Las Joyas del Mundo: Capítulo 14 - Calma antes de la tormenta

Después de un chillión de años vuelve "Las Joyas del Mundo" con un nuevo capítulo.

Con amor Link


CAPÍTULO 14: CALMA ANTES DE LA TORMENTA

Parte 3
Hotaru caminaba por las calles repletas de personas que iban de un lugar a otro, en este momento la muchacha se encontraba en la zona donde se realizaban distintos tipos de juegos y bailes por lo que el ambiente era entretenido e invitaba a unirse a la diversión.
La chica la cual rara vez salía del Palacio cuando aún era princesa estaba muy emocionada.
Ella había escuchado muchos rumores por parte de los soldados que viajaban por el mundo y luego iban a parar a su reino, la chica de cabello violeta siempre había soñado con venir a Parivartha y pasarla en grande jugando y riendo por todos los lugares en los que pudiera.
Pero también estaba preocupada, el muchacho que había comenzado a viajar con ella y su guardia personal habían desaparecido estrepitosamente sin siquiera decirle donde deberían volver a reunirse, pero por lo que en verdad estaba preocupada era por el motivo el cual el mercenario quería acabar con Zefiro.
Hace dos días el chico tal y como había prometido le conto la razón por la que había comenzado este viaje.
Iohei le contó la relación que Zefiro compartía con su padre, y como en esas dos semanas en las que no estuvo había aniquilado a cada persona que vivía en su reino.
- Y esa es la razón por que quiero matar a Zefiro-
- Io-Iohei-kun- Exclamó la chica.
- Cada vez que escucho su nombre... vienen a mi mente todos los momentos en las que ese maldito pasaba el rato con el viejo, las veces en las que me pedía que entrenáramos juntos...-
La chica solo lo miro, ella sabía por lo que estaba pasando, aquel hombre había enviado a sus lacayos para que la mataran a ella y a todos los que se encontraban en su palacio, su padre murió, y si no fuera por Iohei y Hogo ella hubiese corrido el mismo destino.
Ella no encontró las palabras necesarias para este momento, puede que fuese parecido a lo que le paso a ella, pero el mercenario había vivido muchos recuerdos con Zefiro, incluso este era el mejor amigo de su padre, aquella escena en la que aquel hombre estaba parado sobre el cadáver de su padre aún debe estar grabada en lo más profundo de su mente.
- ¿Qué significa esa cara?- Preguntó el chico.
- Y-Yo...-
El chico cruzo ambos brazos y le dijo a la chica mientras sonreía.
- No te estoy contando esto para que me tengas lastima, ambos compartimos un pasado similar, ambos perdimos a nuestra familia a manos de Zefiro-
- Pero...-
Algo interrumpió el recuerdo de Hotaru, mucha gente corría en la misma dirección, algo interesante estaba pasando por lo que la chica decidió preguntar a que se debía tanta euforia.
- Disculpe- Preguntó la chica a una mujer que llevaba en brazos a un bebe. - ¿Que está ocurriendo?-
La mujer miro a la chica y le respondió.
- La verdad no lo sé, y estoy segura que los que corren rápidamente tampoco lo saben, pero no debes dudar que debe ser algo divertido-
Hotaru miro a la mujer sin entender a lo que se refería, la madre que cuidaba de su pequeño hijo le mostró una sonrisa y le extendió su mano.
- ¿Quieres ir a ver?-
La chica accedió a la proposición de la mujer y ambas caminaron hacia donde se dirigía la multitud.
Luego de unos minutos caminando, ambas llegaron a donde se había reunido una exagerada cantidad de gente.
- Deberías ir a ver con tus propios ojos, yo llego hasta aquí- Dijo la mujer.
- Si, sería peligroso para la pequeñita- Dijo la chica refiriéndose a la bebe. - Gracias por todo -
- No hay de que, ahora ve a ver y disfruta de tu estancia en Parivartha-
La chica corrió hacia la exagerada muchedumbre, luego de luchar para llegar al frente del círculo de personas pudo ver de qué se trataba.
