.
– Si nos detienen, todo
habrá acabado
Hana había comenzado a
ponerse nerviosa, era una situación muy mala, y tal vez la única salida estaba
en pelear y escapar. Así que se dispuso a tomar su arma para ello.
– ¿Ah? Eso no va a pasar
Aiko dio una respuesta, con
un semblante bastante tranquilo para sorpresa de todos.
– ¿Qué quieres decir? –
Milo de inmediato cuestionó las palabras de Aiko.
La pequeña comenzó a soltar
sus brazos mientras los llevaba hacia la cintura, al mismo tiempo en que
respondía a la pregunta.
– Porque son ellos quienes
organizaron este torneo.
Hana quedó impávida ante
aquella afirmación, y no solo ella sino también Milo e Ireth.
La joven elfo dirigió su
mirada una vez más hacia aquellos caballeros que conversaban jocosamente unos
metros más allá.
– No puede ser posible...
e-ellos no podrían estar detrás de esto.
Hana aún no salía de su
asombro, no quería creer que hayan militares actuando de esa manera, pero Aiko
seguía hablando con total tranquilidad y seguridad.
– Entonces cómo puedes
explicar que aún no hagan nada y solo se encuentren disfrutando del ambiente.
Hana giró el cuerpo para
ver a aquellas personas que tal como Aiko lo había dicho, no parecían tener
ninguna intención de intervenir.
– ¿Q-Qué significa esto?
– Todo parece indicar que
obtienen algún tipo de beneficio de esto – comentó Milo a modo de respuesta a
la pregunta de Hana.
– Es tal como dijiste
onii-chan... al ser ellos los organizadores, recaudan todo lo obtenido de los
participantes, además de eso, manejan el derecho del cincuenta por ciento de
las ventas de los comerciantes durante todo el torneo.
– Por la manera en que lo
dices, pensaría que no es la primera vez que lo hacen.
– Así es... de hecho, cada
torneo ilegal que se desarrolla en el reino es organizado y supervisado por
ellos.
Mientras esta conversación
entre Milo y Aiko se desarrollaba, Hana intervino con un comentario:
– Quiere decir... que esta
organización controla estas actividades ilegales como si fueran una...
– ¿Mafia? – agregó Aiko con
una sonrisa poco infantil.
Milo permaneció quieto y no
mostraba ninguna reacción ante esto, casi de la misma manera que Ireth.
Solo Hana parecía ser
afectada por este tipo de cosas, dado el gran ideal de justicia que manejaba.
Saber que una organización
militar, que se supone trabaja para el bien de un reino, sea precisamente quien
realiza actividades ilegales debería ser castigada severamente.
Aiko cerró los ojos y
cambió su expresión, esta vez concordaba más con su edad que no parecía superar
los catorce años promedio.
– Bueno, eso no podría
asegurarlo, la verdad es que quien sabe – refirió Aiko encogiéndose de hombros
y mostrando una sonrisa satírica.
– Oye enana, ¿cómo es que
sabes tanto sobre esto?, ¿eres alguna especie de espía o algo?
– ¡¡..!!... ¿e-enana?
Aiko se acercó a pasos
apresurados hacia Milo bastante enfadada, aunque como era de esperarse, sin
lograr intimidarlo debido a su pequeño pero atractivo físico.
– ¿A quién le dices
e-na-naa?... nñññ...
– Lo siento, es que olvidé
tu nombre
– ¡¡¡...!!!
¡¡Waaaaaaahhhhn!! – Aiko corrió hacia Hana abrazándola al instante –,
¡Onee-chaaan!... ¿quién es ese mal hombre?, ¿p-por qué no lo desechas? – decía
entre sollozos.
¿Desechar?,
¿acaso me ve como alguna clase de desperdicio?
Aiko se desplazó por la
cintura de Hana hasta quedar a sus espaldas.
– ¡Ya sé! ¿Por qué no usas
esta gran espada para hacerlo?
