Despues de un tiempo sin actividad debido al trabajo y a la tesis, vuelvo a la acción con la historia favorita de todos XD (si claro) Disfrutenla
Capítulo 4: Auditoria, Papeleo y Uniforme
Parte 0
Dentro de un bar, había un hombre vestido con una camisa
blanca, tenía los botones del cuello desabrochados y su corbata desatada. Sus
pantalones eran negros y tenían tirantes que evitaban que se caigan. Este
hombre, de aspecto joven, cautivador, con cabello castaño peinado hacia atrás,
casi parecía un príncipe de las viejas historias para niños. El típico príncipe
apuesto que todo lo puede, pero la verdad era que a pesar de tener una
apariencia que enamoraría a cualquier mujer, o hombre, él estaba lejos de ser
el príncipe encantador. El bar estaba completamente vacío, solo se encontraba
el, sentado frente a la barra con un pequeño vaso de whisky frente a el
mientras sostenía la botella casi llena. El hombre suspiro, tomo el control y encendió
la televisión para evitar inundarse en el silencio absoluto que solo seria
interrumpido cada vez que golpea el vaso contra la barra. En ese momento, sin
previo aviso, la puerta del bar se abrió y el hombre sentado grito hacia el
posible cliente.
—¡Esta cerrado! ¡¿No leíste el letrero?! —El dejo de gritar
cuando vio a la mujer vestida de negro frente a el—.
—Hola, King —Dijo Gaertner mientras detrás de ella entraban su guardaespaldas y el
Blemias que la acompañaba—. ¿De nuevo ahogándote en alcohol? Déjame adivinar,
¿es porque sabias que vendríamos? Si no, no tendrías razones para ponerte “feliz”.
—… Amara Gaertner… —Dijo King— No, no estaba bebiendo debido
a ti… Tuve un mal día, pero estoy seguro de que tú lo empeoraras.
Mientras King hablaba, él no podía evitar mirar a la mano
derecha de Amara. Estaba retorciéndose. King volvió a su posición original,
evitando hacer contacto visual.
—Sabes porque estamos aquí… —Dijo el Blemias—. Solo danos lo
que queremos y nosotros cumpliremos nuestra parte del trato.
—¿No pueden esperar a que me recomponga? Hoy fue un mal día,
para mi y el negocio. Estoy pensando en quemar todo este lugar si eso me daría
el dinero que necesito… Además, creo que el trato es de lo mas injusto… Ustedes
me obligaron a tomarlo, no tienen ningún derecho a hacerme esto —King miro de
mala gana a Amara—. Tu… Loca maniática con Síndrome de Strange.
—Por favor, Ryan… Se dice “Síndrome de Dr. Strangelove” —Amara lo corrigió—. Si vas a
insultarme, hazlo de una manera mas original. Esto solo demuestra lo inculto y
estúpido que eres. Terminemos con esto de una vez, todos queremos volver a
nuestras casas, con nuestros seres queridos y bla, bla, bla… ¿Lo tienes o no?
—… Si, si lo tengo —Ryan King, de mala gana, se levanto de
su asiento y camino hasta el otro lado de la barra. Abrió una trampilla ubicada
en el suelo y de allí saco una vieja caja, cerrada con candado y cadenas. El
puso la caja en la mesa y empezó a abrirla—. Estoy seguro de que sabes lo
peligroso que es esto. Es algo que no debe usarse a la ligera y…
—Lo vimos en acción hace una hora, Ryan. Sabemos las
historias y sabemos el peligro, pero eso no nos importa en lo absoluto —Dijo
Amara y eso tomo a Ryan por sorpresa—.
—¿Qué? ¿Qué quieres decir con eso? —Ryan pregunto y Amara
tomo el control remoto y puso el canal de noticias. Justo en ese momento se
mostraba al monstruo aterrorizando el Parque de la Ciudad—. ¿Tu hiciste eso?
¿Por qué? Y lo más importante… ¿Por qué me obligaste a conseguir este fragmento
si ya sabias de alguien más que lo tenía? ¿Sabes cuanto me costo conseguirlo?
Tuve que-
—No te costo nada, King. Se lo robaste a tu hermanito —Dijo
Amara con una carcajada—.
—Exactamente. Sabes muy bien que el trabaja en esa bóveda.
Robarle este fragmento fue difícil y para colmo… El es un Mago de Sangre,
¿Sabes lo que pasara si se entera?
—Los magos te mataran a ti primero, y después a él… Pero
estoy segura de que no dejaste evidencia de que fuiste tu o de que el fragmento
desapareció. Después de todo, también fuiste un Mago, el mejor de tu clase.
Confió en que no la estropeaste…
—… Yo también lo espero… —Ryan saco las cadenas y se preparo
para abrir la caja—. Aquí esta… Como sabes, no te la puedo mostrar porque si lo
hago terminaras…
—Abre la caja —Dijo Amara—. Quiero confirmar si estas siendo
honesto.
—¿Estas loca? ¡Este fragmento te matara!
—Ábrelo… —Amara demando y Ryan suspiro—.
El, con sus manos temblorosas, abrió la caja. La luz roja
del fragmento del Rubí ilumino el rostro de Amara y su sonrisa se hizo cada vez
más grande. Ella tomo el rubí, con sus manos desnudas, sin ningún tipo de
protección… Pero nada pasaba. El rubí no la afectaba en lo mas mínimo.
—Ryan… Esto es lo mas hermoso que vi en mi vida. Mucho mas
hermoso de lo que las leyendas dicen que es… Y esta aquí, en la palma de mi
mano. ¿Esta es la mitad del Rubí? —Amara pregunto con felicidad, pero Ryan no
pudo darle una respuesta. El todavía estaba tratando de comprender como ella
podía sostener el Rubí sin caer presa de el—. Oh… ¿Sorprendido? Si, tengo la
tendencia de dejar a los hombres sin aliento… En todos los sentidos, jejeje…
—S-Si… Es la mitad del Rubí. Según la historia, un grupo de
Elfos trato de unirlo de nuevo y…
—Viajaron por todo el mundo para completarlo… Pero todo eso
termino después de la Guerra Oculta cuando los americanos los fusilaron… En
fin, cumpliste con tu parte y me toca cumplir con la mía…
Amara saco de su bolsillo un muñeco de trapo con la
apariencia de una mujer. Ella lo dejo en la mesa y este muñeco empezó a moverse
por si solo. Eventualmente levantándose y corriendo hacia Ryan.