Dos hombres estaban peleando intensamente en el interior de una tienda, aunque en su interior estaba completamente vacío, solo había un armario y una mesita al fondo de la sala, la pared de sala tenía un raro agujero como si algo hubiese sido lanzado con tanta fuerza como para perforar la gruesa pared.
- Increíble-
La chica estaba emocionada mientras veía luchar a ambos hombres, los dos con espada en mano luchaban ferozmente pero sin perder la elegancia en sus golpes, los gritos de la gente eran tremendos todos estaban emocionados por tremendo espectáculo, pero Hotaru estaba especialmente encantada.
Iohei y un tipo con yukata blandían sus espadas fuertemente, esquivando e interceptando los ataques del otro.
Hotaru no lo pudo evitar y comenzó a animar fervientemente a su amigo.
La katana de Marco impactaba con Crux a tal extremo que leves chispas era visibles, sus movimientos era elegantes y precisos, ninguno de sus movimientos era hechos al azar.
Golpes por arriba y por abajo, no importaba por donde intentara atacar Iohei, Marco bloqueaba todos sus ataques con tal facilidad que el mercenario estaba comenzando a impacientarse, los movimientos del sujeto eran cada vez más agiles y veloces.
- ¿Que ocurre Iohei?-
- Cállate, esto recién comienza-
El mercenario tomó su espada fuertemente con ambas manos y la abanicó con todas sus fuerzas, Marco puso su espada en horizontal e interceptó la ofensiva del chico.
Solo eso provocó una fuerte onda, la gente que estaba fuera pudo sentir una gran ráfaga de viento, eso hizo que todos se exaltaran y dieran fuertes gritos aclamando a ambos espadachines, comentarios como “tú puedes chico” y “es increíble que dure tanto tiempo contra Marco” se escuchaban por todas partes.
Hotaru agitaba sus brazos con todas sus fuerzas mientras gritaba animando al muchacho de ojos carmesí.
Ambos luchadores estaban en el centro de la sala, Marco miró al chico con una cara de que no se estaba esforzando.
- Ahora es mi turno de atacarte-
La ofensiva del tipo que expresaba enorme madures fue impresionante.
Bastaron tres movimientos de su katana para desestabilizar a Iohei y lanzarlo al suelo.
Toda la muchedumbre exploto en gritos y ánimos hacia el tipo en yukata a excepción de cierta chica de cabello violeta.
- Tú...- Exclamó Iohei mientras estaba en el piso.
- Es una lástima, pero esto es todo para ti-
Marco corrió hacia Iohei listo para darle el golpe final, todos los espectadores quedaron en silencio incluyendo a Hotaru que estaba petrificada esperando que el mercenario contraatacara y diera vuelta este enfrentamiento, ella miro fijante a su compañero y notó algo raro, una leve e imperceptible sonrisa se asomó en su rostro.
Marco iba rápidamente con su katana, el duelo ya está resuelto, Iohei estaba en el suelo incapaz de levantarse, por lo menos no tan rápido como para evadir su ataque, él estaba confiado de que todo terminaría.
Pero no siempre todo resulta como está planeado.
Justo antes de que Marco alcanzara a Iohei, él rodo por el suelo, se impulsó rápidamente con sus piernas logrando ponerse de pie, pero sin perder el impulso que había logrado se lanzó fuertemente hacia el tipo golpeando con su cabeza en su estómago.
- Como...-
Marco no lo esperaba, su equilibrio se perdió y su trasero toco el suelo, cuando estaba por pararse para continuar con pelea la punta de la enorme espada en forma de cruz se detuvo a milímetros de su nariz.
Todo quedo en completo silencio.
El mercenario estaba de pie apuntando con su espada al tipo en yukata, una tremenda sonrisa estaba dibujada en la cara de Iohei.
- Lo siento, pero yo gane-
- Que no se te suban los humos a la cabeza- Dijo Marco feliz mientras suspiraba.