La pequeña posó sus manos sobre
la hoja de la espada mientras incitaba a Hana a ese berrinche.
– Creo que estás exagerando
un poco Aiko.
Aiko se separó de Hana de
nuevo y mientras cerraba los ojos a la vez que se encogía de hombros, le hizo
un comentario:
– Entiendo, tal vez sea que
no quieres lastimar a la persona cuyo cuerpo alimenta tus deseos de lujuria
desenfrenada.
– ¿¡¡Qu..!!?
El rostro de Hana se tornó
colorado por completo, y no suficiente con eso recordó el momento en que se
apoyó sobre el torso desnudo de Milo la noche anterior.
– ¿P-P-P-Por qué d-dices
esa clase d-de cosas?
– ¿Uhh?... bueno parece que
no es ese el motivo... lo siento.
Aiko soltaba unas pequeñas
risas mientras Hana parecía estar mareada por esa evidente broma.
Ireth suspiró mientras se
tomaba la cabeza, había visto tantas veces a Hana pasar por esos momentos
incómodos que de alguna forma sentía un poco de lástima por ella.
– Oye...
Milo llamó a la pequeña
mientras esta parecía disfrutar de las reacciones de Hana. Aiko dio vuelta para
ver a Milo y vio su aspecto sombrío viéndola fijo a los ojos.
– Te hice una pregunta
¿sabes?
– ¡¡Hyyee!!... l-lo
siento...
Aiko se alejó unos metros
de Milo, y asustada por la expresión de este, comenzó a contarles.
– Está bien, verán... supe
hace un tiempo por medio de un participante de estos torneos, que Fénix Negro
organizaba estos eventos en diferentes pueblos del reino buscando dinero y
diversión, al principio no le presté mucha atención hasta que mencionó que el
vencedor de cada torneo podía obtener un objeto como premio. Yo rob... ejem...
compro esos objetos a los ganadores para después poder venderlos a un mejor
precio en las ciudades mercantiles, por eso cada vez que oigo algún rumor sobre
el comienzo de un nuevo torneo viajo hasta ese lugar, y en todos esos pueblos
aseguran todo lo que les he contado.
– Entiendo, de manera que
estás aquí para poder comprar el premio que va a ser regalado al ganador.
– Sip
– Aiko – Hana se acercó
preguntando –, ¿y qué clase de objetos son los que se pueden ganar?
Aiko se llevó la mano a la
altura del mentón poniendo ahí un dedo y respondió a su pregunta.
– Uhmm, pueden variar según
lo que a ellos se les ocurra, pero generalmente son armas.
– Asumo que deben ser de
muy baja calidad.
– Eso es correcto, no
tendría sentido que ganen dinero a la vez que regalasen objetos de gran valor.
– Entonces – Ireth
intervino en la conversación –, estás aquí para comprar el objeto que gane el
vencedor de este torneo.
– Sip, ustedes estarían
dispuestos a venderme su premio en caso ganaran ¿verdad?
– Claro, yo no lo necesito
– refirió Hana cruzándose de brazos y con una sonrisa.
– Podría dártelo, pero...
tendría que saber qué me darías a cambio.
Estas palabras salieron de
la boca de Milo, que tenía los brazos cruzados mientras mantenía los ojos
cerrados, y con una expresión calmada.
– ¿Heh?
Hana e Ireth no terminaron
de entender muy bien lo que habían oído.
– ¡¡..!!
Aiko tuvo una reacción más
sorpresiva.
¿Acaso
en realidad este tipo puede ser...?... en ese caso...
La pequeña cambió de golpe
su expresión, ahora sus suaves mejillas comenzaron a enrojecerse mientras
envolvía sus brazos alrededor de su cuerpo.
–
¿..?
– Onii-chan pervertido, e-está bien...
tal vez podría darte mi cuerpo a cambio.