—Allí la tienes… Tu noviecita Sana y salva. Aunque
sinceramente, podría tener a alguien mejor —Amara se apoyo en la barra—. Mucho,
mucho… mejor —Ella le guiño el ojo, pero Ryan no parecía estar de humor—.
—Tienes lo que quieres, ahora vete
—Oh, ¿para que puedas solucionar la maldición que ella
tiene? Si claro, nos iremos —Amara chasqueo sus dedos y sus cómplices salieron
del bar—. Déjame decirte algo… Si llegan a descubrirte, cosa que creo que no
pasara… Eventualmente vendrán a buscarte y te obligaran a decirles a quien le
diste este fragmento. Aun cuando tienes una voluntad de hierro para mantenerte
callado, todos siempre hablan cuando se los tortura con un hechizo en
específico… Tu y yo sabemos que eventualmente llegara a eso y abrirás tu boca.
Y sino, usaran la vieja poción de la verdad, pero ese será su ultimo recurso ya
que mata con solo ingerir una gota de ella…
—No diré una sola palabra. Te lo juro, Amara. Ahora, por
favor… Déjame solo.
—Sabes… Te agradezco tu esfuerzo. Debió haber sido muy
difícil para ti hacer esto… Pero debes saber que… No me arriesgare a tener cabos
sueltos… Y en serio, me duele tener que hacer esto…
—No, Amara… Por favor… —Ryan dijo en voz baja, suplicando con sus ojos casi llorosos. Sabia lo que le esperaba y no queria que pase—.
—Lo siento, Ryan… Pero debe hacerse y además… —Amara llevo
sus manos a su cabello y se quitó la horquilla que tenía en la parte de atrás
que mantenía su peinado. Su largo cabello cayo en sus hombros y algo se movió
en la parte trasera de su cabeza—. No tienes idea… De lo hambrienta que esta…
El cabello de Amara cobro vida y se extendió por todo el
lugar, creciendo y expandiéndose de una forma antinatural e inexplicable. El
cabello se enredo en Ryan y lo levanto en el aire. Inmovilizándolo
completamente. Amara tomo el fragmento en sus manos, lo llevo a su boca y se lo
trago.
—¡¿QUÉ ERES?!
—Nada en particular… Solo una mujer elegante… Y una
psicópata hambrienta… Aunque es una pena… En serio me parecías atractivo, me
hubiera gustado hacerlo contigo…
Se escucharon gritos desde dentro del bar, pero los cómplices
de Amara hicieron su mejor esfuerzo para mantenerse calmados y no entrar
mientras ella estaba ocupada.
—… ¿No odias cada vez que ella hace eso? —Pregunto el
Blemia—.
—… A veces, pero si no quieres ser parte del menú te
recomiendo que te calles.
—Te lo juro, esa maldición es perturbadora. ¿Cómo puede ella
vivir así?
—Las Futa-kuchi-onna
son difíciles. Te recomiendo mantenerte al margen. No tienes idea de la
cantidad de personas que ellas mataron.
—Ellas… Si, a veces me olvido de que son dos en uno…
Los gritos se terminaron y al cabo de 5 minutos la puerta se
abrió revelando a Amara, ella estaba acomodando su cabello y su ropa. Podía
verse sangre en su cabello y el resto de su ropa. Ella se detuvo a mitad de
camino y se desato el cabello de nuevo. Una enorme boca con afilados dientes
hizo acto de presencia y eructo dejando salir un cinturón y ropa rasgada.
—… Cochina —Dijo Amara—.
—¡Púdrete! —Grito la boca antes de volver a enterrarse en el
cabello—.
—Mal educada de porquería… Si de mi hubiera dependido tu
educación te habría enseñado modales a base de golpes como mi madre hizo
conmigo… —Amara discutió con su boca antes de arreglar su peinado de nuevo y
recuperar su compostura—. Listo, terminamos aquí.
—¿Estas segura de que no fue un error? —Pregunto su
guardaespaldas—
—Totalmente. No hay nada que nos conecte en lo absoluto
ahora. Además, este bar se encuentra en un callejón oscuro, los gritos se
escucharon, pero no fueron tan fuertes. La gente eventualmente se olvida de que
escucho algo —Amara explico y saco de su bolsillo el muñeco que le había dado a
Ryan. El muñeco golpeo la mano de Amara, tratando de hacerle daño de alguna manera—.
Que linda… Sería una pena que…
Amara agarro la cabeza del muñeco y la retorció hasta romper
la tela y arrancarla del resto del cuerpo.
—¿Sabían? Mama siempre me decía: “Las muñecas solo te hacen débil”. Quien hubiera imaginado que tenia
razón. Jajajaja… Lo que fácil viene, fácil se va, así de cruel es la vida.
Parte 1
Un día después del ataque de Jack al parque, los medios de
comunicación se pusieron como locos. Esa fue la primera vez que se atestiguo un
ataque de tal magnitud de parte de un Críptido. Desde luego los medios pensaron
que era un Críptido, pero luego salió Abigail para explicar que fue lo que paso
exactamente, obviamente se guardó la información importante, como el hecho de
que Tamara es una Hibrida y que un Fragmento del Rubí de Tou Krowat fue el responsable de tal desastre. Lo que dijo fue parte de la verdad,
un hombre fue víctima de una maldición y termino así. Al no poder razonar con
él, tuvieron que tomar la difícil decisión de terminar con su vida. Esa es la
versión que los medios tienen, no es exactamente una mentira, pero no es toda
la verdad.
El día de hoy, Abigail se encontraba sentada junto a Maxwell,
y un pequeño publico conformado por oficiales, en el tribunal de la OIP. La
Organización de Investigación Paranormal está fuertemente asociada con el
gobierno del país y todo asunto que se asocie con los Críptidos son tratados en
la sede de la OIP, donde ella se encuentra ahora. Frente a ella estaba Tamara,
ella estaba parada frente al estrado, en él estaba el juez que este caso era el
mismo presidente de la Organización, John Wells, y su Vice presidente Emma
Hawkes. Cerca del estrado había dos oficiales de seguridad. Dos Magos de Magia
Blanca.