La euforia se apodero de todos, la gente gritaba y aclamaba a los dos luchadores que les habían brindado tal espectáculo.
- ¿Cuando llego toda esta gente?- Pregunto Iohei mientras ayudaba a levantarse al tipo que acababa de perder contra él.
- Descuida, esto pasa todo el tiempo, estas peleas resultan ser un gran espectáculo para ellos-
El chico miro a toda la gente que estaba reunida, hasta que vio a la chica con la que había estado viajando con él.
- ¿Hime?- Exclamó el mercenario sorprendido.
La chica estaba inmóvil.
- ¿Acaso la conoces?- Preguntó Marco.
- Viajando juntos, pero déjala, ya volverá a la realidad cuando le de hambre- Dijo Iohei mientras volvía a ponerse su abrigo.
- S-Si-
Marco no entendía que clase de relación tenían por lo que no insistió en el tema.
Poco a poco la muchedumbre comenzó a irse, luego de un rato no había nadie por lo que las puertas de su tienda se cerraron y los tres pudieron tener por fin un momento de tranquilidad.
- Mi nombre es Hotaru, mucho gusto- Dijo la chica mientras hacia una elegante reverencia.
- No necesitas tantas formalidades, mi nombre es Marco, un gusto conocerte-
La chica le sonrió pero de inmediato la curiosidad se apodero de ella.
- Marco-san, la pelea que tuvo con Iohei-kun fue increíble pero ¿Por qué razón peleaban?-
- Mira, soy muy conocido por estar informado de todo lo que ocurre en el mundo, por esa razón muchas personas vienen aquí buscando todo tipo de información, entonces yo uso ese interés de ellos para pasar el rato, solo si logran vencerme podrán obtener la información que quieren, yo les permito elegir el arma con la que quieren luchar con la condición de que solo pueden hacerme una pregunta-
- Entonces ¿Puedes pelear de cualquier forma?- Preguntó sorprendida Hotaru.
- Oye Marco...-
Interrumpió Iohei, el tipo de la yukata comprendió las ansias del chico.
- Si, si, dime que es lo que quieres saber-
- ¿Sabes dónde puedo encontrar a Zefiro?-
El tipo de cabello azul puso se mano en su cabeza y rasco su cabello, en cambio la chica estaba preocupada, los ojos de Iohei se tornaron sombríos.
- Eres la segunda persona que me lo pregunta, maldición, sabía que me preguntarías eso-
- ¿Lo sabes?-
Marco suspiro.
- La verdad no quiero que te metas en más problemas pero... te lo ganaste- Marco tomó una pausa. - Ahí un rumor que ha comenzado a extenderse desde hace un tiempo-


Entre escena 1
Un extraño sonido venia del sótano, no había ninguna razón para que sonase algo, lo único que había en ese lugar eran todos los tesoros y armas que los viajeros que no tenían dinero dejaban para que pudiesen entrar al interior de la fortaleza que rodeaba Parivartha.
    - ¿Escuchaste eso?-
Pregunto uno de los hombres que estaba encargado de la seguridad, algunas de esas armas eran muy valiosas por lo que no se podía descartar que se tratara de un bandido.
    - Si, será mejor que vallamos a ver-  Le respondió el otro hombre.
Ambos tomaron sus armas y bajaron las escaleras que daban acceso al sótano, al llegar no había nada fuera de lo normal, tampoco había nadie.
Lo único fuera de lo normal era un enorme agujero en la parte superior de la muralla que antes no estaba.
- Informa enseguida a la central-
El otro hombre asintió y rápidamente subió por las escaleras por donde habían llegado.
- Esto...es justo lo que nos dijeron que pasaría-
Existía una leyenda muy famosa en el puesto encargado de guardar la mercancía entregada por los viajeros que no tenían dinero para entrar, la historia de cierto niño que por cinco años entraba a Parivartha sin dinero, pero este dejaba su valiosa espada como parte de pago, nadie sabía como pero a las horas de que el niño ingresara al país la espada desaparecía solo dejando un agujero de pequeñas proporciones.