La voz de Aiko era bastante suave
mientras pronunciaba aquellas palabras.
Fufufu...
delataré tu asquerosa personalidad en frente de todos y te mandaré a prisión ya
lo verás.
– ¡¡¡...!!!
– ¿¡¡¡Heeeeeeh!!!? – Hana e Ireth pegaron
este grito al unísono.
Milo había dejado su postura anterior al
momento de escucharla, fue una respuesta que en ningún momento se le hubiera
ocurrido recibir.
Q-Qué mocosa más
desvergonzada, ha malinterpretado lo que dije.
Aun así, pareció calmarse nuevamente y se
cruzó de brazos una vez más, pero esta vez viendo a Aiko.
– ¿Ah sí? Pero yo me refería a cosas de
valor.
– ¡¡¡AHH!!!
Aiko recibió un duro golpe a su atractivo
físico.
Hana e Ireth parecieron haberse calmado
luego de esa respuesta y permanecían quietas mientras escuchaban.
– ¿Q-Qué has dicho? ¿Acaso insinúas que
m-mi pureza no vale nada?
– Pero si yo no he...
– Eres un... ¡¡idiota!! ¡¡Waaaaaaaaahn!!
La pequeña Aiko salió corriendo del
lugar, mientras de a poco se perdía entre la gente.
– Qué niña más rara – alcanzó a decir
Hana.
En aquel momento la gente comenzaba a
desplazarse en una dirección en común, las expectativas parecían crecer entre
la multitud, dentro de unos cuántos minutos iniciaría el torneo.
– Parece que va a comenzar – refirió
Ireth.
Hana golpeó su puño con la palma de su
otra mano con un entusiasmo mayor al habitual y una sonrisa que lo confirmaba.
– Ahora sí, por fin... la gran
oportunidad para conseguir lo que deseo, el premio es lo de menos mientras haya
la posibilidad de encontrar guerreros que puedan unirse a nosotros. ¡En marcha!
Los tres jóvenes salieron en aquella
dirección preparados para el inicio del evento.
Parte 2
Una plataforma de mediano tamaño hecha a
base de de madera se encontraba ubicada algunos metros alejado del centro del
pueblo, parecía haber sido preparada en el transcurso de la noche anterior para
una gran tarde de peleas.
En un sector fuera de la plataforma se
encontraba todo el público que había llegado para poder disfrutar de las
peleas, y en otro, aquellos quienes serían los participantes, esperando que
comience la selección de enfrentamientos.
– Creo que aquí debemos separarnos.
Ireth se despidió de Milo y Hana, dado
que ella no participaba, comenzó a avanzar hacia la zona del público.
Cuando ambos se encontraban entre todos
los competidores, Hana no podía ocultar su entusiasmo por conocer a posibles
miembros de su orden más que por el hecho de pelear en sí.
– Todos parecen fuertes... espero que
podamos conseguirlo.
– Sin embargo, somos pocos.
Milo por el contrario, solo atinó a
realizar esa observación.
– ¿Uhm?... uno, dos, tres, cuatro...
Hana comenzó a contar disimuladamente a
todos los que se encontraban allí.
–...catorce, quince, dieciséis... somos
dieciséis. No es un mal número.
– Si tú lo dices.
Cuando acababan de hacer esos
comentarios, una persona llegó a ponerse de pie en el centro de la plataforma.
Era un sujeto sin nada particular, vestía un traje formal de presentación y
traía un brazalete de tela roja con un símbolo negro en él, la imagen de un
fénix.
– Bienvenidos a este nuevo torneo de
lucha – indicó el sujeto mientras usaba un micrófono especial.
Mientras esta persona hablaba, otros dos sujetos
subían al escenario una mesa con una pequeña urna y un pizarrón de mediano
tamaño.
– En esta ocasión contaremos con un mayor
número de competidores que en las jornadas anteriores.