—Muy bien… Esta auditoria es será simple y rápida —Dijo
Wells—.
Él es un hombre que no pierde un segundo. Él es simple y
rápido y se guía por los hechos, pero a veces su ego puede cegarlo. Es un
hombre que vivo más de lo que debería y eso lo hace peligroso.
—Esto más que una auditoria parece un juicio —Dijo Abigail—.
Digo, míralos. John Wells hace de juez, es como si estuvieran juzgándola por un
crimen. Solo falta el jurado y ya tenemos el cartón lleno.
—Bueno, si queremos ponernos técnicos… Ella cometió un
crimen… Mejor dicho varios. Llevar identificación falsa, estar en posesión de
un objeto peligroso que equivaldría a tener un misil nuclear en el bolsillo,
ser un Hibrido, la lista sigue. No me sorprendería que también este evadiendo
impuestos. Si, más que una auditoria, es un juicio y ella tendrá suerte si solo
la encierran —Dijo Maxwell—.
—Pero ese elfo, Dolwen, dijo que la OIP le daría la
ciudadanía. ¿Fue una mentira?
—No lo creo. Tamara accedió a dar información sobre la
persona que quería el Rubí a cambio de su ciudadanía. Los demonios no se
retractan y en cuanto a obtener información, son un hueso duro de roer si
tratas de forzarlos. Debes darles lo que quieren a cambio de que hablen, como
si fueran niños malcriados. Y tal parece que esto no es una excepción. Aunque
el acuerdo se cumpla, es probable que la tiren en una prisión subterránea para
no arriesgarse a nada.
Abigail miro al frente y sus ojos se enfocaron en Tamara. En
lo único que podía pensar ahora era en como ella salvo su vida dos veces en el
mismo día de ayer. Ella no lo parece, pero está realmente agradecida por eso.
Por esa razón, ella tratara de al menos devolverle el favor.
—Muy bien… —John Wells miro los documentos en su mano— Vamos
a confirmar tus datos personales primero para que no haya errores. Nombre
completo, por favor.
Tamara aclaro su garganta y hablo sin trabarse en ningún
momento. Su usual sonrisa desapareció para dejar ver una cara de completa
seriedad.
—Tamara Varinka Rabinovich —Ella respondió calmadamente—.
Ese es mi nombre completo.
—Lugar y Fecha de Nacimiento
—Nací en Kimry, Rusia. El 25 de diciembre de 1890
—Padres o familiares.
—Mis padres son… Sergei Rabinovich y Sterax Vanimaista.
Tengo dos hermanos, Grigori Fedor Rabinovich y Rapcasia Tariel Vanimaista
—Tamara tuvo problemas para decir el nombre completo de su hermana—.
—Interesante —Wells anoto esa información a parte—. Etnicidad
y profesión…
—Hibrida… Mi papa era humano y mi Madre un demonio, más
específicamente, un demonio de la Soberbia. En cuanto a profesión estoy
desempleada… Pero tengo dinero suficiente para mantenerme —Tamara explico—.
—Ya veo… ¿Cuál es su razón para estar aquí, un país donde
los Híbridos no son bienvenidos en lo absoluto? Un país, donde se les prohíbe
el paso. Un país que esta afrontando muchos problemas con los Crípticos como
para que alguien como usted aparezca.
—Vine por razones personales. También, Rusia no es un lugar
en el que me sienta cómoda. Ningún lugar lo es en realidad. Elegí este país
para poder ocultarme y al Rubí, pero eso ahora no tiene importancia
considerando que fue destruido. Aun así, quiero mi ciudadanía. Personalmente no
la necesito, pero si voy a vivir aquí por varios años como tenía planeado,
entonces la necesitare para trabajar cuando me quede sin dinero. Es lógico ¿No?
Mis fondos de dinero no son infinitos y me rehusó a vivir en la calle.
—¿Por qué tenía en su poder algo tan peligroso como el Rubí
de Tou Krowat? ¿Tiene más joyería o artefactos malditos que
puedan ser perjudiciales para los ciudadanos de esta nación?
—Soy incapaz de mentir, Señor presidente. No, no tengo otros
artefactos u objetos malditos que sean perjudiciales. El Rubí lo obtuve de mi
madre, me hizo prometerle que lo mantendría a salvo y falle. Ahora se volvió
polvo frente a mis ojos.
—Según el reporte de Abigail Blackwood… —Wells alzo la vista
y miro a Abigail de reojo—. Todo concuerda. El Rubí fue destruido, pero aun así
ella insiste en hacer una búsqueda por el lugar para asegurarse de que no hayan
quedado fragmentos que puedan ser perjudiciales. Concuerdo completamente con
ella, pero no puedo evitar pensar que su reporte trata muy duro de defenderte.
Es cierto que es toda tu culpa que el Rubí haya caído en manos equivocadas y si
tenemos en cuenta la destrucción de las atracciones, tendríamos suficientes
cargos para encerrarte por destrucción de propiedad… Si no fuera por el hecho
que el parque está asegurado contra todo tipo de daño, incluido daño por
“fenómenos sobrenaturales”. El dueño del parque no parece importarle el daño y
la reconstrucción comenzó esta misma mañana así que este tema se descarta. Pero
no puedo evitar pensar que dejarte ir, así como así sería irresponsable, no por
decir estúpido, de mi parte. Por lo tanto… Sera encarcelada por tiempo
indefinido y todas sus pertenencias confiscadas.
Ante la inesperada, y para algunos no tan inesperada,
sentencia de Wells todos los presentes susurraron entre ellos. La mayoría de
los presentes estaban de acuerdo porque ninguno quería a alguien como Tamara
suelta, inofensiva o no. Ella era un Hibrido y en ese país los Híbridos no eran
bienvenidos.
—… No puede hacer eso. Teníamos un trato… No puede romperlo,
así como así. —Tamara no estaba feliz, su rostro mostraba una gran ira que
estaba siendo reprimida y que podría explotar en cualquier momento—.