Al principio la desaparición de esta espada era relacionada con algún bandido que logró colarse en el sótano, pero luego el mismo niño con la misma espada ingresaba nuevamente, con el tiempo dejaron de pensar en eso, comenzaron a pasarlo por alto como premio al niño ya que este lograba burlarlos, muchos lo tomaban con mucho humor, “aquí viene el niño con su espada mágica” o “la misteriosa espada que siempre regresa a su amo” comenzaron a escucharse en las cercanías del sótano, incluso algunos les decían a los nuevos sobre el niño que repetía su entrada una y otra vez y si no lo dejabas ingresar él se comía tu alma.
Pero en esta ocasión era diferente.
Después de cinco años sin que el niño apareciera algo similar estaba pasando, la persona que se encargaba de la fuerza militar del país era alguien serio, pero nunca se preocupó por pequeñeces como que un niño se burlaba de sus hombres.
Pero hace poco más de un mes el dio una orden a todos los guardias en las entradas a Parivartha.
“Si el niño de hace cinco años decide aparecer déjenlo entrar, pero si vuelve a robar su espada lo tomaremos y encerraremos en las mazmorras por robo”
Con eso en mente los guardias del sótano salieron de este y comenzaron a correr la voz.
“Atrapen al tipo de la espada en forma de cruz que entro a Parivartha”
Parte 4
Cargando su preciada espada con forma de cruz en su espalda, Iohei y Hotaru caminaban rápidamente por las concurridas calles del sector donde la mayoría de los visitantes venían a medir su fuerza con las distintas tiendas que aquí había, Iohei había recibido su respuesta, él y la chica de cabello violeta miraban a todos lados mientras caminaban, como si buscaran algo.
    - ¿Dónde demonios se metieron?- Reclamó el mercenario.
    - Esto pasa porque desapareciste de repente, ni si quiera sabemos dónde debemos reunirnos- Le exclamó Hotaru.
Después de caminar un poco más buscando al caballero y la chica elfo, ambos se detuvieron.
    - Hime, te encargo que busques a tu perro y a Eru, si ellos están aquí las cosas serán mucho más fáciles-
    - ¡¡Ehhh!!- Balbuceo la chica. - No te dejare que hagas nada estúpido mientras yo busco a los chicos-
Iohei miro a la chica mientras una sonrisa forzada aparecía en su rostro.
    - Te pediría que me ayudaras si no fueras tan inútil-
Las cejas de Hotaru demostraron su enojo al escuchar la palabra inútil.
    - Iohei-kun tonto, yo derrote a la mujer oni completamente sola y sin ayuda, además sin mí no hubieses derrotado a Sagisha-san-
El mercenario había olvidado por completo ambas ocasiones en la que la chica había demostrado que no era una completa inútil como él había mencionado, también recordó que le dio las gracias por lo ocurrido en Duru así que corrió su vista hacia arriba algo molesto, luego dio un suspiro como si hubiese sido derrotado sin siquiera haber logrado desenvainar su arma.
    - Esta bien, acompáñame, pero si la cosa se pone demasiado peligrosa deberás ir a buscar a los demás-
    - Si- Dijo la chica feliz por lo que había logrado.
Iohei volvió a suspirar para remarcar más su derrota.
    - Por ahora sigamos, no podemos dejar que se nos escape cuando sabemos dónde está-
Esta vez los dos chicos corrieron rápidamente, Iohei ya había estado en Parivartha en el pasado por lo que las calles principales le eran muy fáciles de reconocer, el no dudó en ningún momento, su rumbo estaba claro.
Ambos iban directo a un enorme edificio, este sobresalía claramente de los demás edificios que con suerte sobrepasaban las tres plantas de alto.
    - Hime, si no te apresuras te dejare atrás-
La chica corría lo más rápido que podía, pero aun así no era suficiente para dar caza al desesperado chico de cabello negro.