– Entonces es verdad – comentó Hana –, no
es la primera vez que organizan estas peleas ilegales.
Milo solo seguía observando al
presentador.
– Antes de comenzar con el sorteo de los
enfrentamientos, tengo que explicarles cuáles son las bases de las mismas.
Presten atención por favor. Primero, está prohibido el uso de cualquier tipo de
armas, a menos que el rival de su consentimiento. El uso de magia o habilidades
especiales es aceptado siempre que no causen daños de gran magnitud. Está
prohibido matar al oponente, el perdedor del enfrentamiento se decidirá en caso
que pierda el conocimiento o caiga de la plataforma. Por último, si alguna
pelea llegará a salirse de control será intervenida de inmediato.
– ¿Intervenida? – se preguntó Hana al
instante.
– Seguro tiene que ver con ellos.
Milo dio esa respuesta mientras veía
fijamente a los caballeros de Fénix Negro, parados metros más allá en una zona
que en definitiva parecía ser la del jurado o invitados especiales.
– Ahora sí, procederemos al inicio del
sorteo. En esta urna tenemos los nombres de los dieciséis participantes de esta
ocasión. Para poder determinar los enfrentamientos, uno de los invitados, Roy,
caballero de la orden Fénix Negro, tendrá que escoger un nombre y aquel
competidor saldrá a escoger otro. El nombre que ese competidor escoja, ese será
su rival.
– Qué manera tan poco ortodoxa de
emparejar enfrentamientos – refirió Hana.
– Bien, comencemos.
El caballero llamado Roy, introdujo su
mano en la urna y sacó una tarjeta que contenía un nombre, y a continuación
llamó al participante.
– Aydal
El sujeto de ese nombre subió a la
plataforma y caminó hasta llegar a la mesa, metió su mano a la urna y sacó una
tarjeta. El presentador se la pidió y a continuación mencionó a su rival.
– Su rival será Ordreva
El pizarrón comenzó a ser llenado.
Mientras el presentador llamaba al
siguiente competidor, Milo hizo un comentario.
– No entiendo la necesidad de hacer un
sorteo en frente del público, solo nos hacen perder el tiempo.
– O quizá tienes vergüenza de salir al
frente – Hana refirió a la vez que sonreía un poco.
– No digas tonterías.
– Solo espero que por lo menos uno de
ellos pueda ser lo que necesito.
Mientras, el sorteo continuaba su curso.
– Para el quinto enfrentamiento el nombre
elegido es Milo.
– ¡...!
– Anda, apresúrate
Milo subió al escenario y comenzó a
caminar, podía notarse su incomodidad al estar frente a tanta gente, pero
trataba de disimularlo como podía.
Luego de introducir su mano en la urna,
Milo sacó la tarjeta correspondiente y se la entregó al presentador.
– Su rival será Rumpel
Entre los competidores, uno de ellos, que
mostraba una muy buena condición física y con una expresión soberbia, soltó un
comentario.
– ¿Ese chiquillo será mi oponente?, esto
será demasiado fácil, esperaba algo mejor.
– Dejarse llevar por las apariencias es
un grave error, te recomiendo no hacerlo.
Hana respondió aquel comentario con este
otro, además de que mostraba una sonrisa de confianza.
Otro sujeto se acercó a ella por detrás y
podía notarse en él una mirada lasciva mientras posaba su mano sobre el hombro
de la joven.
– Oye nena, me sorprende que también
estés participando, trata de cuidar ese lindo cuerpo, me gustaría salir a dar
un paseo contigo después de esto.
Hana permanecía quieta, cruzada de brazos
y manteniendo su sonrisa, como si no hubiese escuchado aquel comentario.
– ¿Eh? ¿Vamos qué dices? ¿Solos mi cama,
tú y yo?
El caballero llamó entonces al siguiente
competidor.
– Arienthus
– ¿Huh? Mi turno... nos vemos luego,
muñeca.