—Se te otorgara la ciudadanía y al hacer eso, serás
encarcelada por la lista de crímenes que cometiste, comenzado por llevar
identificación falsa, falsificación de documentos, dar información errónea
sobre tu identidad a la hora de comprar su casa, estar en posesión de un objeto
maldito altamente peligroso y ser un Hibrido —Wells se levanto del asiento—.
Esta Auditoria termino, todos-
—¡Espere presidente! —Abigail se levantó de su asiento y
alzo la voz tan alta que todos miraron a su dirección—. Exijo dirigirme al
estrado para hablar con usted sobre esto.
—Esto termino, Blackwood. No hay nada más que discutir
—Wells insistió, pero Abigail no quería un no por respuesta. Ella se acercó al
estrado de igual manera y los Magos que custodiaban el estrado la detuvieron
justo frente a Wells usando un hechizo de restricción. Las manos y los pies de
Abigail fueron atadas con lo que parecía ser cadenas hechas de energía pura y
cayo de rodillas al suelo. Maxwell se levantó rápidamente y fue a socorrerla,
pero los magos también lo detuvieron—.
—Reconsidere esto, Presidente. No le conviene romper un
trato con un demonio, mucho menos un Hibrido —Dijo Abigail mientras luchaba
para quitarse las cadenas—. Usted sabe de lo que son capaces cuando se les
niega un trato y con todo respeto… Podemos beneficiarnos de ella.
La última oración llamo la atención de Wells, al igual que a
su vicepresidente e incluso Tamara. Ella se preguntaba qué era lo que Abigail
trataba de hacer y por qué.
—Explícate, Blackwood.
—Tamara nos dio una descripción, lo más detallada posible,
de esta persona que podría ser la responsable de todo esto. Obviamente usted
movilizara a las fuerzas especiales y la Gendarmería para poder encontrarla,
pero creo que podemos cooperar con ella para poder encontrar a esta persona,
sería estúpido encerrar a un aliado. Personalmente, no me importa que sea
Hibrido, no me guio por esos detalles a la hora de depositar mi confianza en
alguien. Pero considere esto… Un Hibrido, trabajando para nosotros. Si jugamos
bien nuestras cartas, tal vez podamos mejorar la opinión que tiene el público
sobre los Híbridos. El incidente en el año 2000 fue horrible, lo sé, pero no
significa que debamos juzgarla por ser lo que es. Ella no eligió ser así, nadie
puede elegir lo que es al momento de venir al mundo. Podemos tenerla de nuestro
lado, trabajar juntos y como muestra de eso… Ella me salvo la vida y
tranquilamente pudo haberme dejado morir, me salvo dos veces, DOS. Eso para mi
es suficiente… Si está de acuerdo, solicito que la asigne a la División
Paranormal de la Comisaria 52. Ella estará bajo mi cargo y de esa forma estará
bajo constante vigilancia si hace que se quede tranquilo, le daré un informe
todos los días y a toda hora si es necesario… No cometa el error de encerrarla,
se arrepentirá y perderá más de lo que ganara. Si trabaja conmigo podremos
empezar a investigar de inmediato y encontrar a esta persona. Le doy mi
palabra.
Abigail dijo todo eso casi de una forma apasionada, ella tenía
sus razones para evitar que Tamara fuera encarcelada, varias, a decir verdad,
pero ella dejo en claro dos de ellas. Confía en Tamara y si trabajara con ella,
podría empezar a demostrar que el temor y odio a los Híbridos no debería ser
tan exagerado. John Wells se sentó de nuevo en el estrado y hablo en voz baja
con Emma Hawkes. Ambos discutieron por al menos 5 minutos a base de susurros
hasta que finalmente ambos se levantaron y miraron fijamente a Tamara y
Abigail. Wells levanto la mano hacia los magos y ellos dejaron ir a Abigail. Emma
Hawkes aclaro su garganta, tomo una hoja y empezó a leer en voz alta su
contenido.
—Tamara Rabinovich, teniendo en cuenta su participación en
el operativo para detener a este monstruo, podemos decir que sus intenciones aún
son vagas para nosotros. Ciertamente parece no tener intenciones de dañar a la
gente, pero teniendo en cuenta la historia que tiene la humanidad con los
demonios y peor aún… Con Híbridos, especialmente en este país, no podemos estar
tranquilos sabiendo que usted estaba en posesión de un objeto que cuyo daño
pudo haber sido de una magnitud enorme. Usted debería ser encarcelada
inmediatamente debido a la lista de crímenes previamente mencionados, pero… En
vista a los puntos que Abigail Blackwood menciono, podemos llegar a un acuerdo
que nos beneficiaria a todos. Se le otorgara la ciudadanía como se acordó
anteriormente para que pueda salir a la calle sin tener papeles falsos, se le
retirara todos los cargos anteriormente mencionados, pero será puesta bajo vigilancia
constante y tendrá un estricto monitoreo de sus actividades por parte de la
Oficial Blackwood. Se le asignara un trabajo como ayudante en la División
Paranormal de la Comisaria 52 y ayudara a la búsqueda y captura de la mujer
responsable de esto. De esta forma se da por terminada la Auditoria. Ustedes
dos antes de irse, vayan al segundo piso de este edificio para ver a Dolwen Tidurian
que se encargara del papeleo concerniente al tema. Rabinovich… Usted no está
libre, considere esto como una prisión domiciliaria. Si por alguna razón
tenemos motivos para pensar que está tramando algo… Sera encarcelada o peor… Lo
mismo para Blackwood si encubre sus actividades. Blackwood perderá su empleo y
será encarcelada de por vida sin posibilidad de salir… ¿Les quedo lo
suficientemente claro a ambas?
—Si señora… —Dijo Abigail mientras dejaba salir un suspiro—.
—Claro como el agua, señora —Dijo Tamara con señal de
respeto—.
—La auditoría termino… Todos pueden irse ya… Pero antes que
nada... Sera mejor que obtengamos resultados de ustedes dos en las próximas 48
horas a menos que quieran dejar de ver la luz del día por mucho tiempo...