    - S-Si, ya voy, espérame… por favor-
    - Tú… siempre me das preocupaciones-
El chico volvió a poner en vista al sobresaliente edificio.
Pero algo había cambiado.
Alrededor de Iohei y Hotaru había aproximadamente unos quince soldados, estos claramente iban tras los dos chicos.
    - ¿Qué esta?-
Dijo el mercenario para sí mismo, pero rápidamente fue interrumpido por uno de los soldados al cual no se le podía ver el rostro por el casco que ocultaba sus ojos.
    - Están bajo arresto, pongan sus manos en alto y no den problemas-
    - ¿Qué?...-
El chico empuñó su espada, claramente no dejaría que lo aprisionaran como si nada, mucho menos cuando tenía información con respecto a la ubicación de Zefiro.
    - Ni loco dejare que me encierren-
    - Por la estafa de entrar sin pagar la cuota de inmigración por todos estos años serás encerrado por muchos años-
El chico puso una sonrisa burlona.
    - Ahora mucho menos me dejare atrapar-
El chico tenía su espada en posición para acabar con los soldados de un solo golpe, para él que acabo con más de 200 bandidos cuando estaba en Midgard no deberían ser problemas quince hombres, ni si quiera tardaría diez segundo en acabar con todos.
El soldado que le había dado la advertencia a Iohei alzo su mano como si estuviese dando algún tipo de señal, el mercenario no comprendió que significaba pero un leve chillido le dio a  entender.
Hotaru había sido tomada por dos soldados uno a cada lado.
    - Ustedes… malditos-
El mismo soldado que había estado hablando siguió dando órdenes a los otros.
    - La chica también es culpable, ella también será encerrada junto a Kokuryu-
Iohei estaba acorralado, él podría acabar con todos, pero ya tenían sus manos puestas en la chica de cabello violeta.
El soldado siguió hablando.
    - Cualquier movimiento ofensivo será tomado como rebeldía y la chica lo pagara en tu lugar-
La mente de Iohei comenzó a desesperarse, los últimos años había estado tras la pista de Zefiro, y cuando tiene información privilegiada todo se estaba echando a perder.
El chico comenzaba a exasperarse.
    - Espera Iohei-kun-
La pequeña interrupción de Hotaru logró traer en calma al mercenario iracundo.
    - Debemos dejar que ellos nos encierren… ya que somos criminales-
Un silencio abrumador se tornó en el ambiente.
Parte 5
Todo era paz y tranquilidad, el movimiento del mar era tan relajante que nada podría poner fin a la serenidad que se formaba a su alrededor.
Una pequeña balsa en medio de una gran laguna estaba siendo abordada por dos chicos, uno estaba relajado con ambas manos en su cabeza como si fueran una almohada mientras la chica miraba a su alrededor completamente impresionada de lo hermoso del lago.
    - ¡¡Waaaaa!! ¡¡Woooo!! ¡¡Hyaaa!!-
Eran los sonidos que dejaba escapar la chica de largas orejas mientras se deleitaba con la vista de su entorno. El chico de cabellera rubia le dijo entre risas:
    - Eru-chan, ni si quiera entiendo lo que tratas de decir-
    - Pero, pero, yo nunca había podido ver tal paisaje sobre un bote-
    - Pero vivías cerca de la bahía-
    - Yo nunca salí al mar, ya que el monstruo me podía comer- Exclamó ella.
El caballero se rio.
    - Es cierto, los viejos engañan a los niños con el monstruo que se los comerá si salen de la isla, jejeje-
La chica inflo sus cachetes en protesta a la burla  de su amigo.
    - ¿Cuánto tiempo llevamos aquí?-
    - Por supuesto que no lo sabes, te dormiste y me dejaste sola-
Hogo la miro al notar que aún quedaba algo de molestia por reírse de ella.
    - Lo siento… te llevare a otro lugar para compensarte-
    - ¿En serio?- Dijo emocionada.
El chico pensó lo fácil que era hacerla feliz y se dijo para sí mismo que lo recordaría por si lo volviese a necesitar en el futuro.