Aquel sujeto que fastidiaba a Hana subió
al escenario, luego de sacar y entregar la tarjeta, el presentador nombró a su
rival.
– Su rival será... Hana.
Cuando el sujeto regresó a la zona de
espera, Hana ya se encontraba al lado de Milo. Pero este, se acercó sin más
reparos.
– Me parece que seré tu oponente, nena.
De hecho solo hay dos mujeres, pero como una ya salió, definitivamente la otra
eres tú.
Milo veía por el rabillo del ojo a aquel
sujeto, mientras Hana parecía ignorar las palabras de este, aunque ahora
mantenía una expresión seria.
– Hey, ¿qué te parece si hacemos una
pequeña apuesta? Si yo gano la pelea, vendrás conmigo esta noche ¿eh?, ¿no te
parece divertido?, será una noche sensacional, te prometo que no la olvidarás.
Y si tú ganas, pues... hehehe... no, no ganarás.
Diciendo esto, el sujeto se separó de
ellos sin dejar de reír.
– Debiste matarlo... o quizá quieres que
lo haga por ti.
– No es necesario – Hana, que ya había
dejado de lado su sonrisa, y aún cruzada de brazos, mantenía esa expresión
bastante seria –, ya me ocuparé de eso más adelante.
– Como quieras
Finalmente el sorteo de enfrentamientos
había terminado y los dieciséis participantes ya estaban emparejados para sus
respectivas peleas.
El caballero que había participado del
sorteo se retiró de la plataforma y el presentador mencionó cada una de las
peleas.
– El orden de los enfrentamientos está
definido y serán de la siguiente manera...
El sujeto que hacía de presentador
comenzó a mencionar cada uno de los enfrentamientos entre los que destacaban el
de Milo contra Rumpel y el de Hana contra Arienthus.
– Para ser un torneo ilegal, hacen
demasiadas formalidades, que fastidio.
Milo hizo este comentario a la vez que
todos los competidores se dirigían a un lado de la plataforma para poder
apreciar los enfrentamientos.
– Buena suerte chicos – dijo Ireth en
referencia a sus compañeros.
El pizarrón con los nombres y
enfrentamientos fue retirado del escenario, y el presentador tomó la palabra.
– Señores, que inicien las peleas.
El aliento de la multitud no se hizo esperar,
cada uno de los presentes apoyando a sus favoritos, algunos realizando apuestas
y otros bebiendo cerveza.
– El primer enfrentamiento, se
encontrarán frente a frente un aspecto de temer, quienes tuvimos la oportunidad
de verlo pelear sabemos lo peligroso que puede ser cuando de usar las piernas
se trata de... ¡Aydal!...
El aliento de la gente hacía entender que
este sujeto era uno de los candidatos a ganar el torneo; mientras, el
presentador continuaba.
–... y un nuevo participante, de
apariencia imponente con sus casi dos metros de estatura... ¡Ordreva!
Los simpatizantes del contendiente
también ponían de su parte alentándolo.
Ambos participantes se pararon al centro
de la plataforma viéndose de frente.
– ¡Comiencen!
El presentador indicó el inicio de la
pelea, y ambos participantes comenzaron.
– Ahora es cuando comienza nuestro
trabajo, Milo – dijo Hana a voz baja mientras miraba atenta la pelea.
Milo solo veía la pelea sin decir una
palabra y manteniéndose de brazos cruzados.
Luego de algunos minutos de pelea,
finalmente se decidió al primer vencedor, el resultado favoreció al candidato.
Aydal sacó de la plataforma a Ordreva con fuerte golpe en el rostro.
– El vencedor del primer enfrentamiento
es ¡Aydal!
Sin embargo, aquella primera pelea no
presentó nada atractivo para Hana ni para Milo.
Así, las peleas continuaban avanzando
poco a poco, pero ninguno de estos enfrentamientos tuvo algo especial que llame
la atención de Hana.
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