—Wells amenazo—
Parte 2
Fuera del salón donde la auditoria estaba tomando lugar se
encontraba Jebediah Searfoss. Él estaba apoyado contra la pared con sus brazos
cruzados. Sorprendentemente salió casi ileso del enfrentamiento que tuvo lugar
ayer. Obviamente recibió cortadas al caer en la casa de los espejos, pero sus
vendajes estaban tapados por su ropa. El movía la pierna frenéticamente de
arriba abajo. La impaciencia lo estaba matando, él quería entrar para ver qué
clase de sentencia se le daría a Tamara. Él estaba seguro de que la
encerrarían, la OIP no la dejaría suelta, así como así después de lo que paso.
A su lado estaba David Barone, el inspector que casi siempre era acompañado por
Abigail en los casos que involucraban Críptidos y otros temas paranormales. El
no parecía estar ansioso o impaciente, parecía más cansado.
—Así que… ¿Tu eres el Jebediah Searfoss del que oigo hablar
tan seguido aquí? —David pregunto con curiosidad—.
—¿Y que si lo soy? No hará ninguna diferencia.
—Solo trato de hacer conversación, Imbécil.
—No me hables, no estoy de humor.
El silencio se hizo presente de nuevo y las puertas del
salón se abrieron. Abigail y Tamara fueron las primeras en salir, seguidas por
Maxwell y los oficiales que estaban presentes que se dispersaron rápidamente y
desaparecieron del lugar.
—Bueno… Fue interesante. Hay que admitirlo —Dijo Maxwell
mientras sacaba un cigarrillo, solo para que Abigail se lo quite—.
—Esta prohibido fumar aquí, Max… Lo mismo va para ti, David.
Te veo la intención —Abigail apunto a David quien tenía las manos en sus
bolsillos, presuntamente tenía un cigarrillo en la mano—.
—¿Qué eres? ¿Psíquica? ¿Cómo rayos lo supiste? —Pregunto David
con molestia—.
—Tengo buen ojo…
—¿Y? ¿Qué paso? —Pregunto Jebediah, impaciente—. ¿A que
llegaron?
—Tamara a partir de ahora será parte de la fuerza —Dijo
Maxwell con felicidad—. Para mi es una victoria.
—… ¿Me estas jodiendo? ¡Deberían haberla tirado en un puto
calabozo! —Jebediah grito mientras apuntaba con su dedo a Tamara—.
—No grites aquí —Dijo Abigail, pero Jebediah no se detuvo en
lo absoluto—.
—Me importa un carajo, Blackwood. Ella es una amenaza.
—… ¿Gracias? —Dijo Tamara—. Creo que es lo más cercano a un
cumplido que recibo en años.
—No te pases de lista conmigo, Demonio. Te estoy vigilando y
si veo algo sospechoso en ti te meteré una bala en medio de los ojos.
—¿No crees que estas exagerando? —Pregunto Tamara— ¿O es que
simplemente odias a los demonios?
—No tengo ninguna razón para responder esa pregunta… Y tu
—Jebediah se dirigió a Abigail—. No vuelvas a tocar mi fusil. Eso no es un
juguete, tuviste suerte de que no te haya roto la clavícula.
Eso fue lo último que Jebediah dijo y se fue del lugar.
Todos los presentes lo vieron irse y no sabían que decir sobre su repentino
sobresalto y amenaza hacia Tamara.
—Bueno, ¿entonces ella es la hibrida? —Pregunto David y
Tamara asintió—. Interesante, nunca vi una. Pareces humana… Si no fuera por los
ojos claro.
—Gracias, trato de no llamar la atención —Dijo Tamara—.
—David, a partir de ahora Tamara trabajara con Abigail en la
División Paranormal, por lo tanto, dejara de acompañarte en tus casos, puedes
seguir pidiendo su ayuda en las investigaciones si así lo deseas —Maxwell
explico—.
—Si hay Críptidos involucrados obviamente ella será la
primera a la que llame. No tengo a nadie mas a quien recurrir para esta clase
de cosas. Bueno, la patrulla está afuera. ¿Vamos?
—Ustedes adelántense, nosotras tenemos que llenar unos
papeles… El tedioso papeleo.
—Te esperaremos afuera. No tardes demasiado.
—No lo hare… Vamos Tamara.
Parte 3
—Odio el papeleo —Fue lo primero que dijo Abigail después de
subir al patrullero con Tamara. Ellas se quedaron en los asientos traseros
mientras Maxwell se sentaba en el asiento del acompañante y David conducía—. El
hecho de que tengo que llenar un reporte cada día que diga que hiciste, donde
fuiste y tu desempeño laboral, va a matarme.
Abigail y Tamara habían ido a ver a Dolwen en su oficina de
la OIP. Allí él se encargó de ayudar a Tamara a llenar los papeles para empezar
a trabajar en la Comisaria y Abigail se vio obligada a firmar varios documentos
que la vuelven responsable de vigilar a Tamara y estar el mayor tiempo posible
con ella, casi las 24 horas del día. Si Abigail por alguna u otra razón no
cumple con sus tareas de vigilancia y los reportes diarios, será arrestada por
“obstrucción a la justicia”. A Abigail no le gustaba que la acusen de esa
forma, pero tampoco había algo que ella pudiera hacer al respecto así que se
vio obligada a firma todo lo que Dolwen le diera, claramente el insistió en que
leyera todo para que después no haya malentendidos o problemas en el futuro.
— Creo que me voy a pegar un tiro después de unos meses.
Odio, pero odio mucho el papeleo.
—No exageres, Abi… Puedo llamarte Abi, ¿no? —Tamara pregunto
y Abigail solo se limitó a asentir—. Bueno… Es algo que tenemos en común. No me
gusta llenar papeles y los documentos son odiosos. Es más… Creo a ambas no nos
gusta cumplir con este tipo de obligaciones.
—Son un dolor…
—Si… En momentos como este extraño mi vieja casa… Mi papa
era dueño de un campo y pasaba todos mis ratos libres acostada en el pasto, sin
preocupaciones… Me gusta mucho esa clase de vida, vivir sin preocupaciones. Es
hermoso… Claro, después venia mi mama y me obligaba a hacer cosas que no
quería. Eso pasa cuando eres la hermana menor. A mis hermanos no les decían
nada, ellos podían ir donde quieran y hacer lo que quieran, pero yo tenía que
quedarme atrás porque Mama siempre quería algo de mí.
—Si… Entiendo. Tengo un hermano mayor, se llama Carver.