Luego de ir a la orilla y bajar de la balsa los dos se dirigieron al sector donde se encontraban las zonas de juego.
Al llegar ahí se tomaron su tiempo para disfrutar de todas las atracciones que habían en ese lugar, vieron una función que se realizaba en una plaza de la zona, luego de un rato ambos fueron a descansar a un parque donde el aire era realmente fresco.
    - Eso fue genial- Exclamó el caballero.
    - Creo que ya pasaron las cuatro horas que nos dijo que tardaría el señor en arreglar tu lanza-
    - Tienes razón, creo que deberíamos ir-
La chica le asintió, ella ya estaba satisfecha con todas las cosas que había hecho y conocido hoy así que ya había olvidado la razón por la que se había enfadado con el chico.
De la nada un extraño sonido se escuchó de repente. El estómago del chico sonó tan fuerte que se podía escuchar en metros, Erunalvórima soltó una leve risa.
    - Creo que tienes hambre-
    - Si… después de todo no hemos comido nada, me sorprende que tu estomago no suene como el mío-
    - El estómago de una chica nunca sonaría tan fuerte-
Hogo se levantó de la banca donde los dos estaban sentados y miro a la chica que aún tenía una sonrisa.
    - Iré a comprar algo ¿Quieres algo en especial?-
    - Cualquier cosa esta bien-
Entonces el caballero se dirigió a una pequeña tienda que estaba montada en el parque a unos metros de donde estaba esperando su amiga con la flor roja entre el cabello.
Erunalvórima estaba muy feliz, en menos de una semana que llevaba viajando con Iohei, Hotaru y Hogo había disfrutado al máximo con las cosas que estaba conociendo, su sueño de ver el mundo exterior con sus propios ojos se estaba cumpliendo de forma increíble, su corazón estaba latiendo fuertemente al pensar en las cosas que vería en el futuro, ¿lo que vería superaría las historias que le contó cierto naufrago cuando ella era niña? Su mente estaba repleta con ese tipo de preguntas, pero estaba segura de que si todo seguía como hasta ahora ella sería capaz de responderlas.
    - Oye linda, ¿Qué haces tan sola?-
Eru dirigió la mirada hacia dónde provenía esa pregunta, al frente de ella habían tres chicos que parecían ser de su misma, uno de ellos era calvo, otro tenía el pelo erizado y el tercero que parecía ser el líder tenía una cola de caballo en su nuca.
    - ¿Acaso eres sorda?- Dijo el tipo con cola de caballo.
    - Tal vez esta impresionada por que tres hermosos chicos nos acercamos a ella- Dijo el calvo.
    - Deberíamos llevarla a dar un paseo- Dijo el erizado.
Erunalvórima no pudo responder, los tres chicos aparecieron muy sorpresivamente y ella aun no lograba asimilar la situación.
    - Eh…y-yo-
Ella solo titubeó.
El chico con cola de caballo la tomó de la muñeca y la levantó de la banca.
    - Distintas razas vienen a Parivartha, pero es la primera vez que veo a una elfo-
    - ¿Una elfo? Increíble- Exclamó el erizado.
    - Esa es otra razón para no dejarla ir- Agregó el calvo.
Eru soltó un chillido mientras leves lágrimas brotaron en sus ojos.
Una mano toco levemente el hombro del chico con cola de caballo.
    - Creo que ella no quiere ir con ustedes-
El calmado caballero dijo eso con una sonrisa en su rostro, pero no le dio tiempo para que los tres chicos pudiesen entender quién era este sujeto, sus cejas arrugaron su frente y con un potente puñetazo en la cara mando a volar al chico que estaba molestando a su amiga.
    - H-Hogo-san- Dijo Eru.
El chico de cabello rubio se puso entre su amiga y los dos sujetos que aún no asimilaban lo que acababa de pasarle a su compañero, Hogo sacudió su mano con la que había golpeado al cola de caballo como si estuviese quitándose algo.