Aunque era el a quien obligaban a hacer las tareas, a mi apenas me prestaban
atención. Creo que era porque mama insistía en que Carver fuera abogado o
doctor como papa. En lugar de eso se fue de casa y se mudó a Egipto. Perdimos
todo contacto con el poco después.
—¿Tu hermano odia a tus padres? —Tamara pregunto con
curiosidad—.
—No… Solo a mi mama y créeme, eso es algo que todos en la
familia compartimos. Incluso papa se cansa de ella a veces. Ella es la ira
encarnada si vas en su contra. Casi como un demonio.
—Jajaja, no hablemos de eso porque creo que mi mama era
mucho peor. Se enojaba y no había nadie que la detenga… Excepto papa. De alguna
manera que nunca logre comprender siempre la calmaba… A veces me pregunto que
le vio Mama como para querer empezar una familia con él.
—Las cosas pasan y la vida es… Impredecible. Muy
impredecible. Podríamos morir en los próximos segundos y no lo sabríamos hasta
que pase… David, respeta los semáforos, por favor. No tengo ganas de morir a
los 27 años y tener un funeral deprimente.
—¿Por qué deprimente? —Pregunto David—
—Mi mama estará allí y dirá algo como “Te lo dije, debiste haberte dedicado a la medicina”
—Jajajajajaja —Maxwell se rio a carcajadas—. Típico de ella
y seguro tu papa dirá algo como “Murió y
aun me debe el dinero que le preste para la casa”
—Jajaja, si, típico de el
—Me alegra que se rían de la muerte de esa manera, pero
¿podrían no hacerlo mientras manejo? A este paso podría chocar —Dijo David
mientras se enfocaba en el camino. No había mucho en lo que debía concentrarse.
Estaban atorados en el tráfico ahora—.
—Si fuéramos a chocar ahora a mí no me afectaría. Yo puedo
sobrevivir a muchas cosas que para un humano normal significaría la muerte.
Digo, tengo 126 años así que… Soy la envidia de todos aquí porque viviré por al
menos otro milenio —Dijo Tamara con un tono condescendiente—.
—No te creas, los demonios pueden morir —Dijo Abigail—. Ya
por el hecho de que la sal les hace daño y sirve para inmovilizarlos, sería muy
fácil derribarte.
—¿Quieres probar? No soy tan fácil de derribar. No soy como
los demás, también soy un Hibrido, así que la sal no tiene un gran efecto sobre
mí.
—Pero aun te hace daño
—… Si… Pero ese no es el punto aquí. El punto es que yo viviré
más tiempo que ustedes.
—¿Quieres apostar?
—… ¿Estas desafiándome, Blackwood?
—Tal vez. Me siento con suerte.
—Es imposible que vivas más que yo.
—No, solo hay que hacer trampa y ganare.
La conversación siguió por un rato largo mientras el tráfico
seguía sin moverse. Mientras hablaban, Abigail se sorprendió al ver lo casual
que era la conversación. No se esperaba que ella y Tamara pudieran mantener una
conversación tan larga y que cambie de tema tan rápido. La conversación fue
desde la debilidad de los demonios hasta una rara charla sobre los ángeles y su
falta de emociones. Ellas se seguían los pasos en la conversación mientras que
Maxwell y David no decían nada. No podían opinar de temas que no conocían.
Ninguno de ellos eran expertos en demonios o Críptidos, por lo que solo se
limitaron a escuchar. La conversación duro todo el viaje y siguió hasta la que
llegaron a la Comisaria y fueron directamente a la División Paranormal.
Al entrar, Tamara vio cada esquina del lugar. La Oficina de
la División Paranormal era casi igual a un aula de una escuela secundaria, solo
con algunas diferencias, había casilleros al fondo del aula, recortes de
diarios colgados en la pared al igual que pinturas de Críptidos. Al lado
opuesto a la entrada había una puerta que llevaba a la Oficina personal de
Abigail. El lugar también tenía largas mesas vacías que miraban a un enorme
pizarrón blanco al frente. El pizarrón tenía escrito anotaciones sobre un
Críptido en particular, lo cual llamo la atención de Tamara.
—¿Estabas investigando sobre Lamias? —Tamara pregunto con
curiosidad. Había un dibujo detallado de una Lamia y se enumeraba todas sus
cualidades y desventajas. Al lado del dibujo había una foto de una mujer hermosa
con las iniciales N.L—.
—Algo así, es más como un proyecto personal. No tengo muchos
casos que investigar así que eso me da mucho tiempo libre —Abigail explico—.
Pero eso obviamente cambiara hoy. Sera mejor que nos pongamos en marcha.
Tamara vio que una flecha salía de la foto y llegaba hasta
la foto de lo que parecía ser un Hombre Lobo. Sobre la flecha estaba escrita la
palabra “Relacionados” y entre paréntesis
“Paradero Desconocido”. Debajo de esa flecha aparecía otra que bajaba y llegaba
hasta un nombre encerrado en un círculo. El nombre era “Ariel” y no había foto
de la persona. Debajo de ese nombre había una anotación en letra chica. Antes
de que Tamara pudiera leer esa pequeña anotación, Abigail la llamo desde el
otro lado de la habitación.
—Tamara, ven. Tengo algo para ti —Tamara dejo el pizarrón y
fue hacia ella. Abigail saco un uniforme de uno de los casilleros y se lo dio—.
—Si vas a trabajar aquí, es mejor que uses el uniforme. Es
algo diferente al uniforme de la policía, pero nos sigue dando cierta
autoridad… También nos queda bien.
Tamara vio el uniforme en detalle y noto que era exactamente
igual al que llevaba puesto Abigail. Todo parecía en orden, pero había un
pequeño detalle que no podía dejar pasar.
—… Muy bonito y todo eso, pero… Tenemos un problema con este
uniforme —Tamara no tardo en expresar un poco de descontento—.
—¿No te gusta?
—No es eso… Es que… ¿No lo tienes más grande? Obviamente es
algo chico.
—Perdón, pero es lo que tengo. Podría darte el uniforme para
hombres también para que te quede, considerando que eres más alta que yo te
vendría bien, pero aún sigo viendo un problema… Mejor dicho, dos problemas.
—¿Cómo que dos?
—Bueno… “Esos” —Abigail apunto, con vergüenza, a los pechos
de Tamara—. Los tienes muy grandes. Es casi imposible ignorarlos cuando siento
que me están hipnotizando.
—Si… Soy mitad demonio, ¿Qué esperabas? —Tamara se tocó el
pecho—. Estoy algo orgullosa de ellos. Me gusta que me miren, especialmente las
mujeres.
—¿Q-Que?
—Lo que oíste… No creo que deba explicártelo, ¿no?
—… Su-Supongo que no… —Abigail se sonrojo y trato de evitar
el contacto visual con Tamara o su cuerpo por el momento—.
—Oh… Pero tú también los tienes grandes… —Tamara agrego
mientras extendía su brazo para tocar a Abigail, pero ella se alejó rápidamente—.
—Manos donde pueda verlas, Rabinovich. Además, los míos no
son grandes, yo llevo un chaleco antibalas en todo momento bajo el uniforme, da
la sensación de que mis pechos son grandes, pero solo es el peso extra que
llevo. Siempre estoy preparada para cualquier eventualidad. Nunca se sabe cuándo
alguien me disparara por la espalda.
—Hmm… Aun así, son algo grandes. ¿Cuánto miden?
—No voy a responder esa pregunta. Solo ponte el uniforme
—Abigail le lanzo un uniforme más grande—. Hazlo rápido así podremos empezar a
investigar sobre esa mujer y… Whoa, ¡Espera! ¡¿Qué haces?!
Tamara se estaba desabrochando la camisa rápidamente y se la
quito, revelando su cuerpo. Ella no estaba usando sostén. Abigail la detuvo y
volvió a ponerle la camisa.
—Ve a mi oficina y cámbiate ahí.
—¿Qué tiene de malo que me cambie aquí? Ni que fueras un hombre
—En cierta forma, Tamara tenía razón. Pero Abigail no quería verla desnudándose
allí frente a ella. Para ella era incómodo y le daba un sentimiento raro—.
—Es por decencia. Tienes suerte de que no haya nadie aquí.
¿Puedes por favor cambiarte allí?
—… Está bien, solo porque dijiste por favor —Tamara camino
hasta la oficina de Abigail, con el uniforme en mano y cerró la puerta detrás
de ella—.
—... Son enormes... —Abigail sacudió su cabeza para poder
olvidar rápidamente lo que acababa de ver—. God
Dammit, there's no time for that now —Abigail hablo en ingles por un
momento antes de ir hasta el pizarrón, ella tomo el borrador y borro algunas
anotaciones—. Mas tarde volveré a investigar, estoy cerca, lo presiento. Si la
encuentro tal vez pueda... No, no es el momento de pensar en ella ahora… Ahora
debo enfocarme en el problema… ¿Cuál es nuestro siguiente movimiento?
Abigail empezó a anotar rápidamente en el pizarrón mientras
borraba lo que estaba investigando anteriormente. Ella no borraría algo tan
importante como lo esta en el pizarron si no tuviera ya la información guardada
en otro lugar. Abigail dibujo el Rubí de Tou Krowat
en el medio y
empezó a enumerar sus características. Ella dibujo flechas que salían del rubí
y apuntaban hacia afuera. En una de las flechas escribió “Culpable” entre
signos de preguntas y sus posibles características que Tamara pudo enumerar.
Entre ellas destacan “Posiblemente adinerada” “Control sobre una organización”
y “Carismática”. La última también entre signos de preguntas.
—No
sabemos absolutamente nada de esta persona… Pero creo saber a quien podemos
recurrir para tener información. Deberíamos salir ahora para poder hablar con
ella—Abigail susurro—.
Tamara
salió de la oficina de Abigail con su uniforme puesto. Abigail se dio la vuelta
para verla y se sorprendió al ver lo bien que le quedaba el uniforme. Era
exactamente igual al suyo, un saco azul oscuro con una camisa blanca debajo de
esta, pantalones largos negros y zapatos también negros. Tamara tenía su saco
abierto mientras Abigail lo tenía cerrado para ocultar su chaleco antibalas.
—¿Cómo
me veo? —Pregunto Tamara mientras extendía sus brazos. Abigail la vio de pies a
cabeza y asintió. Le gustaba—.
—Te
queda bien. Sacando el hecho de que es un uniforme, claro está. Ahora que te
cambiaste, se dé un lugar donde podemos conseguir información sobre esta mujer.
Es en el centro, por lo que daremos un viaje de media hora.
—Bien
por mi —Tamara se encogió de hombros y ambas salieron de la oficina—.
Abigail
pidió un patrullero y con Tamara en el asiento del acompañante condujo en
dirección al centro de la ciudad. Mientras conducía, Abigail miro la hora en su
reloj, era casi el mediodía y ella apenas se había dado cuenta del tiempo que
paso en la OIP y el tiempo que tardaron en llegar hasta la Comisaria, solo para
tener que irse poco después. Abigail no tenía hambre, pero no podía evitar el
almuerzo, se iba a arrepentir si lo hacía.
—Oye… Se
que es algo tarde de decir, pero… —Tamara hizo una pequeña pausa antes de
seguir—. Gracias por lo que hiciste por mí en la auditoria. Sino no hubieras
intervenido ahora estaría encerrada… Aunque no por mucho, mandaría todo al
carajo y escaparía.
—No
tienes que agradecerme, eso es lo que quería evitar. Que hagas quedar mal a los
Híbridos. Ya de por si su imagen aquí es mala, imagínate si hubieras hecho eso.
Además… Me salvaste la vida dos veces en el mismo día. Te lo debía.
—¿Sigues
pensando en eso? No me debes nada. Solo hice lo que era correcto. Mi papa
siempre me decía que debía ayudar a la gente que necesitara ayuda, aun cuando
al final del día te terminen escupiendo en la cara.
—…
Asumo que tu padre no era muy querido en el vecindario.
—Culpo
a mis abuelos por eso. Le dieron mala fama a él y a la familia en general.
—… En
fin… La verdad es estoy agradecida por lo que hiciste y una vida… No es algo
que se deba tomar a la ligera, sea bueno, malo o incluso un completo psicópata,
una vida es algo precioso. Creo que es justo que este en deuda contigo por
ello.