    - Vamos, si tipos como ustedes se acercan a Eru-chan ella volverá a temernos-
El chico con el peinado erizado levanto su puño encarando al caballero.
    - Tú, eres muy rudo-
    - Aunque no tenga mi lanza aún puedo machacarte, niñito-
    - Veamos si puedes contra nosotros dos- Dijo el calvo.
La chica tomo la manga de su amigo.
    - Hogo-san, no es necesario-
    - No trates de detenerme, estos tipos te molestaron y es mi obligación hacer que se arrepientan-
Justo en ese momento unos soldados corrían por el parque, al ver la pelea que ya había comenzado uno de ellos se dirigió rápidamente hacia donde ellos.
    - ¡¡Que creen que están haciendo en un lugar público!!-
Sin hacer caso de lo que decía, Hogo y los dos tipos continuaban peleando, entonces el soldado que estaba protegido con una armadura que cubrían los sectores más vulnerables y un casco se puso entremedio de los jóvenes y los separo a la fuerza.
    - ¡¡Este no es lugar para luchar, si tienen asuntos que resolver háganlo donde no molesten a los demás!!-
    - No sabes la suerte que tienes maldito- Dijo el calvo.
    - Nos las pagaras si vuelves a meterte en nuestro camino- Chillo el erizado.
Ambos tomaron al inconsciente cola de caballo y corrieron hasta desaparecer de la vista del Hogo y Eru.
La chica elfo camino hacia el soldado y le dijo:
    - Lo sentimos, Hogo-san solo estaba defendiéndome de esos chicos-
Hogo solo miro sin decir nada como si no estuviese arrepentido de lo que hizo.
    - Si, entiendo, solo no se metan en más problemas-
Entonces otro de los soldados se acercó corriendo hasta donde estaba su camarada.
    - ¿Qué estás haciendo? Debemos ir rápido-
    - No podía dejar que ellos pelearan aquí, nuestro trabajo es mantener el orden-
    - Idiota, tenemos órdenes directas, ya tenemos a Kokuryu y el collar, debemos volver y aumentar la seguridad-
    - Si, vamos rápido-
Y sin demora los dos soldados corrieron en la misma dirección hasta perderse en la muchedumbre.
Ambos chicos quedaron inmóviles por unos segundos.
"Ya tenemos a Kokuryu y el collar"
Iohei y Hotaru.
Hogo no lo pensó ni por un momento, tomó la mano de Erunalvórima y rápidamente la arrastró la mayor parte del camino.
Luego de correr un rato por fin habían llegado a su destino, la tienda de armas en la que Hogo había dejado su preciada lanza.
- ¿¡Ya tienes lista mi lanza!?-
- Este no es lugar para estar gritando, mocoso impertinente-
- Por favor, necesitamos partir rápidamente- Interrumpió la chica de largas orejas.
Hogo estaba exaltado, era obvia su impaciencia y la chica a su lado no estada mejor. El viejo que llevaba años trabajando en aquella tienda pudo notar claramente sus ansias.
- Tranquilos, Genroku esta lista hace mucho-
En lo que el viejo iba a buscar la invariable lanza del rubio ambos chicos se miraban como si estuviesen hablando telepáticamente.
- ¿Que haremos ahora?- Preguntó silenciosamente la chica. - Lo más probable es que hayan sido encarcelados-
- Ya que los que "los atraparon" eran aquéllos soldados puede que tengas razón, apuesto que todo es culpa de ese maldito lagarto- Dijo él algo furioso.
- Aquí tienes- Interrumpió el viejo que había aparecido de repente. - Le puse más esfuerzo del que pensé, ha quedado como nueva-
El chico vio con ilusión como la lanza que le había dado su hermano estaba como nueva.
- En serio, no sé cómo podré pagárselo-
- Solo no vuelvas a romperla-
Hogo estaba feliz, pero en seguida recordó a los dos chicos que supuestamente habían sido atrapados.
La cara de felicidad desapareció en un segundo.
- Viejo... ¿Dónde queda el cuartel de los soldados?-
El viejo solo lo miro, cualquiera que te pregunte por el lugar donde se reagrupan los soldados luego de haber recibido un arma seria para realizar un ataque, pero la mirada del chico frente a él no era de alguien que haría un ataque sin alguna razón de peso.
Su mirada era de preocupación.
- La torre más alta al centro del país-
Erunalvórima y Hogo esbozaron una sonrisa al escuchar la información.
- Lo que quiera que estén pensando hacer- Continuó el viejo. - No vallan a enfrentar al líder de ese lugar-
La cara del viejo era seria, la torre central de Parivartha, era de aproximadamente unos seis o siete pisos. La persona que lideraba esta torre y a los soldados del país, alguien al que deberían evitar a toda costa.
Pero a Hogo y Eru no les importaba lo peligroso que pudiera ser ese sujeto.
- Gracias por todo, pero debemos irnos- Exclamó el chico agradecido.
- Muchas gracias- Dijo la chica mientras hacia una reverencia.
Ambos salieron de la tienda plagada de armas y corrieron sin desviarse hacia la torre más alta que se podía ver en Parivartha.
Entre escena 2
Hogo y Erunalvórima habían logrado entrar a la torre, hábilmente habían burlado la seguridad de la entrada y habían logrado colarse al interior, en el camino muchos de los soldados hablaban de cómo habían sido capaz de atrapar a Kokuryu por lo de que había sido atrapado era cierto y lo más probable es que la chica del collar este junto a él.
Por otra parte, por una entrada más elaborada estaba una chica, ella sola y su arma estaban listas para adentrarse al edificio. Sigilosamente había perforado la gruesa muralla con su espada, su arma cortaba el duro concreto como si este fuese mantequilla, luego de entrar corrió rápidamente evitando a todos los hombres con armadura que veía.
Además de los siete pisos que tenía la enorme torre en el centro del país, la construcción contaba con dos pisos subterráneos, el piso -1 era donde se encontraban los soldados que estaban encargados de la seguridad del sótano donde se guardaban las mercancías que eran entregadas por los viajeros que no tenían dinero para entrar a Parivartha y dejaban armas o joyas raras.
Un piso más abajo, en el piso -2 se encontraban las mazmorras, este lugar era exageradamente grande, el piso -1 tenía una superficie igual a las de los pisos superiores, pero este piso era unas 8 veces más extenso, abarcando unos cuantos kilómetros a la redonda, ninguno de los civiles tenía conocimiento que debajo de sus casas y tiendas había una construcción.
Las mazmorras donde todos los bandidos y criminales eran encerrados.
En estas celdas no se distinguían los crímenes, ladrones, estafadores, asesinos, rebeldes, todos estaban juntos en el mismo piso, en algunas de estas celdas habían tres personas, en otras 10, en otras solo una, lo único que los separaban de las otras celdas era una pared de no mas de 20 centímetros de espesor y los barrotes que evitaban que estos salieran de las pequeñas prisiones.
Y en una de esas celdas, un gran alboroto había ocurrido, una montaña de aproximadamente 15 hombres estaba apilada en un rincón y al otro extremo de la prisión, en una especie de “cama” que estaba compuesta de un delgado colchón de paja en el suelo se encontraba una chica, esta llevaba ropas ligeras, su pantalón era semitransparente adornado con una tela color roja que empezaba un poco más abajo del ombligo y terminada a la altura de los tobillos y en la parte trasera una tela del mismo color rodeaba su cintura, sus enormes pechos estaban cubiertos solo con la parte superior de un bikini que combinaba con las decoraciones de sus pantalones.
La chica estaba recostada tomando una siesta, tan despreocupada como si hubiese olvidado que estaba encerrada en el enorme subterráneo.
Pero algo llamo su atención.
Rápidamente se levantó y como si fuese un perro comenzó a olfatear el aire.
    - Ese aroma… me es familiar-


---- CAPÍTULO 13: PARIVARTHA ----

---- CAPÍTULO 15: (PRONTO) ----

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