—Sinceramente
no me gusta que alguien sienta que me deba algo, pero si te hace sentir mejor
hacer algo bueno por mi hasta que creas que saldaste esa cuenta, hazlo. Pero no
exageres.
—Yo
nunca exagero… Carver lo hacía.
Abigail
y Tamara siguieron hablando mientras se abrían camino hacia su destino. Abigail
no le dijo exactamente donde se dirigían, prefirió mantenerlo en secreto por un
momento. Eventualmente llegaron al centro de la ciudad donde el tráfico era más
denso y más a hora pico. Abigail condujo hasta alejarse del centro y llego a un
estacionamiento, se le permito dejar el patrullero sin pagar. Abigail llevo a
Tamara hasta lo que parecía ser una feria que ocupaba al menos 10 cuadras, casi
un kilómetro. Una feria urbana en la que cualquiera podía vender y comprar lo
que quiera. Cualquiera podía montar un pequeño puesto y vender lo que se diera
la gana, obviamente tiene que tener permiso para vender ciertos productos.
—Esta
es la Feria de San Telmo. Antes solía ser solo de Antigüedades, pero en los ’90
los Críptidos empezaron a participar y empezó a venderse de todo. Aquí puedes
encontrar desde las típicas antigüedades hasta artículos nunca antes vistos por
el hombre —Abigail explico mientras sacaba su celular para ver un mensaje que
le había llegado. Era un mensaje de su Madre y lo ignoro completamente—. Aquí
hay alguien que podrá ayudarnos.
—¿Podemos
confiar en esta persona?
—Claro,
Ella sabe lo que hace
Abigail
guio a Tamara hasta una esquina. Había una pequeña tienda de antigüedades
ubicada en la esquina. La tienda estaba muy bien cuidada del lado de afuera, estaba
pintado de blanco y los escaparates estaban ordenados de tal manera que se
destacaban las antigüedades, principalmente katanas, escudos y armaduras de la
época medieval y uniformes de la guerra.
—Parece
una tienda interesante.
—Prepárate
para lo que sigue… —Dijo Abigail mientras abría la puerta de la tienda. La
puerta tenía el cartel de “Cerrado” colgado, pero la puerta estaba abierta—.
La pequeña
campanita al lado de la puerta suena y advierte sobre la presencia de Abigail a
los presentes dentro, pero no había nadie a la vista. Ella y Tamara entran y se
encontraron completamente solas. Adentro la tienda estaba llena de todo tipo de
productos, no solo antigüedades, también se vendían alimentos, especias y ropa
hecha a mano. Abigail camino hasta el mostrador y apoyo sus brazos en él.
Tamara dio vueltas por la tienda y sus ojos se posicionaron en algo que le
atrajo. Un cráneo humano que estaba mirando fijamente a su dirección. Tamara
camino hasta el cráneo y su curiosidad la llevo a tratar de tocarlo, pero una
mano la detuvo antes de que pudiera hacer contacto. Tamara se sorprendió y era
la primera vez que no se había percatado de la presencia de alguien hasta que
era demasiado tarde. Tamara giro la cabeza y miro a la dueña de la mano. La
mano pertenecía a una mujer joven, ella llevaba puesto un kimono gris y
negro, su largo cabello rojo estaba atado en una trenza larga que llegaba a su
cadera. Sus ojos y casi todo su rostro tenía rasgos animales, eran de zorro.
Las orejas en la parte superior de su cráneo y las nueve colas de color rojo
fuerte detrás de ella delataban lo que ella era. Claramente no era humana, sino
algo que representaba cierto peligro para un demonio.
—No me toques la mercancía. Eso no es un juguete, jovencita,
¿O acaso no viste el letrero? —Ella apunto al letrero que decía “No tocar” en inglés, seguida de una
amenaza “Si lo haces te maldigo” También
en inglés—.
—¿Jovencita? Tengo 126 años… Pero seguramente para ti soy
una jovencita… Kitsune… —Dijo Tamara con una sonrisa—. Vi una Kitsune antes,
pero no pensé que quedaran muchos de ustedes.
—Bueno, yo nunca vi… A un Hibrido de Humano y Demonio. Es la
primera vez para todo, querida —Dijo la mujer con calma y una pequeña sonrisa
que inspiraba calma—. Siento… Ansiedad en ti… ¿Por qué será?
—Es porque no me estas soltando, es más… Me estas apretando
la mano —Tamara apunto a su mano y ella la soltó—.
—Perdón, me deje llevar, ciertamente… Me disculpo —La mujer
hizo una reverencia hacia Tamara—.
—No hace falta que hagas eso… Para eso tengo a Abigail
—No te voy a hacer una reverencia, Tamara —Abigail se quejó
y se dirigió a la mujer—. Naomi, cuanto tiempo sin vernos.
—Aw, Abi, ha pasado un tiempo, ciertamente. Me entristece
que apena me llames —Dijo Naomi con una falsa tristeza mientras sonreía—. Me
siento sola. Muy sola en la tienda sin nadie que venga a charlar. Solo clientes
que buscan curiosear e irse. Le hacen mal a mi negocio, querida.
—Mentirosa, lo tienes a Makoto y no te hagas la víctima. He
estado ocupada.
—Lo se… No estarías aquí si no fuera para pedirme un favor
—Naomi camino hasta el mostrador y se sentó. Allí fue cuando Tamara se dio
cuenta que a Naomi le faltaba la mano izquierda. Como si hubiera sido arrancada
de su cuerpo—. ¿Tiene algo que ver con este Hibrido que trajiste contigo?
—Algo así, es una larga historia en realidad y no tenemos
mucho tiempo ahora.
—Me gustan las historias y lo sabes muy bien. Tomen asiento
y díganme que paso. Tal vez pueda ayudarlas si me cuentan todo con lujo de
detalles.
—Bueno, te lo diré todo… Pero seré rápida y más te vale
decirnos algo útil porque sé que tú sabes más de lo que aparentas. Ya pasamos
por esto antes.
—Jejeje, tal vez te diga más de lo que necesitas si esto es
interesante —Naomi soltó una carcajada y Abigail empezó a relatar los sucesos
que tuvieron lugar ayer y hoy a la mañana. Mientras hablaban, alguien se
acercaba a la tienda…
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